Dragon Ball/Z/GT Fan Fiction ❯ Amor difícil ❯ Invitación para jugar ( Chapter 20 )

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Amor difícil

Capítulo veinte

Invitación para jugar

 

 

Bunny se encontraba en la cocina preparando algunos bocaditos para los invitados que llegarían en una hora, ya que Bulma había llamado a Milk, a Gohan y a Goten. Su hija parecía contentísima de tener a alguien de la edad de Trunk que pudiera manejar su juego brusco y ella se sentía feliz al saber que la casa se llenaría de niños y de risas. Además, le encantaba cocinar para tanta gente.

La señora Briefs comenzó a tararear una canción mientras le daba los toques finales a unos pastelitos. Entonces, de repente, la tranquilidad de la cocina fue interrumpida por el sonido de unos pasos. Levantó la cabeza solo para ver a su hombre favorito entrar, todo su rostro se colmó de felicidad y le sonrió.

—¡Buenos días, Vegeta! —lo saludó antes de poner el glaseado.

Vegeta ni siquiera echó un vistazo en su dirección, en lugar de eso, se sentó a la mesa de espaldas a ella. Si su cocina no fuera tan buena, jamás la aguantaría.

Bunny no pareció desconcertarse en lo absoluto, como respuesta se dio la vuelta y abrió el horno donde le había mantenido caliente el desayuno. A veces, no entendía por qué el deseo de cocinar de su hija no era más grande, ¿no quería sentir la satisfacción de hacer algo bueno por alguien cómo Vegeta que trabajaba muy duro todo el día?

Con esos pensamientos dando vueltas por su mente, tomó los primeros dos platos que consistían en panqueques y tostadas francesas, se dirigió hacia él, se los puso al frente y le dio su mejor sonrisa; pero, desde luego, no obtuvo ninguna una reacción. Vegeta simplemente agarró los cubiertos y comenzó a comer como si ella no estuviera allí.

La señora Briefs no se entretuvo más y regresó al mostrador donde reanudó los toques finales a sus bocaditos. Por supuesto, ahora que alguien estaba en la cocina con ella, se moría por tener una conversación; además, el pobre muchacho parecía tan solo, debía darle algo de compañía.

—¿No te emociona qué Milk y sus niños nos visiten hoy? —preguntó con una voz extremadamente efervescente.

Por una fracción de segundo, Vegeta dejó de moverse. Cuando el disgusto pasó, volvió a comer. ¿Por qué la mujer siempre insistía en traer a esa arpía aquí?, ¿no se daba cuenta de lo molesta qué era?, ¿y por qué los mocosos? Obviamente, el más joven era demasiado pequeño para hacer cualquier cosa, solo tenía unos cuantos meses, lo que lo hacía poco más de un año menor que su propio hijo.

Cuando Vegeta no respondió, Bunny lo tomó como una señal de que la escuchaba y se hallaba interesado.

—Es una pena que Gokú ya no esté aquí. Solía venir cuando era un niño. —Ella recordaba lo mucho que le encantaba comer; eso fue hace años, en la época que Yamcha aún vivía con ellos.

—Y luego creció y se casó con Milk, eran una pareja adorable. —De pronto, Bunny detuvo lo que realizaba, como si tuviera una epifanía—. Sabes, Vegeta, ahora que lo pienso, este lugar sería perfecto para tu boda con Bulma. ¡Podríamos organizarla en el jardín interior!

Esta vez, él casi se atragantó con la comida. Gracias a una pequeña conversación que mantuvo con la mujer, conocía exactamente qué era una boda. Decir que no estaba interesado en lo más mínimo no era lo suficientemente poderoso.

Bunny soltó una risita, el pobre muchacho lucía tan nervioso.

—¡Oh, no te preocupes! Muchas personas se casan todos los días, ¡no cambiará nada! ¡Y piensa en la luna de miel! —Bunny todavía podía recordar la suya como si fuera ayer; habían ido a una hermosa isla en Hawai y pasaron todos sus días juntos, fue hace tanto tiempo.

Él arqueó una ceja. ¿Luna de miel? Vegeta no se sentía interesado en todo esto de la boda, pero tenía un poco de curiosidad sobre lo que era una luna de miel. Si le preguntaba a Bunny, probablemente nunca se callaría, así que sería mejor no hacerlo. Ya estaba hablando demasiado, ¿por qué no podía simplemente callarse y dejar qué disfrutara de su comida?

