Harry Potter - Series Fan Fiction ❯ Amor Eterno ❯ Capítulo 8 ( Chapter 8 )
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Capítulo 8
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Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.
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Severus despertó entrado el día para hallarse con que Draco lo acompañaba. “Padrino. ¿Cómo te sientes?” Draco usaba con él ese tono que pocas veces se atrevía y era cuando estaba demasiado preocupado para darse cuenta.
“Cansado. ¿Dónde está Harry?” Preguntó con ansiedad temiendo la respuesta.
“Harry está bien, lo tienen en observación por el momento. Está bastante desorientado pero aún pregunta por ti.” Le informó el rubio con una sonrisa. “Los medimagos dicen que pronto se recuperará y volverá a ser el mismo de siempre. Es su suerte que siempre le pasen las cosas más inimaginables. Ni tú mismo te hubieras dado cuenta de lo que tenía.” A esto Severus arqueó una ceja. ¿Cómo le decía su ahijado con tanta tranquilidad que su esposo pronto sería el mismo de siempre?
“¿El mismo de siempre? ¿A qué te refieres con eso?” Preguntó con cautela.
“A Harry le diagnosticaron retroamnecefalia. Lo mismo que tenía Junior. Pero eso no es todo lo que tenía.” Esta vez la sonrisa fue mayor. “¿Estás seguro que Harry no ha tenido... digamos... algún antojo de comida o algo por el estilo?”
Severus se quedó pensativo, primero intentando recordar si Harry había tenido algún antojo pero luego cayó en cuenta de la forma en que su ahijado le había preguntado, con una sonrisa pícara y maliciosa. “Harry nunca ha sido persona de antojos.” Comentó con cautela. “Siempre ha sido de comer poco. ¿Dijiste que tenía qué?”
“Retroamnecefalia. Creo que de tanto repetirlo tendré un espasmo en la lengua mañana.”
“¿Por eso estaba perdiendo la memoria?” Preguntó con incredulidad mal disimulada.
“Así es. No me extrañaría que pronto olvide que es un mago. Pero según los medimagos ya apenas le quedan unos días para pasarla y luego de eso volverá a ser el de siempre. Sev... debiste decirnos algo.”
“Yo...”
“Pero se te perdona por tu estado... cosa que también debiste decirnos. Felicitaciones... por partida doble.”
“¿Partida doble? ¿Acaso son gemelos?” Exclamó con una mueca de horror.
“No, no son gemelos pero nacerán muy cerca el uno del otro. Es Harry.”
“Harry... él está... o sea...” Draco asintió con cara de diversión al ver cuán difícil se le hacía a Severus decirlo. “Y dices que volverá a ser el mismo.”
“Así es.”
“Entonces la poción no tuvo nada que ver.” Susurró pero Draco alcanzó a escucharlo.
“¿Qué poción?” Severus cerró los ojos y maldijo en su mente. Al parecer el embarazo iba a afectarlo en su lengua.
“Es una larga historia.” Suspiró finalmente sin ánimos de explicarle a su ahijado.
“Que puede esperar para otro momento.” Comentó una voz desde la puerta. Lucius entró a la habitación con toda la pompa que lo caracterizaba. “Felicitaciones, Severus. Debiste decirme en cuanto lo supiste.”
“Me enteré hace muy poco tiempo.” Murmuró sin demasiada emoción.
“Draco, hijo, ¿puedes dejarnos a solas? Necesito hablar con tu padrino.”
“Claro. Los dejaré a solas, caballeros, pero no sin antes recordarles que Severus aún está bastante delicado y no es cosa de juegos. Necesita su descanso y cero emociones fuertes.” Su padre lo despidió con un gesto de su mano y Draco rodó los ojos antes de salir y cerrar la puerta. Aquellos dos tenían bastante de qué hablar.
Se encaminó hacia la salita de espera donde Misha descansaba un poco del pandemonio en el que había participado. A punto estaba de sentarse a su lado para hacer lo mismo cuando un pelirrojo de gran altura llegó corriendo por todo el pasillo casi tirando al suelo a una de las enfermeras que lo amenazó con sacarlo del hospital si lo volvía a pillar corriendo aunque al fijarse mejor en el uniforme que traía la mujer abrió los ojos más de lo normal y se disculpó por haberle hablado rudamente.
Draco tenía que admitir que el uniforme de auror le sentaba bien al pelirrojo. Lo hacía ver menos común.
