Harry Potter - Series Fan Fiction ❯ Toque de Queda ❯ Capítulo 2 ( Chapter 2 )

[ X - Adult: No readers under 18. Contains Graphic Adult Themes/Extreme violence. ]

Toque de Queda
 
*******
 
Capítulo 2
 
*******
 
Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.
 
N/A: He aquí el POV de Ron. Disfruten y gracias por todos los comentarios.
 
*******
 
Me siento tan nervioso que no sé cómo he podido llegar hasta la mesa para tomar el desayuno. Harry no se ha dado cuenta de nada, Hermione no se preocupa demasiado, hace tiempo que me han visto así y piensan que es por los exámenes que al final de este año tendremos que tomar. Tengo que caminar lento por lo que pasó anoche pero no me importa, fue la mejor noche de mi vida. Siempre pensé que me tratarías como menos que escoria, tantos años despreciándome públicamente que ya no tenía esperanzas de nada pero anoche... fuiste muy paciente. Eso me sorprendió tanto que todavía sigo pensando que fue un sueño.
 
Y ahora que entro al Gran Comedor no me atrevo a levantar los ojos del suelo porque no quiero saber si ahora me desprecias más. Me siento a la mesa y tomo un plato para servirme algo de desayuno. Hoy no tengo tanta hambre como de costumbre, si Ma se enterara seguramente me llevaría una buena reprimenda, en casa el desayuno es importante porque el trabajo físico lo requiere. El lema de Pa es que mientras menos dependamos de la magia mejor podremos defendernos si llegamos a perder nuestras varitas.
 
No puedo evitar sonrojarme profundamente al sentirme incómodo en la silla y casi me atraganto con el panecillo que me he echado a la boca. Me siento estúpido y cuando logro tragar vuelvo y me echo otro pedazo pero esta vez lo mastico hasta que se me hace agua en la boca. Qué asco, pero igual trago, creo que será mejor que coma otra cosa o no coma nada. Después de jugar con la comida y de hacerme el interesado en las conversaciones de los demás me atrevo a echar un leve vistazo hacia la mesa donde sé que debes estar sentado.
 
Busco tu cabello rubio entre los demás y por entre el pelo que me cae en la frente por tener la cabeza aún baja puedo ver un pedacito de ti. Demonios sangrientos, cualquiera diría que sabes que te estoy mirando justo ahora porque te has volteado lentamente hacia mí. Quiero mirar mi plato de nuevo pero no puedo, estás serio y tienes la cuchara en la mano. ¿Cómo puedes estar comiendo postre tan temprano en la mañana? Natilla de fresas, lo sé porque aquí también tenemos un plato para echarle por encima al bizcocho de almendras. Pero tú te la estás comiendo sola. Hundes la cuchara en la copa de natilla y sin dejar de mirarme te la llevas a la boca y pasas tu lengua por toda la cuchara hasta dejarla limpia. Siento el calor de la vergüenza asfixiarme y me lanzas un beso y una guiñada. Bajo la vista de inmediato pero no puedo dejar de escuchar tu risa cristalina. Tan bastardo como siempre. Lo malo es que no sé si te estás burlando o estás coqueteando conmigo. De igual forma me abochorna tu actitud más cuando aún puedo sentir esa misma lengua recorriéndome los labios... y otras partes.
 
Dejo caer la cabeza sobre la mesa a ver si con el golpe puedo detener mi tonta imaginación pero sólo logro atraer la atención de Hermione. “Tengo dolor de cabeza.” Respondo enrojeciéndome más por el doble significado. Cuando este día termine creo que me habré convertido en la antorcha viviente.
 
Por suerte lo que queda del día pasa con los inconvenientes de todos los días, Snape quitándonos puntos, McGonagall devolviéndolos. Harry atrayendo problemas, Hermione repartiendo tarea. Para cuando el día termina estoy tanto o más nervioso que en la mañana. No dijiste nada de que volveríamos a vernos, tampoco me dijiste si podía volver a buscarte. Yo quisiera verte aunque fuera unos instantes y calmar los nervios un poco ya que no creo poder someterme tan pronto a tu forma de... ¿amar? No creo que me ames, sé que sólo aprovechaste lo conveniente del momento y que no estaba pensando con claridad cuando me descubriste.
 