Bunny sabía por su silencio que ahora pensaba en todos los destinos perfectos a los que él y Bulma viajarían. Decidió darle algo de tiempo para reflexionar sobre el tema. Ella ya se veía ayudándola a planear la boda, sería maravillosa. Aunque su hija nunca había hablado de casarse tanto como debería, estaba segura de que lo tenía planeado como todas las mujeres.

Honestamente, casi se preguntaba qué esperaban. Pero, por otro lado, los jóvenes de estos días siempre se la pasaban atrapados en medio de la pasión.

—¡Dada! ¡Abue!

Tanto Bunny como Vegeta giraron la cabeza hacia el niño pequeño que avanzaba muy alegre hacia ellos. Estaban aguardando expectantes a que Bulma apareciera detrás de él, cosa que nunca hizo. Aquello parecía extraño, al menos para Vegeta, ya que la mujer nunca lo dejaba ir a ninguna parte por su cuenta.

Fue entonces cuando notó algo en las manos de su hijo: un trozo de madera. Tenía forma cilíndrica y lo reconoció casi de inmediato, era un pedazo de su cuna. Y una vez que Vegeta se dio cuenta de eso, no le tomó demasiado tiempo juntar todas las piezas. El mocoso había roto la cuna y escapado. Ya podía escuchar los gritos de la mujer; aun así, en lo personal, estaba satisfecho.

El niño al fin mostraba algo de fuerza, ya era hora.

—¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó Bunny con una voz de lo más dulce—. ¿Y dónde está tu mami? —Dejó lo que hacía y caminó hacia su nieto.

Trunks le sonrió como si tratara de parecer inocente. Bunny levantó la cabeza y miró a su alrededor, pero nunca vio a su hija. ¿Tal vez estaba ocupada en algo? Bueno, apenas importaba porque a ella le encantaba cuidar de su nieto. Lo alzó, se dirigió a la mesa de la cocina y lo puso en su silla alta, justo al lado de su padre.

Desafortunadamente para Vegeta, en ese momento su cabeza se ubicaba demasiado cerca de las manos de Trunks. Sin pensarlo, el niño se acercó, le agarró el cabello y tiró tan fuerte como pudo. Aunque Vegeta no era débil, tampoco lo era su hijo. Hizo una pequeña mueca ante la acción y giró el rostro para mirar a Trunks. Tan pronto como el pequeño alcanzó a ver a su padre, la sonrisa en sus labios desapareció.

Y luego, sin hablar, Vegeta le dio una advertencia. Lentamente, Trunks liberó su cabello y bajó la mirada, sin siquiera soltar una lágrima.

Este era un claro ejemplo de que la mujer lo mimaba demasiado. Al menos el niño lo respetaba, a diferencia de todos los demás en la casa.

✺✺✺

Bulma salió de la habitación de Trunks un poco confundida. Eran solo las ocho de la mañana, así que le parecía extraño que su madre se tomara el trabajo de cuidarlo. No era como si se hubiera quedado dormida. Diablos, ella ni siquiera oyó los gritos de su pequeño. Milk no llegaría por otra buena media hora. Si Trunks ya estaba alimentado, contaba con más tiempo.

Había tenido la intención de levantarse más temprano, pero, sinceramente, en estos últimos días se sentía agotada. No había podido dormir bien, se mantuvo dando vueltas en la cama toda la noche sin poder alcanzar el sueño. Claro, eso irritó a Vegeta, ya que todos los movimientos le impidieron dormir también. Por más que hiciera todo lo posible por permanecer quieta, el impulso era insoportable.

Existía una razón detrás de ese problema. En una semana iban a develar la nueva generación de dyno caps y, francamente, le estaba tomando todo su tiempo —al igual que a su padre— asegurarse de que cada uno de ellos fuera de lo mejor. La Corporación Cápsula era conocida por su calidad y eso no iba a cambiar. Todo requería pruebas y experimentos, y llevaba horas hacerlo.

