InuYasha Fan Fiction ❯ Dr. Mounstro ❯ Descanso ( Chapter 18 )

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Este capitulo se lo dedico a mi querida Lou aka Sempai 1, ella ama al doctor mounstro y espero que al leer este capitulo, que con tantas ansias ha esperado; logre olvidar aunque sea por un rato la tristeza que a la distancia oscurece su vida. (La Sempai 2 me contó de tu amigo y lo único que yo puedo hacer es dedicarte este capitulo…jejeje el mas grande hasta ahora, por lo que espero un testareview )
 
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Capitulo 18
Descanso
 
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Los días se acumularon hasta llegar a la semana de vacaciones, Kagome tenía previsto para llevar a Sesshoumaru y Rin lejos para un poco de inspiración romántica. Ya tenía todo coordinado con sus cómplices; Deborah, Inuyasha, Sakato, Kira y Jaken que llevaban su relación amorosa viento en popa.
 
La estadía en la cabaña sería de miércoles a domingo y Kagome había planificado hasta el último detalle, todo para que Sesshoumaru no tuviera excusa alguna para negarse. Kagome sabía que eso no iba a pasar, porque desde que había vuelto la pequeña, su cuñado había recuperado el buen humor, eso lo sabía gracias a Jaken.
 
Entusiasmar a Rin con la idea de un paseo había sido más fácil que enfurecer a Inuyasha, por consiguiente que ella convenciera al doctor, fue cuestión de una sesión de súplica gatuna. Un beso y un abrazo fueron suficientes para que él aceptara.
 
El miércoles finalmente llegó y enmascarando su felicidad Sesshoumaru llevó los maletines hasta la camioneta, donde los esperaban el resto de sus amigos. El doctor y la gatita se despidieron de Kai que había prometido cuidar el apartamento, Sakato también estaba ahí para desearles buen viaje.
 
“Que les vaya bien amiga, pórtate mal!”
 
“Sakato no tienes remedio!”
 
Volviéndose a su hermano Rin se dejó abrazar y dar un amoroso besito en la frente. Kai sabía que ella extrañaba a Kouji y estaba seguro que aquellos días le sentarían de maravilla. El hermano gato intuía que el `mounstro' estaba enamorada de su roommate, que fuera un hombre comprometido y ella una despistada, dificultaba enormemente las cosas para que estuvieran juntos.
 
(Espero que estos días sirvan para que ambos abran los ojos, creo que él está en negación y ella por supuesto en el planeta despiste…jejeje…pero, si Kagome me hace caso y la emborracha un poquito, talvez la cosa cambia…)
 
Una vez que Sesshoumaru acomodó los maletines, cerró la puerta del automóvil y le entregó las llaves del apartamento a Sakato. Caminando hacia su hermano, con un ademán le pidió las llaves con toda la intención de manejar. Parados uno frente al otro, Inuyasha lo miro de arriba abajo y se carcajeó, recordándole a su pretencioso hermano, que la camioneta era suya.
 
“Inuyasha sabes perfectamente que manejo mejor que tu!”
 
“No sueñes!”
 
Sesshoumaru alargó la mano para arrebatarle las llaves pero Kagome se interpuso entre ellos y los convenció que dejaran de discutir. Picándole el ojo a su cuñado, le pidió que le permitiera a Inuyasha manejar para así ella y Rin poder conversar en el asiento de atrás.
 
Haciendo una mueca de desdén, Sesshoumaru le lanzo una mirada furiosa a su hermano menor y luego le dio la espalda concentrándose en Rin. Al ver que seguía abrazada a su hermano, el doctor sintió una punzada que suprimió de inmediato, recordando que los siguientes días la tendría para él.
 
“Nos vemos hermanito!”
 
“Chao mounstro, que disfrutes mucho…oye doctor, cuídala mucho!”
 
Desde la puerta de la camioneta Sesshoumaru hizo un gesto afirmativo con la cabeza ante la recomendación de Kai; luego llamó a Rin con voz gruesa y la pequeña se separó de su hermano menor con una sonrisa.
 
Durante el viaje, Inuyasha y Sesshoumaru pasaban por etapas de completo silencio alternadas con infantiles discusiones por la mejor ruta y el titulo de mejor conductor. Rin y Kagome iban conversando animadamente, mientras que en el último asiento Jaken y Kira admiraban el paisaje abrazados y en silencio.
 
Durante el trayecto hicieron un par de paradas para ir al baño y comer algo. En una de esas paradas Rin se acercó a Inuyasha y le pidió las llaves para sacar algo de su maletín, solo era una excusa para que Sesshoumaru fuera al volante y Kagome pudiera acurrucarse con su novio en el otro asiento.
 
Cuando la gatita salió de la tienda, Kagome la esperaba y al ver que traía las llaves se carcajeó divertida. Sin perder ni un solo detalle de la mini conspiración, Sesshoumaru las observaba en silencio.
 
“No sospechó nada Kagome jejeje!”
 
“Dale las llaves al doctor antes de que salga la fiera!”
 
“Jajajaja!”
 
Rin no tuvo que ir en su busca porque Sesshoumaru estaba pegado a ella por detrás. Sin decir nada extendió la mano y recibió las llaves con una sonrisa de satisfacción. Viendo por el rabillo del ojo que su hermano estaba a punto de salir, el doctor giró sobre sus talones en dirección a la camioneta.
 
Los berridos de Inuyasha no se hicieron esperar al darse cuenta que su novia y amiga lo habían engañado, detrás del volante Sesshoumaru le dedicó una mirada de triunfo rematada con una sonrisita arrogante.
 
“Kagome!!! Eres una tonta yo estaba manejando!”
 
“Pero que grosero! Tengo sueño y quiero acurrucarme contigo, además no tiene nada de malo que él maneje!”
 
“Grrr!”
 
Inuyasha torció la boca tratando de no ceder a la actitud consentida de su novia y mirando a su hermano como si quisiera desintegrarlo; Luego en medio de un gruñido subieron a la camioneta y se acurrucaron cómodamente. Media hora mas tarde Kagome estaba dormida junto con el resto de los viajeros a excepción de Rin que no quería dejar a Sesshoumaru manejando solo.
 
Con su mirada fija en el camino el doctor le dijo que podía dormirse si así lo deseaba, pero ella respondió que no tenía sueño y no deseaba dejarlo solo.
 
“Duermo cuando lleguemos a la cabaña ahora soy tu copiloto!”
 
Sesshoumaru no dijo nada y siguió concentrado en el camino feliz de tener un copiloto. Una hora más tarde llegaron al pueblo y Rin despertó a todos para que pudieran ver. Era un lugar limpio, lleno de árboles donde se respiraba un aire de tranquilidad muy agradable.
 
Al pasar frente a lo que parecía el parque principal, Rin chilló de emoción porque había una feria y desde el automóvil se podía ver todo el colorido de los diferentes puestos y atracciones mecánicas.
 
