InuYasha Fan Fiction ❯ Agonia ❯ Celos ( Chapter 8 )
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Todos los personajes de Inuyasha, incluido el sexy y misterioso Sesshoumaru y la tierna Rin, son propiedad de la talentosa y genial Rumiko Takahashi.
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Capítulo 8
Celos
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Por dos días Rin estuvo cabizbaja y meditabunda, pero no le dijo nada a nadie. Solo cuando su nana fue a visitarla y le preguntó como estaba, se atrevió a contarle lo que había sucedido. Sukime escuchó sin interrumpir y cuando terminó, la rodeó con ambos brazos, ofreciéndole consuelo.
“No llores pequeña, me parte el alma verte así. Es un tonto que no se merece que lo ames con tanta devoción!”
“Soy una tonta por dejarme llevar, pero ya entendí que él jamás va a dejar que un montón de sentimientos lo hagan flaquear!”
“Lo siento mucho Rin!”
“Yo también!”
Se quedó abrazada a su nana y ese día no tuvo deseos de ir a trabajar en su huerto. Sintió deseos de salir cuando oscureció, abriendo la puerta con cuidado, dio un paseo por entre los árboles antes de la cena.
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Días mas tarde…
Cuando Toki entró al establo, se topó con Rin acurrucada junto a A-UN. Se movió despacio para no despertarla pero no era necesario, porque estaba despierta.
“Hola Toki!”
“Hola pequeña, que haces aquí?”
“Nada…es que no quería estar sola!”
Cuando Rin levantó la mirada, se dio cuenta que Toki traía el cabello suelto, e inmediatamente, se le vino a la mente el recuerdo de Muzuki, cepillándolo. Los había visto tantas veces cuando era niña que no pudo evitar sonreír.
“Que pasa pequeña?”
“Es que verte así me recuerda mi niñez, me encantaba ver a Mizuki cepillarte!”
Toki sonrió y decidió sacar provecho de la buena memoria de Rin, para atormentar al youkai que percibía en las afueras del establo.
“Entonces, me harías el favor de cepillarme?”
“Yo, estas seguro?”
“Claro!”
Acomodándose frente a ella, Toki le entregó el peine que llevaba entre sus ropas. Sintiéndose honrada y apreciada, cepillo con movimientos suaves y relajantes la sedosa cabellera azabache.
Afuera, el demonio miraba con los ojos desorbitados, de verla acicalando a Toki. Era una sensación tan nueva, que se sentía como si alguien presionara su pecho para dificultarle la respiración.
Una vez que la melena estuvo cepillada, Rin aceptó el pedido de Toki, de hacerle su acostumbrada trenza. Mientras manipulaba los suaves mechones, empezó a hablar como para sí misma.
“Cada vez que veía a Mizuki cepillarte, me imaginaba haciendo lo mismo con él, yo quería hacerlo feliz…pero ahora solo siento un gran vacío. Toki tu crees que algún día puedas amar a alguien como a Mizuki?”
Toki sonrió amargamente y con una voz suave, le dijo que no lo creía. Sintiéndose abatida, por sentirse igual con respecto a sus sentimientos por Sesshoumaru, se recostó en la espalda de su amigo llorando en silencio.
La presión en el pecho de Sesshoumaru se hizo más fuerte al contemplar aquellas lágrimas, y aunque quería moverse, algo más fuerte que todos sus poderes, lo obligaba a quedarse ahí, espiando a la niña que según él despreciaba con toda su alma.
Conmovido por la tristeza de Rin, Toki le abrió los brazos en un reconfortante abrazo. Luego, como toda una niña consentida, se acurrucó en el regazo masculino, dando rienda suelta pero silenciosa, a sus lágrimas.
Comprendiendo su frustración, Toki le acarició la cabeza suavemente sin preocuparse de su furtivo observador. De pie fuera del establo, Sesshoumaru miraba con incredulidad desde su escondite, la forma cariñosa en que su amigo tocaba la cabeza de Rin, y se escuchó a si mismo respirando irregularmente y sintiendo que el dolor en su pecho era inaguantable.
En medio de su llanto, Rin le preguntó con voz muy queda a Toki, si la quería. El youkai no dudó y le dijo que era una persona muy especial en su vida.