Estaba tan nerviosa y sin tiempo que no conseguía dormir. Bulma no podía esperar a que la semana terminara. Ella también habría trabajado esta mañana, pero su padre le había ordenado que tomara un descanso, por lo cual llamó a Milk. No solo apenas si la veía desde el nacimiento de Goten, sino que también pensó que sería agradable conversar un rato mientras pasaba un tiempo con su hijo.

Además, de la forma en que lo veía, Goten y Trunks podrían ser buenos amigos.

Era la única posibilidad que tenía su hijo de contar con un amigo que fuera como él.

Una vez que Bulma llegó a la cocina, encontró a su madre y a Trunks allí.

—Gracias por ayudarme con Trunks esta mañana, mamá —dijo antes de agarrar un pastelito y dirigirse a la mesa.

Bunny inclinó la cabeza hacia un lado.

—Por supuesto, cariño. Cuando lo dejaste en la cocina, supe que estabas ocupada.

Bulma se detuvo, ¿en qué momento dejó a Trunks en la cocina?

—Mamá, yo no lo saqué de su cuna esta mañana, ¿no lo hiciste tú?

Su madre agitó la mano para dar a entender que eso no tenía importancia.

—No, cariño, vino caminando hasta aquí —contestó como si fuera perfectamente normal.

Bulma se dirigió hacia donde Trunks se sentaba y lo inspeccionó. Fue entonces cuando notó la misma pieza de madera que Vegeta había visto en sus manos: era de su cuna. Ella frunció el ceño, ¿no se habría percatado si todo hubiera estado destruido? Sin pensarlo más, corrió en dirección a la habitación. Una vez que llegó, apartó las mantas solo para darse cuenta de que faltaban tres barras.

No prestó mucha atención cuando entró temprano, pero ahora quedaba claro que su pequeño hijo era un escapista maestro. ¿Qué iba a hacer? Aunque era medio saiyayín, no se sentía segura ante la idea de él caminando por la casa cuando quisiera, ¿qué pasaría si se perdía un día?, ¿qué pasaría si salía?

Bulma se mordió el labio inferior, iba a tener que encontrar algo así como un metal más fuerte. Pasó los dedos por sus mechones azules tratando de mantenerse calmada. ¿Tal vez podría hablar de esto con Vegeta? Ella no entendía cómo lo lograba, pero Trunks obedecía casi cada una de sus órdenes, además siempre se esforzaba por ser como su padre.

Sí, tendría una conversación con Vegeta más adelante.

Permitió que su nivel de estrés baje un poco y tomó una respiración profunda, luego miró su reloj: eran las ocho y siete, eso significaba que contaba con unos veinte minutos para prepararse. Menos mal que su madre estaba preparando la comida. Corrió a su habitación y comenzó a deambular torpemente a través de su armario como solía hacer.

Era solo una reunión para niños, no había necesidad de ser elegante. Se puso un jean y un polo blanco con una camiseta azul encima. Una vez que terminó de vestirse, se peinó y se dio a sí misma un gesto afirmativo frente al espejo. Como se hallaba lista, se dirigió a la cocina donde Trunks todavía la esperaba pacientemente con el rostro víctima de su ataque de alimentos.

Ella agarró un trapo y lo limpió rápidamente. Ya que Bulma estaba tan ocupada y preocupada, ni siquiera se dio cuenta de que Vegeta no se encontraba allí cuando lo usual era que comiera a esa hora.

De repente, se pudo escuchar el timbre y sabía exactamente quién era. Se sintió un poco emocionada por ver cómo se llevarían Trunks y Goten. Tal vez era porque le recordaba a ella y a Gokú, y todas las aventuras que vivieron juntos cuando eran niños. Sería bueno ver a sus propios hijos siendo amigos.

Una vez que se aseguró de que Trunks quedara limpio, lo tomó en sus brazos y se dirigió a la puerta. Cuando la abrió, en el otro lado encontró a Milk lidiando con un luchador pequeño y a Gohan parado al lado de su madre luciendo tan calmado y correcto como siempre. Por el bien de Milk, Bulma estaba agradecida de que ella tuviera a Gohan, eso la ayudaría un montón.

—Hola chicos, pasen. —Los saludó mientras se apartaba del camino.

