InuYasha Fan Fiction ❯ Dr. Mounstro ❯ Cuidando a la gatita ( Chapter 20 )

[ Y - Young Adult: Not suitable for readers under 16 ]

 
Nota del autor:
Los personajes de Inuyasha, incluido el sexy y misterioso Sesshoumaru y la tierna Rin, son propiedad de la talentosa y genial Rumiko Takahashi.
 
El regreso de la agresiva conciencia del doctor, es para complacer a Lou, una de las más fervientes, sino la más dedicada admiradora del Doctor. Con este capitulo me esmere mucho porque se que todas lo estaban esperando.
 
Gracias a Fannychan, que es mi recordatorio permanente para no olvidar las reglas de puntuación y así los capis queden súper.
 
Kagura y su pandilla, donde quiera que estés, ten presente que siempre pienso en ti. Te quiero mucho amiga.
 
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Capítulo 20
 
Tortura, segunda parte
 
Cuidando a la gatita…
 
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Cuando Rin abrió los ojos, se topo con la visión de Sesshoumaru que le sonreía, dando la impresión de que hubiera estado admirándola mientras dormía. Sobresaltada por aquel agradable despertar, Rin no perdió tiempo y se acurrucó a su amado roommate que al verla, se carcajeó calladamente y no dudó en recibirla con los brazos abiertos.
 
“Buenos días pequeña!”
 
“Hola, dormí tan rico gracias!”
 
“Un placer!”
 
Sesshoumaru le pasó la mano por la cabeza cariñosamente, anunciando que le traería el desayuno a la cama. Embelezada de tener toda la atención del su doctor favorito, la gatita se acurrucó contra él antes de que se levantara. Inclinándose hacia ella, el Grandulón le dio un beso en el chichón y salió del cuarto.
 
Con las sábanas hasta la nariz, Rin sintió el estómago revuelto de la emoción, sentimiento que rápidamente desapareció al recordar que las atenciones de Sesshoumaru eran motivadas por la amistad y el cariño que sentía por ella.
 
(Bueno ni modo, si me quiere traer desayuno a la cama, yo no me opongo. Me encanta cuando es cariñoso y tierno…huele tan rico!)
 
Una vez que Sesshoumaru puso los platos en la bandeja, regresó a la habitación y literalmente alimentó a la gatita. A pesar de haber dormido sin interrupciones, Rin tenía un poco de ojeras oscureciéndole el rostro y eso preocupaba al doctor.
 
Mientras ponía el tenedor con un poco de huevo revuelto en la boca de Rin, Sesshoumaru la regañó cariñosamente. Ella no puso resistencia alguna y a todo lo que él decía, asentía con la cabeza.
 
“Todavía no me has dicho que te sucedió, decidiste dejar de comer y ya? No te voy a permitir que te descuides así…”
 
Sesshoumaru dejó de hablar cuando ella lo rodeó con ambas manos por el cuello, en una actitud conciliadora y cariñosa. Pegada a su cuello, le prometió en voz baja que de ahora en adelante se cuidaría mucho.
 
“Así me gusta, buena gatita!”
 
(Y así me gusta a mí, tenerte todo para mi solita. Hueles tan rico doctor y eres tan bueno conmigo…)
 
Una vez que ella terminó de comer, Sesshoumaru retiró la bandeja y le dijo que iría a bañarse. En el momento que él desapareció por la puerta, Rin cogió al doctor youkai y lo abrazó presa de la felicidad.
 
La gatita todavía estaba saboreando haber dormido abrazada a su amado doctor, cuando por la puerta apareció Sesshoumaru oliendo a limpio, solo con una toalla alrededor de su cintura y el cabello mojado. Rin tragó saliva y sus labios se separaron en un silencioso suspiro hechizada por la escultural figura frente a ella.
 
Tranquilamente y sin ninguna reserva con que ella lo viera solo con una toalla, Sesshoumaru se acercó al borde de la cama para sentarse a su lado. Rin tomo aire por la boca de la forma mas disimulada que pudo, tenía ganas de alargar la mano y delinear los músculos de su torso para luego comérselo a besos.
 
Sin darse cuenta que ella estaba prácticamente babeando, Sesshoumaru siguió hablando distraído. Como dentro de un túnel, ella escuchó la voz del doctor mencionando una farmacia y algo de unas vitaminas. Cuando él repitió su nombre tres veces, la gatita salió de su trance sintiendo las mejillas calientes.
 
“Ah? que me dijiste…algo de la farmacia?”
 
“Que tienes? Dije que iré a la farmacia a comprar tus vitaminas, regreso enseguida!”
 
“A-ajá…un momento que día es hoy?”
 
“Sábado…ve pensando que quieres almorzar. Si te sientes con ánimo podemos salir”
 
Rin se sintió revitalizada inmediatamente al calor de las palabras de su roommate. Aquel día iría al fin del mundo si Sesshoumaru se lo pedía, mas cuando en un gesto amoroso, él se inclinó sobre ella para darle un beso en la frente.
 
“Volveré en unos 20 minutos!”
 
“Como tu digas…iré a bañarme!”
 
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Rin recibió el helado de manos de Sesshoumaru y fue a sentarse a una de las mesas vacías que daban a la calle. Tomándola de la mano, el doctor la condujo afuera de la heladería y la invitó a caminar por el parque. Cada momento de aquel día era como partes de un sueño y Rin no deseaba despertarse nunca.
 
Mientras paseaban entre los árboles, Sesshoumaru le volvió a reclamar no cuidarse, y cuando ella le pidió que no la regañara mas, él simplemente soltó una risa ronca y un poco arrogante que a Rin le pareció demasiado sexy.
 
(Siendo tan bello como no me voy a enamorar de él? Que dicha que la tonta esa se fue, así lo tengo para mi solita…ojalá podamos dormir juntos otra vez, esta súper preocupado por mi así que a lo mejor me haga la gatita miedosa y mi doctor me cuide…jejejeje soñar no cuesta nada!)
 
El paseo por el parque se extendió hasta que oscureció y sin previo aviso, Sesshoumaru la tomo otra vez de la mano y empezaron a caminar de regreso al apartamento. Tomados de la mano, Rin no pudo evitar que su mirada fuera tan insistente que el doctor se volvió a mirarla, como pidiéndole una explicación.
 
“Sucede algo malo?”
 
“No, estoy feliz es todo!”
 
Sesshoumaru no le contestó nada y simplemente le pico el ojo con picardía, provocando que Rin se erizara de pies a cabeza emocionada. Antes de llegar al apartamento, Sesshoumaru sacó el celular y llamó al papa gato para informarle que la pequeña había comido muy bien y ahora iban en camino del apartamento.
 
“Si Sensei, iremos al cine con Inuyasha y Kagome. La cuidaré mucho!”
 
El doctor le extendió el teléfono a Rin, que lo tomó con el pulso inestable. Sesshoumaru se estaba comportando demasiado adorable y ella deseaba saltarle encima y darle un beso. Sin embargo, lo único que podía hacer era jugar la carta de gatita consentida y así tenerlo cerca sin levantar sospechas.
 
“Hola papi, estoy muy bien. Me cuida de maravilla!...jajajaja así lo haré. Claro que quiero hablar con ella”
 
Sesshoumaru supuso que Deborah estaba al otro lado del teléfono y se hizo el despistado al notar que la gatita parecía incómoda, hablando entre dientes y como en clave.
 
“Ajá, si mucho…es difícil es taan…jejeje…no sé y la verdad no me importa, que dicha que pasó…claro, hablamos la otra semana. Chao, gracias Deb!”
 
Tomando el teléfono para guardarlo en su bolsillo, Sesshoumaru le preguntó si estaba bien que fueran al cine con Inuyasha y Kagome. Con una gran sonrisa, Rin le dijo que le encantaba la idea y de paso le pregunto que película irían a ver.
 
“Inuyasha quiere ver una de miedo, no te importa verdad?”
 
“Nop…así tengo una excusa!”
 
Rin pronunció las últimas palabras entre dientes y Sesshoumaru no las llegó a escuchar. Ver una película de miedo, era la excusa perfecta para dos cosas agradables: en el cine poder pegarse como una espora del doctor, y en la casa alegar no poder conciliar el sueño sola y así dormir al calor de aquellos pectorales bien formados y tibicietos.
 
Cuando llegaron al apartamento, Rin rápidamente se cambio a una camisa blanca con escote en V y manga larga. Para abrigarse se puso un saco beige al cuerpo y una bufanda multicolor que le daba un aire juvenil e irresistible. Los zapatos eran puntiagudos de gamuza beige y tacón alto, haciendo juego con una cartera bicolor, café y beige.
 
Como adivinando los pensamientos de Sesshoumaru, Rin se dejó el cabello suelto y una vez que retoco su maquillaje, anuncio que estaba lista. Al ver los zapatos que llevaba, el doctor sonrió de medio lado y le extendió una caja de regalo que sacó de su escondite en una de las sillas del comedor.
 
“Toma, lo prometido es deuda!”
 
“Ah?”
 
“Me pediste algo lindo!”
 
“Algo lindo?…ahhh!”
 
Asombrada y feliz, Rin tomo la caja con ambas manos y corrió a la sala para poder despedazar el papel a sus anchas. Acomodándose detrás de ella, Sesshoumaru observó complacido, como abría la caja como histérica. Era un par de zapatos bajos, estilo zapatilla. Confeccionados en raso rosado y adornados con cuentas y piedras de fantasía; más que zapatos parecían sacados de un cuento de las mil y una noches.
 