“Gracias!”
“No me lo agradezcas, quererte es muy fácil!”
“No para él!”
Rin no supo cuando tiempo estuvo así y ni en mil años habría imaginado el impacto que su comportamiento había tenido en el príncipe, que después de escucharla decir que para él era difícil quererla, se había alejado de ahí aturdido.
El resto del día, Rin se lo pasó con Toki y Jaken que estaba convencido que su amo estaba pasando por alguna clase de transformación, sospechando que la culpable era la pequeña.
A la hora de la cena, Rin se despidió de ambos y se fue caminando despacio hacia su habitación. Iba caminando distraída hacia el ala sur, cuando sintió que alguien la observaba.
Para su sorpresa, Sesshoumaru estaba de pie con una mirada extraña, antes de que pudiera hablar, el demonio dio un paso adelante, hablando con tono peligrosamente sedoso.
“Tu comportamiento con Toki es impropio!”
Rin se le quedó viendo perpleja, porque era obvio que la estaba espiando, solo para luego atormentarla. Restándole importancia las palabras de su amo, hizo una mueca de desdén y siguió su camino. Encolerizado, por la actitud indiferente, la obligó a detenerse hablándole golpeado.
“Te estoy hablando, no me des la espalda!”
Furiosa, Rin se dio media vuelta para encararlo y según ella ponerlo en su lugar.
“Porque le preocupa lo que yo haga? Toki es mi amigo y me quiere, a diferencia de usted, necesito cariño en mi vida… - Rin hizo una pausa para darse fuerzas y no balbucear - …es un egoísta, me niega su amor y ahora quiera quitarme el cariño de Toki, ha! No me voy a separar de él escuchó?...usted ya no me da órdenes!”
Sesshoumaru percibió la determinación y frustración en la voz femenina, por lo que respiró profundo para contener el torrente de emociones, luego aclarándose la voz volvió a hablar, negándose a aceptar la resistencia de Rin para hacer lo que le ordenaba.
“No quiero que…”
Al escucharlo titubear, Rin, que le había dado la espalda, se volteó muy despacio. El príncipe tenía la mirada fija en ella, y eso le provocó un escalofrío que le bajó desde la nuca hasta la punta del pie.
Los minutos pasaron y el youkai siguió sin decir nada. Finalmente, motivada por su innata curiosidad, fue Rin la que rompió aquel incomodo silencio.
“No quiere que?”
Por un segundo, Sesshoumaru apartó la mirada y ella tomó eso como la oportunidad para irse a su cuarto; pero se detuvo al sentir que las garras se cerraban alrededor de su brazo con fuerza.
“Tu comportamiento con Toki es impropio!”
Rin apretó los labios con rabia y le dijo que sentir cariño y demostrarlo era algo lindo, no impropio.
“Solo usted que es un mounstro, lo ve todo con malos ojos!”
Ella esperó en vano la cachetada, en cambio, su brazo se vio estrujado un poco más entre las garras. La cabeza le daba vueltas y su corazón latía enloquecido, porque realmente no entendía que estaba haciendo ahí, tan cerca de su amo, que parecía como poseído.
Sesshoumaru aprovecho la proximidad, y la escudriñó sin saber que sus ojos lucían llenos de vida. Nuevamente, quería alejarse pero era imposible, porque una parte de si mismo deseaba quedarse y seguir admirándola de cerca.
Ella estaba inmóvil, con sus ojos muy abiertos, esperando que la soltara y así poder correr a todo lo que sus piernas le daban. Asustada, le volvió a preguntar que era lo que no quería. Sin previo aviso, el youkai se inclinó hacia ella, y le dijo con una voz casi emocionada, que no quería volver a verla en brazos de Toki.
El corazón roto de la pequeña se detuvo un instante, había algo diferente y perturbador en aquella petición, se oían como celos pero eso era imposible. Jalándola del brazo, para atraerla hacia él, le preguntó viéndola a los ojos, si había entendido.
Estaba tan impactada por la actitud de su amo, que la respiración femenina era algo irregular, y la cercanía le permitía al youkai percibir el roce del cuerpo delicado y oloroso de su protegida, alterando sus sentidos.