Era más vergüenza que otra cosa, miedo, terror. Porque me habías descubierto... porque ahora sabes lo que siento por ti.
 
Me escurro hacia el baño de prefectos, al más desolado de todos, a estas horas nadie viene aquí, de hecho, ni siquiera de día vienen aquí. Es el que tiene el cuadro de la sirena donde Harry vino a descubrir el secreto de aquel huevo dorado. Me siento con las piernas cruzadas en el borde de la pequeña piscina y observo el agua para tranquilizarme. Es mi versión del lago pero no tengo que ir hasta allá a estas horas para conseguir el mismo efecto que este lugar tiene sobre mí.
 
Es increíble cómo todavía puedo sentir tu boca sobre la mía. ¿Será posible? Me llevo los dedos a los labios con lentitud imaginando que son tus labios. Apenas puedo comprender lo que sucedió ayer... no pensé que fuera a ser así... tan perfecto. Poco a poco me acomodo en el suelo de piedra hasta quedar sobre mi espalda y cierro los ojos intentando recordar todo lo que hicimos. Intentando reproducir en mi piel todo lo que sentí.
Es delicioso.
 
¿Cómo podría explicarles a Hermione y a Harry lo que siento? Seguramente pensarían que estoy demente. Pero esto es pura dicha... ¿será amor? No estoy seguro, pero no quiero bajar de esta nube.
 
Mis manos descansan sobre mi vientre mientras mis rodillas están dobladas y levemente separadas. No me atrevo a tocarme donde me tocaste, me da vergüenza, pero imagino que vuelves a tocarme. Es algo tortuoso porque no es real, pero es algo. Me conformo con eso, siempre me he conformado con poco.
 
Se siente tan bien aquí que me parece que esperaré hasta que pase el toque de queda para regresar a la torre, al cabo que soy prefecto, nadie puede regañarme por estar fuera a destiempo. Además esta noche no te toca hacer ronda así que no tengo nada más que hacer por lo que paso casi una hora en esa posición, imaginando... soñando.
 
“¿Recordando?” Abro los ojos asustado y me encuentro con los tuyos color acero que me miran desde arriba. Demonios sangrientos, ¿cómo has llegado tan cerca sin que yo me dé cuenta? Te observo totalmente perturbado, tú como siempre conservas tu calma. Finalmente me doy cuenta de que estás descalzo. ¡Con razón! Luego veo tu cruel sonrisa y todos mis peores temores regresan. Quizás estás aquí para decirme que fue sólo un buen rato pero que no soy suficiente para ti. He escuchado esas palabras tantas veces que no tienes que decirlas.
 
Dejas caer tus zapatos al suelo y te acercas un poco más mientras yo no me atrevo a moverme con tal de no apresurar la catástrofe. Cuando veo que te acercas hasta quedar justo en la línea de visión que pasa por entre mis piernas abiertas me sonrojo y mi respiración se acelera levemente. Me miras con tanta intensidad que quisiera escurrirme con toda mi humanidad hasta quedar escondido de ti, se me hace tan difícil mirarte que tengo que voltear levemente el rostro por lo que no veo cuando te arrodillas y te inclinas poniendo tus manos a cada lado de mi pecho.
 
Doy un repentino salto cuando tu peso se posa sobre mi pecho, mi vientre... mi sexo, ahora sí que te miro y tú sonríes coquetamente. “¿Te asusté?” Preguntas con ironía pero yo no puedo reprochártelo, se supone que ya tuvimos intimidad y yo como un tonto asustado aún no puedo manejar la magnitud de lo que me causas.
 
“Dime en qué estabas pensando.” Preguntas aún cuando sé que sabes en qué estaba pensando. Eres tan arrogante.
 
“En ti.” Y yo no hago más que inflarte el orgullo.
 
“¿En serio?” Susurras sobre mi cuello y me estremezco. Te levantas un poco y sacas mis manos de donde las tenías pilladas y las pones alrededor de tu cintura mientras que todo ese movimiento lo siento deliciosamente sobre mis caderas. Cierro los ojos y con timidez aseguro mis brazos donde los has puesto. Supongo entonces que la desilusión tardará un poco en llegar. No sé por qué eso me da un poco de esperanza. Quizás... quizás podría demostrarte que valgo la pena aunque sea para mantenerme cerca. “Vuelve a pensar en mí.”
 