Al contemplar su regalo, Rin supo que para Sesshoumaru ella era realmente especial. Recordaba haber marcado en una revista de moda, unos zapatos exactamente iguales a esos; que el Grandulón se tomara la molestia de notar aquellos detalles era simplemente halagador y la emocionaba mucho.
 
Atragantada de la emoción, se quitó los zapatos altos y se puso sus zapatillas nuevas que resultaron ser como un guante, suaves y sin maltratar sus pies. Estirando las piernas, admiró un instante más su regalo y luego se puso de pie para abrazar a su roommate.
 
Rodeándolo por el cuelo con ambas manos, Rin se pego a él y sin medirse le empezó a dar besitos en la mejilla mientras le decía lo mucho que le habían gustado sus zapatillas. Sesshoumaru recibió aquel agradecimiento feliz, las había comprado en su viaje, pero con lo del accidente y la llegada de Susan, no había tenido tiempo de dárselos.
 
Aunque le gustaba que usara zapatos altos, con aquellas lujosas zapatillas ella le llegaba apenas a la barbilla y eso le permitía rodearla completamente con ambos brazos.
 
“Si que me conseguiste algo lindo, gracias Doctor!”
 
“Me alegro que te gusten. Nos vamos?”
 
“Siiiiiiii!”
 
(Que bueno, se ve que esta feliz, eso es lo importante que la gatita este bien…me gustaría que durmiéramos juntos otra vez…ojalá me lo pida…)
 
Cuando llegaron al apartamento de Kagome, Inuyasha los recibió con una gran sonrisa. Estaba feliz de que Susan se hubiera ido, y justo en ese momento el podía jugar a que Rin era su cuñada. Kagome no le había confiado que la gatita estaba enamorada, porque no quería que en un impulso de sinceridad, su novio revelara el secreto.
 
Después que la gatita se pavoneara con sus zapatillas nuevas, los cuatro salieron hacia el cine. Como era de esperarse, Rin se pego a Sesshoumaru como una espora con la excusa de que la película le daba mucho miedo.
 
En el momento que Rin se pegó a su costado, Sesshoumaru levantó el brazo que separaba los asientos del cine, permitiéndole a la gatita abrazarse a él durante toda la película. Sujetándola por la cintura e inclinándose al oído para hablarle, Sesshoumaru le pregunto si estaba cómoda. Rin le contesto que si y sin vergüenza, se acurrucó en el fornido pecho para ver la película.
 
Después de salir del cine, Inuyasha insistió en ir a comer a un lugar de sándwiches gigantes. Inclinándose sobre ella para hablarle al oído, Sesshoumaru le pregunto si quería ir.
 
“No tenemos que ir sino quieres, estas cansada?”
 
Incapaz de controlarse, Rin se pegó a su doctor y con un ronroneo que le salió sin proponérselo, le dijo que estaba bien y quería ir para complacer a Inuyasha. Frunciendo el ceño, Sesshoumaru buscó contacto visual y con fingido desagrado le preguntó calladamente si quería a su hermano.
 
“No me digas que te cae bien el insecto?”
 
“Claro, además de ser tu hermano es el futuro esposo de mi mejor amiga!”
 
“Y yo que?”
 
“Tu que de que?”
 
“Te caigo bien?”
 
“Jajajajaja…”
 
La risa de Rin fue totalmente espontánea pero eran más nervios que otra cosa. Parpadeando para no ser tan obvia, con una vocecita consentida, le dijo la verdad disfrazada de amistad.
 
“Eres mi Doctor favorito!”
 
Feliz de tenerla tan cerca y comportándose absolutamente adorable, Sesshoumaru se echo una risa gruesa y juguetona que a Rin le puso los pelos de punta, se veía tan sexy cuando reía así, que le provocaba agarrarlo y comérselo a besos.
 
La cena fue un agradable reflejo de lo que podría ser su vida con la pequeña a su lado. Hacia días que su agresiva conciencia no daba señales de vida y Sesshoumaru se preguntaba si algún día volvería a escuchar aquella voz.
 
(Soy su doctor favorito que bueno. Parece que ya recuperó el ánimo y el apetito, pero no puedo descuidarme. No entiendo porque no me puede decir que le sucedió…)
 
Una vez en el apartamento, sin enterarse, Rin cumplió el deseo de ambos. Alegando que la película la había afectado mucho, le pidió a su complaciente roommate que durmiera con ella. El doctor se metió a la cama de la gatita en silencio. Acariciando su negra cabellera, se quedó dormido abrazado a Rin.
 
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Los días pasaron y en contra de las suposiciones de Rin, Sesshoumaru siguió cuidando de ella con esmero. La llamaba por celular y cuando podía, iba a buscarla a la salida de su turno en la biblioteca. Era difícil no hacerse a la idea de que podría aspirar a tenerlo para ella sola, pero siempre recordaba que Susan era la prometida y no ella.
 
Era viernes y Rin había llegado algo temprano, muy cansada y con ganas de bañarse, comer y ver una buena película en compañía de su guapo roommate. Ya ni siquiera trataba de luchar contra sus sentimientos, Sesshoumaru estaba tan pendiente y atento con ella que si no aprovechaba, sin duda iba arrepentirse pronto, cuando Susan inventara alguna excusa para ir a visitarlo.
 
(Me gusta demasiado…jajaja ojalá fuera que me gustara nada mas, acéptalo Rin estas enamorada como una quinceañera enloquecida…todo es su culpa, quien lo tiene siendo tan guapo, adorable y complaciente…arrggg! Es un tonto me cae mal…me voy a bañar!)
 
La puerta del apartamento se abrió y Sesshoumaru entró con sus libros y una bolsa de comida caliente. Mientras cerraba la puerta, llamó a Rin para que viniera a comer. El ruido de la ducha ahogó la respuesta femenina y él tuvo tiempo de cambiarse sacar un par de platos. Una vez que el agua dejó de correr, el doctor se acercó a la puerta.
 
“Rin traje comida!”
 
“En seguida salgo!”
 
Rin estaba de pie frente al espejo del baño envuelta en su bata de seda, y secándose el cabello con una toalla. Desde su desmayo, Sesshoumaru no hacia más que cuidarla con esmero, eso la confundía y emocionaba al mismo tiempo creando un mundo de ilusiones donde Sesshoumaru era suyo.
 
En el fondo de su corazón deseaba albergar la esperanza de que Sesshoumaru sintiera lo mismo que ella, pero aquel pensamiento siempre se evaporaba al recordar a Susan y el fuerte sentido de responsabilidad característicos del Grandulón.
 
Ahora mas que nunca recordaba su encuentro en el aeropuerto, y se reía de si misma al ver en la situación que se encontraba. Después de llamarlo toda clase de improperios y hasta tratar de separarse de él, simplemente era risible estar tan enamorada tan solo unos cuantos meses más tarde.
 
Sesshoumaru golpeó la puerta una vez llamándola para que fuera a comer, la gatita suspiró abatida y busco la resignación en su interior. Tenía que ser fuerte y disfrutar de aquella etapa de felicidad, mientras durara.
 
“Ya voy!”
 
Rin salió de su habitación en una pijama de pantalón y camiseta con el cabello húmedo. Sesshoumaru la esperaba sentado a la mesa mientras hojeaba un libro. Al verlo Rin frunció el ceño, sospechaba que por estar tan pendiente de ella, estaba descuidando sus estudios, y decidió preguntarle sin andarse por las ramas.
 
“Doctor tienes que estudiar?”
 
“No realmente, estoy buscando un capítulo sobre…porque me lo preguntas?”
 
“Porque quiero saber si por estar cuidándome tanto, te has retrasado con tus clases, yo sé que la carrera de medicina demanda mucho tiempo y dedicación. Estoy bien!”
 
Disculpa que sea tajante, pero como yo lleve mi carrera es mi problema gatita. Ahora no te metas en lo que no te importa y come, te aseguro que puedo convertirme en doctor y cuidar de una pequeña gatita al mismo tiempo!”
 
Con cada palabra que salía de la boca de Sesshoumaru, los ojos de Rin si iban tiñendo de una felicidad y emoción que la hacia sentir tibia por dentro. El apretó los labios conteniendo la risa, de ver la expresión femenina, acercándose a él con las manos en la cadera, Rin trató de reclamarle pero solo le salio un rabioso `doctor'
 
“DOCTOR!”
 
“Si dime?...si no te apresuras se enfriara tu comida, ven pequeña siéntate aquí!”
 
Haciendo un furioso puchero, Rin movió la cabeza como negando en silencio y tomo el asiento que él le ofrecía a su lado. Con el tenedor en la mano, expresó parte de su frustración. Cuando Sesshoumaru se comportaba tan protector era imposible enojarse, pero ella tenía que montar una escena.
 
“Eres un mandón, ningún paciente tendrá derecho a protestar!”
 
“Eso es otra cosa totalmente distinta. Tu vives conmigo y tengo que cuidarte”
 
“Pero…”
 
“Nada de peros. Dime porque te descuidaste y contemplaré la posibilidad de ser mas flexible!”
 
“Arggh!”
 
Rin se atragantó y haciendo cara de aburrida, se consumió en su plato soltando una risita nerviosa.
 
“Jejeje la verdad no me importa que me cuides como un perro rabioso. Mi papá está tranquilo y no quiero darle mas disgustos, ni se diga de Koro, si cree que estoy débil nunca terminare de escuchar sus regaños!”
 
