InuYasha Fan Fiction ❯ Agonia ❯ Curiosidad ( Chapter 4 )
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CapÃtulo 4
Curiosidad
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A duras penas, Rin logró incorporarse del futón, tenÃa las piernas adoloridas y le zumbaba cada parte de su cuerpo, igual, se puso de pie. Lo hizo a pesar del dolor, para ayudar a su mascota dragón. Afuera del cuarto, Toki y Jaken la esperaban con el semblante ensombrecido de ver lo golpeada que estaba, ninguno dijo nada pero lucÃa como la primera vez que la vieron llegar al castillo, hacÃa ya tantos años.
Notando que los dos youkais la miraban como con lástima, Rin se dejó caer un mechón de cabello sobre el ojo morado, para disimular. Al hacerlo se daba un aire melancólico y misterioso y sin saberlo reflejaba la tristeza por la que atravesaba su alma.
Al ver los rostros acongojados de Toki y Jaken, Rin suspiró y les pidió que se animaran, porque sus heridas sanarÃan en un par de dÃas.
“Por favor, no pongan esa cara, voy a estar bien. Mejor será que se adelanten porque me tomará un poco mas de lo normal llegar!”
Los dos youkais la miraron con compasión, con pequeños pasos bajó las escaleras y empezó a caminar muy despacio. Acongojado de verla tan golpeada, Toki miró a su alrededor y cuando encontró lo que buscaba, se aproximó hasta uno de los árboles cercanos y cortó una rama gruesa
Con calma, Toki se sentó en el suelo y con el cuchillo que tenÃa escondido en los pliegues de su vestimenta, le dio forma de bastón con una habilidad increÃble. Una vez que estuvo satisfecho con la pieza, se levantó, guardó su cuchillo y caminó hasta estar frente a Rin.
“Aquà tienes pequeña, para que te ayudes!”
“Gracias!”
“Jaken acompáñala por favor, yo me adelantaré para estar con A-UN!”
Rin lo miró emocionada y sujetando su bastón con firmeza, mientras empezaba a caminar lentamente con el pequeño demonio a su lado. No habÃan atravesado el lÃmite del ala sur, cuando ella notó que su amigo la miraba con mucha insistencia y sin disimular.
“Se puede saber porque me mira asà señor Jaken?”
“Le rompiste un par de costillas…”
“Si y?”
“Estoy realmente impresionado, Soyomi es una youkai muy fuerte!”
“A veces no es cuestión de fuerza!”
“De eso no me queda duda!”
Con una sonrisa torcida, Rin siguió caminando soportando la gran molestia que sentÃa, le hubiera gustado quedarse en su habitación pero A-UN la necesitaba y no querÃa fallarle a uno de los pocos seres, para los que ella era importante.
Después de un par de minutos de lenta caminata, atravesaron el lÃmite del ala sur y entraron al castillo. Instintivamente, Rin caminó por los pasillos evitando que alguien la viera. Estaba a punto de llegar al establo cuando se detuvo y miró hacia la parte alta del castillo.
Mientras caminaba sintió como si alguien la observara, sin embargo, al buscar en los alrededores con la mirada, no vio nada por lo que pensó que estaba alucinando a causa del dolor.
Finalmente llegaron al establo y asustada Rin escuchó los gruñidos de A-UN, los berridos del animal cesaron casi de inmediato, al percibir el aroma que tanto le hacÃa falta. Mientras ella se acercaba los rugidos del dragón cambiaron de tono, de desesperado a feliz.
“Hola A-UN, como estas amigo?
El animal empezó a mover ambas cabezas buscando el contacto con las manos de Rin que al verlo, se sintió revitalizada; porque comprendÃa que para aquel ser, ella era su razón para estar feliz. Con Jaken a su lado, avanzó despacio y sin darse cuenta, todos sus pensamientos amargos y tristeza se evaporaron una vez pudo acariciar las cabezas de su querido dragón youkai.
Dándole el bastón a Jaken, se dio a la tarea de acariciar cada cabeza con amor, regocijándose con los gruñidos de satisfacción de la bestia. Tanto Toki como Jaken observaban complacidos, viendo a A-UN tan dócil, era imposible creer que unas pocas horas antes, era un incontrolable manojo de furia y depresión.
Como se sentÃa débil, Rin buscó un lugar donde acostarse. Como si fuera un perro, A-UN espero que ella se acomodara, para hacerlo lo mismo junto a ella y de forma que pudiera apoyarse en su costado. El animal no podÃa disimular su felicidad y bufó de alegrÃa cuando la pequeña se recostó sobre él. Soltando una risita, que le recordaba lo golpeada que estaba, Rin empezó a hablar.
“Amigo, perdóname por no venir antes…pasó algo y ahora vivo en el ala sur!”
Ella sabia que el animal no comprendÃa sus palabras, pero hablar con un ser que no podÃa juzgarla, aconsejarla, o inclusive consolarla, era una manera grandiosa de poder desahogarse. Olvidándose que no estaba solo, Rin continuo hablando por lo que Toki y Jaken tuvieron la gentileza de dejar el establo.
Sin embargo, habÃa un oyente inesperado, que se resguardaba de ojos curiosos con facilidad. Estaba de pie en las afueras del establo, su melena blanca y sedosa ondeaba con la brisa de la tarde. VestÃa un kimono rojo oscuro, sin espadas o armadura y estaba ahà para comprobar que aquella jovencita rechazada, no harÃa ninguna diferencia en el comportamiento del animal.
Cual habÃa sido su sorpresa al darse cuenta que estaba equivocado, la mujer que pretendÃa su amor y lo intoxicaba con su fétido aroma, era sin lugar a dudas, un elixir de calma para la atormentada bestia. Intrigado y molesto por eso, decidió quedarse para escuchar lo que ella le decÃa al dragón.
Le inquietaba estar equivocado, porque no entendÃa como un animal podrÃa extrañar a una joven insignificante, al punto de comportarse de forma errática y agresiva. Estaba tan desconcertado que no se dio cuenta que hablaba para si mismo entre dientes.