“Ay que emoción parece un parque de diversiones, viste doctor, viste?”
 
“Aja, te gustan las ferias?”
 
“Siiiiiiiii…podemos venir mas tarde?”
 
“Hai”
 
“Yupi!!”
 
El doctor soltó una risita calladamente porque a pesar de su madurez para algunas cosas, Rin era como una niña de seis años para otras y eso le encantaba. Manejando despacio recorrieron el camino hasta detenerse frente a la bella cabaña de la conspiración.
 
La primera en bajarse de la camioneta fue Rin. Exaltada le pidió a Kagome que abriera la puerta para poder instalarse y así visitar la feria. Con una gran sonrisa Kagome sacó el juego de llaves de su bolso y complació a su amiga.
 
El lugar estaba rodeado de árboles y la casa había sido decorada con el gusto impecable y refinado de Deborah; tenía una chimenea de piedra y todos los muebles parecían recién comprados. La cocina era amplia, equipada con todo lo mejor y una despensa a reventar. Contemplando la cantidad exagerada de comida Rin recordó a su madrastra y dejo que una sonrisa se esparciera sobre sus labios.
 
(Que linda tenemos comida como para sobrevivir una guerra, me alegra que ahora nos llevemos bien…)
 
Emocionada Rin comentaba con Kira y Kagome lo maravilloso que era aquel lugar, lo que la pobre gatita no sabía era que estaba cayendo en las redes de su propia falta de atención a los detalles y el deseo de sus amigos de verla feliz.
 
Una vez que bajaron todas las maletas Kagome le dijo a Sesshoumaru que su habitación era la última y tomando sus cosas el Grandulón caminó en silencio por el corredor hasta llegar al dormitorio.
 
La estancia era hermosa y muy acogedora con una cama enorme, suficiente para cuatro personas. Complacido avanzó y abrió la ventada para ver el paisaje y se encontró con algo aún mejor. Una placentera imagen de Rin de pie junto a uno de los árboles que cercaban la casa; cuando se dio cuenta de que alguien la observaba, se volvió para saludarlo con una gran sonrisa.
 
“Hola!”
 
“Que haces ahí afuera pequeña?”
 
“Explorando. Verdad que el lugar es precioso, te gusta?”
 
Sesshoumaru estaba concentrado admirándola discretamente y cuando Rin le hizo aquella pregunta su mente solo podía enfocarse en ella. Cuando repitió la pregunta Sesshoumaru contestó, pero no se estaba refiriendo al lugar, sino a lo que sentía por ella, fue un momento breve de sinceridad que lo hizo sentir complacido.
 
“Si pequeña, me gusta mucho!”
 
La fibra de emoción, en la voz de Sesshoumaru no pasó desapercibida para Rin, y con los ojos muy abiertos lo miro sorprendida. Con una risita a flor de piel, ella expresó su agrado de que le gustara lo suficiente, como para ser tan expresivo.
 
El doctor parpadeó suavemente ante la inocencia de su amiga y se permitió sonreír, luego y después de un par de minutos de disfrutar del paisaje, Rin entró a la casa dispuesta a desempacar.
 
Sin saber en lo que se metía, la gatita buscó a su mejor amiga para que le dijera donde iba a dormir. Kagome estaba esperando con ansias aquella pregunta y al verla en el cuarto, mantuvo una expresión serena y neutral para no delatarse.
 
“Kagome-chan donde voy a dormir?”
 
“Pues en la primera habitación que este desocupada!”
 
“Ahh ok!”
 
Tomando su el maletín Rin caminó por el pasillo distraída. En el segundo cuarto se topó con Kira y Jaken; estaban en plena sesión de sexy jugueteo y Jaken se estaba comiendo a besos a su amiga, literalmente.
 
Al notar la presencia de la gatita los dos sonrieron, con una sonrisa cómplice Rin salió y caminando hasta el final del pasillo, encontró la última habitación. Para su sorpresa, tampoco estaba vacía porque Sesshoumaru desempacaba ensimismado. No dándole mucha importancia a la escasez de habitaciones, Rin llamó la atención del doctor saludándolo.
 
“Hola doctor!”
 
“Hola Rin!”
 
Ella sonrió porque le encantaba cuando la llamaba por su nombre. Se acercó para sentarse en el borde de la cama, sin siquiera sospechar que la estaban obligando a compartir la cama con Sesshoumaru.
 
Cinco minutos después la gatita inspeccionaba toda la cabaña solo para darse cuenta que solo habían 3 habitaciones. Resignada y sin atreverse a molestar, caminó por el pasillo hasta la sala; dejó su maletín en el suelo y se dispuso a comprobar si el sofá se convertía en cama.
 
(Que raro…es un sofá ordinario y ahora que hago…?)
 
Resignada, regresó sobre sus pasos hasta el cuarto donde estaban Inuyasha y Kagome desempacando. Sin hacer mucho ruido se sentó en la cama con una expresión infantil de desconcierto; cuando habló su voz tenía un tono ligeramente consentido.
 
“Kagome-chan esta cabaña solo tiene tres cuartos”
 
“En serio? Estas segura? porque Deborah me dijo que tenía cuatro!”
 
“Eso me pareció a mi también…bueno la verdad no importa. Tendrás una cobija extra?”
 
“Claro en la habitación al final del pasillo!”
 
Al ver que su amiga no le prestaba atención al hecho de que no tenía donde dormir, Rin salió del cuarto torciendo la boca en una trompa. Decidida a pasar unos días de ensueño, aunque tuviera que dormir en el sofá, la pequeña fue en busca de la cobija.
 
Inuyasha y Kagome la observaron salir a hurtadillas, en el momento que estuvieron solos Inuyasha cuestionó a Kagome, porque prácticamente estaba forzando a Rin a dormir con su hermano.
 
“Estas segura Kagome?”
 
“Confía en mi, la conozco como a la palma de mi mano. Le tiene terror a las arañas y dudo que valla a dormir en el sofá, además…bueno lo que pasa es que me contó que últimamente ha tenido una pesadilla bastante desagradable!”
 
Inuyasha se crispó y con algo de recelo prestó atención. A medida que Kagome le contaba que en aquella pesadilla revivía el ataque de Naraku, el temperamental hombre apretó los dientes y le dijo que con eso no se jugaba.
 
“No estoy jugando, además el único que realmente le da consuelo es tu hermano. Mi amor, tu sabes que ella es mi mejor amiga, no haría nada de esto si creyera que va a salir lastimada”
 
“Kagome más vale que tengas razón, sinceramente me parecer que la estas forzando demasiado. Ella es una despistada pero Sesshoumaru no. Te has puesto a pensar que pasa si el tarado no coopera?!”
 
“Claro que lo he pensado, pero tu has visto como la mira!”
 
“Pues…si, debo admitir que no la pierde de vista ni un instante, pero igual Kagome, es muy terco y ese asunto de la promesa de matrimonio para él es algo serio!”
 