“¡Malfoy! ¿Dónde está Harry?” Draco le dio una mirada cansada y decidió que no valía la pena armar escándalo por una tontería en esos momentos. Sabía que hacía poco Harry y Severus habían ido de visita a la casa de los Weasley en plan de reconciliación de parte de la pareja.
“Está en observación. No tiene visitas permitidas aún.” El pelirrojo pareció detener todo movimiento de su cuerpo, porque si bien antes se había parado frente a Draco era como si estuviera preparado para echar a correr de nuevo.
“Oh... él está... ¿bien?”
“Sí, Weasley, está bien por el momento. Retroamnecefalia y un poco de anemia. Hay algo más pero esperaré hasta que Harry o Severus te lo quieran decir.” Ron arqueó una ceja.
“Por Merlín. ¿No podía agarrar algo más sencillo?” Exclamó frustrado pero de pronto su rostro se iluminó. “Pero entonces... eso significa.” Y de la misma forma en que se había iluminado se ensombreció y Draco se preguntó qué demonios pasaba por la cabeza de aquel hombre que era tan propenso a los cambios de humor. “Demonios sangrientos.”
“No sabía que tuviera un lenguaje tan colorido, auror Weasley.” Ron miró por encima del hombro de Draco para ver a un auror que conocía perfectamente.
“Misha. Hacía mucho que no te veía.” Rodeó levemente al rubio para poder mirarlos de frente a ambos. “¿Cómo te sienta el matrimonio?” Le preguntó con una sonrisa de lado a lado.
“Como puedes ver, me sienta de maravilla.” Draco volteó los ojos y decidió que ese momento era uno muy bueno para ir y conseguirse algo de comer ya que llevaban varias horas en el hospital.
“Discúlpenme, pero regreso más tarde.” Gruñó sin esperar respuesta.
“No, espera, Malfoy. Necesito hablarte. ¿Tienes tiempo?” Se tensó levemente y entrecerró la mirada contrariado. No quería tener nada que ver con el pelirrojo y no era simplemente por disputas de niños o de familia. El hombre simplemente le era insoportable.
“Iba por algo de comer.” Le contestó algo inseguro aún.
“Perfecto entonces. Misha, hablamos más tarde, ¿te parece?” Exclamó el pelirrojo despidiéndose y poniéndose nuevamente en movimiento.
Misha sonrió con picardía, sabía un poco de la historia entre aquellos dos. “Estaré aquí cuando regresen.”
“Seguro. Vamos entonces.” Ambos fueron pasillo arriba hasta llegar a la cafetería del Hospital. Se sentaron y tomaron el menú algo maltratado que había sobre la mesa y tocando lo que deseaban con las varitas la comida apareció.
“Malfoy... sé que no soy tu postre preferido, pero quiero que sepas que tampoco eres la cereza en el mío.”
“¿Vamos a confesarnos o algo parecido?” Murmuró Draco clavando el tenedor en su comida y mirando fijamente al hombre.
“No. Sólo es para que tengamos eso en claro.”
“Lo ha estado desde un principio.” El tenedor volvió a clavarse en otro pedazo de lo que parecía ser carne.
“Mi único interés en todo esto es el bienestar de Harry.”
“El mío también, así que ve al grano porque no quiero que me arruines lo que me voy a comer.” Ron suspiró profundamente.
“¿Desde cuándo notaron que Harry actuaba de forma diferente?”
“No lo notamos. Al menos yo no ví ningún cambio. Severus es quien podría decirte.”
“¿Realmente te consideras amigo de Harry?” Preguntó con recelo el pelirrojo ignorando el hecho de que Draco intentaba comer.
“¿Qué clase de pregunta es esa, Weasley?” Tomó el cuchillo y comenzó a picar lo que había en su plato con más fuerza que de costumbre pero sin perder la gracia.
“Sólo contesta la maldita pregunta, Malfoy.” Perdiendo la paciencia el rubio puso los cubiertos a ambos lados de su plato con fuerza pero el pelirrojo ni siquiera pestañeó.
“Sí, me considero su amigo. Más cuando ustedes lo abandonaron al casarse con Severus.” Siseó entre dientes.
“¡Nosotros no lo abandonamos, él nos echó de su vida!”
“No lo apoyaron, por eso tuvo que sacarlos del panorama. Un amigo debería estar tanto en las buenas como en las malas.”
“Tú sabías que el contrato de matrimonio de Harry era una trampa para hacerle daño, ¿verdad?” Draco se retiró un poco y bajó la cabeza levemente.
“Sí, lo sabía. Mi padrino no dejaba de hablar de eso con mi padre.”