“Que le pasa a ese animal? Es absurdo!! Obviamente el único que no esta afectado por la presencia de esa pequeña soy yo…porque yo no preciso de un sentimiento tan vano como la amistad o el amor…todos los demás son débiles!”
El demonio bufó, porque en medio de sus palabras la imagen de Rin pequeña, lo volvió asaltar sin piedad. Aquellos recuerdos por momentos parecÃan grabados con fuego, y ni siquiera él podÃa deshacerse de ellos. Con un movimiento de cabeza leve, logro que la imagen se evaporara entre los pliegues de su mente.
Estaba a punto de irse cuando escuchó como ella hablaba, y cediendo a una curiosidad recién descubierta, el youkai presto oÃdos a las palabras de la pequeña.
“Me extrañaste amigo? Yo sÃ, lo que sucede es que le confesé lo que sentÃa…fue horrible, me dijo cosas muy feas…ya han pasado muchos dÃas y todavÃa lloro en las noches. Sukime dice que trate de olvidarlo pero no puedo…aunque me desprecie y le repugne, no logro cambiar mis sentimientos…es que lo he amado desde siempre, desde la primera vez que lo vÃ…crees que si me hubiera quedado en alguna aldea tendrÃa una familia?...Que tonta! querÃa que me amara, pero él no necesita de nadie, puede vivir sin amor. Eso es lo que me repito todas las noches para darme ánimos, pero no funciona. Nunca mas volveré amar a nadie, eso es bueno, creo!...talvez asà me haga fuerte y no me duela nada”
Rin dejo que las lágrimas le corrieran por su magullada cara y acarició a su mascota distraÃda. Agobiada por sus sentimientos, siguió hablando para purgar su dolor.
“Yo creo, mas bien estoy segura, que lo que siento es amor y aunque no es correspondido mi corazón pertenece a alguien. Que se sentirá ser tan fuerte como para no necesitar de nadie? Su corazón permanece intacto, sin necesidad de llenarse con sentimientos, él no siente debilidad por nada, creo que por eso es tan fuerte…en cambio yo…bueno tu sabes, soy una debilucha y pestilente humana jajaja…”
Rin se carcajeó, porque al voltear se dio cuenta que su retahÃla habÃa arrullado al dragón al punto que ahora dormÃa plácidamente. Con cuidado se limpio las lágrimas y se acomodó, totalmente ajena a que el youkai la habÃa escuchado. Una vez que logró una posición cómoda, y que cooperaba con su adolorido cuerpo, Rin cerró los ojos y lloró en silencio hasta quedarse dormida.
Fuera del establo, el youkai tenÃa la mirada perdida y las palabras de Rin atrapadas en su subconsciente; junto con los recuerdos de ella siendo una pequeña. Como era posible que el razonamiento de una humana débil y sin poderes, le produjeran tanto ardor. Era un ardor fÃsico pero que también atacaba sus creencias de cómo debÃa ser todo.
(Porque tengo esta sensación tan repentina?...no puedo equivocarme, toda mi vida…no…ella esta equivocada, esta bien que mi corazón permanezca intacto, sin amor o sentimientos innecesarios…ella misma lo dijo, no tengo debilidades, por eso soy invencible…si mi padre no hubiera amado a una humana, estarÃa vivo, yo moriré como un guerrero y no con el corazón cautivado por algo tan estúpido como el amor!)
A pesar de que repetÃa las palabras, como un convencimiento mental, algo en las profundidades de su alma trataba de salir de la laguna de frialdad en la que el youkai mantenÃa sumergido su corazón.
Esa noche Rin durmió placidamente en el establo, acurrucada a su mascota y asà lo hizo por dos dÃas mas, hasta que A-UN recupero su buen humorâ”” Fue Toki quien le dijo que podÃa visitar al dragón a la hora de la cena, siempre y cuando regresara al ala sur.
“Claro es por mi olor…Toki? A que olemos los humanos, a que huelo yo?”
El fornido hombre se paralizó al escucharla, el amo del castillo no habÃa dicho nada sobre el olor, de hecho no habÃa puesto ningún pero para que la joven visitara al dragón. Aquella medida habÃa sido idea del propio Toki, que preferÃa que Rin regresara al ala sur para evitar que A-UN se acostumbrara a dormir acompañado.
Concentrando su atención en ella y escogiendo cariñosamente sus palabras, Toki le respondió que simplemente olÃan distinto. Gentilmente, le dijo que de todos los seres humanos que él conocÃa, ella era una compañÃa agradable y nada fétida, porque su aroma era como el de una flor silvestre.
Rin no supo si creerle o no, pero era mas gratificante pensar que lejos de sentir lástima, Toki se lo estaba diciendo con sinceridad. Con una gran sonrisa que le iluminaba el rostro, la pequeña le agradeció el comentario y después de abrazar a A-UN, se encaminó a su habitación.
“Domo Arigato Toki-sama, que amable!”
“Es la verdad Rin…ahh por cierto Sukime está algo atareada y me pidió que te entregara esto, se supone que lo uses hasta que sane tu ojo!”
Toki alargó la mano y le entrego un parche negro para su ojo, con una expresión sorprendida, Rin tomó el pedazo de tela y se lo acomodó en la cabeza. Una vez que se lo puso, retiró el mechón de cabello que utilizaba para tapar su ojo que estaba tardando en sanar.
Volviéndose hacia Toki le preguntó como lucÃa. El youkai no le contestó inmediatamente, admirando las delicadas facciones de Rin, que con aquel parche negro sobre su ojo, creaba un contraste sumamente atrayente. No tenÃa sentimientos románticos por ella, pero tampoco era ciego a su belleza. El youkai la miro un segundo más y luego con una gran sonrisa le dijo que lucÃa muy hermosa.
“Luces hermosa!”
“En serio? No parezco un bicho raro?”
“Eres un bicho raro pequeña, vives entre youkais!”
Las palabras y tono de Toki eran amables y cariñosas, el youkai sonrió aun más cuando la vio sonreÃr. Rin era lo suficientemente inteligente para reconocer un cumplido cuando lo escuchaba. Palpando su parche, ella le preguntó si sabÃa porque Sukime estaba ocupada, y él le contesto que no estaba enterado.