“Si ya lo sé, pero ellos son el uno para el otro. Tiene que darse cuenta que la mujer que lo va hacer feliz es Rin!”
 
“Que mas quisiera que ella fuera mi cuñada…ojalá tengas razón mi amor!”
 
Dándole cabida a la esperanza de tener a Rin como cuñada, Inuyasha continuó sacando sus cosas para ponerlas en el closet. Afuera en el pasillo, la gatita probaba sin lugar a dudas, que su amiga la conocía como a la palma de su mano.
 
Apoyada contra la pared, se debatió un momento entre pedirle a Sesshoumaru compartir la habitación o dormir en el sofá. Estaba a punto de ceder al la idea del sofá, cuando su voz interior se hizo audible.
 
“Deja de pensar tonterías…primero hablemos con él!”
 
“Ahh? Quien eres?”
 
“Quien más? Ya hablamos la otra vez…que despistada eres, soy yo!”
 
Rin movió la cabeza como sacudiendo la voz en su interior y recordó el intercambio en su casa, estando Susan presente. Alisándose el cabello, respiró profundo para seguir con aquella conversación.
 
“Estas segura que debo decirle al doctor que no tengo donde dormir?”
 
“Segurísima, son roommates no habrá mucha diferencia, solo de distancia. Vamos Rin, en este lugar debe haber arañas y ese sofá se ve súper incomodo!”
 
La gatita abrió los ojos petrificada e inmediatamente se separó de la pared, asustada por la noción de que hubiera arañas. Respirando profundo, apretó el maletín en su mano y se encaminó al cuarto del doctor. Al llegar, entró sin hacer mucho ruido acomodándose en el borde de la cama.
 
“Doctor…tienes cobijas extra?”
 
“Déjame revisar…porque no has desempacado?”
 
“Es que…dime una cosa, yo soy una buena roommate cierto?”
 
Sesshoumaru separó los labios tragándose el suspiro, porque los ojos de Rin brillaban y su voz sonaba seductoramente suave. La conocía a la perfección y sabía que estaba a punto de pedirle algo. En el fondo de sus pensamientos, su conciencia empezó a hostigarlo sin piedad.
 
“Aww me encanta cuando pone esos ojitos. La gatita quiere algo, lo que sea complazcámosla!”
 
“Aún no sabemos que quiere!”
 
“Acaso importa, piensas negarle algo?”
 
“Todo depende, esto puede traer problemas…recuérdame otra vez porque vinimos?”
 
“Para tenerla cerca todo el día, la extrañamos mucho y necesitamos el descanso!”
 
“Cierto!”
 
Dejando la conversación consigo mismo a un lado, Sesshoumaru se concentró en Rin que lo miraba con ojos de súplica.
 
“Si somos roommates…que tramas pequeña?”
 
Al escucharlo ella dio un suspiro enorme y como toda una pequeña consentida, le dio las quejas al Grandulón.
 
“Es que…no tengo donde dormir porque Kira y Kagome van a dormir acompañadas, obvio!…solo hay tres cuartos y en cada cuarto lo único que hay es una cama grandota…entonces yo estaba pensando que…ya que somos roommates, podemos dormir juntos, esta cama es lo suficientemente grande para los dos…anda di que sí!”
 
El doctor sintió su resolución para negarse, desaparecer ante la voz melosa de su gatita y sin poder evitarlo escuchó a su agresiva e imaginativa conciencia apoyar la idea.
 
“Que fantástica idea dile que sí, dile que sí. Vaya, este viaje está resultando mejor de lo anticipado…yuju!!”
 
“Yuju??? Enloqueciste o que?”
 
“La gatita no tiene donde dormir y tenemos que cuidarla. Me niego a que duerma sola en ese sofá cuando nosotros tenemos tanto espacio!”
 
Sesshoumaru respiró profundo y le recordó a su agresiva voz interior que las pijamas de Rin eran un atentado. También le comunicó, sus sospechas de que todo aquello empezaba a verse como una conspiración.
 
“Y que si lo es? Cuanto más rápido sea `nuestra' gatita mejor. Sesshoumaru la cama es grande”
 
“Tu dirías cualquier cosa…en que momento te escuché?”
 
“Uno de tus mejores momentos!”
 
“Si acepto, podré dormir sin que me hostigues?”
 
“Claro, lo que tu digas Amo!”
 
La conciencia se replegó y Sesshoumaru dejó para después el reclamo por llamarlo Amo. Viendo a Rin a los ojos, se concentró en hablar con ella libre de interrupciones.
 
“Rin no prefieres que yo duerma en el sofá?”
 
“No, no, no…porque además en este lugar debe haber arañas y tu sabes…no habrá problema, hago lo que sea pero compartamos el cuarto!”
 
Sesshoumaru tragó grueso al escucharla decir que haría lo que fuera, pero ella no se dio cuenta porque por un instante, desvió la mirada en busca de arañas. Cuando dejo de ver el techo, Sesshoumaru asintió con un movimiento de cabeza y la gatita se abalanzó sobre él aferrándose a su cuello y dándole uno de sus sonoros besos en la mejilla.
 
El doctor le devolvió el abrazo y resopló sintiéndose indefenso; la efervescencia de Rin era irresistible y lo despojaba por completo de su autocontrol.
 
“Ay doctor eres lo máximo…voy a desempacar, estoy segura que la vamos a pasar súper!”
 
“Si eso creo!”
 
Cuando Rin terminó de desempacar, Sesshoumaru la esperaba en la sala para llevarla a la feria. Fue una tarde inolvidable viéndola divertirse como una niña y sin que pudiera evitarlo, estar con ella en aquel pueblo tranquilo, era solo otra excusa más para perderse en la fascinación que sentía por ella.
 
Regresaron después de admirar el atardecer desde uno de los asientos del parque. Aunque la gatita estaba feliz, contemplar aquel atardecer le revolvió los recuerdos de Kouji, no queriendo ser aguafiestas, Rin se guardo su tristeza para si misma.
 
Durante la cena, Rin no dejo de pensar en Kouji y pronto se descubrió mirando de reojo a Kira y Jaken interactuar. Ver como tiernamente Jaken ponía trozos de comida en la boca de Kira, era como revivir su relación con Kouji.
 
El recuerdo de sus cenas románticas después de hacer el amor, rodeados por la tenue luz de las velas, le ensombreció el rostro y las garras de la soledad amenazaron con lacerarla.
 
Finalmente, la mirada de Rin fue tan intensa que alerto a los tórtolos; al verse descubierta sonrió nerviosa, se levantó de la silla y abandonó la estancia para tomar aire fresco. Quería sentir la brisa nocturna en un intento por ahuyentar el fantasma de Kouji
 
Sesshoumaru no la vio salir, estaba acomodando los troncos que había recogido antes de la cena junto a la chimenea. Cuando terminó, se sentó en el sillón de la sala hojeando una revista completamente relajado.
 