Cuando le volvió a preguntar, Rin le dijo que si había entendido pero que no haría caso.
“No quiero, porque no tengo a nadie mas que me abrase!”
“Que te abrace Sukime!”
“NO!!”
Sesshoumaru gruñó entre dientes y pegándola a su pecho le rugió encolerizado.
“Desde cuando eres tan voluntariosa? Solías ser una niña obediente!”
Asombrada por la franqueza de Sesshoumaru, Rin suspiró y le dijo que ya no era una niña, sin darse cuenta y al estar tan juntos, puso su mano libre sobre el pecho fuerte y tibio de su amo. En el instante que sintió el contacto de Rin, el príncipe cerró los ojos y al abrirlos, su mirada se perdió en las profundidades de los intensos ojos verdes frente a él.
Paralizada como estaba, no se dio cuenta que Sesshoumaru la había soltado, hasta que sintió las garras sobre la mano que parecía pegada al youkai. Era tan extraño sentir la tibieza del príncipe, porque para darse fuerzas, se había hecho a la idea de que todo él era frió; y ahora la realidad le torcía todo.
Con una suavidad inesperada, Sesshoumaru sostuvo la mano de Rin entre la suya un instante, era tan suave y delicada. Y eso no era todo, lo que sentía de poder tocarla, era simplemente inesperado y muy placentero.
Anonada, Rin miró con incredulidad su mano prisionera entre las garras que semanas antes le habían marcado el rostro con tanta furia.
(Que le pasa, porque sostiene mi mano de esa manera? Su pecho es tibio no es como pensé, tengo que irme…me duele el estómago…)
Como si el roce fuera mortal, Rin retiró violentamente la mano y echó a correr. Sesshoumaru no hizo nada, se quedó con la mirada perdida en el pasillo, viéndola alejarse. Simplemente no podía superar lo que había sentido al sostener su mano entre la suya.
Sintiéndose embriago por un sentimiento de necesidad, caminó hasta el ala sur y se dedicó a observarla por la rendija de la pared. Sentada de a espaldas a Sesshoumaru en el piso, Rin revivía lo que acababa de suceder. Su corazón le gritaba que existía una posibilidad de que su amo hubiera cambiado, pero se negaba a creerlo.
Para ella, solo era una maniobra más para humillarla. Sosteniendo su mano cerca de su rostro, aspiró el distintivo aroma del príncipe. Nunca la había tocado de esa forma, ni siquiera cuando era niña, se había sentido tan cariñoso y sincero que para aliviar su confusión, se permitió llorar una vez por él.
Mientras lloraba, repasó todas las cosas que le había dicho y no logró comprender porque la dejó impune, o la obsesión de prohibirle abrazarse con Toki.
Calmándose un poco, se puso a balbucear una retahíla de quejas por los intentos de su amo de separarla de su amigo.
“Es un tonto, lo odio por querer separarme de Toki, pero que ni crea que le voy hacer caso. Que sabe él de amor o amistad; es solo un mounstro horrible y cruel”
Afuera de la cabaña, Sesshoumaru escuchó atento y no le quedó la menor duda, que su protegida no iba a obedecerle, reconociendo que quizás si había dejado de ser una niñita.
Respirando profundamente, Rin decidió no pensar más en aquel encuentro. Seria mejor si lo olvidaba y se iba a dormir. Soltando el nudo alrededor de su cintura, dejando el kimono flojo sobre sus hombros y espalda.
Al verla, algo parecido a un suspiro salió de los labios youkai. La visión de aquellos hombros desnudos, contrastando con la negra cabellera, le aceleró el corazón que latía en su pecho.
Ni siquiera parpadeó cuando ella se levantó dejando un poco mas de su espalda expuesta a su mirada. Con tranquilidad, Rin entró a la otra habitación, salió dos minutos después con su ropa de dormir verde claro; lista para su ritual de belleza nocturno.
La había visto tanto, que sabía que dos veces a la semana, se acicalaba el cabello con algún tipo de aceite a base de flores, que guardaba en un frasco de color rojo.