“mmm que raro, bueno lo sabré cuando me vaya a visitar, gracias por todo Toki!”
Caminando despacio, Rin se dirigió al ala sur. Su nuevo parche probaba ser una bendición porque le protegÃa el ojo del polvo y la luz del sol. Estaba a punto de doblar la esquina, para tomar el pasillo hacia el ala sur, cuando escucho la voz de su nana que la llamaba sin levantar mucho la voz.
Una vez que su nana la alcanzo, le elogio el parche diciéndole que le quedaba espectacular. Rin solo se rió y le dijo que solo ella la veÃa linda. Sin dejar que su nana agregara nada más le pregunto con que estaba tan ocupada.
“Como lo sabes?”
“Toki me lo dijo. Que tienes nana, porque pones esa cara, todo bien?”
“Si, no te vayas a poner triste…es que estoy ayudando a Yuma con la boda de Soyomi, será en tres semanas!”
“Aahhh se casan que dichosa…porque me voy a poner triste? Ella y Rua merecen ser felices…- Rin aparto la mirada hacia el cielo, pensando que le hubiera gustado tener la ayuda de su nana para su propia boda. El sentimiento de desolación que tenÃa guardado pareció despertar, por lo que decidió ir a su habitación -…Nana me están doliendo la heridas. Mejor me voy para recostarme”
“Claro pequeña, iré mas tarde!”
“No te preocupes, visÃtame cuando puedas!”
La youkai se quedo de pie mientras la figura de Rin se alejaba hasta perderse entre las sombras que ahora poblaban el castillo. SabÃa que la pequeña estaba afectada por la boda de Soyomi, pero no por envidia sino por saber que ella nunca estarÃa en aquella situación.
Caminando con la cabeza baja, Rin avanzo lentamente por los pasillos, no le dolÃan las heridas como le habÃa dicho a su nana, mas bien, no querÃa romper en llanto y empezar a sentirse miserable y abandonada otra vez.
(Si él puede vivir sin amor entonces yo también, se murieron mis padres quede yo sola y sobrevivÃ, me mataron un montón de lobos y sobrevivà y ahora el hombre que amo me odia y me desprecia…tengo que sobrevivir pero no voy a dejar que mi corazón se llene de odio y envidia solo porque Omi y Rua tienen lo que yo mas deseo, ellos se lo merecen)
Estaba a punto de doblar la esquina para entrar al ala sur, cuando Soyomi le salio al encuentro. Rin se quedo paralizada y aunque no estaba muy segura de querer escuchar lo que ella tenÃa que decirle, mantuvo la frente en alto.
Al verla Soyomi ahogó la expresión de asombro que se formó en su boca. ParecÃa que Rin hubiera cambiado de la noche a la mañana, sus kimonos oscuros, su cabello suelto y ahora el parche en el ojo, todo eso le daba un aire melancólico y hasta un poco sombrÃo.
(Luce tan diferente, como si todo el peso del desamor la hubiera transformado, ya nunca será la misma...sus ojos son muy verdes y si es muy hermosa, no importa lo que el amo diga)
Guardando la impresión de la metamorfosis de Rin para si misma, Soyomi le escupió las palabras que tenÃa que decirle.
“Me voy a casar en tres semanas…Rua, Yuma y Yoro quieren que te invite!”
“No me interesa, es el dÃa de tu boda y no tengo deseos de estropearlo con mi olor o mi presencia…Felicidades! Rua es maravilloso y se nota que te adora!”
Rin rodeó a Soyomi y siguió su camino hacia la habitación. Mientras caminaba se sentÃa bien haber rechazado aquella invitación, porque sabÃa muy bien que a la youkai la estaban obligando. Ella le habÃa roto un par de costillas con plena conciencia y ahora no iba a ser una hipócrita y aparecerse el dÃa de su boda como si nada.
Al llegar a su habitación y alargar la mano para abrir la puerta, sintió la mano de Soyomi sobre la suya. Con asombro la miro y le pregunto que le pasaba.
“Ahora que quieres? Acaso no me escuchaste? No iré a tu boda, yo hablare con ellos y les diré que me invitaste de forma amable. Hazte a un lado!!”
“Tu olor no es tan molesto, él que sabe?! Nunca habla, nunca sonrÃe, nunca nada. Puedes venir a la boda si quieres”
“No es necesario que finjas. No me parece justo que te obliguen a invitarme”
“A mi nadie me obliga a nada…bueno excepto Rua, pero a él no puedo negarle nada, más cuando me lo pide con besitos y pone esos ojos que me encantan!”
Soyomi no siguió hablando al notar la mirada de Rin. Ella frunció el ceño antes de hacerle una pregunta que a la youkai le tomó un par de segundos digerir, y luego contesto con sinceridad para honrar la fortaleza de Rin.
“Omi que se siente que alguien te quiera?”
“B-bueno se siente maravilloso, es como si nada pudiera herirte. Es algo tan real que no sabes si podrás contener los latidos de tu corazón en el pecho. Cuando Rua me abraza y me mira a los ojos, se me olvida que el mundo existe…”
“Sigue por favor…como es un beso?”
Soyomi dio un suspiro y le dijo que en beso era como una fuerza que te sacude de pies a cabeza. Algo tan maravilloso que tienes que aferrarte a quien te besa para no desmayarte.
“Es como estar en las nubes Rin, cuando sientes los labios tibios sobre los tuyos es como…como si te conectaras con esa persona, llevas su sabor en la boca todo el dÃa y cuando recuerdas lo que sentiste, o la forma como te abrazó, no puedes evitar sonreÃr…ay Rin una vez que la persona que amas te besa, quieres mas y…”
Soltando una risita nerviosa, Soyomi no siguió hablando porque comprendió que Rin habÃa escuchado suficiente. Ella fijaba la vista en el cielo y la youkai supuso que estaba pensando en Sesshoumaru. Estaba a punto de irse cuando la voz de Rin la detuvo.
“Verdad que no puedes fingir amor?”
“No Rin, no creo que se pueda hacer algo asÃ!”