Fuera de la casa, Rin admiraba en silencio las estrellas abrumada por el recuerdo de Kouji. Quería llorar pero sabía que en nada ayudaría. Además, si lloraba iba a preocupar a sus amigos y estaban ahí para descansar y pasar un rato agradable, no para consolarla.
 
(Es tan injusto…me pregunto si pensara en mí? A lo mejor pueda ir a visitarlo, ay nada que ver, no quiero pasar por eso otra vez!...nada de lágrimas Rin, tienes que ser fuerte. No quiero preocupar a mis amigos!)
 
Estaba tan embelezada viendo las estrellas, que no se dio cuenta que Jaken estaba junto a ella con una taza de chocolate caliente. Al tomar la taza Rin sonrió y le agradeció en un susurro.
 
“Estas triste por algo Rin?”
 
“Mas o menos. No tiene importancia, ya se me pasará!”
 
“Extrañas a Kouji no es así?”
 
“Tanto se me nota?”
 
“Algo, fue por culpa nuestra verdad?”
 
Rin lo miro con una sonrisa avergonzada, a pesar de que en parte Jaken tenía razón, no se atrevió a reconocerlo. Tratando de disimular se pasó la mano por el cabello y soltó una risita felicitando a Jaken porque se veía muy enamorado de Kira. Entendiendo la incomodidad y tacto de Rin, Jaken se lleno la boca con las cualidades de su novia y pronto la gatita olvido que extrañaba a Kouji.
 
Dentro de la cabaña, Sesshoumaru levantó la mirada de su lectura y buscó discretamente a Rin. Cuando la vio afuera conversando con Jaken, sin darse cuenta apretó la revista entre sus dedos pero se mantuvo sentado y sereno, ya que justo en ese instante ambos entraban de nuevo a la cabaña.
 
Una vez dentro y sin titubear Rin se acomodó junto a Sesshoumaru apoyando la cabeza en su hombro. El doctor no dijo nada y disfrutó de la espontaneidad de la gatita para buscar su compañía y calor corporal.
 
Disfrutando de un delicioso licor digestivo, los amigos estuvieron conversando un rato al calor de la chimenea, hasta que el sueño y el cansancio se hicieron presentes.
 
Al ver que Rin bostezaba, Sesshoumaru supo que no podía evadir ni un minuto más el hecho que iba a dormir con ella. La idea de pasar la noche en la misma cama que Rin lo emocionaba pero a la vez requeriría de todas sus fuerzas y autocontrol.
 
……………
 
Sesshoumaru la observó prepararse para dormir con el alma en vilo y atormentado por su traicionera imaginación. Al ver a Rin en pijamas su mente volaba sin ninguna clase de control, saboreando y anticipando el hecho de que esa noche la tendría al alcance de la mano, literalmente.
 
Poniéndose una bata sobre su sexy pijama Rin se dirigió al baño que estaba en el pasillo para lavarse los dientes. A solas, Sesshoumaru se repetía a sí mismo que nada raro iba a pasar entre ellos esa noche y él podría dormir tranquilo, sabiendo que a su lado dormía la gatita
 
(Todo va a salir bien, nada malo va a pasar, dormiremos y ya, mañana voy a despertar como cualquier otro día… lo que me gustaría saber es porque tiene que ponerse esas diminutas pijamas si apenas la cubren, no le dará frío?)
 
Como una voz a lo lejos su conciencia salió de su mutismo para ponerlo aún mas nervioso y dar forma a sus deseos mas reprimidos
 
“No seas hipócrita nos encantan esas pijamitas!”
 
“Rayos! Otra vez tu? Pensé que habíamos quedado en que no me ibas a hostigar”
 
“Aja, esta va a ser una noche inolvidable durmiendo con la gatita y por suerte va a ser la primera!”
 
La voz en su cabeza parecía tener oídos sordos a la incomodidad que Sesshoumaru experimentaba, por lo que tuvo que seguir escuchando sin poder hacer nada.
 
“La vamos a tener tan cerca, su cara, sus piernas, su melena negra y brillante, su perfume, sus…”
 
“Si, si, ya entendí, toda ella junto a nosotros. Aún creo que es muy arriesgado, todo sería mas fácil si fuera fea y oliera mal!”
 
“Por favor con ella vemos mas allá de su linda cara. Su corazón nos cautiva, que sea una diosa de piernas largas, ojos bellos, sonrisa encantadora y senos jugosos es como habernos ganado la lotería!”
 
Sesshoumaru se quedó pensativo al comprender que el eco en su mente tenía razón. Tratándose de Rin él la veía como algo más que una mujer hermosa, se había convertido en algo más profundo y no quería o no se atrevía, a aceptar aquella sensación como una realidad.
 
Trataba de no ceder repitiéndose que era su mejor y más querida amiga, pero él sabia de sobra que aquella mujer era como un tesoro invaluable y maravilloso que no quería compartir con nadie.
 
Resopló silenciosamente porque era lo suficientemente inteligente como para saber que la resistencia que tanto ponía para aceptar que le gustaba Rin, cedería en el momento menos esperado.
 
Lo que no lograba visualizar el controlado doctor, era que estar ahí era un plan pensado con amor y amistad para que finalmente aceptara que Rin era más que una simple amiga.
 
Sin mirar a Rin cuando regresó de lavarse los dientes, Sesshoumaru tomó su cepillo, la pasta y salio para hacer lo mismo. Una vez que volvió a la habitación, la encontró metida bajo las cobijas hojeando una revista.
 
Cuando Sesshoumaru la vio en aquella pose un escalofrío le bajo por la espalda, no solo era la exposición siempre agradable de su cremosa piel, sino que verla así le dio la sensación de ser una pareja en rutina diaria de convivencia. Respirando profundo el Grandulón se dio ánimos para ser fuerte y concentrarse en dormir.
 
(Bueno aquí voy, a dormir con la gatita!-…-Aquí vamos querrás decir! Oye Grandulón podríamos abrazarla?-...-Claro que no!-…-Que aburrido!)
 
Cuando escuchó el movimiento de las sábanas Rin levanto la vista y con una sonrisa miró a su roommate. Al verlo con detenimiento tragó saliva disimuladamente, hacia días que no lo veía sin camisa y ahora tenerlo tan cerca recordaba lo escultural y varonil que era.
 
Perdida en las líneas firmes del torso masculino sin quererlo recordó todo lo que habían hecho en el día. La forma amable como la había acompañado a todos los puestos de la feria, la paciencia para esperar que se decidiera entre dos collares iguales pero de diferente color.
 
La ínfima sonrisa que había logrado ver en su rostro cuando ella tomó de su brazo para que caminaran mas rápido; la insistencia de pagar todos los dulces que se le habían antojado; pero sobre todo la manera como aquel hombre serio y callado la hacia sentir protegida.
 