“Mmmm…!”
 
Sesshoumaru la miro de soslayo y triunfante se llevo un bocado a los labios. Cada vez que trataba de averiguar el porque de su desvanecimiento, Rin se salía por la tangente, dejando al doctor intrigado. Saboreando la cena, el Grandulón tuvo una visita inesperada, cuando escuchó la agresiva voz de su yo interior.
 
“Porque crees que se pone tan esquiva cada vez que la interrogas?”
 
“No sé!”
 
“Si te dijera dejaríamos de cuidarla?”
 
“Claro que no! No deseo pasar por eso otra vez. Jamás me había sentido tan impotente!”
 
“Si me preguntas, yo creo que le afectó que Susan llegara tan rápido!”
 
“Estoy de acuerdo, pero por suerte Susan no vendrá en un buen tiempo!”
 
“Afortunadamente!”
 
La voz se replegó y Sesshoumaru terminó de comer con la duda brincando en un rincón de su mente. Masticando despacio, Rin se reprendió por tomarse las cosas tan a pecho.
 
(Otra vez me pregunto, estuvo cerca! Mejor ya no me quejo, además que estoy pensando? Me fascina que sea tan posesivo conmigo)
 
Una vez que terminaron de cenar, Rin le pregunto si quería ver televisión con ella. Como respuesta, Sesshoumaru agitó la caja del video en el aire.
 
“Trajiste una peli que dicha!”
 
Sesshoumaru tenía algo que quería preguntarle hacia días y ahora parecía el momento indicado. Cuando ella se acomodó a su lado, el doctor se aclaro la garganta discretamente y como balde de agua fría, le preguntó lo que lo atormentaba.
 
“Puedo preguntarte algo?”
 
“Claro!”
 
“Porque no estuviste cuando desperté del accidente?”
 
Rin tragó grueso y dejo el plato de helado sobre la mesa. Aquella pregunta se había materializado de la nada y tenía que contestar sin ninguna escapatoria posible.
 
“Ahem…si fui a verte Sesshoumaru solo que estabas inconsciente. Tuve que sobornar al doctor Samara con un postre para que me dejara entrar. Tenía que cerciorarme que nada te había sucedido. Me fui porque sabía que Susan estaba en Japón y no deseaba tener problemas, mas bien causártelos!”
 
La gatita tenia una expresión de dolor en los ojos y Sesshoumaru se sintió conmovido. Fugazmente recordó como lo había abrazado en la biblioteca y supo que aquel accidente era un recuerdo amargo para ella.
 
“En serio sobornaste al doctor?”
 
“Sipi!”
 
“Y cuanto tiempo te quedaste conmigo, me dijiste algo? Nadie me dijo nada!”
 
Rin tragó saliva nerviosa, sintió mareos cuando su mente desplegó el recuerdo de aquel instante, donde sabiendo que no la escuchaba, le había confesado que lo amaba. Junto a ella, Sesshoumaru la miraba con los ojos entrecerrados sin perder ni un solo minuto de la extraña actitud de Rin.
 
Estás bien pequeña? Porque te ves como pálida?!”
 
“Yoah...ehes que...”
 
Estás balbuceando gatita!
 
Jejeje
 
Rin dejó caer la mandíbula levemente, Sesshoumaru la miraba de forma extraña como si quisiera arrancarle el secreto que se escondía en su cabeza. Tratando de serenarse, se pasó la mano por el cabello húmedo y con el tono más despreocupado que pudo entonar, le ofreció a su roommate la más desesperada de las mentiras.
 
“Estoy bien, me acordé de tu accidente y eso no me gusta me di un susto horrible…entonces vamos a ver la película? Voy a traer palomitas me dieron ganas de comer palomitas, a ti también te gusta verdad?, ya vengo”
 
En el momento que ella trató de levantarse Sesshoumaru la sostuvo por la muñeca con suavidad y la atrajo junto a él, tan cerca que prácticamente la estaba sentando en su regazo.
 
“Adonde vas?!”
 
“eh…ah…bueno es que yo…”
 
“Estás balbuceando otra vez, ven acá voy a poner la película! `YO' traeré las palomitas en un rato”
 
Sesshoumaru la movió hacia su pecho, la rodeó con un brazo por la cintura y con la mano libre apartó los mechones húmedos de su rostro, con ternura. Rin no se movió pero todo su cuerpo se sacudió ante la caricia de su roommate.
 
Incapaz de rechazar aquella demostración de cariño tan posesiva, ella se acomodó de forma que todo su torso se amoldara al espacio del pecho masculino, para Sesshoumaru fue como si ella se derritiera entre sus brazos. Una hora más tarde la llevo cargada hasta la cama para que siguiera durmiendo. Hostigado por su conciencia, el Grandulón se acomodó junto a ella.
 
“Así esta mejor, no queremos que se despierte y se asuste!”
 
“Y porque habría de hacer eso?”
 
“No se un mal sueño, mejor nos quedamos cerca!”
 
“Todas las veces que hemos dormido juntos, es porque ella me lo ha pedido. Iré a mi cama a dormir!”
 
“No Sesshoumaru quedémonos!”
 
“No!”
 
“Aguafiestas!”
 
“Cierra la boca!”
 
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1 hora después…
 
Con la vista fija en el techo dominado por el insomnio, Sesshoumaru escuchó como la puerta que daba al baño se abría y Rin se aproximaba hasta él. Rascándose la cabeza con pereza, la gatita levantó la cobija y se deslizó junto a él, se acurrucó y en cuestión de segundos se quedó dormida.
 
Si hubiera podido, Sesshoumaru habría soltado la risa más estruendosa posible. Rin era la mujer mas consentida que el había conocido y lo mejor era que no le molestaba complacerla en todos y cada uno de sus caprichos, mas cuando significaba que dormían abrazados y entrepiernados.
 
“Notaste que siempre es ella la que entrelaza sus piernitas con las nuestras?!”
 
“Si, alguna objeción?”
 
“No, por mi que nos amarre a la cama y haga lo que quiera con nosotros…”
 
Sesshoumaru se estremeció al imaginarse amarrado a la cama y a merced de la gatita. Estaba seguro que ella era súper sensual y divertida en la intimidad, podía intuirlo y las sugerencias de su conciencia solo servían para que su imaginación lo torturara con conjeturas deliciosas de cómo sería hacerle el amor.
 
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Sábado…
 
Sesshoumaru abrió los ojos al aroma de un desayuno hecho con cariño, manjares hechos por la gatita chef. Moviendo la cabeza para desperezarse, el doctor se pasó los dedos por el torso, evocando la sensación del cuerpo femenino apoyado en él.
 
Con una sonrisa ínfima, recordó la soltura con que se había metido en su cama, y dejo que el escalofrío lo recorriera de punta a punta. Luego se dio vuelta en la cama y enterró la nariz en la almohada con ganas de gritar.
 
Así lo encontró Rin cuando abrió la puerta para avisarle que el desayuno estaba listo. La gatita se sentía apenada de saber que se había pasado de cama y ni siquiera lo recordaba. Kagome le había dicho que aprovechara y disfrutara de su doctor todo lo que pudiera, según su amiga, todo era posible y a lo mejor Sesshoumaru podría enamorarse de ella.
 
Cuando Kagome le dijo eso, ella se encogió de hombros alegando que el Grandulón era demasiado centrado en sus cosas. Ahora estaba de pie en la puerta, contemplando con la cabeza ladeada, su espalda desnuda y la curva que se formaba donde la sabana delineaba los glúteos masculinos.
 
(mmm…apuesto que tiene un trasero firme, como me gustaría pellizcarlo jejejeje…ahem basta ya! es un hombre comprometido…que no le importa que yo duerma pegada a él como un pulpo…)
 
“Hola, buenos días doctor te prepare desayuno…estas bien?”
 
Sesshoumaru se levantó como un resorte para verla, con el pelo revuelto por hundir su cara en la almohada, le dijo que iría en un segundo y que nada malo le pasaba.
 
“Hola gatita!, estoy bien, que hora es?”
 
“9.30”
 
“Vaya parece que me quede dormido”
 
“Es mi culpa, no me di cuenta en que momento me pase…”
 
“Te pasaste de cama? Pues para serte sincero no me di cuenta!”
 
La cara de Rin se puso tan roja que ella sintió como la sangre se le subía a la cabeza de un solo golpe. Dándole la espalda, Sesshoumaru terminó de hacer su cama y sin que Rin lo notara, acarició la parte de la sabana donde ella había estado y que tenía un par de largos cabellos negros.
 
“Que me preparaste gatita?”
 
“Omellette hace mucho que no te la hago!”
 
“Gracias!”
 
Sesshoumaru terminaba de guardar los platos cuando sonó el timbre. Rin estaba en su habitación preparándose para salir de compras por lo que supuso que era Kagome con su hermano. Efectivamente, era su cuñada y su hermano, venían por Rin para ir de compras.
 
Esa noche sería la fiesta de cumpleaños del papa gato y Deborah había organizado una celebración por todo lo alto en la residencia Ikegami. Con la excusa de la fiesta, Kagome había inventado una tarde de compras y belleza solo para ellas dos.
 
Rin había recibido de buena gana aquella idea, quería comprarse un vestido hermoso para lucírselo en secreto a Sesshoumaru, sabiendo que su madrastra había contratado una orquesta, Rin ansiaba poder bailar con el Grandulón a la luz de las estrellas.
 