“Dime, Malfoy. Si era un plan para hacerle daño a Harry, ¿cómo te tomaste la noticia de que Harry estaba enamorado de Severus y que actuara como si siempre lo hubiera estado de la noche a la mañana cuando tú sabías que ambos no podían ni verse?” Siseó Ron por lo bajo. Draco tenía que admitir que luego de un mes de la boda esperaba encontrar a un Harry Potter destruido por hallarse casado con su peor enemigo quien había estado planeando su venganza con tanto esmero. Para nada se había imaginado encontrarlo todo lloroso y decaído llorando el que su esposo no lo quisiera ni a diez metros de distancia. “Extraño, ¿no?”
Draco se removió algo incómodo en la silla y volvió a tomar los cubiertos con inseguridad. “Sí... bastante extraño. Pero ese no era mi asunto para ponerme a opinar en primer lugar.”
“¿Pensaste en algún momento que alguien había utilizado un hechizo oscuro con Harry?” Preguntó con burla.
“¿A qué viene todo este cuestionario? Si estás buscando excusas para culpar a Severus de algo no las vas a encontrar. Si alguien sabe cómo fue tratado por Severus ese soy yo. Nunca le puso una mano encima, nunca lo maltrató ni lo forzó a nada más que a lo que tenía derecho.” El pelirrojo le dio una mirada asesina que hizo que Draco cerrara la boca de inmediato sabiendo que acababa de meter las patas.
“Difícilmente me parece que Severus tuviera derecho a la vida de Harry. Pero eso no es lo que quiero averiguar. ¿Sabías que Harry tomó una poción la noche de bodas?”
“¿Qué?” Esta vez los cubiertos se le cayeron de las manos sobre el plato.
“Una poción.”
“¿Qué clase de poción?”
“Una poción para amar. Una poción oscura que descubrió en un viejo libro.”
“Eso es mentira. ¿Para qué demonios querría amar a Severus si sabía que lo odiaba con todo su corazón?”
“No tenía oportunidad alguna de escapar, de eso se encargó tu Padrino.” Draco dio un resoplido frustrado al no poder llegar a una conclusión clara. A la vez que el Gryffindor había ido madurando le había costado más y más trabajo entenderlo cuando intentaba hacer valer un punto en específico.
“Aún sigo sin entender a qué quieres llegar.”
“¿Sabes por qué me convertí en auror?”
“¡Maldición, Weasley, déjate ya de estúpidas preguntas y ve al grano!” Ron se dejó ir hacia atrás en la silla, satisfecho con haberle hecho perder toda compostura.
“No tienes sentido del misterio.” Comentó con media sonrisa sarcástica el pelirrojo. “Me convertí en auror con la esperanza de encontrar qué habían usado en Harry para que se enamorara de quien lo había forzado a casarse. Me especialicé en todo lo que tuviera que ver con control mental directa o indirectamente porque eso era lo que yo pensaba que le habían hecho. Cuando estuve listo, o creí estarlo, intenté acercarme a Harry y sin que se diera cuenta lo revisé con todos los conocimientos que tenía.” Ron se dejó ir hacia atrás en la silla. “Y no encontré nada.”
“Error de principiantes.” Contestó de inmediato Draco bajando las defensas que le impedían ver el punto del pelirrojo en un principio.
“Eso pensé. Por lo que me dediqué con más intensidad a mis estudios y mis prácticas. Con todo sólo pude llegar a la conclusión de que el Harry que tenía de frente era el mismo de siempre y luego caí en cuenta del descomunal error que había cometido... Harry es inmune al control mental.”
“¿Entonces?”
“Entonces entendí... Aún no sé si lo hizo a propósito o de forma inconsciente. Pero pensando que aquella era la única salida, pienso que se metió tanto en su deseo de escapar que hizo que la poción funcionara.
“¿Quieres decir que ha estado actuando?” Susurró Draco sin podérselo creer.
“¿Cómo sino iba a llevarse tan bien con ustedes de la noche a la mañana? Pero lo que lo delató finalmente fue que rompiera todo lazo de amistad que lo unía a nosotros. Tenía miedo de que alguno se diera cuenta como yo lo hice.”
“Tú no puedes llegar a toda es conclusión solo, Weasley. No tienes tanto pensamiento deductivo.”