Toda la tarde en compañía del Grandulón desfilo frente a sus ojos y sin poder controlarlo sintió las mejillas calientes. Como hipnotizada admiró la escultural anatomía de su roommate, salió de su trance hipnótico en el momento que su voz interior hizo acto de aparición.
 
“Es muy apuesto y varonil. Que suerte tenemos de que duerma sin camisa”
 
“Tienes razón…hace días que no lo veía sin camisa…aww me encanta que tenga los hombros definidos sin ser demasiado exagerado, a que hora ejercicio? Sabes? Me estaba preguntando como sería acurrucarnos con en su pecho…creo que extraño mucho a Kouji”
 
“Kouji ya no está así que mejor no pensar en eso, es mucho mas sano concentrarse en lo que tenemos enfrente…este…mmm…dime algo? si dormidas nos acercamos y acurrucamos al doctor no sería malo verdad?”
 
“Dormidas? Ósea como sin darnos cuenta?”
 
“Aja”
 
“Bueno pues así no sería malo…crees que nos apartaría si hiciéramos algo así?”
 
“No digas locuras él nos quiere y nos protege”
 
“Aww cierto!”
 
Rin se concentró en Sesshoumaru que ahora acomodaba las almohadas, sin percatarse que estaba siendo admirando. No queriendo ser descubierta Rin suspiro quedamente, siguió viendo su revista y pronto estuvo concentrada de nuevo en su revista pero con la curiosidad de cómo seria abrazar a su roommate estando sin camisa, rondando en su mente como una inofensiva abejita que visita una flor.
 
Acostado con los ojos completamente abiertos, Sesshoumaru no lograba concentrarse lo suficiente para conciliar el sueño; todo por culpa de la diosa en pijamas que tenía al lado. Estaba tan distraído en preocuparse que no noto como ella cerraba el espacio entre los dos presa del miedo. Cuando la sintió aferrándose a su brazo, su conciencia dio las gracias al poder divino que había creado las arañas.
 
“Doctor creo que vi una araña…o quizás fue una sombra o no se…”
 
“Creo que fue una sombra pequeña. Tienes mucho sueño?”
 
“No mucho y tu?”
 
“En realidad estoy algo adolorido fue un viaje largo…”
 
Sesshoumaru no siguió hablando porque como un resorte Rin se sentó en la cama. Tenía una mirada emocionada que le iluminaba todo el semblante y le llamó la atención que estuviera frotándose las manos como si planeara algo. Fingiendo indiferencia le preguntó que le pasaba, su corazón dio un vuelco cuando con una pícara sonrisa Rin le respondió que le iba a dar un masaje.
 
Sesshoumaru sintió como su ritmo cardíaco enloquecía con la noción de un masaje. Dominado por la emoción el doctor cerró los ojos un instante, trataba de proyectar serenidad pero estaba tan exaltado que en cambio su mente empezó a formar imágenes de ellos dos muy juntos.
 
El doctor salio de su ensueño al percibir que ella dejaba la cama para dirigirse hasta la puerta con un frasco en la mano. Frunciendo el ceño y con voz ronca le preguntó adonde iba.
 
“Voy a la cocina a calentar el aceite, eso ayuda a que el masaje sea mas relajante!”
 
En medio de un suspiro y cerrando los ojos como dos rendijas Sesshoumaru se levantó de la cama. Mientras lo hacía casualmente le recordó que no estaban en el apartamento y por lo tanto no le iba a permitir salir en pijamas para que Jaken o Inuyasha la vieran. Lo hizo sin ningún reparo y eso cautivó a Rin.
 
“Te volviste loca o que? No puedes salir así! Que tal si el tarado de Inuyasha o peor, Jaken están en la cocina?”
 
Ella detuvo sus movimientos solo para ver de frente a su posesivo roommate. Mordiéndose el labio sonrió porque aquella actitud era simplemente irresistible y cautivadora. A sabiendas de que Sesshoumaru estaba distraído Rin le recordó lo obvio.
 
“O sea que el único que me puede ver en pijamas eres tu?!”
 
“Claro! Yo soy tu roommate además…” - Sesshoumaru se atragantó con sus propias palabras al darse cuenta que se estaba dejando llevar y ella lo contemplaba con una sonrisa de pura satisfacción. Al ver la expresión de Rin, trató de desviar aquel incómodo y revelador intercambio de palabras murmurando que no encontraba sus pantuflas pero la gatita permaneció con sus ojos clavados en él.
 
“Además…tu me has visto sin nada…si me pongo una bata me escoltas a la cocina?!”
 
Obviando el recordatorio de haberla visto completamente desnuda, Sesshoumaru adoptó una pose seria ante la actitud despreocupada de Rin hacia su excesivo sentido de la propiedad.
 
“No te burles Rin!”
 
“No lo hago, me encanta que seas así conmigo!”
 
Rin se lo dijo con tanta sinceridad que Sesshoumaru no pudo controlar la sonrisa de satisfacción que luchaba por esparcirse sobre sus labios. Cuando ella le dio la espalda para buscar su bata, el doctor tragó grueso y respiró profundo.
 
De la manera más imperceptible que pudo cerró los ojos para así evocar el recuerdo del cuerpo desnudo de la pequeña. Aquella imagen prohibida combinada con las palabras de Rin le provocó cosquillas en el abdomen erizándolo; cuando su conciencia trató de decir algo el doctor pidió silencio con un gruñido mental.
 
Con una mirada voraz y solapada la vio ponerse la dichosa bata y sus labios se volvieron a curvear. Conocía las batas de Rin a la perfección, eran cortas y coquetas. Un pedazo de seda suave y elegante que realzaba sus curvas para su deleite.
 
Recreándose con la figura femenina caminando frente a él, Sesshoumaru la acompañó hasta la cocina. Al entrar se toparon con Kira y Jaken sacando una botella de vino del refrigerador.
 
El doctor se crispó al ver como a su amigo se le iban los ojos viendo a Rin y sin reparos lo fulminó con una mirada de hielo. Jaken apartó sus ojos con una risita que secretamente se burlaba de su amigo, porque no se daba cuenta lo posesivo que era con Rin.
 
La gatita los saludó con naturalidad mientras ponía a calentar el aceite. Fue Kira la que vocalizó su curiosidad al ver lo que hacía.
 
“Rin que calientas?”
 
“Aceite, el doctor esta agotado y creo que un masaje le ayudara bastante!”
 
“Eso ni lo dudo!”
 
Jaken lo dijo con tanta picardía que Kira se mordió los labios para no estallar en risas. Frente a ellos Sesshoumaru torció los ojos y le dijo a Rin que se apresurara; ella sacó el frasco y se despidió de sus amigos. Antes de que se fueran Kira le entregó a Sesshoumaru un par de copas y una botella de vino blanco que estaba por la mitad.
 
El doctor quiso rechazar el gesto pero la rubia le dijo que eso también ayudaba a relajarse después de un largo viaje. Que se lo dijera guiñándole el ojo era solo una prueba más de que todo aquello era un complot para torturarlo.
 