Milk le sonrió, entró en la casa y se quitó los zapatos, Gohan hizo lo mismo. Inmediatamente, el aroma de toda la comida que Bunny había cocinado, llegó a sus fosas nasales, en especial a las de Gohan y Goten. Al instante, el pequeño en brazos de Milk comenzó a llorar y comprendió demasiado bien lo que significaba. Una cosa era segura, también heredó el apetito de los saiyayíns.

—Lo siento —dijo Milk mientras se dirigía al sofá. Una vez allí abrió su bolso, sacó un biberón y comenzó a alimentar a Goten. Le ofreció una sonrisa a Bulma y continuó—. Es como su padre y su hermano, siempre está hambriento.

Bulma le devolvió la sonrisa.

—Trunks es igual.

Ella caminó hacia el pequeño corralito que instaló para los niños y bajó a Trunks. Con suerte no rompería este. Pensar en las maneras destructivas de su hijo le recordó que podría preguntarle a Milk al respecto. Aunque Gohan había sido un niño bastante tranquilo por lo que llegó a ver, valdría la pena preguntar si le ocurrió algún incidente fuera de su control.

—Milk, ¿alguna vez Gohan rompió algo cuándo era un niño?

Milk siguió alimentando a Goten e inclinó la cabeza hacia un lado.

—Bueno, es posible que un par de veces haya encontrado alguna mesa rota; Gokú siempre decía que no era el responsable, aun así, tengo mis dudas.

Bulma asintió. Milk y ella deberían escribir el primero libro titulado Cómo criar a un niño saiyayín, sería útil para las próximas generaciones que llevaran esa sangre. Viendo que hasta ahora todos eran hombres, sintió pena por esas mujeres. El hilo de sus pensamientos la llevó a la conclusión de que, al parecer, los hombres eran mucho más comunes entre los saiyayíns: dos varones engendraron tres varones hasta ahora.

Si Vegeta y ella tuvieran otro hijo, ya podía decir que sus posibilidades de tener una niña disminuían drásticamente. Qué pena.

Pensar en Vegeta le recordó que durante las próximas horas, lo más probable era que él brillara por su ausencia. Aunque, si hacía memoria, en una ocasión había entrenado con Gohan y tenía la certeza de que se moría de ganas por ver y evaluar al nuevo hijo de Kakaroto. Echo una mirada hacia el pasillo esperando que apareciera su cabello puntiagudo. Comida y tentación; oh sí, estaba segura de que lo vería después de todo.

Unos minutos más tarde, Goten terminó de ser alimentado y Milk lo colocó en el corralito al lado de Trunks. Para sorpresa de Bulma, su niño no era mucho más grande que Goten, pero pudiera ser que los saiyayíns nacieran bastante bien desarrollados. Ambas madres observaron a sus hijos ponerse cómodos el uno con el otro; como cada niño se quedó jugando con su propio juguete, simplemente asumieron que eran tímidos.

Ahora que lo pensaba, Gohan era el único niño que había estado alrededor de Trunks, quizás eso no era bueno, pero no podía dejarlo con demasiados niños a tan corta edad. ¿Qué pasaría si le hacía daño a uno incluso si fuera por accidente? No, aún no era lo suficientemente seguro. Al menos no había riesgo de que lastimara a Goten.

Habría seguido mirándolos si no hubiera escuchado unos pasos. Bulma casi sonrió complacida porque reconoció las pisadas, Vegeta llegaba. Por más que despreciara a Milk, su odio por Gokú era más fuerte. Siempre hubo ese sentido de competencia, esa rivalidad. Ahora que ambos tenían hijos de edades cercanas, sabía que él querría comparar para cerciorarse de que el suyo fuera el mejor.

Y por supuesto, Vegeta apareció en la sala de estar, pero Milk no pareció darse cuenta. Solo tomó conciencia de su presencia cuando se acercó a los dos niños. Ella no dijo nada, únicamente frunció el ceño. A veces se preguntaba cómo Bulma soportaba a un saiyayín tan grosero y cruel, al menos su Gokú luchaba por razones nobles y no por placer. Aunque podría parecer que Vegeta había cambiado, todavía no era su persona favorita.

Los ojos de Vegeta se entrecerraron mientras miraba a los dos niños. Una vez más, el mocoso de Kakaroto heredó el cabello y los ojos negros, lo cual llamaba la atención incluso más al lado de los ojos azules y el cabello violeta de su hijo. Una cosa era cierta, el maldito mocoso parecía una copia exacta del payaso, eso no se podía decir de Gohan. Vegeta cerró los ojos y comenzó a sentir el ki del niño más joven.