“No, tienes mucha razón. Hermione tuvo mucho que ver con esto, pero ella era mucho más compasiva que yo. Fue ella quien me pidió que no dijera nada, que no lo delatara ni ante ustedes ni ante mi familia. Que lo dejara en paz respetando su decisión. Ella entendió mejor que yo lo que Harry intentaba; convertir su desgracia en algo pasable, como siempre había hecho, sin que nadie se sintiera culpable por ello.”
“Pero... entonces todo este tiempo... ¿sólo ha estado fingiendo el amor y la amistad?” Aunque no lo quisiera, había dolor en sus palabras.
“El día en que Severus me dijo que pensaba que la poción que Harry había tomado la noche de su boda había dejado de surtir efecto y me dijo el nombre me volví loco buscando toda la información que pude al respecto. Luego me preparé. Si Harry realmente estaba o estuvo bajo los efectos de la poción, lo sabría de inmediato. Ya sabía qué era lo que tenía que buscar. Encontré rastros de la poción... o al menos de su ingrediente principal. Como máximo le habría durado unas horas. El resto... ya sabes.”
Draco se quedó mirando al vacío por un buen rato, intentando captar la magnitud de lo que sucedía y sentía. “No sé por qué me dices todo esto.”
“Te lo digo, porque ahora que contrajo la retroamnecefalia creo que olvidó finalmente que tenía que actuar y se encontró con que realmente estaba enamorado de tu padrino. Pero ahora viene lo mejor. Harry me dijo la última vez que estuvo en la madriguera que Severus tenía pensado romper el contrato.”
“¿Divorciarse?”
“Así es. Y si Severus sigue con esas ideas pensando que Harry ya no está bajo los efectos de la poción temo por lo que pueda hacer Harry. Está determinado a hacer lo que sea.”
“Mi Padrino no puede divorciarse de Harry. Menos ahora. El debe saber lo que me estás contando.” El pelirrojo le dio una sonrisa sarcástica que hizo enojar a Draco pensando que insultaría nuevamente a Severus como estaba acostumbrado a escucharlo, pero lo que le dijo el pelirrojo lo dejó pensando en cuándo Ronald Bilius Weasley había hallado alguna simpatía por su padrino.
“¿Y qué le dirás? ¿Que Harry ha estado fingiendo todo este tiempo y le ha estado tomando el pelo? ¿Realmente piensas que Severus tomará eso como buenas noticias? Yo creo que sólo hará que se divorcien más pronto.”
“No conoces a mi Padrino, Weasley.”
“Tienes mucha razón, no lo conozco. Lo poco que tuve el disgusto de conocer nunca habló bien de él. Pero para ti que eres su ahijado supongo que no debe ser el monstruo que se pinta. Pero si Harry pudo hacer que se enamorara realmente de él entonces algo bueno tiene que tener.”
“Lo que todavía se me escapa es el por qué me lo cuentas. ¿Qué es lo que esperabas de mí?”
“Es obvio, Malfoy. Tú quieres el bienestar de tu Padrino y da la casualidad que sé que está profundamente enamorado de Harry. Yo quiero el bienestar de Harry, quien está verdaderamente enamorado de él y de quien se supone que eres amigo. Quería que me ayudaras a mantenerlos juntos, pero esa mentira de Harry es un peligro sobre la cabeza de ambos y quizás tú podrías ayudarme a resolver ese asunto sin causar más daño del que ya está hecho.”
Draco se obligó mentalmente a cerrar la boca que se había quedado levemente abierta. Miraba al pelirrojo y no podía creer que lo tenía de frente diciéndole eso. Era demasiado irreal para ser cierto y sin embargo... Y de pronto tuvo la feliz idea de dejarlo tan boquiabierto como lo había dejado a él. Seguramente la última noticia lo tomaría tan de sorpresa que se caería de la silla. Sonrió con malicia mal contenida y los ojos azules del pelirrojo lo miraron con recelo.
“Me impresionas. Realmente me impresionas, Weasley. Pero ya que has sido tan sincero conmigo... te diré otro secreto con el cual no estas contando. Severus y Harry pronto serán una familia más... numerosa y es por eso que no van a poder divorciarse.”
“¿Qué?” Sí, casi se había caído de la silla pero ahora todo mundo en la cafetería los observaba con curiosidad.
“Ssshhh, baja la voz. ¿Quieres que nos saquen de aquí?”
“¡Demonios sangrientos!”
“Dime algo, Weasley. ¿De casualidad la canción de dos unicornios azules enamorados es parte de los ingredientes de esa dichosa poción?”
“Sí. ¿Cómo lo sabes?”