De regreso en la habitación Rin sirvió un poco de vino en cada una de las copas. Mientras se quitaba la bata le pidió a su roommate que se acomodara en el borde de la cama, de esa forma podría sentarse detrás de él y así masajear su espalda.
 
Con un suspiro contenido en su garganta Sesshoumaru hizo lo que Rin le pedía sin chistar sintiendo escalofríos cuando ella se acomodó a sus espaldas. Luego empapó sus manos con el aceite tibio y con cariño lo esparció sobre la fuerte y musculosa espalda que esperaba por el contacto de sus dedos.
 
El líquido tibio sobre su piel lo sobresaltó levemente pero era una sensación sumamente agradable, porque las manos de Rin se deslizaban por su piel con firmeza aliviando la tensión en sus adoloridos músculos. Completamente relajado Sesshoumaru cerró los ojos disfrutando del masaje a plenitud.
 
Una vez que masajeo la espalda Rin retiró las manos dudosa, si el masaje era completo se suponía que tenía que hacer lo mismo en el pecho y por alguna razón que ella no lograba identificar con claridad, aquella idea le daba comezón en el estómago.
 
Al notar que las manos se detenían Sesshoumaru volteo su cabeza un poco, temiendo que si se movía bruscamente aquel placer terminaría.
 
“Rin sucede algo malo?”
 
“…errr bueno no…se supone que tengo que darte masaje en el pecho pero si no quieres…”
 
“Si quiero!”
 
Las palabras salieron con un tono decidido y firme, tanto que Rin se emocionó y sonrió a sus espaldas mientras que con sus manos lo obligaba a acostarse.
 
Arrodillada junto a él masajeó su pecho totalmente concentrada; lo hizo sin percatarse que Sesshoumaru la miraba ensimismado creando en su mente el recuerdo de un momento íntimo y maravilloso que había anhelado por semanas.
 
Quería permanecer despierto para no dejar de ver a su gatita inclinada sobre él, pero estaba tan cansado que sin darse cuenta se quedó dormido. Al ver a Sesshoumaru dormido Rin retiró las manos con cuidado, se limpio el aceite y procurando no hacer mucho ruido, se acomodó en su lado dispuesta a descansar.
 
(Me alegro de haberle dado un masaje, se nota que estaba realmente agotado…tiene un cuerpazo, músculos definidos con brazos grandes y fuertes…mmm como será el doctor en la intimidad? Kagome me dijo que, según ella, él sería un hombre apasionado con la mujer indicada…mmm! Kagome y sus teorías! )
 
Rin se acomodó y apartando las interrogantes de cómo sería Sesshoumaru de amante hizo sus oraciones pidiendo a Kami una noche de tranquilidad sin la presencia de horribles pesadillas, donde el grandulón no llegaba a salvarla y Naraku lograba besarla y arrancarle el vestido salvajemente.
 
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Horas mas tarde….
 
El doctor abrió los ojos sintiéndose relajado, al ver su reloj se dio cuenta que se había quedado dormido mientras Rin le daba el masaje y sonrió. Acomodándose en la cama busco a la gatita y al ver el espacio junto a él vacío sintió un sabor amargo inundar su garganta.
 
Con sus pensamientos amontonándose en su cabeza se incorporó y salio de la habitación prácticamente corriendo. En dos zancadas llego al baño del pasillo, abrió la puerta pero como estaba vacío siguió hasta la sala.
 
En cuanto sus ojos reconocieron la silueta de la gatita, Sesshoumaru dejo escapar el suspiro que contenía en su pecho. Rin estaba echa un puñito en el sillón con una cobija sobre ella sollozando en silencio. Con el corazón en la boca y desplegando el rostro mas sereno de su repertorio, el doctor se arrodillo frente a ella para averiguar que le pasaba.
 
Rin no se dio cuenta de su presencia hasta que Sesshoumaru estuvo frente a ella. Con una mano sobre su hombro y la otra levantado su barbilla suavemente, la interrogó.
 
“Que sucede pequeña por que lloras?”
 
“Ahh…que haces aquí Sesshoumaru?”
 
“Contesta Rin”
 
“Tuve una pesadilla y no quería molestarte!”
 
“Que clase de pesadilla?”
 
A empujones Rin le contó el tipo de pesadilla que la atormentaba. Cuando ella enfatizo que lo más espantoso de todo era que en su sueño él no la rescataba, Sesshoumaru se sintió conmovido y dejo de lado todas sus restricciones personales.
 
Una vez que se sentó a su lado con ternura la atrajo a la seguridad de su regazo y dejo que llorara a sus anchas mientras le acariciaba el cabello y la mecía arrullándola. Hablándole al oído, el doctor la tranquilizó recordándole que era un sueño y su integridad estaba intacta.
 
“Tranquila Rin, ese maldito no te hizo nada…porque no me habías dicho que estabas teniendo estas pesadillas?”
 
Al escucharlo Rin respiró profundo y levantando su rostro le habló con los ojos llorosos.
 
“Porque…no sé. Doctor tu crees que yo provoque a Naraku?”
 
El rostro de Sesshoumaru se transformó y por un instante sus ojos brillaron llenos de rabia pero inmediatamente su semblante cambio para consolar a su tesoro hecha mujer.
 
Era lo suficientemente inteligente para saber que las palabras de su prometida habían sembrado la duda en Rin y maldijo a Susan por eso.
 
“Claro que no, que seas hermosa y sexy no le da derecho a nadie de tratar de propasarse contigo. Contéstame algo Rin, esa sabandija te ha estado molestando y tu no me has dicho nada? No me mientas…”
 
Completamente cautivada por las palabras de Sesshoumaru, Rin lo silencio poniendo su dedo índice suavemente sobre sus labios, y le juraba que no había visto a Naraku desde aquella noche. Sin retirar su dedo, lo miro a los ojos y el doctor sintió como un escalofrió le sacudía todo el cuerpo.
 
La mirada esmeralda era tan intensa que en un segundo los latidos de su corazón se aceleraron salvajemente. Rin no podía dejar de pensar en como la había descrito como una mujer hermosa y sexy, provocándole mariposas en el estómago.
 
Sin poder controlar sus movimientos Rin deslizó con suavidad sus dedos por el rostro sereno de su roommate y sujetándolo por la mejilla se acercó para besarlo en la mejilla con los ojos cerrados.
 
Al recibir aquel beso de agradecimiento Sesshoumaru sintió que los labios de Rin le quemaban la piel con una sensación estimulante y peligrosa, pero se contuvo y espero que ella se separara para poder regresar a la habitación.
 
“Sesshoumaru que haría yo sin ti?”
 
“No sé!”
 