Abro levemente los ojos y te observo para estar seguro de que no te burlas de mí. Finalmente asiento quedamente y vuelvo a cerrar los ojos pero es muy difícil intentar imaginarte cuando te siento sobre mí. De todas formas lo hago porque quiero complacerte. Tu sola presencia me absorbe la necesidad de rebelarme y me deja a merced de tu voluntad. ¿Es así como se siente el amor?
 
Relajo mis piernas que estaban tensas e imagino tus manos nuevamente sobre mi cuerpo y tu boca sobre la mía. Mi garganta traga sin necesidad sólo porque puedo sentir tu cálido aliento sobre ella. ¿Sabes si es posible sentirse satisfecho con sólo abrazar a alguien? Yo me siento satisfecho. Tu orden se diluye en el bienestar que me causa el simplemente tenerte aquí sobre mi pecho, lo siento, soy así de simple. Lo único de lo que soy consciente es que mis manos se han movido de tu cintura a tu espalda para pegarte más a mí y de que el corazón me duele deliciosamente.
 
Vuelvo a las nubes cuando siento tus labios sobre los míos. No me tratas de dominar, es una sensación suave, como si estuvieras robándome besos mientras duermo y así pasamos lo que me parecen horas hasta que me haces abrir los ojos. “Es tarde.” Me dices y yo asiento. Cuando te levantas de encima de mi es una pérdida. Extiendes tu brazo y yo lo tomo sin siquiera pensarlo. Ya de pie te sigo con pasos lentos, esperando a que te pongas los zapatos y luego caminando hacia la torre de Gryffindor.
 
Nuevamente he olvidado preguntarte si nos volveremos a ver pero la verdad no quiero asfixiarte con mi presencia no sea que te canses de mi demasiado pronto. No te retiras hasta que la mujer gorda me deja pasar al interior. Dando un pesado suspiro subo las escaleras y llego a mi habitación. Haciendo el menor ruido posible para no despertar a los demás llego hasta mi cama y por costumbre le echo un ojo a Harry. Me sorprende verlo intranquilo y me acerco de inmediato para despertarlo. “¿Harry?” Luego de algunos intentos despierta y me mira con ojos nublados, ciegos como son.
 
“¿Ron?”
 
“Sí, compañero. Estabas inquieto.” Susurro cuando veo esos ojos verdes enormes algo asustados.
 
“Va a hacer algo.” Susurra Harry y noto el temblor de sus labios. Harry es así, puede estar muerto del miedo pero nunca nadie se enteraría porque su cuerpo no sabe demostrarlo. Es como tú que no sabes demostrar el amor. Sin preguntarle nada más me deslizo bajo sus sábanas y lo abrazo. De inmediato se acurruca y esconde la frente en mi pecho. Suelo hacer esto cada vez que sus pesadillas son demasiado tormentosas como para dejarlo dormir sin embargo hoy soy yo quien quiere el contacto. Aún me siento en la nube en la que me tenías.
 
“Ron...”
 
“¿Sí?”
 
“Estabas con alguien.” Me dice sonriente, olvidando que segundos atrás había estado teniendo visiones acerca del Lord. Asiento, ¿para qué mentirle? Todos los adultos que conoce suelen mentirle y ocultarle la verdad.
 
“Es un chico.” Me dice sin preámbulos y abro los ojos como un tonto. “¡Lo sabía!” Exclama quedamente. “Lo supe por el perfume, ninguna chica podría oler así.” Ruedo los ojos.
 
“Sí, es un chico.” Nos quedamos en silencio hasta que pienso que está durmiéndose nuevamente pero me equivoco, debí suponer que no se quedaría satisfecho con media respuesta.
 
“¿Quién es?”
 
“Harry.” Gimo patéticamente intentando escapar a la pregunta pero su mirada sigue fija en la mía. Hay pocas cosas a las que no puedo resistirme, los sermones de Hermione y la mirada fija de Harry. “No te va a gustar.” Mascullo mientras me acomodo un poco más sobre la almohada.
 
“No se puede escoger de quién te enamoras.”
 
“No dije que estuviera enamorado.” Chillo sin mucha convicción. “Si estuviera enamorado de alguien que no te gustara... ¿a quién odiarías tanto que no podrías soportarlo?” Le pregunto dándole una pista de quién podría ser.
 