“Hola!”
 
“Hola Kagome, Insecto, que haces aquí? Pensé que eran solo las dos!”
 
“Si pero yo las llevaré y tu me vas acompañar ahora y cuando terminen!”
 
El doctor no se molesto en negarse y entro al baño para ducharse y cambiarse. Cuando salió, vio que Rin y Kagome secreteaban como dos niñas ahogando la risa y tomándose de la mano, lo que no sospechaba era que hablaban de él.
 
“Kagome me pase de cama, no puedo dormir sin él esto es terrible!”
 
“No amiga, déjame decirte que a como yo lo veo, él no tiene ninguna objeción de dormir contigo, apuesto que te le pegas como un pulpo!”
 
“Jejeje es que es tan calientito, además hay mucho de que agarrarme jajjajaja!”
 
“No tienes remedio Rin!”
 
“Lo sé…entonces vamos a comprar desde el vestido a los zapatos y luego al salón?”
 
“Siiiii!”
 
Cuando llegaron al centro comercial, las dos se alejaron caminando envueltas en su burbuja particular. Viendo como la gatita se alejaba, Sesshoumaru sintió un ardor en la boca del estomago que se desvaneció cuando ella regreso sobre sus pasos para despedirse de ambos.
 
Primero le dio un beso a Inuyasha en la mejilla y luego cuando estuvo frente a él, se puso de puntillas y le tiro los brazos alrededor del cuello. Le dio tres besitos en la mejilla y le dijo que lo iba a extrañar hasta el almuerzo. Ella sabía que estaba dejándose llevar por sus sentimientos, pero no le importaba, Sesshoumaru era demasiado especial y paciente con ella para no hacerlo.
 
Finalmente cuando las dos se perdieron entre la multitud, Inuyasha se volvió hacia su hermano para expresar con su brutal sinceridad lo que Kagome le ocultaba. Ver como se despedían era una prueba clara y tangible de que Rin era la mujer indicada para su hermano.
 
Sesshoumaru tenía la mirada perdida pero aún así, presentía que Inuyasha estaba por decir algo y permaneció sereno para escuchar a su hermano menor.
 
“Ella te quiere mucho!”
 
“Así parece! Algún problema?”
 
“No. Susan jamás te trata con tanta…no encuentro la palabra…este…”
 
“Ternura!...ella es tierna y amorosa, como una niña consentida!”
 
El doctor se lo dijo escondiendo la sonrisa bajo sus labios, y sin pronunciar mas palabra empezó a caminar en busca de una tienda de ropa de hombre. La fiesta de cumpleaños era un evento formal y quería comprarse un traje nuevo para estar a la altura.
 
Todavía con la quijada abierta de la impresión, Inuyasha comprendió que no era necesario comparar en voz alta a Rin con Susan, su hermano sabía perfectamente lo diferentes que eran. Ahora solo quedaba esperar por un milagro y que su nueva cuñada fuera una gatita chef.
 
(Si ya lo sabe porque rayos no hace nada, es un torpe. Quien quiere casarse con alguien como ella? Aunque Kagome tiene razón y la desabrida esa se porto súper diferente…maldita sea, que la rubia babosa cambie es malas noticias para Rin, porque entonces el imbécil no tendrá justificación para romper el compromiso…quiero que Rin sea mi cuñada!)
 
Cuando se volvieron a ver, Rin salto a los brazos de su doctor diciéndole que había encontrado un vestido espectacular con unos zapatos todavía más divinos. Sujetándola por la cintura, Sesshoumaru se carcajeó entre dientes diciéndole que se alegraba mucho.
 
“Entonces ya terminaron?”
 
“Sip, nos vamos a peinar y arreglar en la casa para ayudar a Deborah”
 
“Como tu digas pequeña!”
 
Una vez que terminaron con el almuerzo, Inuyasha condujo hasta la residencia Ikegami que ya daba indicios del gran evento que tendría lugar en la noche. Varios camiones de servicio de comida, flores, globos y demás, estaban estacionados frente a la entrada principal de la hermosa mansión.
 
En medio de todo aquel mar de gente y colores festivos, estaba Koro esperando que apareciera la camioneta de Inuyasha para recibir a las niñas. Unos pasos más allá, se veía a Deborah con una gran sonrisa supervisando todo para que su marido tuviera un cumpleaños inolvidable.
 
“Hola Koro vieras todas las cosas lindas que compramos!”
 
“Me alegro mi niña!”
 
“Como estas Koro?”
 
“Bien gracias…- Koro le sonrió a medias a Inuyasha e inmediatamente se volvió hacia donde Sesshoumaru con los ojos entrecerrados -…jovencito parece que la niña recuperó su buen humor…mas le vale!”
 
Inuyasha se burló de su hermano que simplemente hizo un movimiento de cabeza como para no provocar la ira del robusto y feroz protector de su gatita. Caminando entre los mesoneros, apareció Kai que levantó a Rin en brazos como si fuera un fardo.
 
“Que dicha que llegaron Koro y yo nos estábamos muriendo de la preocupación!”
 
Al escucharlo Rin se carcajeó porque sabía que su hermano se estaba burlando del sentido de protección del mayordomo, luego se acercó a él y le dio un beso en la mejilla. Koro gruño con un oso de la felicidad y tomó los paquetes entrando a la casa.
 
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Fiesta de cumpleaños…
 
Koro se acercó a Sesshoumaru por detrás. Conversaba con Folken y dos doctores más, todos amigos de la universidad. El Grandulón se sentía a gusto escuchando las anécdotas de los primeros años de práctica profesional. Aquellos doctores, que eran como su sueño hecho realidad.
 
En un lugar cerca de la piscina, bajo uno de los árboles iluminados con diminutas luces blancas, estaba Rin. Observaba con una sonrisa a todos los invitados divertirse. Estaba un poco desanimada porque con tantos doctores presentes, estar con Sesshoumaru aunque fuera un rato iba a ser imposible.
 
(No importa, ha estado súper pendiente de mi estos últimos días...yo quería que me viera en mi vestido nuevo…bailaré con Kai o con mi papi!)
 
Resignada, se apoyó en el tronco del árbol y levanto la cabeza para contemplar las estrellas.
 
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Al notar la presencia de Koro todos se volvieron para saludarlo, pero él miraba a Sesshoumaru fijamente. Al ver la actitud de Koro, Folken se rio para sus adentros porque lo conocía a la perfección y no estaba ahí para relaciones publicas, sino para reclamarle algo a Sesshoumaru, que tenia que ver con su hija.
 
“Doctores buenas noches…Jovencito se puede saber que hace aquí mientras la niña está sola?”
 
Sintiéndose regañado Sesshoumaru miró en la dirección que Koro señalaba igual que el resto de su grupo. Los cuatro doctores se rieron entre dientes y esperaron la respuesta del `jovencito', que al ver a Rin parecía que le hubieran dado un sedante.
 
“Solo estaba conversando!”
 
“Está perdiendo el tiempo, solo mírela!”
 
Sesshoumaru hizo exactamente lo que Koro le decía y comprendió cuanta razón tenía al dejar a semejante mujer sola. Su gatita lucía absolutamente hermosa y más sensual que de costumbre.
 
Llevaba un vestido negro que hacía que sus piernas parecieran interminables y su cuerpo fuera una irresistible provocación sexual. Por unos instantes se quedó embobado viéndola hasta que uno de los doctores lo hizo reaccionar dándole un leve codazo.
 
“Oye muchacho si no vas tu otro lo hará!”
 
Sesshoumaru abrió los ojos enloquecido al escuchar aquellas palabras y todos soltaron la risa, Folken era el que más sonreía porque al ver a Sesshoumaru embelezado con su hija, recordó el enamoramiento y la pasión que había sentido por su difunta esposa.
 
Folken se veía a si mismo en Sesshoumaru, él también tenía una novia al conocer a Milerna, pero en su caso todo había sido menos complicado. En el momento que supo que la madre de Rin correspondía su amor, buscó a su novia para confesarle que estaba enamorado de otra mujer.
 
Inquieto, al ver que el `Jovencito' no se movía, Koro le dio un codazo y le habló exasperado, no ayudaba nada que la voz en su cabeza gritara mil improperios, acusándolo de estar perdiendo el tiempo con un grupo de doctores, en lugar de sacar a la gatita a bailar.
 
“Jovencito que esperas, una invitación formal?”
 
Silenciando a su conciencia con un gruñido, Sesshoumaru se volvió hacia Koro y le hablo secamente, esperando que no lo arrancara la cabeza por su atrevimiento.
 
“Ya voy maldición! Que carácter el tuyo Koro!”
 
“Por lo que he escuchado igual al tuyo Sesshoumaru!!”
 
Sesshoumaru abrió los ojos desubicado, era la primera vez que Koro lo llamaba por su nombre y en ese instante comprendió que decirle jovencito era una forma de retarlo.
 
Con una sensación de felicidad indescriptible, Sesshoumaru se acomodó el corbatín y empezó a caminar en dirección a Rin. Cuando ella se dio cuenta que él se acercaba se puso tensa y empezó a jugar con las manos presa de los nervios.
 
(Que guapo está, se ven tan bello con smoking…aww ya me empezó a doler la panza, quiero que me saque a bailar para poder sentirlo cerca…)
 
Con los ojos clavados en su gatita, Sesshoumaru se detuvo a pocos centímetros de Rin con una sonrisa y hablándole con un tono de voz que sin quererlo, lo hacía aún más irresistible y seductor.
 