“La última vez que fuimos al Londres Mágico me pidió ir al callejón Knocturn. Allí consiguió ese ingrediente. Incluso la mujer dijo que alguien ya lo había comprado hacía seis años. Se me hizo bastante extraño.” Draco se quedó pensativo por un largo rato, momento en el que aprovechó Ron para mirar finalmente lo que había en su plato. “Pero creo que el veneno de un áspid de plata no podría ser parte de eso.”
“Ese veneno sólo sirve para una cosa, para matar. ¿Para qué demonios querría Harry...? Por las barbas de Merlín.” Terminó susurrando con incredulidad. “Estaba hablando en serio cuando dijo que haría cualquier cosa.”
“Creo que está mal de la cabeza.” Gruñó Draco con molestia. Se sentía traicionado. Le había brindado su amistad sincera a alguien que a todas luces estaba fingiéndola.
“Oye, se supone que eres su mejor amigo.” Exclamó Ron indignado por la insinuación.
“Querrás decir su mejor amigo fingido.” Ron levantó el tenedor en su dirección como si lo estuviera amenazando con una varita y el rubio rodó los ojos.
“No seas idiota, Malfoy. Te estoy diciendo que Harry está enamorado de Severus. ¿Crees que a estas alturas también estaría fingiendo su amistad contigo? Piénsalo bien antes de abrir la bocota porque pareciera que en todo este tiempo que has sido su mejor amigo no te has puesto a conocerlo en realidad. Y pudiera que él estuviera fingiendo pero no me digas que tú también lo estabas, es como único se me ocurre que seas amigo de alguien durante cinco o seis años y no hayas aprendido nada de esa persona.” Draco se libró de responder cuando su esposo, Jovan, apareció en la cafetería. Su esposo lo saludó con un beso para luego saludar al pelirrojo más secamente que de costumbre.
Ron arqueó una ceja confundido, no pensaba haberse encontrado con anterioridad con el hombre pero estaría seguro de echarle un vistazo a su expediente, por si las dudas.
“Amor, Harry ya despertó y tu padre aún está hablando con Severus. ¿Quieres entrar a verlo? La enfermera dice que ya no hay riesgo de contagio.”
Por unos segundos pensó en cederle el turno al pelirrojo pero algo en aquella mirada parecía retarlo a comprobar que la amistad que le había brindado al moreno era genuina y no la falsedad que había insinuado que era. “Sí, ahora mismo subo.” Dejó lo que estaba comiendo y se levantó prestamente.
“¿Te molesta si le hago compañía al señor Weasley?” Exclamó su esposo con una sonrisa demasiado azucarada y Draco supo que Ronald Weasley estaba en problemas.
“Para nada. Prometo no tardar demasiado. Sé que es un sacrificio para cualquiera.” Comentó con una sonrisa burlona en dirección al pelirrojo quien le dedicó una mirada rencorosa.
Cuando llegó al cuarto de Harry se detuvo unos segundos frente a la puerta, vacilando si entrar o no. Con lo que le había dicho Ronald ahora no sabía cómo enfrentar al moreno, aún cuando en esos momentos careciera de memoria. Pero recordando lo que había pasado su propio hijo sabía que lo más probable era, que aunque tardara un poco sería capaz de reconocerlo. Así mismo sabía que seguramente el moreno se sentiría perdido, probablemente con temor, desorientado e intranquilo. Una cara conocida podía hacer la diferencia así como lo había sido para el pequeño Draco a quien Harry había servido como mucho más que un tío, prácticamente como su ancla con el presente en cada uno de sus episodios.
Tocó a la puerta con firmeza antes de abrirla y se detuvo brevemente antes de entrar por completo, solo el tiempo suficiente para que el moreno lo viera.
Harry estaba sentado en el medio de la cama, con las sábanas enrolladas a su alrededor, vestido con ropa de hospital y con la mirada levemente perdida, como si fuera un niño a pesar de su tamaño. Sus cabellos estaban sueltos y caían un poco revueltos sobre sus hombros.
“Hola.” Susurró y los ojos verdes se fijaron en su presencia. El moreno sonrió amablemente pero para Draco era obvio que lo hacía por cortesía más que por haberlo reconocido.
“Hola. ¿Eres Severus?” La voz serena y baja del moreno lo hacía parecer más vulnerable aún.
“No, no soy Severus. Soy Draco Malfoy, el ahijado de Severus.”
“Draco.” Repitió intentando recordar. “Me dijeron que quizás no recordaría todo o a todos. Pero que no importaba, que me lo repetirían todas las veces que fuera necesario. Es por la... retro...”