No era completamente bajo o débil, pero no era nada comparado con el que tuvo Trunks a su edad. Eso de inmediato puso una sonrisa en su rostro. Nunca dudo de que su hijo fuera más fuerte que el de Kakaroto, aun así, la confirmación era agradable. Ahora debería asegurarse de entrenar a Trunks con más dureza, no dejaría que un tercera clase fuera más poderoso que su propio hijo.

Se giró y encontró a Bulma mirándolo. Cuando ella notó la expresión en su rostro, comprendió lo que él acababa de confirmar. Los ojos de Vegeta la abandonaron para aterrizar en Gohan: estaba bien vestido, con el cabello cortado y sentado junto a su madre como un perrito. Casi se burló. Siendo honesto, el hecho de que Kakaroto se había ido se mostraba extremadamente en la actitud del muchacho.

No podía dejar que la sangre saiyayín se desperdiciara, así que, como lo había hecho anteriormente, perdería parte de su tiempo con él.

—Muchacho, a la cámara de gravedad. “Ahora”.

Sin siquiera verlo, se volteó para dirigirse allí; eso hizo que no se diera cuenta de la mirada que Milk le enviaba. Ella siempre había sido un poco dura con Gohan y no quería que entrenara, sin embargo, debía admitir que esto demostraba que su hijo lo echaba de menos. A veces, iba a entrenar con Píccolo, pero no era lo mismo que cuando lo hacía con su padre.

Ella lo miró y fue casi como si Gohan esperara su aprobación. Milk no respondió, solo suspiró y volvió la cabeza hacia otro lado. Gohan tomó eso como un sí y, lo suficientemente rápido, estaba de pie siguiendo la dirección por la que Vegeta se había ido. Sabía que lo más probable era que recibiera una paliza y a pesar de eso disfrutaba del desafío.

Bulma sonrió mientras miraba a Gohan irse y en su mente se imaginó a Trunks haciendo lo mismo cuando creciera. En el fondo, se preguntaba si Vegeta escondía una debilidad por Gohan. Tal vez se debía a que era mitad saiyayín o porque ahora que tenía a su propio hijo, comprendía mejor ciertas cosas.

Fuera lo que fuese, a ella le gustaba.

✺✺✺

Tres horas parecían ser suficientes para Goten. Su irritabilidad había crecido y Bulma lo atribuyó a la falta de sueño y comida. Le recordaba mucho a Gokú, no solo en su aspecto sino también en su actitud. De acuerdo, Goten todavía era joven, pero exhibía el mismo aspecto inocente de su padre. Gohan era un poco diferente y supuso que se debía al lado de Milk del cual obtuvo su cerebro.

El día de hoy había transcurrido sin problemas y los niños parecían llevarse bien. Bulma se aseguraría de que se vieran de vez en cuando, ambos probablemente necesitarían y disfrutarían de la compañía. Se levantó del sofá, recogió a Trunks y se acercó a Milk que ya estaba al lado de la puerta. Rápidamente intercambiaron un breve adiós antes de que madre e hijos se retiraran.

Bulma los vio irse por un momento, luego le dio la espalda a la puerta. Hoy, según su padre, se suponía que se tomaría el día libre, lo que significaba que debía permanecer lo más lejos posible del laboratorio. Para hacer eso, necesitaría distraerse. Una sonrisa iluminó su rostro cuando decidió ir a disfrutar de un día en el parque con Trunks. El aire fresco sería agradable, especialmente porque había estado encerrada por mucho tiempo.

Llevó a Trunks con ella a su habitación para ponerse algo más apropiado. Lo colocó en la cama y comenzó a recorrer su armario. Mientras reflexionaba sobre el tema, Trunks se sentó muy quieto, solo seguía cada una de sus acciones con los ojos; claramente lo había aprendido de su padre.

Unos minutos más tarde, estaba vestida y lista para partir. Bulma cargó a su hijo una vez más y comenzó a dirigirse al pasillo. Allí hizo una corta parada en la habitación del pequeño para recoger una bolsa de provisiones y algunas cápsulas, y luego siguió con su rumbo. En el camino, oyó unos pasos, volvió el rostro y vio que Vegeta venía de la cámara de gravedad.