“Hola pequeña!”
 
“Hola…como la estás pasando?”
 
“Ahora muy bien!”
 
Rin sintió el dolor de estómago transformarse en ganas de vomitar. Conteniendo su nerviosismo, dejó que los ojos de Sesshoumaru la envolvieran con su profundidad. Los últimos días habían sido idílicos y de tortura.
 
Sabía que no podía tenerlo pero se negaba a perderlo y por eso no dejaba el apartamento. Quería imaginar que ambos eran solteros, y en esa fiesta, bajo aquel árbol iluminado, podía dejar de contener sus verdaderos sentimientos y perderse en la calidez de sus brazos.
 
(Como dije antes…soñar no cuesta nada! Esta noche Sesshoumaru es mío…)
 
Aclarándose la garganta y jugando con un mechón de su sedosa melena, Rin se concentro en el escultural hombre frente a ella.
 
“Dime algo…dejaste tu interesante conversación con futuros colegas solo para venir a estar conmigo!”
 
“Así parece!”
 
Al hablar Sesshoumaru se acercó un poco más a ella y la gatita se mordió el labio inferior mientras que sus ojos parecieron ponerse más verdes. El sabía que los ojos de su pequeña se ponían así cuando estaba feliz o nerviosa, y aprovechando que estaban tan cerca, se inclino para darle un beso en la mejilla mientras elogiaba su atuendo.
 
“Luces hermosa!”
 
“Gracias, pero en serio no quieres regresar con los amigos de mi papi, ellos…”
 
Rin no siguió hablando al sentir que Sesshoumaru la tomaba de la mano con suavidad y la conducía al borde de la piscina para poder bailar con ella. Estaba tan embelezada en su compañía, que no había escuchado la música romántica que ahora inundaba el ambiente.
 
Tomándola por la cintura con delicadeza, Sesshoumaru se pego a ella y dejándose llevar por la música y su incansable conciencia, bailó con la gatita olvidándose que en su vida existía Susan o una promesa de matrimonio.
 
Para Rin aquella noche fue una tortura dulce y maravillosa, y lejos de entristecerse estuvo feliz porque ya sabía lo que quería en un hombre y era un clon de Sesshoumaru soltero.
 
Terminaron de bailar y Rin se sentía intoxicada con el varonil aroma de Sesshoumaru. Cuando por el micrófono, Deborah anuncio que era hora de cantar cumpleaños, el doctor condujo a la gatita entre la gente sin soltar su mano.
 
Mientras esperaban que los invitados se acomodaran alrededor del pastel, el cabello de Rin cayo sobre su frente, con suavidad Sesshoumaru aparto lo mechones para pasarlos por detrás de la oreja. Rin lo observaba sin parpadear, deseando que no dejara de rozarla.
 
Concentrando su atención en ella, el Grandulón la miró y por un instante se perdió en el verde de sus vivaces ojos. Fue como un instante congelado en el tiempo, donde él solo tenía que inclinarse y acabar con la duda de cómo seria besarla.
 
Respirando profundamente Sesshoumaru logró aplacar ese impulso y elogiar su vestido por segunda vez, aunque quiso sonar casual, Rin pudo percibir una fibra extraña en su voz y ella sintió escalofríos.
 
“Me gusta tu vestido!”
 
“Gracias!”
 
La fiesta siguió hasta altas horas de la madrugada, y aunque Sesshoumaru se sentía algo cansado, se mantuvo muy cerca de su gatita. La vio carcajearse a sus anchas mientras bailaba con Kai y convertirse en una niñita en brazos de su padre.
 
Viéndola bailar, recordó las palabras del colega de su Sensei, si no era él alguien más se quedaría con ella. Resistir a otro Kouji no era su idea de un futuro cercano por lo que trago saliva incomodo por aquella posibilidad.
 
Se distrajo de sus desagradables pensamientos, cuando vio a la gatita bailando con Koro. Una vez que la música cesó, el mayordomo le susurró algo y la gatita se apresuró para llegar hasta él.
 
Intrigado, Sesshoumaru no fue capaz de contener su curiosidad y le pregunto que le había dicho Koro. Con una sonrisa, Rin no le dijo nada y le pidió que fueran al apartamento porque estaba cansada.
 
“Que te dijo Koro?”
 
“Ay Grandulón eso es un secreto, no seas curioso. Nos vamos?”
 
“Claro!”
 
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Varios días después…
 
Sesshoumaru entró al apartamento feliz de ver que Rin ya había llegado y estaba preparando comida. Al escuchar a su roommate llegar, la gatita respiro profundo y se volvió para saludarlo. El Grandulón le devolvió el gesto de paso a la habitación para cambiarse y dejar sus libros.
 
Ella siguió preparando la comida, recordaba sin cesar la forma como la había tratado en la fiesta de cumpleaños de su padre, y eso le daba mariposas en la panza.
 
Cuando Sesshoumaru salio de su cuarto, camino hasta estar justo detrás de ella. Al sentirlo tan cerca la gatita no se atrevió a moverse, si habló para poder controlar las mariposas que inundaban su estómago sin piedad. Dominada por los nervios la voz le salio quebradiza.
 
“Te fue bien Grandulón?”
 
“Aja, pero estoy agotado. Que cocinas gatita?”
 
Rin iba a contestar pero se petrificó, aprovechando su estatura, Sesshoumaru se pego a ella apoyando la barbilla en su hombro y así ver que cocinaba. Las manos del doctor rozaban sus caderas suavemente, como si en cualquier momento la fuera a abrazar por la cintura. Con ganas de vomitar, Rin apretó los ojos y le dijo que comerían pasta.
 
“Que delicioso, hiciste postre?”
 
“Claro”
 
Sesshoumaru movió su cabeza como si oliera el perfume de Rin y dejando que su aliento acariciara la piel femenina, le dijo que le gustaba mucho el olor de aquel perfume. El gracias que Rin logró musitar fue apenas audible y una sonrisa de triunfo se esparció sobre los labios de Sesshoumaru.
 
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Viernes por la mañana…
 
Sesshoumaru y Rin estaban desayunando antes de salir a la universidad, cuando inesperadamente Sesshoumaru salio de su mutismo para preguntarle algo a la gatita.
 
“Gatita quieres salir conmigo mañana?”
 
“Salir? Como a cenar? Puedo preparar algo si quieres!”
 
“Me encanta tu comida pero quiero llevarte…en realidad es una sorpresa, te gustan las sorpresas?
 
Rin se lo quedó viendo un instante con el corazón en la garganta. No podía evitar sentirse emocionada y tampoco importaba si era solo una de las muchas atenciones de Sesshoumaru, estarían solos y en su mente podía jugar a que era una cita.
 
“Me encantan, a que hora quieres salir?”
 
“9 a.m.!”
 
“Disculpa? Mañana es sábado y…”
 
“Recuerda que es una sorpresa pequeña!!”
 
“Ahh claro!”
 
Mordiéndose el labio Rin se sintió un poco desanimada, había pensado que la invitaría a comer a un restaurante, pero era obvio por la hora que era una salida al centro comercial. Rápidamente su mente volvió a la realidad y sin mucho entusiasmo, terminó de preparar sus cosas para ir a la universidad.
 
Sesshoumaru la observó disimuladamente y al ver su cara de resignación, se rió para sus adentros. Luego, acercándose a ella, le entregó el teléfono celular.
 
“No lo olvides!”
 
“Gracias…doctor, a mi sorpresa puedo ir en jeans?”
 
“Claro, pero no te preocupes yo me encargaré de todos los detalles!”
 
“Esta bien…nos vemos mas tarde chao!”
 
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Sorpresa…
 
Cuando Rin salió de su cuarto completamente lista, el apartamento estaba en silencio. Extrañada, miró su reloj, 9 a.m., justo la hora que Sesshoumaru le había dicho. Arrugando la boca, golpeó la carátula de su reloj suavemente con el dedo índice, pensando que a lo mejor su aparato estaba adelantado.
 
Caminó hasta la cocina y se sirvió jugo de naranja, porque hambre no tenía, al contrario, su pobre estómago estaba hecho un puño por los nervios. Realmente no era tarde ni temprano, estaba tan ansiosa y nerviosa por la sorpresa que le había preparado el doctor, que casi no había dormido; y cuando logró hacerlo, fue para soñar que él le confesaba su amor.
 
(Ay rayos! Estoy nerviosa…tranquila, respira hondo Asakura…me pregunto que clase de sorpresa será?...que importa! Mientras esté con él…)
 
La gatita estaba a punto de llamar a Sesshoumaru a gritos, cuando sonó el timbre y ella comprendió que seguramente el doctor había salido, olvidando las llaves. Desde afuera escuchó como Sesshoumaru la llamaba con una voz que denotaba felicidad.
 
“Rin soy yo!!”
 
Viendo su atuendo rápidamente, jeans y camiseta haciendo juego con sus zapatillas de raso, Rin respiró profundo, se alisó el cabello y abrió la puerta. No sospechaba que iba a recibir la primera de las sorpresas del día.
 
De pie en el corredor estaba Sesshoumaru sosteniendo un gigantesco ramo de botones de rosas de varios colores, todos tonos pasteles. Fingiendo no comprender, Rin le preguntó que si esas flores eran para ella. Carcajeándose entre dientes, Sesshoumaru dio un paso adentro del apartamento y besándola en la mejilla le entregó el ramo.
 