“Retroamnecefalia.” Le ayudó el rubio.
“Gracias. Es difícil pronunciarlo.” Draco asintió y cerró la puerta para acercarse un poco a la cama. Estuvo a punto de preguntarle cómo era que se había acordado de Severus pero siendo que lo había confundido con él no estaba tan seguro que hubiera sido por su propio esfuerzo. Quizás alguien le había hablado de su pareja. “También me dijeron que aún me faltan un par de días para comenzar a recuperarme y que probablemente mañana me tengan que repetir todo nuevamente.” El moreno hizo una mueca de disgusto y desaliento.
“No debes preocuparte por eso.”
Harry pareció encogerse un poco en sí mismo, rodeándose con los brazos cerca del estómago como si se sintiera mareado. “Lo sé... pero me siento tan perdido... y sólo pensar que mañana me sentiré igual.”
“Sólo serán un par de días. Luego todo volverá a la normalidad. Antes de lo que esperas ya habrás dejado esto atrás.”
“Eso espero. Draco... dime algo.”
“¿Qué quieres saber?”
“¿Cómo es Severus? Su nombre suena imponente. Severus Snape.” Draco sonrió.
“Pues Severus es... imponente para quien no lo conoce. Tiene ojos negros, cabellos negros. Es mayor que tú.”
“Ah, pero cómo es... me refiero a cómo es conmigo. ¿Severus me ama?”
“Con toda su alma. Te ama con locura, con pasión. Eres toda su vida.” Harry sonrió de forma angelical y Draco sintió que el pecho se le comprimía.
“Entonces soy muy afortunado y seguramente cuando recupere la memoria me acordaré también de lo mucho que lo amo.”
“¿Cómo sabes que lo amas?” Preguntó incrédulo el rubio arqueando una ceja.
“Debo amarlo porque quiero recordarlo. Siempre intentas borrar lo que no te interesa y te acuerdas de lo cotidiano. Pero cuando tienes un recuerdo que guardas como a un tesoro y lo pierdes entonces sientes el vacío que deja. Y yo tengo un vacío aquí.” Se puso el puño sobre el corazón.
“Harry...” Susurró Draco acercándose sin pensarlo y abrazándolo fuertemente. El moreno se tensó un poco cuando lo sintió abalanzarse sobre él pero luego le devolvió el abrazo y hundió el rostro en el cuello del rubio. Al cabo de unos minutos Draco se enderezó un poco, los ojos sospechosamente enrojecidos aunque no había derramado ni una lágrima.
El ojiverde frunció el ceño como si recordara algo. “Hueles... a niños. Hueles a nombres que casi puedo recordar.” Susurró con añoranza en su voz.
El rostro de Draco se suavizó y se olvidó de inmediato de todo lo que le había dicho el pelirrojo, de sus sentimientos traicionados y de todo lo que le había hecho fruncir el ceño acerca de Harry apenas unos minutos atrás. “¿Quieres que te los diga?” Susurró reverente hablándole al amigo que había conocido durante casi seis años y que lo arrastraba hacía unos meses atrás por todo Londres buscando el regalo perfecto para su querido esposo. El que jugaba de forma incansable con los gemelos y el pequeño Draco mientras Jovan atendía a Sofía y el que miraba a Severus con tanto amor que a veces él mismo sentía vergüenza de su propia forma de amar.
“Por favor.” Se levantó de donde estaba y buscó entre las cosas de Harry un cepillo y una cinta de seda. Volvió al lado del moreno y sentándose comenzó a peinarle los desordenados cabellos, cosa que Harry le permitió sin cuestionarlo.
Y comenzó entonces a contarle de sus niños, de Jovan, de su padre y su boda y sí, también le habló de Severus. Mientras tanto Harry parecía beber sus palabras como si fueran agua de manantial. Y sin que se dieran cuenta el tiempo pasó más rápido de lo que imaginaban.
Unos toques a la puerta los interrumpió y Draco miró el reloj. Habían estado hablando sin parar por casi dos horas. Jovan lo iba a matar por dejarlo tanto tiempo con Ronald Weasley. Al mirar a la puerta vieron a la enfermera que les anunciaba la comida.
“Draco... hay algo... no sé si existe, pero después de todo lo que hemos hablado lo recuerdo. Es una túnica beige clara con doce broches de diamante. Está... en un ropero, en la casa... creo. Siento que es importante.”
“La buscaré y te la traeré si la encuentro.”
“Gracias.”
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Gracias por leer.