Usaba ese mismo aceite para su piel, eso y su aroma natural, creaban el característico perfume corporal de Rin. Cuando ella terminó de cepillarse y se acostó, permitiéndole al youkai ver su rostro, ensombrecido por la confusión, sintió nuevamente presión en el pecho. Retrocediendo dos pasos, Sesshoumaru giró sobre sus talones en dirección a su dormitorio.
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Cuando Sesshoumaru regresó a su habitación de madrugada, tenía un visitante inesperado escondido en las sombras, sin inmutarse, el príncipe buscó su yukata negra para cambiarse y así poder echar a Toki de su cuarto.
Todavía amarrando la cinta alrededor de su cintura, Sesshoumaru le exigió a su amigo que se largara porque quería dormir. Poniéndose de pie, Toki salió de las sombras para encararlo con una mueca burlesca.
“Porque la espías?”
“No sé de que hablas? Lárgate!”
“Como tengo algo de sueño iré directo al grano, tu sigues enamorado de Rin como el primer día que te diste cuenta que adorabas el sonido de su voz, su aroma o su risa. Sería bueno que lo admitieras y así puedas disfrutar la felicidad que tanto tiempo te has negado…claro una vez que la conquistes!”
Encolerizado por la franqueza de Toki, Sesshoumaru le dijo que no hablara disparates. Con una sonrisa, el youkai le preguntó si era tan soberbio como para no darse cuenta que sentía celos de ver a la mujer que amaba abrazada a otro hombre.
“Maldita sea Toki, no tengo celos…solo!”
“Solo te revuelve las vísceras verla abrazada a mí, sigues enamorado de ella. Nunca has dejado de estarlo, hazte un favor y reconócelo. Entre más rápido empieces a ganarte su perdón más rápido serás feliz a su lado!”
Toki salió de la habitación sin hacer ruido, sabía que había tocado una fibra en el corazón de su amigo, y esperaba que con eso empezara a cambiar su actitud.
Con la mirada fija en el suelo, Sesshoumaru dudó si irse acostar o admirar el cielo nocturno, finalmente se decidió por lo primero. Después de 30 minutos de reposo, abrió los ojos y se quedó viendo el techo de su habitación.
No podía sacarla de su mente y le dio mil vueltas a las palabras de Toki, sin estar completamente seguro si su amigo estaba equivocado, como él afirmaba. Pudo cerrar los ojos un rato largo, pero no fue capaz de conciliar el sueño.
Desistiendo de dormir, salió de su habitación y se paseó por los jardines pensativo y jugueteando con algo entre sus dedos. Algo que casi había olvidado estaba en su poder, y tan solo minutos antes había descubierto entre sus cosas.
Deteniéndose un instante en su paseo, abrió sus dedos para ver, con un suspiro atravesado en la garganta, la flor seca en su palma. Rin se la había dado hacia tantos años, que le parecía imposible que aún se conservara intacta.
Aquella inocente y marchita flor le daba fuerza a Toki y sus teorías, mientras que a él lo debilitaba hasta la agonía de la incertidumbre. Mirando en dirección al ala sur, se permitió recordar lo que había sentido un día por Rin.
Con el corazón hecho un nudo, se preguntó a si mismo si sus sentimientos eran tan profundos, que habían permanecido intactos todos estos años; no obtuvo respuesta, solo el silencio de la inseguridad, que retumbaba en su mente confundida.
En ese instante tomó la decisión. Tenia que averiguar, saber si sus sentimientos seguían intactos, de lo contrario perdería la cordura un poco cada día hasta desvanecerse en un mar de preguntas sin respuesta.
Asimilando el peso de su decisión, sus pensamientos se vieron interrumpidos por un aroma conocido. Rin avanzaba sigilosamente por los pasillos. Le extrañó verla tan temprano, porque aún no había salido el sol; pero varios de los habitantes del castillo estaban despiertos, incluida Soyomi.
Rin caminó por los pasillos tratando de no hacer ruido y a Sesshoumaru le dio la impresión que era como un fantasma envuelto en una neblina. Realmente prefería verla con kimonos oscuros, le daban un aire misterioso e interesante, pero lo que mas captaba su atención, era el movimiento de su larga cabellera, que era casi hipnótico.
Deseoso de saber que hacia ahí tan temprano, desobedeciendo abiertamente a su promesa de quedarse en el ala sur, la siguió en silencio. En un recodo del pasillo, Rin dio la vuelta y por un instante, el youkai no la vio, pero percibía su aroma cerca, por lo que no se molestó en apresurar el paso.
