Harry Potter - Series Fan Fiction ❯ Huevos Revueltos ❯ Capítulo 6 ( Chapter 6 )
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Capítulo 6
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Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.
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Fiel a su palabra, las ropas muggle estaban en el baño esperando por Draco. Se duchó a prisa y se cepilló los dientes, esta vez con el cepillo que había dejado Harry sobre las ropas junto con un cepillo para el cabello de cerdas suaves. Cuando salió no pudo menos que tragar en seco al ver al pelirrojo aún atado sobre la cama pero esta vez amordazado. Al ver al rubio gruñó su descontento.
“Lo siento, Comadreja, pero órdenes son órdenes y no quiero terminar como tú. Sea lo que sea que hayas hecho, te aconsejo rogar. Sólo tienes que poner ojos de cachorro así…” Y puso enormes ojos de cachorro. “Y si te quita la mordaza, intenta hacer un puchero pero no muy pronunciado.” Comenzó a demostrarle cómo tenía que hacer mientras Ron intentaba soltarse para estrangularlo. “Y si eso no funciona… ¿me puedo quedar con tu afiche de Viktor? Ya sabes, ese donde sale montado en su escoba con dos snitch plateadas…” El pelirrojo abrió los ojos muy grandes y masculló algo.
“¿Mhhgghhhmmuff?” Draco asintió.
“Lo tenías guardado bajo el colchón… Ahh, no te hagas, seguro podías sentir la escoba de Viktor a través del colchón porque con esa escoba…”
“¡Draco! El desayuno se enfría.” Escuchó que le gritaba Harry desde la cocina y encogiendo los hombros a modo de disculpa salió del dormitorio. Atrás suyo escuchó un par de murmullos histéricos pero no se detuvo.
El moreno había servido el desayuno sobre la barra de la cocina y Draco se subió a uno de los taburetes. “Se ve delicioso.” Dijo suspirando mientras Harry le servía un plato de huevos revueltos con tostadas, tocineta y queso. De inmediato se puso a comer mientras Harry le observaba. Cuando finalmente hubo aplacado un poco del hambre que tenía se percató de que el moreno lo seguía mirando mientras comía. “¿Sabes que es de mala educación quedársele viendo a las personas?” Preguntó con algo de nerviosismo. Harry asintió y sonrió haciendo que Draco se detuviera esperando a ver qué le diría el moreno.
“¿Cuánto tiempo dijiste que llevas fuera de tu casa, Draco?” Le preguntó Harry con amabilidad. El rubio miró su plato unos segundos antes de contestar.
“Tres años… desde que me escapé.” Musitó mirando su plato.
“¿Dónde te has estado quedando durante ese tiempo?” Le insistió el moreno y Draco comenzaba a sentir el sonrojo que le causaba recordar algunos de los lugares donde se había quedado, nada dignos de un Malfoy. Se encogió de hombros antes de responder.
“Aquí… allá… no importa demasiado, nunca me quedo en ninguna parte mucho tiempo.” Harry se le quedó viendo un rato y otra vez Draco se sintió incómodo con la mirada.
“¿Nunca has pensado en apelar?” Esta vez Draco se echó a reír abruptamente.
“¿Me hubieras escuchado si te hubiera pedido hablar?”
“No… creo que no.”
“Ahí tienes tu respuesta. Todos me odian.”
“Yo no te odio. Sólo seguía órdenes.”
“¿Y cuando Weasley encuentre la información que necesita y quede libre del collar que le puse, qué harás conmigo?” El moreno sonrió con algo de misterio.
“Lo estoy pensando.” Susurró. “Tengo un par de ideas… pero primero tengo que convencer a Ron.”
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Ron tenía hambre. Mucha hambre.
Ya eran las diez de la mañana y todavía no había comido nada.
Si a eso le añadía que su margarita tampoco había recibido cuidado alguno la situación era desesperante.
La noche anterior Harry lo había llevado a las nubes, cierto, pero luego lo había dejado solito en aquella cama, atado, sin un solo granito de afecto.
Se sobresaltó cuando la puerta de la habitación se abrió y por ella entró Harry seguido por Draco quien, para su asombro, traía el desayuno en una bandeja.