“Toma pequeña, sé lo mucho que te gustan!”
 
“Gracias…pero porque?”
 
“Porque hoy es tu día especial, lista?!”
 
“Ajá!”
 
Sesshoumaru levantó la ceja al ver que Rin sostenía el ramo entre sus manos sin dar indicios de querer ponerlo en el florero. Con aquel ramo, el doctor quería borrar del mapa el recuerdo del que Kouji le había dado la noche que se la llevó al teatro dejándolo solo.
 
“Ahem…gatita el ramo lo ponemos en el florero?”
 
“Ah?…si jejejeje que tonta!”
 
Rin sacudió la cabeza como queriendo deshacerse de la agitación que sentía, luego con la ayuda de Sesshoumaru puso sus flores en agua. No quería emocionarse, pero era difícil ignorar todas las atenciones que últimamente el doctor tenía con ella. Motivada por su innata curiosidad, Rin no se aguanto las ganas de preguntarle otra vez por su sorpresa.
 
“Doctor dime adonde vamos…porque estas siendo tan amable conmigo, no me digas que tienes malas noticias?”
 
El Grandulón la miro un instante eterno antes de responderle, había pasado minutos de angustia el día que tuvo que ir a verla al hospital a causa de su desmayo. Y para empeorar la ansiedad masculina, en repetidas ocasiones, la gatita se negaba a confesarle la razón por la cual había descuidado su salud.
 
“No tengo malas noticias. No se porque intuyo que tu reciente problema de salud tiene algo que ver conmigo, por lo que quiero recompensártelo”
 
“P-pero…doctor porque piensas que tienes algo que ver…yo no…bueno…err, fue solo un descuido…!”
 
“Ves? Estas balbuceando otra vez, porque rayos no me puedes decir?”
 
“Porque no hay nada que decir…por cierto, me encanta mi día especial!”
 
Rin remató aquella frase con un beso tierno que calentó la mejilla masculina al punto de dibujarle una ínfima sonrisa al Grandulón y olvidó que estaba a punto de interrogarla de nuevo del porque se había desmayado.
 
“Que bueno que te guste, pero tienes que traer un abrigo y esa bufanda de colores, me gusta esa!”
 
“Claro lo que tu digas!”
 
Haciendo caso omiso de su corazón enloquecido, Rin tomo su chaqueta de cuero café claro y su bufanda de colores. Cerrando los ojos un instante, se pregunto como haría para sobrevivir aquel día especial sin vomitar o besar al doctor por ser tan atento, caballeroso e irresistible.
 
Con la bufanda arrollada a su cuello, la gatita se detuvo junto al doctor que parecía pensativo. Al verla a su lado, el doctor sonrió y tomando las llaves salieron del apartamento. Al llegar a la entrada del edificio, Sesshoumaru le dijo que tomarían un taxi para ir a la estación del tren.
 
El doctor sabía que a Rin le encantaba viajar en tren, porque le recordaba la época cuando su madre vivía. La gatita le había contado que su madre la llevaba a un pueblo hermoso y tranquilo a hora y media de ahí, a pasar los días de fin de semana largo.
 
“Viajaremos en tren?”
 
“Hai, te gusta la idea?”
 
“Sabes que si…me recuerda a mi mamá!”
 
Al notar que ella flaqueaba un poco, Sesshoumaru la tomó de la mano estrechándosela con firmeza para que los recuerdos de su madre no la entristecieran.
 
“Sin pucheros pequeña! Hoy no puedes llorar!”
 
“..ok!”
 
En el momento que llegaron a la estación, Rin empezó a preguntarle a Sesshoumaru adonde iban pero el suavemente le dijo que no se valía ser tan curiosa. Una vez acomodados en un compartimiento privado, un mesero llegó para preguntarles que deseaban tomar.
 
Rin tenía una sonrisa que parecía dibujada con tinta indeleble, estaba encantada con su sorpresa y en el fondo de su alma, deseaba que todas aquellas atenciones significaran algo más. Suprimiendo aquella ilusión, decidió disfrutar del día sin hacerse colochos mentales.
 
“Tomaremos una soda gracias!”
 
“Si señor vuelvo en seguida!”
 
El hombre los dejo a solas y Rin se acomodó cerca de la ventana pero sin separarse demasiado de Sesshoumaru.
 
“Doctor esto es maravilloso, puedo preguntar adonde vamos?”
 
“No, es una sorpresa, si te puedo decir que el lugar está a tres horas de aquí!”
 
“Tres horas? Oh wow!...mm si me da sueño puedo dormir?”
 
“Si gatita, hoy puedes hacer lo que tu quieras!”
 
Rin le lanzó una mirada extraña a Sesshoumaru, era como si quisiera decirle algo importante pero no se atreviera a vocalizarlo. Para ella, hacer lo que quería simple y sencillamente, significaba besarlo y estar con él. La realidad sin embargo, era otra, por lo que sonrió ahogando sus verdaderos deseos, consolándose al pensar que estarían juntos todo el día.
 
Durante el trayecto, conversaron de infinidad de temas, desde recuerdos infantiles, anécdotas y lo que cada uno deseaba hacer con su vida. Rin se sorprendió de saber que Sesshoumaru deseaba quedarse en Japón y ejercer la profesión ahí. Era extraño porque recordaba claramente que Susan había dicho que ni loca se trasladaría de país.
 
Ella lo escuchó con atención cuando en un arranque de sinceridad, Sesshoumaru habló de su madre. Le narró recuerdos felices de cuando ella estaba viva y la gatita supo que Izuki Youkai había sido una madre amorosa. Sesshoumaru terminó el relato de su mamá, asegurándole que de haberla conocido, hubieran congeniado a la perfección.
 
“Cuando me enseñas una foto de ella?”
 
“Un día de estos, te lo prometo!”
 
“Kagome dice que esos ojitos lindos son su herencia!”
 
Sesshoumaru miró a Rin emocionado ante aquel comentario y enseguida recordó los días que habían pasado en la cabaña, específicamente cuando borracha, le dijo que le gustaban mucho sus ojos.
 
En el momento que las palabras salieron de su boca, Rin supo que había hablado de más, pero ni se inmutó, esperando que el doctor lo dejara pasar como un simple piropo entre amigos.
 
Guardando aquel halago para si mismo, Sesshoumaru se recostó contra el respaldo del asiento. Estaba maravillado con el paisaje que se desplazaba fuera de la ventana. Imitándolo, la gatita se quedó muy quieta junto a él.
 
Arrullada por el movimiento del tren, Rin cerró los ojos sumergiéndose en un letargo semi inconsciente. Realmente estaba repasando sus meses de convivencia, lo que era una excusa más para recordar lo enamorada que estaba.
 
Al notar que se quedaba quieta, Sesshoumaru la observó y pensó que estaba dormida, lo tomó desprevenido cuando lo llamó por su nombre sin abrir los ojos.
 
“Sesshoumaru?”
 
“Ah?”
 
“Gracias por mi día especial!”
 
“De nada, pero aún no acaba!”
 
“Siiii eso es lo mejor!”
 
Las tres horas pasaron muy rápido y en un abrir y cerrar de ojos, Rin se encontró bajando del tren en una estación silenciosa y de ambiente relajado. Al avanzar por el lugar, los recuerdos de los viajes con su madre, se desempolvaron en los pliegues de su memoria.
 
La gatita se detuvo de golpe, Sesshoumaru estaba esperando aquella reacción una vez que reconociera el lugar donde estaban. Discretamente se paró frente a ella para verla.
 
“Todo bien?”
 
“Estamos en Kure?”
 
“Si, te gusta?”
 
“Como supiste?”
 
“Conozco varios expertos en materia de gatitas chef!”
 
Rin se rió suavemente con las lágrimas arremolinándose en las esquinas de sus ojos. Kure era la ciudad preferida de su madre para ir de paseo solo ellas dos. Un pueblo apacible y apartado, lleno de pequeñas tienditas llenas de cosas lindas.
 
Muchas veces había querido regresar a Kure, para pasear por sus calles y disfrutar de la quietud de sus parques, llenos de árboles y flores. Sin embargo, siempre posponía el viaje, buscando excusas tontas para eludir los recuerdos de su difunta madre.
 
Levantando sus ojos hasta encontrar los de Sesshoumaru, Rin suspiró profundamente y sin decir nada, lo abrazó con todas sus fuerzas. El abrazo duró solo un par de segundos, pero fue lo suficientemente intenso para que el doctor supiera, sin lugar a dudas, que su sorpresa había la había conmovido hasta la médula.
 
Al separarse, Rin movió la cabeza para darle un beso en la mejilla. Al sentir el roce de los suaves labios, Sesshoumaru se erizó porque aquel beso era igual al que le había dado en la cabaña. Un beso calido y muy sugestivo.
 
“Gracias Sesshoumaru!”
 
Pensando que no podía erizarse más, el doctor saboreo aquellas palabras como una caricia invisible. Era el tono de voz que tenía cuando dormían juntos y en sueños, le pedía que no la dejara sola. En ese instante, Rin decidió que aquel día seria de los dos, no habría nada que la distrajera de disfrutarlo a plenitud, ni Susan ni nada más.
 
Estaban en Kure y él se comportaba más atento que nunca. Lo tenía a un paso de distancia, solo debía estirar la mano y entrelazar los dedos con el hombre que quería para ella.
 