Sentadas en el piso algo apartadas, Soyomi escuchaba atenta, mientras Rin le contaba lo que parecía un relato fantástico, a juzgar por la expresión estupefacta de la youkai. El príncipe supo que le estaba relatando lo sucedido entre ellos, al verla hacer ademanes con ambas manos, ilustrando la manera como la había sujetado.
La reacción de Soyomi fue quedarse muy seria por varios minutos, mientras Rin cerraja los ojos como abatida, llevándose las manos al pecho. Le hubiera gustado acercarse para escuchar que decían, pero le pareció impropio e irrelevante. Averiguaría si el amor por Rin seguía en su corazón, sin importar nada más, por lo que dando media vuelta, se alejó de ahí.
……………………
Soltando el suspiro, Rin esperó a que Omi hablara. Se la había pasado soñando con su amo toda la noche, que estaban enamorados y se amaban, todo por culpa de su encuentro.
“Omi que piensas? Dime ya, verdad que esta jugando conmigo?”
Soyomi abrió sus grandes ojos y con voz suavizada, le dijo lo que realmente pensaba.
“No creo Rin, es un comportamiento muy raro para ser planeado!”
A Rin se le cayó la expresión y se puso lívida, por un instante había pensado igual, pero quería una segunda opinión para desechar cualquier ilusión innecesaria.
“Oh rayos, pero porque ahora?”
“Quien sabe? Después de todo no es cualquiera, te enamoraste del youkai mas fuerte y poderoso de estas tierras!”
Rin resopló fastidiada por el recordatorio de su enamoramiento, pero por más que lo negara Soyomi tenía razón, tratándose del Gran Sesshoumaru, todo era prácticamente una adivinanza.
“Bueno y que hago ahora?”
“Pues nada, si se `encuentran' otra vez y te trata como siempre, habrá sido cosa de un impulso!”
“Tu crees?”
Soyomi no supo descifrar si lo que había en la voz y expresión de la pequeña, era alivio o desilusión. Comprendía a la perfección su renuencia, pero no había nada más que hacer que esperar.
Suspirando profundamente, Rin se puso de pie y con una sonrisa triste le dio las gracias por su tiempo, luego sin previo aviso, le dio un beso en la mejilla.
“Gracias Omi!”
“Vete ya, eres una empalagosa!”
“Jejeje!”
Rin caminó pensativa hasta su habitación. Algo distraída, se fue al huerto y trabajó a medias, deteniéndose constantemente a pensar en su amo. Estuvo tan absorta que no escuchó cuando Toki y Jaken fueron a buscarla para almorzar.
El youkai había ideado aquel almuerzo para provocar a su amigo. Nadie lo había visto desde temprano, pero Toki podía percibirlo no muy lejos de ahí. Casi le parecía verlo de pie, apoyado en el tronco de un árbol, con los ojos como dos calderos, de ver a su pequeña rodeada por compañía masculina.
Animada por aquella inesperada y agradable visita, Rin disfrutó del delicioso almuerzo que Sukime les había preparado. Cuando Jaken empezó a recordar anécdotas de la pequeña siendo niña, ella se carcajeó a sus anchas. Adrede, Toki procuró sentarse bien cerca de ella, imaginando lo que sentiría su enceguecido amigo. Motivado por eso, Toki no pudo evitar sonreír.
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Los ojos dorados no parecían parpadear, estaba anonado de verla tan feliz y sonriente. No comprendía su necesidad de estar rodeada por personas. Cuando el almuerzo finalizó, Toki la tomó de la mano y le pidió regresar al ala sur.
“Quieres ir a dar un paseo fuera del castillo?”
“En serio? Me encantaría, cuando nos vamos?”
“Si te parece, podemos irnos en cuanto le digas a tu nana!”
Toki no había terminado de hablar, cuando Rin salio corriendo en dirección al castillo. Cuando llegó donde su nana, estaba con Yuma y Yoro tomando el té.
“Me dejas ir Nana por favor?”
“Claro, pero no seria mejor que le avisaras a tu sabes quien!”