No lucia particularmente enojado, pero su humor no era el mejor, podía decirse de un vistazo. Comenzó a pasarlos y ella se mantuvo por detrás, un absoluto silencio los rodeaba. Al parecer, era algo molesto para él tenerlos a sus espaldas porque veía que se estaba crispando. No logró evitar sonreír.

Como para burlarse, ella sacudió levemente a Trunks para captar su atención y le señaló a Vegeta. Un poco confundido, todo lo que el niño pudo decir fue:

—¿Dada?

Esta vez, Vegeta dejó de caminar. Su presencia detrás de él había sido molesta desde el principio y sabía que trataba de llamar su atención. Bueno, funcionó muy bien. El único problema era que ahora ella no decía nada y frunció el ceño. Asumió que estaba de buen humor si jugaba así.

—Hey, Vegeta —dijo de manera casual cuando llegaron a su lado.

Él no respondió y apenas si miró en su dirección.

Ni siquiera eso la dejó perpleja.

—Nos vamos al parque, ¿quieres venir?

Sí, la pregunta sonó tan estúpida en voz alta como en su mente, ¿qué tipo de persona sensata invitaría a alguien como Vegeta al parque? Habría niños y mucha gente; lo volverían loco, pero ya le había preguntado. La verdadera sorpresa vino cuando no respondió de inmediato, era imposible que estuviera considerándolo. Él no dijo nada, quizás simplemente la ignoraba.

La mujer podía ser tan idiota a veces, ¿por qué iba a perder el tiempo en un parque?, era obvio que tenía mejores cosas que hacer. Hasta ahora, nunca dejaba de formular esas tontas preguntas. Claramente, el niño no necesitaba que dos personas lo vigilaran, él incluso estaría bien yendo por su cuenta. Como si algún ser humano fuera más fuerte que su hijo, que ridículo.

Bulma juntó los labios cuando un mal pensamiento cruzó por su mente. En realidad no debería hacer esto, estaba jugando con fuego y como demostraron experiencias pasadas, era buena para quemarse. Aun así, el impulso fue demasiado grande para resistirse. No tenía la culpa de que él ni siquiera reaccionara, no debería haberlo hecho tan obvio.

Ella inocentemente se encogió de hombros.

—Siempre puedo preguntarle a Yamcha, él se divirtió mucho la última vez que fuimos, ¿qué opinas, Trunks?

Tal vez fue por el cambio en el ki de su padre, pero Trunks permaneció en silencio causando que Bulma frunciera el ceño, ya que no era capaz de sentir lo que él sí. Levantó la cabeza y cruzaron miradas. Por más que ella no viera un cambio en sus rasgos faciales, sus ojos mostraban más emoción que antes.

¿Tragaría el anzuelo?, seguro comprendía lo que trataba de hacer, pero la pregunta era: ¿seguiría de todos modos?

Vegeta casi le derretía la piel con la vista, no era tonto y su intento resultaba demasiado obvio. La respuesta era clara: debería reanudar lo que había estado haciendo. Sin embargo, conocía a la mujer y era consciente de que poseía la suficientemente valentía como para seguir adelante con esto. No debería molestarle, pero maldita sea, era así. Algo.

Despreciaba al débil y odiaba que tuviera contacto con Bulma. Lo más probable era debido a la forma en que constantemente andaba cerca, como si se propusiera recuperarla. El idiota era tan tonto. Cualquiera se habría rendido después de unos años, en cambio, daba vueltas como si esperara su oportunidad. Bueno, esta nunca vendría. Con una furia más intensa de lo habitual, se dirigió hacia la puerta principal.

Una vez que Bulma notó a dónde iba, sus labios se entreabrieron ligeramente. No había forma de que funcionara, era imposible que él estuviera haciendo lo que ella pensaba que estaba haciendo. El corazón casi comenzó a martillarle. Una vez que Vegeta llegó a la puerta, se detuvo en seco y giró solo un poco.

—No tengo todo el día, mujer.

Ella intentó no sonreír cuando comenzó a avanzar. Al mismo tiempo, bajó la mirada hacia su hijo.

—Espero que recuerdes esto, Trunks —dijo. Su voz era apenas audible, pero estaba casi convencida de que Vegeta la había escuchado.