“Yo sabÃa, tampoco puede desaparecer de tu alma por un rechazo. Gracias por invitarme a tu boda Soyomi-chan!”
“De nada!”
Cuando la youkai se alejó Rin dio un suspiro profundo y sintió que las nubes que se cernÃan sobre su vida, finalmente empezaban a disiparse. Feliz, se encamino a su huerta y de paso recogió varias flores para alegrar su estancia. De vuelta en su habitación, tomo sus alimentos sola y cuando estaba a punto de quedarse dormida, escuchó como decÃan su nombre en voz baja.
Levantándose con la ayuda de su bastón, se incorporó y fue hasta la puerta. Al abrirla vio que era Rua, llevaba un pequeño paquete en sus manos. El youkai tenÃa su acostumbrada expresión serena y luego de preguntarle si de verdad asistirÃa a su boda, le entrego el paquete que llevaba.
“No pude negarme cuando Omi fue tan amable conmigo, me dijo que mi olor no era molesto!”
“Eso es cierto. Te traje esto, además querÃa ver como te habÃa quedado el parche!”
Al oÃr a Rua, inconscientemente Rin se toco el parche y comprendió que él lo habÃa hecho. Con una gran sonrisa le dijo que le aliviaba mucho la molestia de la claridad y además ya no se le metÃa tanto polvo, por lo que no tenÃa que frotarse el ojo.
“Excelente, eso mismo pensé yo! Me permites ver tu ojo?”
“Claro…siempre fuiste como un doctor!”
“Jajajaja gracias pequeña!”
A Rin se le aguaron los ojos por la suavidad con que Rua la trataba, las últimas semanas habÃan sido tan amargas, y ahora aquellas palabras amables y sinceras eran un bálsamo de felicidad para su corazón. Inclinado sobre ella, Rua noto inmediatamente que tenÃa los ojos llorosos y le pregunto si todo estaba bien.
“Todo está bien, es solo que estos últimos dÃas han sido tan feos y tristes, pero hoy me he sentido feliz!”
“Pues me alegro, ya veras que la boda te animara mucho. Sobre tu ojo, creo que es mejor que uses el parche hasta que no te moleste. Vamos abre el paquete que te envÃa Toki”
“Toki-sama?
“Hai!”
Con cuidado Rin desenvolvió la tela que cubrÃa un espejo que tenÃa el tamaño justo, ni muy grande ni muy pequeño. Con una gran sonrisa lo sujeto con la mano y admiro su reflejo. Rua le dijo que Toki tenÃa guardadas muchas cosas y de vez en cuando les hacia regalos a sus amigos, en esta ocasión ella se lo merecÃa por cuidar de A-UN.
“No era necesario, lo hice con mucho gusto!”
“Bueno Toki es asÃ. Ya me voy, que descanses mucho!”
“Igualmente Rua!”
Esa noche Rin tuvo un agradable sueño, sin lágrimas o recuerdos amargos. Una vez que cerró los ojos fue una noche apacible, muy diferente a la que tenÃa un ser invencible, con sueños llenos de recuerdos y una voz del pasado. Recuerdos que parecÃan determinados a salir de su olvido a fuerza de insistencia.
A la mañana siguiente, mientras que Rin despertaba descansada y feliz, Sesshoumaru abrÃa los ojos para tratar de escapar de sus recuerdos de una niña, que años antes significaba más de lo que estaba dispuesto a aceptar.
………………
Una semana después…
La pequeña figura verde corrÃa por los pasillos con el báculo a cuestas, querÃa ver a su amo antes de que partiera. Mientras corrÃa, recordó la breve conversación que habÃa tenido con su amo bonito el dÃa anterior.
“Saldré un par de dÃas del castillo, no necesito que me acompañes!”
“P-pero Amo bonito porque? Yo siempre lo acompaño…- al ver la mirada de fuego de su amo, el diminuto youkai junto sus labios y no siguió discutiendo -…como usted diga Amo Sesshoumaru…acaso he hecho algo que lo ofendiera?”
“No, ahora déjame solo!”
Jaken no sabÃa bien pero podÃa jurar que algo preocupaba a su amo. Tampoco era algo nuevo, el prÃncipe tenia varios dÃas de actuar extraño. Estaba retraÃdo, de una forma diferente a su acostumbrada frialdad, era más bien como periodos de reflexión donde la mirada ámbar se tornaba brillante y oscura a la vez.
Con el báculo apretado a su costado, Jaken observo mientras su amo bonito se elevaba por los aires con una expresión grave en el rostro. Quizás eso era lo inusual, la expresividad que Sesshoumaru no podÃa ocultar.
(Amo bonito que le sucede, estará preocupado por algo? Pero si él nunca es asÃ. Me alegro que haya decidido irse, asà no habrá problemas con la celebración de la boda de Soyomi…será un gran banquete. Creo que iré a visitar a la niña!)
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3 DÃas antes de la boda…
Jaken y Rin paseaban por el bosque recordando todas sus aventuras de tantos años antes. El sapo estaba complacido de ver a Rin tan animada, entregándose de lleno a los recuerdos. Cuando ella le pregunto si él consideraba que Sesshoumaru la habÃa apreciado alguna vez, el youkai le respondió sin titubear que si.
“Yo no sé que le pasó al amo bonito, pero tu le importabas”
“Verdad que sÃ? Yo lo sabÃa…no me mire asà señor Jaken, que importa si no me ama, un dÃa como hoy no me duele tanto!”
Después de seguir paseando un rato más, regresaron a la cabaña. Esa noche cenarÃan con Sukime, como el prÃncipe no habÃa regresado, todos en el castillo estaban tranquilos y emocionados con la próxima boda.
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HabÃa abandonado el castillo como si huyera de un fantasma invisible que lo perseguÃa noche y dÃa, un fantasma que no descansaba, no se podÃa aniquilar y del que tampoco podÃa huir, porque rondaba en su mente, atrapado y entrelazado con su alma pura e invencible.