La expresión de Rin se endureció al instante, con mala cara y tono despectivo, se refirió al príncipe como `ese mounstro'.
“Vengo a pedirte permiso porque tu me quieres, pero ese mounstro no quiere a nade, menos a mí de todos los seres; así que no le diré ni media palabra. No te preocupes, Toki me cuida!”
Los tres youkais recibieron besos de despedida al borde de la risa. Era muy cómico ver la actitud rebelde de Rin, porque era claro que se estaba reponiendo y volvía a ser la mujer feliz de antes.
“Parece que ya se recuperó!”
“Regresó su ánimo, pero sigue herida, de eso no te queda la menor duda!”
Sukime asintió silenciosamente a las palabras de Yuma y siguieron degustando el té.
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Antes de que llegara al ala sur, Sesshoumaru le salió al paso con cara de pocos amigos. Deteniéndose de golpe, Rin se irguió para encararlo.
“Que quiere?”
“Sigues comportándote de manera impropia!”
Torciendo los ojos en actitud rebelde, Rin habló con voz calmada y sin darle oportunidad al youkai de hablar.
“Déjeme tranquila por favor, no tiene nada mejor que hacer? Impropio, esa es la única palabra que asocia conmigo? Seguro que si, pero no me importa, usted es un mounstro sin corazón!”
Sesshoumaru afiló la mirada al escucharla decirle todo aquello con el tono mas calmado que pudo. Sin poder controlarse, sus ojos recorrieron la silueta curvilínea y sensual frente a él. Claramente se podía apreciar que había dejado su cuerpo de adolescente, para transformarse en toda una exquisita mujer.
Viéndolo con ojos fríos, Rin le pidió que se apartara porque Toki la estaba esperando para ir a dar un paseo. Sesshoumaru subió una ceja al escucharla y apretó la mandíbula tan fuerte, que se escuchó un siseo.
A pesar del miedo, Rin logro conservar la calma; convencida que lo del día anterior, había sido solo una maniobra para hacerle nudos mentales. Paralizado por la ya familiar presión en el pecho, el youkai pareció sumergirse en un lago de silencio absoluto, por lo que ella aprovechó para alejarse de ahí.
Al llegar al ala sur, Toki la esperaba como meditando y al sentirla cerca, abrió los ojos sonriente.
“Lista pequeña?”
“Ajá!”
“Sucede algo?”
“Nada, tengo muchas ganas de pasear!”
…………………
Sesshoumaru se quedó junto a un árbol sintiendo el aroma de Rin alejarse hasta que fue casi imposible detectar. Ver a Rin sobre A-UN pero con Toki a su lado, definitivamente le revolvió las vísceras, hasta el punto que un sabor amargo inundó toda su boca. Mascullando entre diente, maldijo a Rin por alterarlo de aquella manera.
“Maldita mujer!”
……………………
En el paseo, Rin logró apartar a su amo de sus pensamientos suficiente para disfrutar el día. Toki la había llevado a un lugar precioso, por donde pasaba un cristalino rió, bordeado por árboles y salpicado de flores. Sentada en una piedra a la orilla del río, la pequeña no pudo controlar su ansiedad.
“Toki!”
“Si dime!”
“Tu lo conoces bien, lo crees capaz de torturar a alguien solo por diversión?”
“Claro que no!”
“Entonces no entiendo porque se comporta tan raro!”
“Pues creo que él tampoco!”
Rin repitió aquellas palabras muy despacio en su mente, tratando de descifrar lo que significaban, pero no se atrevió a decir nada. Suficiente tenía con sus propias ideas, para hacerse de otras.
“Porque dices eso Toki, acaso está enfermo?”
“Mmm algo parecido, tu solo no bajes la guardia, que le cueste!”
“Que le cueste!”
Rin dijo esas palabras en un murmullo y volvió a ver a Toki con el ceño fruncido. Una parte de si entendía la insinuación claramente, pero otra parte se negaba a creer que el comportamiento extraño del youkai, fuera motivado por algo más que el deseo de atormentarla.