Bulma se adelantó y fue la primera en estar afuera. De inmediato abrió una cápsula y apareció un cochecito. Contenta, puso a Trunks dentro y comenzó a liderar el camino. Lograba escuchar los pasos de Vegeta por detrás y no podía negar la pequeña cantidad de felicidad que sentía por dentro, casi parecían una familia normal. En ese instante, deseó haber llevado su cámara para inmortalizar el momento.

Después de unos minutos, Vegeta los alcanzó y se mantuvo caminando casi al lado de ellos. Bulma le echó un vistazo un par de veces, pero él nunca la miró, solo permaneció con los ojos enfocados hacia donde se dirigían y con los brazos cruzados frente a su pecho. Todo parecía ir perfectamente bien, aunque, por supuesto, las cosas no podían seguir así.

De repente, los dos fueron atacados por un gran destello blanco que los hizo hacer una mueca de dolor. Cuando Bulma volvió a abrir los ojos, se encontró mirando a cuatro hombres que con cámaras, tomaban fotos apresuradamente. Todo lo que consiguió hacer fue maldecirse a sí misma. Ella únicamente había estado en público con Vegeta una vez y sucedió en la playa. En esa ocasión dejó la casa sola, por lo que no despertó mucho interés.

Esta vez era diferente, habían salido de la casa juntos. La idea de que podría haber periodistas o fotógrafos nunca se le pasó por la cabeza. La identidad del padre de su hijo siempre fue desconocida, pero durante años todos supusieron que era de Yamcha, más aun desde que salió con Trunks y con él unas cuantas veces en el pasado.

—Señorita Briefs, ¿él es el padre de su hijo?

—Señorita Briefs, ¿este es su nuevo novio?

—¿Qué pasó con Yamcha?

Bulma se sentía tan frustrada y furiosa por dentro que nunca se le ocurrió mirar hacia Vegeta para ver cuál era su reacción. Eran parásitos y no existía una manera de enfrentarse a ellos. La furia se debía a que no quería dejarlos arruinar la tarde que se suponía debían pasar juntos.

Vegeta sintió que su rabia aumentaba con cada segundo que pasaba. Él ya no podía soportar a los humanos y ahora se le hacía extremadamente difícil no matarlos. Estaban ofendiendo tanto su audición como su vista al mismo tiempo. Miró a la mujer, su rostro lucía rígido mientras continuaba caminando como si no se encontraran allí.

No tenía la intención de soportar esto.

Pero, antes de que Vegeta hiciera algo, sintió que ella le agarraba la muñeca. Él frunció el ceño y la miró.

—Vegeta, no estoy de humor para lidiar con reporteros muertos o demandas, tampoco quiero explicar cómo hiciste lo que estás a punto de hacer. —Sus palabras fueron duras, trataba de dejar en claro su punto de vista.

Por más que su solución parecía muy tentadora en este momento, no era la mejor. Lo único que podía esperar era que Vegeta la escuchara y eso demostró ser una tarea difícil en el pasado.

Para ser honesto, no había nada que quisiera más que destrozarlos a todos, pero la mano en su muñeca le recordó no hacerlo. Aunque, ¿desde cuándo la escuchaba cuándo vociferaba una orden? En el pasado, si tenía la oportunidad de matar a alguien, nunca lo hubiera dudado; a donde se había ido eso. Su frustración era infinita.

Como comprendía que no debía, tomó la siguiente mejor opción. Vegeta elevó su ki lo suficiente como para casi crear una especie de barrera y así alejar a los periodistas. Algunos de ellos al instante entraron en pánico, no entendían lo que les estaba pasando. Idiotas, fue todo lo que pensó.

Bulma levantó una ceja ante la inesperada solución que Vegeta le había facilitado. Al parecer, él podía aprender a bregar con los problemas sin caer en la violencia. Tenía que admitir que se sentía gratamente sorprendida. Saber que gracias a Vegeta, los periodistas se mantendrían a cierta distancia ayudó a aligerar su estado de ánimo.

Tal vez lograrían disfrutar de una tarde juntos después de todo. Pero quería explicarle las cosas a Vegeta, incluso si le importaba un comino todo el asunto.