“Voldemort.” Demonios sangrientos, ¿por qué me tiene que salir con ese nombre? Me pregunto espantado de que puedas decirlo con tanta naturalidad.
 
“¡Harry!”
 
“Está bien... lo siento. Creo que no me importaría mucho quien quiera que fuera. No odio a nadie. Me toca salvarlos de Voldemort, ¿recuerdas? Sería más difícil si odiara a los que intento salvar.” Suspira cansado y se mete bajo las mantas. “Además... no voy a dejar de ser tu compañero sólo porque te has enamorado de un arrogante bastardo sangre pura como Malfoy.”
 
“¿Lo sabías?” Pregunto como un tonto y con cara de incredulidad.
 
“Lo imaginé en cuanto dijiste que no me iba a gustar.”
 
“Mejor duérmete, te estás pasando de pesado.” Exclamo con una sonrisa, golpeándolo suavemente en el hombro haciendo que saque su cabeza de donde la tiene metida. Me sonríe de esa forma semi maliciosa que lo delata como un Slytherin y finalmente se decide a dormir. Doy un enorme bostezo, me siento exhausto y cierro los ojos para dejarme ir tranquilamente al sueño.
 
*******
 
Después de esa noche no me siento tan mal por mis sentimientos. Digo... si Harry puede aceptarlos entonces no me importa nadie más. Lo que veo difícil es que me correspondas como me gustaría. Hasta ahora me has permitido abrazarte y besarte siempre y cuando estés satisfecho de un contacto más íntimo. De todos modos sigo caminando de puntas alrededor tuyo, no sea que te canses de mí.
 
Muy a mi pesar he descubierto que te adoro, que quisiera pasar cada minuto de mi existencia atado a tus dedos. Por Merlín, estoy perdiendo la razón. Tus ojos metálicos me tienen sin voluntad.
 
Esta noche me has pedido que me presente al aula. Vas a tener tu ronda y quieres que te espere allí cuando la termines. He pasado todo el día nervioso, ansioso, feliz y deprimido, todo a la vez por eso cuando llego al aula estoy hecho un tonto que apenas sabe balbucear su nombre. Seguramente a estas alturas piensas que soy un estúpido morónico descerebrado y yo te daría toda la razón. Pero tú me vuelves todas esas cosas. No tengo control en cuanto a ti se refiere, nunca lo tuve ni lo tendré.
 
Me estremezco al sentir tus pasos a la puerta del aula y la abres como si fueras el dueño del lugar, me fascina eso. Te quitas tu capa y la doblas cuidadosamente para llamarme con un sólo dedo. Bastardo, te encanta humillarme con esos pequeños detalles que resaltan cuánto dominio tienes sobre mí. Yo obedezco, no hay testigos de cuán bajo puedo llegar por ti.
 
“He estado pensando en algo que me gustaría que hicieras por mí.” Me susurras al oído cuando me tienes cerca. Yo me inclino un poco para escucharte mejor y comienzas a susurrarme cosas que me hacen enrojecer de pies a cabeza. Estoy seguro que pronto los ojos se me caerán al suelo de la sorpresa justo al lado de mi quijada. Me cierras la boca con la mano y sonríes con tanta malicia que tiemblo sin saber qué hacer. Tú simplemente te das la vuelta y sales del aula cerrando la puerta.
 
Y yo me quedo parado en el medio del aula como un perfecto idiota, de pronto me siento insensible e incapaz de negarte lo que me acabas de pedir aún cuando me duela el corazón de la humillación que siento.
 
Me quito la capa y la dejo caer al suelo, realmente no me importa en estos momentos nada. Me saco la camisa mientras siento que apenas respiro y sigo con mis pantalones, botas, medias y ropa interior. No siento que hace frío, especialmente el frío del suelo, tan sólo recuerdo sacar mi ropa del medio por lo que recojo todo en un bulto y lo echo a una esquina. Luego hago lo que me dijiste que hiciera, voy y me siento en el escritorio, separo mis piernas y me inclino levemente hacia atrás.
 