(Bueno si no puedo tenerlo, al menos que este día sea inolvidable)
 
Alargando los dedos sujeto al doctor de la mano, preguntándole adonde la llevaría para almorzar. Envolviendo la pequeña mano entre la suya, Sesshoumaru le dijo que a un lugar secreto y especial.
 
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Caminaron de la mano por las aceras de Kure y Rin juraba que estaba soñando, quería gritar y brincar pero se mantuvo tranquila para no perderse nada de su día especial.
 
Al llegar al pequeño restaurante, Rin contuvo la respiración, era el mismo lugar donde ella y su madre acostumbraban comer. Estrujando la mano masculina con las suyas, la gatita se pego a él desesperada y le dio las gracias.
 
Aquel día se estaba transformando en una tortura demasiado inmensa para soportarla con ecuanimidad. En cualquier momento mandaría su respeto por el compromiso de Sesshoumaru a volar, y se le tiraría encima para comérselo a besos.
 
Una vez sentados a la mesa, el ruido de su corazón era tan ensordecedor que la gatita no podía concentrar su atención y escuchaba palabras lejanas que parecían repetir su nombre.
 
Abrumada por aquel sentimiento, Rin cerró los ojos pero los abrió al sentir la mano tibia de Sesshoumaru sobre su mejilla. Los dedos suaves sobre su piel era un elixir de alivio y por un instante, el corazón enloquecido pareció encontrar sosiego.
 
Sin quitar la mano, el doctor la obligó a verlo. Con una sonrisa, le preguntó que deseaba beber. Rin quería gritar, estaba tan alegre y confundida que la cabeza le daba vueltas, pero logro controlarse.
 
“Pequeña que sucede?”
 
“N-nada!”
 
“Quieres tomar algo, una copa de sake?”
 
Completamente ruborizada, Rin hizo un movimiento afirmativo de cabeza. Suspiro aliviada anticipando la copa de sake, que seguramente lograría tranquilizarla. Reuniendo toda la ecuanimidad de que era capaz, la gatita le pregunto algo que la atormentaba.
 
“Sesshoumaru…yo estaba pensando…regresaremos hoy a Tokio?”
 
“Por supuesto que no, estaremos aquí hasta mañana! Espero que no te importe dormir juntos, no tendrás que pasarte de cama”
 
El corazón de Rin brincó en su pecho y al mismo tiempo, una gota de sudor frío le bajo por la espalda. Sesshoumaru la miraba con un brillo diferente en sus ojos y en un rincón de su mente, aquella actitud le daba escalofríos.
 
Una vez que almorzaron, Sesshoumaru llevo a Rin de compras, complaciendo todos y cada uno de sus antojos, rechazando todos sus intentos por pagar alguna de las cosas que ella quería.
 
“Recuerda, hoy es tu día especial!”
 
“Pero es que ósea…yo…todo me gusta, yo tengo dinero, mi papi me dio una tarjeta!”
 
“Otra vez balbuceando…ahora no estas con tu papi, yo tengo dinero y lo quiero gastar en ti, sé una buena gatita!”
 
Rin no pudo esconder su sonrisa y emocionada por las palabras de su roommate, se puso a ver la ventana de una de las tiendas, segundos mas tarde entró corriendo y con tranquilidad, Sesshoumaru la siguió.
 
Una vez que Rin estuvo satisfecha con sus regalos, Sesshoumaru sugirió ir a dejar los paquetes al hotel donde dormirían esa noche. Cuando el botones recibió las bolsas, el doctor le pregunto si le gustaría ver el atardecer desde el parque.
 
“Claro, pero si estas muy cansado nos podemos quedar aquí!”
 
“No pequeña, quiero ir afuera!”
 
Cuando salieron buscaron un lugar bajo un árbol donde admirar el incipiente atardecer. Rin se sentía inquieta y exaltada, en un instante entre las compras y el hotel, algo en Sesshoumaru había cambiado. Lo percibía en la forma de sujetar su mano, como si quisiera decirle algo con su cuerpo. Podía sentir los cálidos y dorados ojos recorrer cada centímetro de su piel acariciándola con la mirada.
 
Se sentaron en silencio en un árbol alejado del resto, procurando juntar sus cuerpos. Esta vez no había nada de casual en sus acciones, Rin deseaba sentirlo cerca, averiguar porque tenía aquel presentimiento de que algo iba a pasar, y un dolor agudo en el estómago que la mantenía alerta a todos y cada uno de los movimientos de su roommate.
 
Cuando Sesshoumaru le hab, su voz era una suave caricia, aquel tono tan masculino era un deleite para sus oídos y podía percibir una fibra de excitación en la manera como vocalizaba cada palabra. Su tono seductor le llegaba como una chispa que desataba un deseo incontrolable por besarlo.
 
Nerviosa, se humedeció los labios bajo la mirada atenta de su roommate. Sesshoumaru respiró profundamente, y sonrió como regodeándose. Al verla de cerca, Sesshoumaru comprendió que la gatita estaba dispersa pensando en que sabe que.
 
Tratando de llamar su atención, Sesshoumaru rozó sus dedos sobre la pequeña mano. Al sentir la leve caricia, Rin se volvió a verlo con una sonrisa y ligeramente sonrojada. Con un voz suave y pausada, Sesshoumaru comenzó a hablar.
 
“Rin en que piensas?”
 
“Yo? Ah no en nada en especial porque?”
 
“Tengo algo importante que contarte”
 
En serio, que es?”
 
“Susan rompió nuestro compromiso
 
Rin abrió la boca pero ningún sonido llegó a oídos de Sesshoumaru. Los ojos ámbar trataban de descifrar lo que ella sentía en aquel momento. Las palabras taladraban la mente de Rin, desatando un remolino de sentimientos que calaban en su pecho como hierros candentes. Rin desvió la mirada hacia el piso un segundo y después lo miró intensamente.
 
“Pero…porque? Qué pasó? No estás triste?”
 
“No estoy triste. Verás, resulta que después de todo, el matrimonio no era para nosotros!”
 
“Aaah!”
 
Mientras Sesshoumaru hablaba se acercaba lentamente a ella, cerrando el espacio entre los dos. Rin no podía apartar los ojos de él y se sentía desfallecer, tratando de comprender porque le decía todo eso a ella.
 
Notando su inquietud, el Grandulón la rodeó lentamente con un brazo y con la otra mano le acarició la mejilla con ternura. Al verse en brazos de Sesshoumaru, Rin no logró contenerse más y rompió en un silencioso llanto. Desubicado, el doctor la tomó por la barbilla y le preguntó porque lloraba.
 
“Porque lloras pequeña?”
 
Aunque quería, ella no fue capaz de contestarle, hasta que respiro hondo un par de veces. Con los ojos vidriosos y voz temblorosa, Rin levantó la cabeza para musitar un par de palabras.
 
Porque…porque no te casas?”
 
Susan esta enamorada de alguien más!
 
El corazón de Rin latió con fuerza un instante y luego pareció caer en un pozo sin fondo, había estado conteniendo la respiración y la respuesta de Sesshoumaru no era exactamente lo que ella ansiaba escuchar. Completamente desilusionada y con las lágrimas rodando sobre sus mejillas, buscó consuelo acurrucándose al doctor.
 
(Yo creí que me iba a decir que estaba enamorado de mi…ósea que todas sus atenciones…oh por Dios que tonta soy ilusionándome así, Susan lo dejo y quiso ahogar su dolor con su mejor amiga, ósea yo, la gatita tonta…)
 
Sintiendo que ella parecía hacerse un puñito contra su pecho, Sesshoumaru la estrujo cariñosamente, mientras se carcajeaba en silencio.
 
Que tarde mas linda no crees?...casi tanto como tu!”
 
“Que dijiste?”
 
“Dije que eres preciosa…ah por cierto, hay otro detalle que no te he contado, Susan no es la única que se enamoró de alguien mas”
 
La expresión de Rin fue casi de pánico, quiso decir algo pero las palabras no se formaban fuera de sus labios. Estaba aturdida y por un segundo pensó que sus oídos la traicionaban, pero él había dicho claramente que estaba enamorado de alguien más. Con un torbellino de sentimientos agolpados en su pecho, la gatita movió los labios hablando muy despacio.
 
“De que hablas…ósea que…doctor de quien estas enamorado?”
 
Sesshoumaru desplegó una sonrisa discreta, parpadeo y luego dejo que el aire llenara su pecho, todo sin dejar de verla o mover sus manos sobre ella. Pegando su nariz delicadamente con la de Rin, le murmuró su respuesta con una voz ronca y sensual.
 
“mmm…a mi me gustan las gatitas chef!”
 
Rin iba a decirle algo pero los labios masculinos, la silenciaron. La besaba con tanta ternura que la cabeza le daba vueltas. Sesshoumaru mordisqueaba su boca con lentitud, delineando con la lengua sus labios.
 
Sin pensarlo Rin entreabrió la boca para que la besara más profundamente pegándose completamente a él, dejándose llevar por su seguridad y confianza. El aliento tibio sobre ella, mas la sensación de sus bocas juntas, era demasiado como para seguir soportándolo en silencio.
 
Arrasada por la sensación de aquel beso, Rin dejo escapar un gemido de placer mientras ladeaba la cabeza dándole acceso a su cuello que rápidamente fue presa de los besos masculinos, que mientras la saboreaba gruñía expresando su propio placer.
 