(La verdadera interrogante es que haría `yo' sin ti pequeña? Ese beso fue distinto a los demás…)
 
Rin sonrió a medias y se levantó de su confortable posición; cuando Sesshoumaru se incorporó ella lo tomó de la mano y comenzó a caminar detrás de él con la cabeza baja.
 
Mientras caminaban el Grandulón pensaba en el beso Rin y se preguntaba porque no podía ser con ella como era con todas las mujeres que había conocido, como era con Susan: controlado y sin mostrar sus sentimientos demasiado.
 
A mitad del camino Rin suspiró tan profundamente que Sesshoumaru sintió un nudo alrededor de su corazón, guiado por su conciencia la tomó en brazos y la llevó hasta la habitación; todo con la expresión más serena e inexpresiva posible pero rebosando de alegría bajo su piel.
 
Rin lo miraba con los ojos muy abiertos y sin vocalizar ni una sola palabra se acurrucó a él. No quería que la soltara porque cargada en brazos su tristeza se evaporaba como por arte de magia.
 
Al llegar a la cama Sesshoumaru la depositó con ternura sobre el colchón y luego la cubrió con la cobija como si se tratara de una delicada muñeca de porcelana. Una vez que estuvo abrigada rodeó la cama y se acostó en el otro extremo.
 
En el instante que termino de acomodarse tuvo a la gatita junto a él deseándole las buenas noches con un beso. El doctor no se atrevió a mirarla y no fue necesario porque inmediatamente ella le dio la espalda y en cuestión de minutos se quedó dormida como un bebé. Asomándose sobre ella, Sesshoumaru se cercioró que dormía y apoyando la cabeza en su almohada se entrego al sueño.
 
(Tengo que estar atento a esas pesadillas…espero que siga dormida hasta mañana…)
 
En el fondo de su mente la voz de su conciencia no logro mantener la compostura y empezó a rabiar como un niño malcriado, al escuchar el eco de sus más profundos deseos Sesshoumaru respiró resignado.
 
“Ahora que? Tengo sueño!”
 
“Porque no la podemos abrazar? Ella debería ser nuestra!”
 
“Oye! Ya me estas cansando con eso, estamos comprometidos con Susan!”
 
“Aja y dormimos con la gatita mas excitados de lo que con Susan… podrías explicarme eso oh gran Sesshoumaru?!”
 
Sesshoumaru abrió los ojos y movió las caderas tratando de sacudir la excitación que sentía; tenerla tan cerca le provocaba un hormigueo bajo el ombligo y por momentos sentía un ardor insoportable invadir todo su cuerpo.
 
Siempre lograba controlarse y ninguna de aquellas sensaciones era visible pero su voz interior tenía razón en una cosa; Rin lo encendía físicamente de una forma tan intensa, que a veces le daba un dolor agudo en la boca del estómago. Lo que era peor, jamás había sentido eso por Susan.
 
“Quiero dormir!”
 
“Aún no me contestas… al menos podrías admitir que tengo razón?”
 
Meditando un instante Sesshoumaru levantó una ceja hastiado por la insistencia de su voz, con un suspiro y en aras de una poco de sueño sin interrupciones, le concedió la razón.
 
“Muy bien, ella es la mujer mas sensual, amorosa y excitante que he conocido en toda mi vida!”
 
“Se te olvido dulce, divertida, tierna y adorablemente consentida!”
 
“Lo que tu digas! Maldición, podemos dormir?!”
 
Sesshoumaru arrugó la boca y arropándose con furia se propuso dormir. Antes de cerrar los ojos se volvió para admirarla. Era un panorama hermoso e intrigante, podía ver la suave curva del cuello femenino y por un breve momento se imagino a sí mismo perdiéndose en el placer de besar aquel cuello terso y delicado.
 
Abatido por sus deseos Sesshoumaru cerró los ojos y después de un rato logro conciliar el sueño. Eso fue hasta que sintió un peso en su costado. Somnoliento parpadeó y medio abrió los ojos para ver lo que al principio le pareció un espejismo maravilloso, pero felizmente se dio cuenta que era una realidad.
 
Sin moverse siquiera Sesshoumaru se restregó los ojos y sonriendo se regocijó con la visión de Rin durmiendo plácidamente sobre su pecho desnudo. La expresión en el rostro femenino era tan serena que el doctor no tuvo mas opción que sonreír y permitir que sus dedos se mezclaran libremente con los mechones azabache que rozaban su cuerpo.
 
En un susurro Sesshoumaru le hablo a la gatita que no se movió un centímetro. La forma como se aferraba a él era simplemente excitante y lo llenaba de satisfacción porque en su mente y complaciendo las demandas de su ego, la pequeña se acurrucaba así porque él era algo mas que un simple amigo o roommate; en la vida de Rin él era especial.
 
“Que se supone que haga contigo pequeña?”
 
Aquella pregunta no tuvo respuesta y Sesshoumaru cerró los ojos alucinado. Se quedo dormido rodeando a Rin con ambos brazos y jugueteando con la abundante y sedosa melena que tanto le gustaba.
 
……………………
 
Despertar…
 
Al abrir los ojos le tomó 5 segundos darse cuenta que estaba abrazada por la espalda a alguien que olía delicioso, cuando su mente asimilo el hecho que era Sesshoumaru Rin abrió la boca a todo lo que daba y se mordió el labio para no gritar.
 
Estaba completamente pegada a él y abrazándolo como una espora; sin hacer ningún movimiento brusco Rin trató de separarse pero en ese momento Sesshoumaru se movió aun dormido. Tomando aire en silencio y cerrando los ojos Rin apoyo su mejilla en la piel tibia frente a ella.
 
(Que rico estar así y su piel es suavecita…rayos! seguramente me le pegue así estando dormida y él? no se quitó…tengo que levantarme…)
 
Los pensamientos femeninos se interrumpieron cuando Sesshoumaru se movió con más energía y en sueños tomo la mano de la gatita entre las suyas.
 
Agudizando el oído Rin escuchó como su roommate hablaba entre dientes; no alcanzo a oír con claridad lo que decía, pero cuando lo escuchó gruñir no hubo duda que aquel ruido significaba que se quedara quieta.
 
Convencida de que Sesshoumaru disfrutaba aquella posición tanto como ella, Rin sintió un hormigueo que le recorrió el cuerpo de la felicidad.
 
Tragando saliva y temblando de pies a cabeza, decidió no moverse y dejándose llevar por la emoción del momento, se acurrucó nuevamente; los ojos muy abiertos y el corazón latiendo enloquecido.
 
Los minutos que pasaron hasta que Sesshoumaru libero su mano fueron eternos, suspirando calladamente Rin atesoró en su memoria aquel despertar como una de las experiencias más sensuales y excitantes que hubiera tenido la oportunidad de vivir.
 
Una vez que sintió que Sesshoumaru no se despertaría se separó lentamente. Antes de levantarse se inclinó sobre él y le dio un beso en el hombro sin pensar en nada más. Los carnosos labios se separaron ligeramente dejando que su aliento cálido acariciara a su salvador.
 