Suprimiendo cualquier pensamiento que le recordara a Sesshoumaru, disfrutó el resto de la tarde conversando con Toki y admirando el paisaje. Una vez que oscureció, regresaron y aunque ella evitaba enfrentarlo. El hecho era que, su mente estaba llena de ideas y preguntas sobre su amo, su comportamiento extraño y la recomendación de Toki.
Después de despedirse de Toki, dándole las gracias por una tarde maravillosa, fue a buscar a Sukime, pero Yuma le dijo que su nana la estaba esperando en el ala sur. Caminó muy rápido por los pasillos hasta llegar a su habitación. Sukime estaba dentro, y un olor a comida se colaba por la puerta abierta.
“Hola nana!”
“Hola, como te fue?”
“Genial, Toki es muy bueno conmigo!”
Sukime sonrió y comenzaron a cenar, mientras ella le describía el paisaje que había visitado ese día. Deseosa de otra opinión, Rin le contó lo sucedido con su amo, dejando a Sukime sin habla.
“Pero dime algo nana, no te quedes ahí viéndome!”
“Rin no se que decirte, no parece el mismo. Cualquiera diría que esta celoso!”
“Celoso? Como si todavía sintiera algo por mí?”
“Claro!”
Rin se mordió el labio y puso cara de tragedia, tratando de sofocar la euforia que su corazón sentía, al creer por un segundo siquiera, que él aún tenía sentimientos latentes por ella. Sacudiendo la cabeza varias veces, sepultó aquella euforia y con voz quebrada le dijo a su nana que seguramente estaba equivocada.
Conociéndola tan bien, Sukime no se atrevió a insistir sobre el asunto, porque sabía que rompería en llanta y no deseaba causarle angustia. Acariciándole la cabeza de forma reconfortante, la youkai la animó a que se diera un baño antes de dormir y así pudiera descansar placidamente.
“Que buena idea nanita, iré a preparar el baño!”
“Yo te ayudo!”
“Gracias!”
Rin se dio el baño y tal como su nana dijo, logró conciliar el sueño por un buen rato sin mayores complicaciones. Sin embargo, ya entrada la noche, comenzó a tener pesadillas con la muerte de su familia.
En medio de la noche, una figura atormentada por los celos, abrió la puerta de la habitación y sin hacer ruido, se aproximó hasta estar frente a la causante de todos sus sinsabores. Sentado junto a ella, la vio dormir placidamente, maldiciéndola por ignorar lo que él sentía. No había tenido un minuto de paz hasta ahora, que la tenía frente a frente.
(Porque no puedo sacarla de mi mente, es solo una insignificante mujer!)
En medio de sus pensamientos, la voz de Rin irrumpió en el silencio nocturno. Sin moverse un ápice, prestó atención a todos los balbuceos de Rin.
“No, no Otosan no te vayas, no me dejes sola por favor, quiero ir con ustedes!”
Sesshoumaru comprendió perfectamente lo que estaba soñando y le caló muy hondo que pidiera acompañar a su familia. Ella no podía, ni siquiera en sueños, luchar contra su necesidad de cariño, de tener alguien a quien abrazar o amar; simplemente era su naturaleza.
Por unos momentos Rin permaneció en silencio, pero luego y por su lenguaje corporal, los sueños se transformaban en pesadilla. Con la respiración agitada, empezó a llamar a sus padres y hermano, suplicándoles que no la dejaran.
De la nada, dejo de nombrar a su familia para llamarlo a él. Lo hizo con tanto sentimiento que el corazón youkai empezó a latir algo alterado. Con una voz llena de tristeza, le pedía que no la apartara de su lado, porque lo amaba y deseaba estar con él siempre.
Confundido por estar en esa situación tan emotiva, Sesshoumaru alargó su mano y suavemente se la puso a Rin en la frente; tratando de tranquilizarla para que durmiera tranquila.
“Estas soñando Rin, estoy aquí!”
Como por arte de magia, Rin dio un suspiro y rápidamente se tranquilizó y se entregó a un sueño tranquilo y silencioso. A su lado, Sesshoumaru sintió un torrente sacudir su cuerpo, pero de manera extraña, hasta hubiera podido decir que agradable, tanto, que no tuvo el valor de irse. Se quedó un rato más junto a ella y salio de la habitación justo al alba.
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Nota del autor:
Gracias a todos por leer! Besos y abrazos, Z.