Era tan sensual, tierna y cariñosa, que Sesshoumaru no pudo controlar sus manos y como con voluntad propia, se escurrieron por debajo de su camisa. Al hacerlo, el beso fue profundo, devorador, tanto que le producía cosquillas en la nuca.
 
Sesshoumaru no podía pensar con claridad, besarla era mas de lo que había imaginado y sentía su cuerpo reaccionar en mil formas. Sentir como Rin lo acariciaba y jugaba dentro de su boca y sobre sus labios, era confirmación de su innata sensualidad.
 
Después de interminables minutos, la necesidad de respirar los obligó a separarse, pero Sesshoumaru no dejó que el espacio entre ellos fuera demasiado grande, sujetándola posesivamente por las caderas. Abriendo los ojos, Rin dio un gran suspiro, se sentía mareada por el inesperado giro que acababa de tomar su vida.
 
Viéndolo con los ojos muy abiertos y el corazón latiendo enloquecido en su pecho, la gatita buscó las palabras en su mente. Al cabo de unos segundos, lo único que pudo vocalizar fue el nombre de su doctor favorito en un suspiro apenas audible.
 
“Sesshoumaru?”
 
“Si, mi gatita?”
 
“Nada, si estoy soñando no me despiertes…”
 
“Jajajaja”
 
Sesshoumaru se inclinó sobre ella para besarla otra vez. Emocionada, sintió como sus sentimientos por el doctor se esparcían por todo su cuerpo con total libertad. No era un sueño, estaban besándose en un lugar público y Susan ya no era su rival.
 
Con una gran sonrisa de satisfacción, Rin deslizó sus manos sobre el amplio pecho de su roommate, murmurando de placer sugestivamente. Cuando se besaron nuevamente, fue una electrizante mezcla de placer físico y sentimientos.
 
Se besaban entregados aquel momento, sin pensar en nada más. Sesshoumaru podía sentir en su piel y en sus labios, la forma como ella movía su cuerpo hacia él, en una expresión silenciosa e inequívoca de su deseo por hacer el amor.
 
Al percibir que las caricias de Sesshoumaru se volvían mas intensas, suavemente Rin lo apartó con ambas manos, recordándole que había un cuarto de hotel esperando por ellos. Escucharla tan decidida y dispuesta, fue solo una razón mas para que el doctor sintiera un cosquilleo bajo su cintura.
 
“Vámonos Grandulón, esta oscureciendo!”
 
“Lo que tu digas gatita!”
 
Rin entrecerró los ojos y con voz clara le pregunto a Sesshoumaru hace cuando tiempo había terminado con Susan. El doctor estaba tan feliz que aquella pregunta lo tomo desprevenido y la gatita supo que todo el comportamiento `extraño', había sido porque él era un hombre soltero desde hacia días.
 
Previendo la frustración femenina, Sesshoumaru se detuvo en un árbol grande y con firmeza la estrecho entre sus brazos, viéndola directamente a los ojos y mordisqueando sus mejillas con ternura. Cuando Rin oyó su explicación logró soltarle un puñetazo.
 
“Susan terminó conmigo el mismo día que te desmayaste…ay Rin! no me golpees!”
 
Forcejeando débilmente, Rin empezó a decirle desde tonto hasta cruel y malvado. Reclamándole por no decirle antes que la amaba.
 
“Eres un malvado…todos estos días…tu sabías, sentías lo mismo…arrghh me estabas torturando verdad?”
 
“No mi pequeña…bueno es que quería estar completamente seguro! Acaso no te gusto tu sorpresa?”
 
Rin dejó de forcejear al escucharlo decirle `mi pequeña' y mordiéndose el labio de la emoción busco sus labios y entre risas le dijo que se apuraran a llegar al hotel porque se las iba a cobrar todas juntas.
 
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Recuerdo de un rompimiento amistoso…(gracias Susan!)
 
Susan estaba sentada en la sala con la mirada fija en un punto en la pared, su respiración era pausada, y en su rostro, no había tristeza solo tranquilidad. Cuando Sesshoumaru llegó de la universidad, lo saludó feliz y tomó sus libros diciéndole que la cena estaba lista; pero que primero quería hablar con él.
 
Notando el destello de importancia y preocupación en los ojos de su prometida, Sesshoumaru le dijo que esperara un segundo mientras tomaba un refresco y así poder hablar.
 
Sentados uno frente al otro en el sillón, Susan dio un gran suspiro y empezó a hablar con tono decidido, demostrando que era una mujer sin pelos en la lengua y muy perceptiva.
 
“Ahem…Sesshoumaru…no podemos casarnos!”
 
Sesshoumaru la escuchó y repitió las palabras mentalmente tres veces antes de, pausadamente preguntarle porque. Mientras hablaba, el palpitar de su corazón se aceleró anticipando las razones de Susan. La vio tan segura y calmada que no le pareció imprudente no mostrarse ofendido o triste. Más bien, era como si las piezas en su vida, estuvieran moviéndose con más coherencia que antes.
 
“Porque no podemos?”
 
“No nos queremos lo suficiente, sería un error. Además yo encontré a alguien que me ha cambiado la vida…”
 
Susan esperó que Sesshoumaru saliera de su asombro y tragando saliva continuó hablando con el corazón a todo lo que daba.
 
“Tu también has encontrado a alguien mas, pero no me dijiste nada porque eres un hombre de palabra, por lo que me toca a mi romper el compromiso…de verdad pensabas sacrificar tu felicidad con Rin por cumplir tu promesa conmigo?”
 
Sesshoumaru se atragantó al escucharla y su expresión perdió toda emoción por un segundo, para luego transformarse en el reflejo de un hombre enamorado, que ha contenido sus sentimientos demasiado tiempo.
 
“Como lo supiste?”
 
“Creo que lo sabía inconscientemente, pero al encontrar a Mathew me di cuenta…sabes? El es como ella”
 
“Disculpa?”
 
“Es efervescente y siempre tiene una sonrisa, es el complemento perfecto para mí, como ella el tuyo!”
 
Aturdido, Sesshoumaru no intento negar nada y le agradeció a Susan su franqueza. Cuando ella trato de devolverle el anillo de compromiso el doctor gentilmente la detuvo.
 
“Ese es tu anillo, haz lo que tu quieras con él!”
 
Susan dejo de mover los dedos y el anillo permaneció en su lugar. Luego con una sonrisa, le dijo a Sesshoumaru que partiría para Boston ese mismo instante.
 
“Ya tengo todo listo…Mathew me espera!”
 
Sesshoumaru no sintió ninguna incomodidad al escucharla. Por primera vez en mucho tiempo, su ahora ex novia, tenía una expresión de total felicidad y era gracias a su rompimiento. Ver como Susan era incapaz de ocultar su felicidad, le permitía a él entregarse a sus sentimientos por la gatita.
 
Se despidieron con un estrecho abrazo y un beso en la mejilla. Cuando Sesshoumaru le preguntó si Mathew le había propuesto matrimonio, Susan se echo a reír y sus mejillas se enrojecieron. Probando con su actitud, que su corazón era sin lugar a dudas de Rin, el doctor le dijo que no se olvidara de su invitación para la boda, porque irían con gusto.
 
“Jejejeje míranos Sesshoumaru, quien lo iba a decir? Prometo enviarles la invitación, gracias por todo darling!”
 
“Srta. Thomas, ha sido un placer. Si algún día necesitas algo estoy a tus órdenes!”
 
Acariciando la mejilla de Sesshoumaru con suavidad y una sonrisa, la rubia despampanante beso al Grandulón y salio del apartamento ansiosa de ver a su amado Mathew. El doctor la acompañó hasta el taxi y observó de pie mientras el automóvil se alejaba. Una vez que desapareció doblando una esquina, la idea de su libertad le dibujo una gran sonrisa y el recuerdo de su gatita lo hizo estremecerse.
 
Justo en ese instante ideó un plan para atormentar a su gatita y buscar el momento oportuno para decirle que la amaba.
 
………………………&# 8230;………
 
N/A: Que tal ese doctor torturador?
 
Gracias a todas por leer! Lectoras `viejas' y `nuevas', jejeje. El fic aun no termina. Después de esta larga espera, es justo y necesario que la gatita se de gusto con su doctor favorito.
 
Gracias a mi querida Ceci por regalarme el nombre de la mama de Sessh. A las sempais 1,2 y 3 arigato por sus aportes a este capítulo, que me inspiraron mucho.
 
Lou, Ceci, Stefi, Eva, Anita, Anne, Azuky, Estrellita, Umi, Elen, Gracia, Dani, Adri, a la Mami, Arline, Chispita, Mourisan, Michiyo, Fabisa, Yashi, Kykio Angel, Saya, Paulina, Lennys, Daulaci, Justary, Crystal Darling…donde estas que no te veo??
 
Mary my querida Nee-chan, Syren, Ibette, Carmen, Arlet, Giuliana, Yashi, Jazmin, Lady Saga, Montse, FenixGirl (saludos a la pequeña), Agaue, Yuzu, Hitomi, Pandora Youkai, Aome, Arashi, Tamy Kuki, Miss Snape, Malkavian, Sweet Aome, Kaki 35, Padila, Saiko Katsuka, Rinoa LeBeau, Chi2-chan, Tigresita, Kathy, Naru Hurashima, Bunny Saito, Lian Li, Ariadna, Lady Sesshoumaru, Keyg, Tariga, Liz 350, Ania-san, Megumi, Star, Marta María…
 
Como siempre espero no haber dejado a nadie sin mencionar! Mandenme tomatazos si así fue!