Sesshoumaru no se movió al sentir que ella se inclinaba sobre él, cuando sintió que lo besaba con los labios húmedos y entreabiertos, transmitiéndole tanta sensualidad y deseo, el doctor tuvo grandes problemas para dejar de fingir que aún estaba dormido.
 
Una vez que la escuchó salir del cuarto, Sesshoumaru abrió los ojos y rozo con sus dedos el lugar donde los labios de Rin habían dejado su marca invisible pero permanente. La voz en su cabeza era muda pero podía sentir su excitación como el más tangible de los sentimientos.
 
(Eso fue absolutamente maravilloso…es la primera vez que duermo con una mujer sin hacer nada…y todavía quedan 4 días más…y ese beso? Fue diferente, sensual…mmm creo que estoy perdido!)
 
Parada frente al espejo del baño Rin miraba a su reflejo preguntándose que exactamente acaba de pasar. Vapuleada por el torrente de sensaciones extrañas la gatita chef hablo consigo misma tratando de darle una explicación elocuente a lo sucedido.
 
“Ósea yo me dormí en mi lado y en la noche me dio frío y me acurruque con él…abrazándolo por la espalda como si fuera…un gran amigo…no hay nada de malo en abrazar a tus amigos en especial…”
 
“En especial cuando tienen el cuerpo de un dios griego, tienes toda la razón nosotras no hicimos nada malo nos dormimos en nuestro lado de la cama y amanecimos abrazadas a él. Yo no lo vi protestar tu sí?”
 
“Jejejejeje tienes razón!”
 
“Lo que te dije, no hicimos nada malo, tranquila Rin!”
 
“Pero lo besamos…con la boca abierta!”
 
“Con los labios entreabiertos que eso es otra cosa totalmente diferente, nos encantan sus hombros; además nos llamo hermosa y sexy!”
 
“Eso si!”
 
Convencida que todo era simplemente una reacción normal entre amigos Rin cerró la puerta y se dio una ducha sintiéndose feliz. Cuando volvió a la habitación Sesshoumaru estaba de pie buscando que ponerse frente al closet.
 
Sintiéndose ligeramente ruborizada Rin le dio los buenos días, Sesshoumaru no se volteo porque no estaba seguro de poder esconder su agitación, ya que no lograba apartar de su mente la sensación de los labios de Rin sobre su hombro. Poniéndose una camiseta el doctor se volvió y le respondió el saludo.
 
“Buenos días pequeña, dormiste bien?”
 
“Sip...gracias. Después de desayunar iremos a la feria, Inuyasha dice que el campeonato de tiro al blanco sigue en pie”
 
Sesshoumaru resopló divertido porque el día anterior su hermano había insistido en competir en un puesto de tiro al blanco. Los premios era peluches y desde ayer un perro de felpa blanco reposaba en la cama de Inuyasha y Kagome.
 
“Con que eso dijo…está bien!”
 
“Doctor…si no es mucha molestia, porfa no lo dejes ganar hoy”
 
Con la camisa y el jeans en su mano Sesshoumaru levantó la vista y le pregunto a la gatita que significaba eso. Le parecía increíble que ella lo conociera tan bien, porque efectivamente había dejado a su hermano ganar y que de esa forma pudiera complacer a Kagome.
 
“Ayer lo dejaste ganar porque sabías que Kagome quería el perro de peluche. No me digas que no porque yo te conozco!”
 
“Asumiendo que esta en lo correcto srta. Ikegami, porque hoy debo ganar?”
 
“Porque yo quiero el osito de peluche café que hay en ese puesto, el grande. El señor me prometió guardarlo para que tu lo ganes para mi hoy!”
 
Sesshoumaru se trago la carcajada al escucharla, parecía tan decidida y se veía tan linda pidiendo que ganara un peluche para ella, que no tuvo otra opción que asentir con la cabeza. Una vez que Rin tuvo la seguridad que regresaría de la feria con el peluche, se dio a la tarea de hacer la cama mientras Sesshoumaru tomaba un baño.
 
……………………
 
Era un día soleado y tibio perfecto para pasarlo en una feria llena de colores y con amigos. También era el día perfecto para que Inuyasha y Sesshoumaru midieran destrezas. El contraste entre ellos iba mas allá de la presencia física, Sesshoumaru era el estandarte de la serenidad mientras que Inuyasha ondeaba orgulloso la bandera de todo lo que era impulsivo y temperamental.
 
Detrás de ellos Rin y Kagome observaban con una sonrisa, la pequeña contenía la respiración en espera de su anhelado premio, que en el momento que ellos llegaron, había salido del lugar donde había permanecido escondido desde ayer.
 
Sujetando el rifle como si aquello fuera un asunto de vida o muerte, y amparado por el triunfo del día anterior; Inuyasha se sentía poderoso y no tuvo reparos en restregárselo a Sesshoumaru.
 
“Hoy como ayer, te voy a derrotar hermanito!”
 
“No sueñes. Sabes que soy mejor que tu en todo, sin contar que soy mas apuesto!”
 
“Few! Ya verás!!”
 
La puntería de Sesshoumaru era impecable y en su rostro no había señales de agitación o preocupación alguna. En su mente la imagen de su hermano menor llorando siendo solo un niño le dibujo una sonrisa que se perdió para los que estaban a su alrededor.
 
Mientras ajustaba el rifle para dar en el blanco recordó a Rin y aflojando un poco el dedo dejo que la descarga llegara a su objetivo, repitió lo mismo cinco veces, por lo que Inuyasha tuvo que darse por vencido.
 
“Few! Te deje ganar!”
 
“Si claro Inuyasha lo que tu digas!”
 
Rin contemplaba la escena con los ojos como dos estrellas anticipando tener al adorable osito en su poder. Entregándole el rifle de vuelta al encargado del puesto, Sesshoumaru recibió el premio prometido y en un santiamén se encontró sosteniendo a Rin por la cintura mientras ella lo abrazaba a plena luz del día frente a sus amigos y única familia.
 
“Gracias, gracias, gracias!”
 
Divertido, el encargado del puesto le pregunto a Rin como llamaría al oso y con una gran sonrisa ella le anuncio que el nombre escogido para su nuevo amigo era Doctor Youkai. Al escucharla, el hombre se rió y le dijo que era un nombre digno.
 
“Verdad que si?”
 
“Que lo disfrute señorita!”
 
“Así lo haré!”
 
Todos miraron a Sesshoumaru que observaba a Rin como si no hubiera nadie mas a su alrededor. Ninguno podía asegurar lo que pensaba de aquel nombre pero era casi seguro que lo encontraba divertido.
 
Pasaron el resto del día divirtiéndose y cuando llegaron a la cabaña, Kira, Kagome y Rin entraron a la cocina para preparar la cena. Lo que la gatita no sabia era que sus amigas le tenían preparada una sesión de cócteles para emborracharla.
……………………