—Por un tiempo «¿Quién es el padre del hijo de Bulma Briefs?» fue un tema bastante popular como descubrí hace poco. —Al menos fue bueno que hubiera encontrado las revistas de su madre, eso la ayudó a estar más preparada—. Supongo que aún no se dan por vencidos, pero no te preocupes por ellos, solo eres un candidato más para agregar a la mezcla.

De alguna manera, su última frase no le sentó bien a él. ¿Solo otro candidato? Vegeta no sería confundido con cualquier tonto humano ni sería asociado a ellos y no dejaría que nadie pensara que el padre de su hijo era algún débil. Aun así, no había mucho que pudiera hacer al respecto porque se negaba a hablar de él. El solo tenerlos cerca lo irritaba y no necesitaba explicarse con nadie.

Como los mantenía alejados, notó rápidamente que ella tuvo un cambio en su estado de ánimo. No parecía tan exasperada, lo cual era casi frustrante, ya que él no conseguía tranquilizarse.

—Estos idiotas, ¿creen que él es del débil?

Bulma estaba un tanto sorprendida por su pregunta, después de todo, no pensaba que él se interesara en todos esos sinsentidos; incluso ella no permitía que la afecte, ¿el orgullo de Vegeta se sentía atacado por esto?

—Él es el principal candidato —respondió con sinceridad. Yamcha era el único novio con el que la habían visto alguna vez, así que, evidentemente, asumieron que él era el padre de su hijo.

No pudo evitar tener la sensación de que ese hecho molestaba mucho a Vegeta. Su aversión por Yamcha era bien conocida y estaba segura de que eso no ayudaba con el presente asunto entre manos, aunque apenas imaginaba que haría al respecto. Sus ojos permanecieron en él mientras esperaba a ver cuál sería su siguiente paso.

Casi llegaban al parque ahora y Bulma deseaba que él no necesitara alejar a los reporteros todo el tiempo que se quedaran allí. No solo sería molesto escuchar sus gritos constantemente, sino que también agotaría la escasa paciencia de Vegeta. Ya era un milagro que no los hubiera matado. Deberían estar huyendo cuando aún tenían la oportunidad.

Vegeta todavía estaba sumido en sus pensamientos al alcanzar la entrada.

De pronto, ella lo sintió; su mano descansó suavemente sobre su espalda. Por un momento, Bulma casi dejó de moverse y con todo, se contuvo justo a tiempo. Su corazón dio un vuelco por el inesperado gesto. Ya era difícil sacarle algo cuando solo eran ellos dos, ¿pero en público? Nunca pensó que sería posible.

Por supuesto, de inmediato la cantidad de flashes aumentó debido a que todos tomaban fotos. Con un gesto, él transformó lo que parecía una amistad en un romance. Bulma se sintió preocupada, los fotógrafos estarían por todos lados esta tarde.

Luego se atrevió a mirarlo, mas él no veía en su dirección. A Vegeta no le agradaba la idea de que su hijo fuera confundido como el hijo del débil. Por lo general, no le importaba lo que pensaran otras personas, sin embargo, esto era diferente. Trunks era su hijo, su heredero y no permitiría que ese error prevaleciera.

A pesar de que ahora intuía que ese malentendido había sido limpiado, seguía bastante irritado con la presencia de esos sujetos. Elevó su ki un poco más y, esta vez, proporcionó una pequeña sensación de aguijones a los periodistas. Algunos ya se habían ido y los restantes lo estaban considerando.

Después de unos minutos de su tratamiento, la mayoría de ellos se habían alejado sustancialmente, dejándole a la familia Briefs un poco de espacio para respirar.

Mientras Bulma los observa tomar algunas fotos más, una pequeña sonrisa apareció en sus labios. Esta vez estaba bastante segura de que compraría algunas revistas, después de todo, ¿cómo podría dejar pasar la oportunidad de tener una imagen así?: la dulzura de Vegeta capturada para siempre. Por supuesto, no había forma de que se las mostrara o las destruiría.

Él sintió sus ojos, así que la miró. Cuando lo hizo, ella le sonrió antes de romper rápidamente el contacto visual. Había logrado distinguir una emoción en su rostro que no veía en mucho tiempo: parecía complacida. Los ojos de Vegeta viajaron hacia su hijo que estaba sentado en su cochecito viendo hacia otro lado.

Su familia.