Tomo la decisión de regresar cuando supo que no importaba lo lejos que estuviera, los recuerdos de un tiempo pasado no desaparecerÃan solo porque ahora le incomodaban. Estaban ahÃ, se habÃan ganado su puesto junto a tantas otras cosas que tenÃa en su memoria. Cosas buenas y malas.
Ahora estaba de regreso en su palacio y deseaba paz y tranquilidad, y justamente eso recibió. En el patio al pie de su alcoba no habÃa ni un alma, todos los alrededores estaban en completa quietud. Concentrándose, se percato que todos sus sirvientes o estaban ya dormidos y estaban cenando.
El youkai se quedo inmóvil un segundo mirando la escalera que daba a su habitación, después miró hacia los pasillos, ni un alma, nadie habÃa venido a recibirlo, sus ojos se quedaron fijos un segundo mas y luego parpadeó comprendiendo que todos estaban demasiado ocupados en algo mas, para darse cuenta que el amo del castillo habÃa llegado.
……………………….. .
Una vez que terminaron de cenar, Sukime se levantó y trajo un paquete que habÃa dejado escondido en una esquina. Jaken y Rin la observaron dando un pequeño sorbo de su té. Cuando la nana regresó Rin sonrió al ver la mirada emocionada de la anciana.
“Que tienes ahà nana, acaso es para mÃ?”
“Si mi niña, para que lo uses en la boda!”
Rin se mordió el labio, dejo su te a un lado y recibió el paquete exaltada.
Con cuidado lo puso frente a ella y soltando el cordel que mantenÃa el papel envuelto, descubrió su kimono nuevo. Era de color negro y tenia flores rojas y blancas, pintadas a mano. Al verlo, Rin no disimulo su felicidad y tomando la tela la froto contra su mejilla, disfrutando de su suavidad.
“Nana es precioso, tu lo hiciste verdad?”
“Si pequeña, en serio te gusta?”
“Estas bromeando? Es el kimono mas hermoso que he tenido, gracias Nana… y lo hiciste negro, como puedo pagarte todo lo que siempre has hecho por mÃ?”
“Viéndote feliz es suficiente!”
Cuando Jaken abandonó el ala sur, uno de los sirvientes le avisó que el amo habÃa llegado aproximadamente una hora. Dudando un segundo, el sapo apresuro mas el paso para llegar donde su amo. Al avanzar hasta la alcoba de Sesshoumaru, Jaken lo vio de pie mirando fijamente el horizonte.
“Amo bonito que bueno que regresó!”
“A que se debe tanto alboroto?”
“Es la boda de la sobrina de Yoro…usted nos dio permiso antes de irse, recuerda Amo?!”
“Hai…Jaken donde estabas?!”
“En el ala sur Amo…n-no hay ningún problema verdad?”
El youkai no le contesto y entro a la habitación cerrando de un golpe la puerta tras de sÃ. HabÃa reconocido el aroma de Rin, impregnado en Jaken, sin embargo el aroma parecÃa haber cambiado haciéndolo dudar un instante.
……………………… 8230;……
La boda…
HabÃa sido una boda llena de flores, lágrimas pero sobretodo amor. Rin estaba sentada en una esquina cerca de la puerta viendo a todos disfrutar del festÃn. Junto a ella, Jaken comentaba lo buena que estaba la comida. Rin estaba feliz porque todos los presentes habÃan elogiado su kimono diciéndole que se veÃa hermosa.
Ella no querÃa quedarse demasiado en la fiesta, sabÃa que el amo del castillo acostumbraba felicitar a la pareja como parte de una tradición iniciada por su padre, cuando él era tan solo un pequeño.
Inclinándose sobre su nana para que nadie la escuchara, Rin le dijo a la youkai que irÃa a visitar a A-UN.
“Nana iré al establo, además en cualquier momento llegará él”
“Pero Rin, ya es muy tarde seguramente no va a venir!”
Rin hizo una mueca extraña, al escuchar a su nana pensó que probablemente Sesshoumaru no habÃa visitado el salón por su culpa. Dejando su copa de té frente a ella, la pequeña se levantó, dejando el salón disimuladamente.
Efectivamente a los pocos minutos de haberse ido, el prÃncipe youkai hizo acto de presencia felicitando secamente a los recién casados. Después de comprobar que en el salón solo habÃa youkais, salió sin decir nada rumbo a su habitación.
El prÃncipe estaba a punto de elevarse para sobrevolar sus dominios, cuando un aroma familiar lo distrajo, era Rin que salÃa del establo de A-UN rumbo a su habitación. Igual que cuando Jaken lo fue a recibir dos dÃas antes, el aroma de la mujer se percibÃa distinto. Como antes, su recién descubierta curiosidad, lo obligó a desplazarse hasta el establo.
La figura que abandonaba el establo era distinta a la que su mente guardaba como la de Rin. Aquella silueta era la de una mujer adulta, de cabellos largos y vestimenta oscura, nada parecido a una niña alegre y bulliciosa.
Inquieto por aquella perturbadora imagen, observo el caminar de Rin. Avanzaba tan despacio y silenciosamente que parecÃa una especie de fantasma. Sus ojos se regocijaron admirando el hermoso kimono, el contraste del negro con las flores rojas y blancas, era todo un estÃmulo visual. Para completar la visión de aquella extraña, la negra y sedosa cabellera parecÃa mantener un juego invisible con el viento de la tarde.
De pronto, la figura se detuvo para volverse completamente. La expresión de Rin al verlo fue de asombro y terminó en una mueca de horror. Recordando las condiciones para poder quedarse, empezó a caminar tan rápido como podÃa, preguntándose si era demasiado tarde y el solo hecho de haberla visto, ameritarÃa que la echaran definitivamente de ahÃ.
Indignado de ver que le huÃa como a un horrible mounstro, Sesshoumaru la detuvo con la voz transformada en un rugido. En un rincón de su mente, la imagen de Rin con el cabello suelto, vestida de negro y con un parche sobre el ojo derecho, se grababa con fuego, creando una grieta en su alma.
“Espera un segundo, no permitiré que nadie me huya en mi propio castillo!”