“Bien, corazón, tengo que salir, pero Draco se hará cargo de ti mientras regreso.” Ron abrió los ojos muy grandes y sacudió la cabeza. “No te pongas así, no tardaré mucho. Además, Draco te cuidará muy bien, ya verás, sino se las tendrá que ver conmigo cuando regrese.” La voz era dulce, pero el tono no admitía réplicas. Harry se inclinó y depositó un beso en su mejilla antes de quitarle la mordaza.
“Pero bebé… ¿por qué mejor no me sueltas de una vez?”
“Ah, ah, ah… dijiste que te portarías bien y espero que cumplas tu palabra. No tardaré.” Le repitió y se levantó listo para salir. “Todo estará bien.” Le dijo esta vez a Draco quien asintió levemente con la bandeja del desayuno aún en las manos. Harry se acercó y le dio un breve beso en los labios. Esta vez bajó la voz y con una seriedad que el rubio nunca antes había escuchado volvió a repetirle. “Todo estará bien.”
Antes que se diera cuenta estaba solo con Ron en el cuarto. Puso la bandeja a un lado de la cama y ayudó al pelirrojo a enderezarse un poco mientras le colocaba unas almohadas tras la espalda. “¿Es cereal del que tiene los malvaviscos miniatura?” Le preguntó el pelirrojo y Draco sonrió levemente.
“Sí. Es el que tiene los malvaviscos miniatura.” Y diciendo esto comenzó a darle de comer con una cuchara intentando que el pelirrojo no se ensuciara demasiado pero era en vano porque Ron tenía tanta hambre que no le importaba si se derramaba la leche por encima. Pronto el plato estuvo vacío, pero el estómago de Ron no estaba lleno ni a medias. Draco le sirvió otro plato y le ayudó a comerlo. Esta vez, cuando terminó y la leche escurrió levemente por la barbilla de Ron cuando Draco inclinó el plato para que la bebiera, el rubio se acercó y lamió el camino de leche hasta el cuello.
“¿Qué haces?” Susurró Ron como si tuviera miedo de asustarlo.
“Tenías leche en la barbilla.” Ron observó el grácil cuerpo del rubio casi encima suyo. Tan cerca que de no haber tenido las manos atadas hubiera podido pegarlo a su cuerpo. Recordó lo que había pasado la mañana anterior y la forma en que aquel trasero se había acomodado perfectamente a su anatomía.
“¿Tengo leche en los labios?”
“Tal vez.” Susurró Draco de vuelta y se acercó para lamer sus labios. Los labios de Ron se abrieron en respuesta y el rubio, dejando todo a un lado, se encaramó encima del pelirrojo y comenzó a besarlo con intensidad.
Ron gimió cuando Draco acomodó su trasero en su regazo y comenzó a moverse con lentitud. Las palabras de Harry vinieron a su mente el tiempo suficiente para decidir que tenía razón en lo que habían conversado en la mañana.
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Cuando Harry regresó a su apartamento encontró a Ron en el sofá de la sala, aún con los grilletes viendo televisión. Draco dormitaba sobre su pecho.
“¿Te tiraste a Malfoy?” Susurró dándole un beso. El pelirrojo sonrió.
“Sí, sí, me tiré a Malfoy. Ahora si fueras tan amable, ¿podrías quitarme los grilletes?”
“Pero te ves muy apetecible así.” Dijo el moreno al tiempo que sacaba la varita de todas formas y tocaba la punta de ella en los grilletes. Apenas verse libre de ellas el pelirrojo lo tomó de la nuca y le dio un beso más intenso. “¿Está dormido?” Preguntó Harry luego del beso a lo que Ron asintió.
“Sí. Pero necesita descansar y no en una cama transfigurada.” Harry asintió.
“¿Comieron algo?”
“Preparé unos emparedados para el almuerzo, pero le hace falta más que eso.”
“Entonces, no se hable más, comenzaré a preparar la comida.” Ron comenzó a jugar con los suaves cabellos de Draco.
“Le hacen falta un poco más de carnes, se cansa muy pronto…” Susurró. Harry asintió.
“Si se va a quedar le hace falta un poco más de resistencia, ¿no crees?” Le replicó con una sonrisa juguetona el moreno y Ron le devolvió la sonrisa.
“¿Encontraste algo en el Ministerio?”
“Sí, pero te contaré después de la comida.”
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Gracias por leer.