Luego me acaricio febrilmente intentando obtener la excitación que me insinuaste que debería tener cuando regresaras. Nunca me había costado tanto trabajo y estoy a punto de lágrimas que me hacen jadear levemente cosa que me ayuda porque tal pareciera que sí estoy deseándote y no intentando contener mis estúpidos sentimientos de niñato.
 
Todo desaparece a mi alrededor cuando vuelves a entrar al aula. Tan obediente como me tienes dejo de acariciarme y pongo ambas manos en el escritorio para mostrarte... cuán ansioso estoy por complacerte... por humillarme para que te fijes en mí.
 
Mientras disfrutas de mi cuerpo vas destrozándome pedazo a pedazo el corazón. No quiero estar aquí pero tampoco quiero estar en otra parte. El dolor va creciendo en el centro de mi corazón, haciéndose enorme y frío. Me besas y apenas respondo, me siento como una víctima de sock post traumático, ese es el tipo de cosas que diría Hermione. Te detienes unos segundos y me observas con el rostro en concentración. De repente tu rostro parece enojado y comienzas a atacar mi cuerpo con algo más de violencia hasta que finalmente te separas de mi sumamente enojado. Tus ojos brillan de forma inusitada, debes estar encolerizado por mi aparente desinterés.
 
“¿Qué demonios te sucede?” Preguntas apenas conteniéndote. Siseas casi y me estremezco. ¿Es este el momento en que todo se viene abajo? Me pregunto sin poder evitar sentir que estoy acorralado por algo que aún no dices.
 
“Nada.” Susurro con voz apenas audible. Termina con esto, sabía que al mínimo problema buscarías una razón para desentenderte de mí.
 
“Es Potter, ¿cierto?” Mis ojos se abren incrédulos. ¿Cómo puedes estar celoso de Harry? Es... es estúpido, no que me atreva a decírtelo, simplemente es... es lo más ilógico y tonto que he escuchado. “¡Es él! Estás pensando en él.” Exclamas furibundo haciéndome dar un brinco sobre el escritorio. Mi pecho comienza a temblar descontroladamente por la tensión, me duele.
 
“No... él no...”
 
“¿No tiene nada que ver? Te pasas todo el día tras sus pasos y no he visto que te moleste su cercanía.”
 
“Pero somos compañeros...”
 
“Te alejarás de él o yo me alejaré de ti.”
 
“Draco...”
 
“No, es definitivo. Quizás así aprendas a asignarle prioridades a tus relaciones.” Me das una última mirada fulminante y te alejas, recoges tu capa para dirigirte a la puerta la cual azotas con furia.
 
Es como si la hubieras azotado dentro de mí. Duele tanto... que no puedo sentir nada ahora. Me quedo ahí sentado, completamente desnudo, sabiendo que si me bajo ahora del escritorio iré a dar al piso. Las lágrimas tontas de hacía un rato desaparecieron al infierno y no quieren bajar.
 
No sé cómo llegué a la torre de Gryffindor pero era bien pasado el toque de queda. Ni siquiera vi si la mujer gorda estaba enojada conmigo o no. Me deslicé a mi cama sin mirar la de Harry. Supuse que estaría dormido, soñando con el bien o el mal. Juro que esta ha sido la noche más larga de mi vida y creo que memorice todas las piedras que pueden verse desde mi cama en el techo.
 
Pasé el día siguiente como un autómata. Harry ha intentado varias veces sacarme prenda de qué es lo que me sucede, si Hermione se da cuenta, que lo hará tan pronto saque las narices de ese libro, comenzará también a molestarme con la misma pregunta. Finalmente Harry se me acerca al oído lo suficiente como para susurrarme. “¿Pasó algo anoche?” Me pregunta controlando su rostro. Yo asiento de forma casi invisible y para mi alivio deja el asunto a un lado pero por debajo de la mesa siento su mano que toma la mía y la aprieta suavemente. Yo le devuelvo el apretón con más fuerza de la necesaria y sé que esta noche será él quien se deslice a mi cama para velar mi sueño.
 
Sé que me miras y me observas. Sé que esta es tu forma de decirme que las cosas entre ambos terminaron porque ambos sabemos que no me alejaré de Harry.
 
Y duele... tanto que no siento nada, sólo ese mudo romper de cristales.
 
¿Pero sabes algo? Ya me lo esperaba.
 
*******
 
Gracias por leer.