Paralizada por el tono de autoridad en la voz de su amo, Rin dejo de caminar y lentamente se volvió hacia él. El pulso en sus venas se movÃa acelerado y sin darse cuenta un agudo dolor invadió toda su cabeza provocándole nauseas. Con las rodillas temblando, estiró la espalda para soportar la inquisidora mirada del youkai y de esa forma ofrecer una explicación del porque se alejaba de él.
“Usted le dijo a Sukime-sama que podÃa quedarme siempre y cuando no me atravesara en su camino, sólo cumplÃa con sus deseos señor!”
La rara apariencia que le daba el parche, tomó por sorpresa al youkai, porque realmente no conocÃa a la mujer frente a él. Estando tan cerca como ahora, se podÃa apreciar en todo su esplendor el intenso color de sus ojos, no importaba que uno estuviera cubierto.
De pronto se sintió un tanto expuesto, eran demasiadas cosas nuevas, diferentes y sin embargo conocidas. El sabÃa que Rin tenÃa cabello negro, ojos verdes y piel blanca, pero el tiempo habÃa distorsionado aquellas caracterÃsticas como ondas en el agua. En un intento por eludir su presente incomodidad, el youkai la interrogó con brusquedad.
“Quien te invito a esta boda?”
“La novia!”
“No mientas!!”
Rin se desubicó momentáneamente al escucharlo, pensó en decir algo pero se mantuvo en silencio y con la cabeza baja para no tener que verlo. HabÃa pensado tantas veces en que harÃa si lo volviera a ver, y ahora que ese momento habÃa llegado, no podÃa creer que la acusara de mentirosa. Pasaron un par de minutos y como el youkai no decÃa nada, Rin sintió la necesidad de defenderse de aquella falsa acusación.
“Señor…yo no digo mentiras. Soyomi-chan me invitó!”
Sesshoumaru permaneció en silencio pero la miro con dureza. TenÃa la sensación de estar en otro plano de la realidad, porque mientras más miraba a Rin mas se revolvÃa algo en su interior. Presa de aquella incómoda sensación, rápidamente su mente pareció plagarse de una neblina que lo aturdÃa. Su rostro, su cabello, el kimono pero sobre todo, algo dentro de ella era distinto, algo que para él habÃa pasado desapercibido y justo ahora lo descubrÃa.
Ignorando aquella cascada de nuevos pensamientos, se concentró en el presente. Estaba tan indignado por la aparente mentira, que le provocaba levantar la mano y hacerle daño. Era como si una voz interior le pidiera a gritos ver brotar la sangre de Rin, aquella voz, pensaba que un vistazo de su sangre, sÃmbolo de su debilidad como humana, disiparÃa aquella neblina, que con cada minuto cerca de ella, se hacÃa más densa.
La expresión de odio en las facciones de su amo, aterrorizo a Rin, que cerró los ojos y elevó una plegaria al cielo. El ambiente cargado entre ellos prácticamente se podÃa cortar. Al atreverse a mirarlo, se dio cuenta que el youkai apretaba los dientes con furia, como si luchara contra el deseo de vociferar toda clase de injurias en su contra.
Estaba a punto de correr cuando el ambiente se vio inundado por las risas que llegaban desde el salón, transportadas por la suave brisa que soplaba en ese momento. Viéndolo bajo sus pestañas Rin espero lo peor de aquel encuentro y se preparó para lo que venÃa. Con voz ronca y pausada Sesshoumaru le pregunto porque seguÃa viviendo en aquel castillo si sabÃa que no era bienvenida.
Al escucharlo, Rin sintió el agudo dolor estrujar su cabeza y el corazón en su pecho recibió el peso de aquellas palabras al borde del colapso. Tragando grueso, apretó los ojos y los mantuvo asà un par de segundos, logrando de manera titánica contener las lágrimas. Se habÃa hecho una promesa de no llorar más, mucho menos frente al prÃncipe youkai.
“No me he ido para no dejar a Sukime sola. Ella dijo que usted le habÃa dado permiso”
“Porque no te vas con los de tu clase?”
“Humanos? Los aldeanos me odian, dicen que soy una traidora por mezclarme con youkais!”
Rin hablaba con un tono de voz tan diferente a como se sentÃa, que hasta ella misma estaba impresionada. Quizás era el recuerdo de las palabras ofensivas, o la lluvia de piedras que en tantas ocasiones habÃa recibido por ser la acompañante de un youkai, ella no supo con exactitud, pero al hablar era como si fuera alguien mas, alguien fuerte y sin miedo.
Sesshoumaru sintió una extraña y fugaz sensación al escucharla hablar de esa forma, en sus palabras no habÃa ni un gramo de tristeza o amargura, eran solo palabras, desprovistas de emoción, el eco de algo vacÃo y sin vida. ParecÃa que en un abrir y cerrar de ojos, aquella mujer hubiera perdido su humanidad, transformándola en un ser duro y sin sentimientos.
Inquieto por aquella faceta de Rin, Sesshoumaru le preguntó porque habÃa abierto el ala sur sin su permiso, cuando sabÃa muy bien quien era el amo del aquel castillo. Aquella deliberada ironÃa enfureció a Rin, porque comprendió que aquella plática era solo una excusa más para volver a humillarla.
(Maldición porque tenÃa que salir justo en este momento del establo? Si me hubiera quedado unos minutos más! Que mas da! Si quiere echarme esta bien, pero no más humillaciones, ni de él ni de nadie…)
Sin siquiera inmutarse, y con un tono de voz hueco Rin le explicó pausadamente sus razones, devolviéndole la moneda de la ironÃa con elegancia.
“Sesshoumaru-sama, tomé la última habitación del ala sur en aras de su bienestar. Ya que soy una plaga fétida y débil, no querÃa seguir molestando a todos con mi pestilencia, en especial a su majestad o sus refinados sentidos youkais puros. Sukime me aseguro que estando tan lejos la peste casi no se percibe!”
“Yo lo percibo!”
Rin respiró profundo y cerró las manos en un puño para darse fuerzas, verlo frente a ella era una tortura para su corazón, pero la actitud déspota del youkai, no le dejaba dudas de que ella seguÃa siendo un estorbo, y eso le hacÃa hervir la sangre de rabia.
Las palabras de Sesshoumaru eran afiladas y llenas de desprecio. Usaba el mismo tono despectivo y cruel de la noche que ella le declaro lo que sentÃa. Atormentada por el amargo recuerdo, que con tanto ahÃnco ella trataba de superar, Rin le dedico a su amo una mirada agria y llena de rencor.
“Entiendo, me iré una vez que me despida de mi nana. Supongo que puedo hacer eso o no?”
Sesshoumaru entrecerró los ojos ante el tono altanero de Rin, jamás en toda su vida alguien se habÃa atrevido a hablarle de ese modo. Estaba Inuyasha, pero de él cualquier cosa se podÃa esperar. En cambio de ella, nunca antes habÃa osado levantar la voz o contradecirlo. En ese instante, las cosas tomaron un giro inesperado para el youkai.
“No aprecio tu tono de voz!”
Ella ni siquiera se digno a contestarle, en su mente habÃa un cúmulo de recuerdos dolorosos. El desprecio de los aldeanos señalándola, sus palabras ofensivas, las murmuraciones, su desamor y ahora su inminente separación de Sukime, todo eso la hicieron perder la cordura y cualquier rastro de respeto hacia el youkai.
Sesshoumaru estaba esperando una disculpa, pero ella ni siquiera lo miró y cuando la escuchó murmurar algo parecido a un insulto, le exigió con un gruñido una explicación.
“Que murmuras?”
Por un breve momento Rin tuvo toda la intención de quedarse callada, pero aquel impulso se desvaneció para dar paso a una altanera y osada mujer que en lugar de dar explicaciones vocifera como una fiera.
“Que le importa!! Quien quiere vivir en un castillo donde no lo quieren…Youkai puro e invencible, ha!…puras sandeces! De que le sirven esos maravillosos poderes si es un amargado?!”
Rin estaba poseÃda por una fuerza ajena a ella y sin esperar la respuesta de Sesshoumaru, empezó a caminar para alejarse de él. Entre toda su furia, su corazón estaba oprimido porque sabÃa que su nana no tomarÃa aquella inesperada noticia con facilidad.
Estupefacto, Sesshoumaru observó como la esbelta figura se alejaba de él. Cinco segundos mas tarde reaccionó y con su acostumbrada destreza la detuvo. Obstaculizándole el paso con todo su cuerpo, la tomo por la muñeca con fuerza dejando que un afilado gruñido escapara de sus labios. Aterrada, Rin lo miro directo a los ojos y desplegando la frialdad de un témpano le dijo que la soltara.
“Suélteme maldita sea! Ya tiene lo que querÃa, pero sabe que?...Espero morirme cerca de aquÃ, para que al podrirse mi cuerpo se mezcle con la tierra y usted nunca pueda liberarse de mi fétido aroma!”
La voz de Rin estaba tan llena de odio y resentimiento que las palabras llegaron a oÃdos de Sesshoumaru como filosas pedradas. Iracundo por tanta soberbia, el youkai levantó la mano y le dio tal cachetada, que la hizo perder el equilibrio y Rin cayó de rodillas al suelo con la boca llena de sangre.
“INSOLENTE!”
Rin sintió un ardor tan intenso en su rostro, que las lágrimas no tardaron en llenar sus ojos. No obstante, eran lágrimas de impotencia y rabia. En sus noches en vela llorando por Sesshoumaru, habÃa comprendido que ella no era solo una humana, era una mujer cuyos sentimientos eran valiosos y no simplemente una molestia.
Aguantando el ardor y las ganas de llorar, cerró los puños con fuerza. Aún de rodillas, se acomodó el cabello fuera del rostro con parsimonia. Luego, como si su cuerpo estuviera dormido, se levanto sin prisa, sabiendo que Sesshoumaru la observaba.
El youkai estaba inmóvil, sintiendo un fuego por dentro y saboreando su aparente victoria sobre ella. El olor de sus lágrimas fue como un trofeo invisible que un minuto mas tarde, se desvanecÃa en el aire, hiriendo su enorme ego.
Una vez de pie, Rin se irguió y con movimientos suaves se sacudió el kimono nuevo. Alisó su cabello hacia atrás, acomodó el parche un poco y concentro su atención en el youkai frente a ella.
Suavemente pasó sus dedos por donde sentÃa la piel enrojecida, Sesshoumaru podÃa ver claramente las marcas de sus dedos al golpearla. Jamás en su vida habÃa agredido a una mujer, pero en este caso, estaba seguro que se lo merecÃa.
Después de palpar su mejilla hinchada y pulsante, Rin llevó los dedos hasta su labio e hizo algo que Sesshoumaru no esperaba: sonreÃr! El estaba esperando lágrimas, pero en su lugar estaba la sonrisa de un rostro endurecido, que reflejaba una gran fortaleza.
El youkai la observó pasar la lengua por los labios, como si tratara de averiguar cuan rota tenÃa la boca. Riéndose calladamente, Rin probó su propia sangre y luego la escupió con desprecio, justo a los pies del prÃncipe, como un acto más de rebeldÃa.
Para rematar, en lugar de decir algo, soltó una risa ácida diciendo que nada de lo que hiciera la iba a dañar. El apático corazón que latÃa dentro del pecho youkai, sintió un frÃo nuevo y diferente, porque frente a él no estaba Rin, sino la mas fiera de todos los oponentes que el youkai hubiera tenido el gusto de aniquilar.
Rin escupió sangre una vez más y con sarcasmo le dijo que dejarÃa sus dominios en cuanto encontrara a Sukime para despedirse. Al girar sobre sus talones vio como su nana caÃa desmayada en el suelo. La anciana habÃa escuchado todo y de la impresión perdió el conocimiento.
Sesshoumaru se sorprendió de ver a Sukime en el suelo pero mantuvo su pose de frialdad, estaba tan impactado por lo que acaba de pasar que no tenÃa cabeza para ocuparse de una anciana que solo estaba desmayada. La mancha de sangre frente a sus pies, era la prueba innegable de que aquel altercado no era producto de su imaginación, y más que sangre para él era como veneno que lo intoxicaba.
En su mente solo habÃa una cosa clara, Rin no era la persona que el pensaba y eso habÃa creado una grieta en su realidad. Era aterrador darse cuenta que ella no era insignificante. Su protegida era tan insolente, altanera y fuerte como para despertar su ira, al punto de tener que abofetearla y ni aun asà habÃa logrado doblegarla.
La reacción de Sukime lo cambiaba todo, obligarla a abandonar el castillo serÃa despiadado, sin contar que estarÃa faltando a la promesa que le habÃa hecho a la anciana. Ahora las palabras de Rin, eran mas una profecÃa que una amenaza. Se cumplirÃa su deseo de morir cerca y que su olor se mezclara con el de los cimientos de aquel castillo.
Frente a sus ojos, Sesshoumaru vio a la fiera mujer desvanecerse, dando paso a una pequeña afligida, que gimoteaba inclinada sobre su Okasan youkai. La voz de Rin sonaba desesperada y llena de temor.
“Nana? Sukinana? Despierta por favor, te lo suplico. No me dejes…NANA!!”
Dando dos pasos en dirección a las mujeres, Sesshoumaru miro a Rin con insistencia, esperando que el calor de su mirada la alertara de su presencia. Sin soltar a su nana, Rin dejo de llamarla y movió su cabeza un poco, dándole a entender al youkai que sabÃa que estaba junto a ella.
“QUE?”
“Si te marchas Sukime no lo resistirá”
Rin no dijo nada porque sabÃa que el youkai estaba en lo cierto. Pensó en algo para decirle, pero en ese momento Sukime abrÃa los ojos. Ayudada por ella, la youkai se sentó viendo a su niña muy fijamente.
“Rin no se que paso aquà pero tu me diste tu palabra de que no me dejarÃas!”
Ella bajo la mirada avergonzada, y lanzándose a los brazos de su nana le dijo que la perdonara por haberle causado aquel disgusto.
“Gomen ne, nanita…pero es que él me dijo…!”
“El PrÃncipe me dio su palabra, o no Amo?!”
Sesshoumaru miró a la youkai con los ojos ardiendo en cólera, era cierto que le habÃa dado su palabra por lo que no habÃa nada que discutir. Desviando sus ojos hacia Rin, el youkai escupió un `que se quede' y luego las dejo a solas.
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Las dos mujeres caminaron en silencio hasta la habitación de Rin. Una vez en el ala sur, Sukime tomo a su niña por los hombros y la abrazo tan fuerte que Rin pensó que le iba sacar el aire.
“Nana me estas aplastando, que tienes?”
“Jamas vuelvas a creer si alguien te dice que eres débil. Nunca lo habÃa visto tan encolerizado con nadie!...te dolió mucho?”
“Tu que crees nana? Me golpeó tan fuerte que me sacudió el cerebro, me duele tanto la boca. Es un abusador tiene mucha mas fuerza que yo, pero me viste? No llore ni una sola lágrima, no le di gusto!!”
Sukime soltó a la pequeña y una vez que la hizo repetir varias veces `no dejare a mi nana sola nunca', se dio a la tarea de ponerle una compresa frÃa sobre su mejilla. Con un poco de agua Rin se enjuagó la boca de sangre y luego se acomodó en el regazo de su nana. Animada por Sukime, Rin le contó lo que habÃa sucedido con lujo de detalles.
“…entonces cuando le dije que habÃa sido Soyomi, no me creyó, estaba apretando los dientes como un animal salvaje, y esa manera de verme como si fuera cualquier cosa…eso fue lo que me encolerizó. Primero me reclamo porque seguÃa en el castillo, me dijo que mi olor le molestaba…Nana no se que me pasó…es que me pregunto porque no estaba con los de mi raza, me acorde de todo eso y bueno simplemente perdà la cordura…”
Sukime la miro consciente de lo mucho que la habÃan hostigado los aldeanos, al punto que Rin no pudo volver a salir del castillo. Y le acaricio la frente dedicándole una gran sonrisa. La youkai querÃa decirle que el comportamiento de Sesshoumaru era algo parecido a un milagro.
Una vez que ella le contó palabra por palabra el agrio altercado entre los dos, Sukime se dio cuenta que algo extraño le pasaba el prÃncipe y la anciana sospechaba que era a causa de Rin. Si tan poco le importaba la pequeña, porque interrogarla o buscar una excusa para discutir, perfectamente la hubiera dejado que se fuera a la habitación y el asunto no habrÃa pasado a más.
(Esto no es el comportamiento usual del Amo, algo lo perturba, se le notaba en la mirada…ella lo hizo perder los estribos y eso nunca sucede, nunca! Y ella? Quien hubiera dicho que podÃa tener el valor de hablarle asÃ…mmm)
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A/N: Muchas gracias a todas por su apoyo, son todas tan especiales. ^^
Gracias a: (here we go!) Sempai 1 y 2, Stefi, Crystal Darling, Naoko, Arline, Dani, Eva, Nelly CC, Saya, Mourisan (que va volvio, que bueno!), Fannychan (espero haber mejorado, me esforcé mucho!), Umi, Ibette, Fenixgirl, Anamaceta, KagRin Adriana, Kirika (creo que me lanzara llamaradas otra vez), Lady Sesshoumaru, Alcione-chan (un besito especial ya que esta sin internet y sufre por eso), The Queen of Halloween, Agaue, Skade (me gusta tu nombre que significa?), Tamy, Justary, Tariga, Paulina, Giuliana, Ashura, Ania-san, Syren, SBM-Angie, Sca, Yamagi Ice, Miry, Fabisa, M@r, Megumi07, Numat, Mayreni, Degollada y CCS64 (las hermanitas dibujantes), Fims1987, Syrenbattou, AlmaShalom, Aki-chan, Pandora Youkai, Rin chan, Angel sin alas, Tigresita, Susy...
Chikas si se me olvido alguien porfis échenmelo en cara en el review jejeje ^^
Le mando un beso a mi querido Tesorito de amistad, ella sabe quien es y se que de vez en cuando entra a leer los reviews!