InuYasha Fan Fiction ❯ Dr. Mounstro ❯ juntos al fin ( Chapter 21 )
[ Y - Young Adult: Not suitable for readers under 16 ]
Todos los personajes de Inuyasha, incluido el sexy y misterioso Sesshoumaru, y la tierna Rin; son propiedad de la genial y talentosa Rumiko Takahashi.
Se lo dedico a todas mis maravillosas y pacientes lectoras, que han esperado 20 extenuantes capítulos, para ver a la gatita y el doctor juntos.
Algunas saben y otras no, pero estoy embarazada de mi tercer bebé y me mandaron mucho reposo por lo que a partir de ahora los capítulos serán un poco mas cortos.
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Capítulo 21
Juntos al fin (ya era hora!)
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Al llegar al hotel, Sesshoumaru le ladró un saludo al encargado del hotel y siguió caminando hacia las habitaciones. Al notar que el pasillo estaba desierto, la sostuvo entre sus brazos y le dio un beso tan apasionado que Rin se erizo de pies a cabeza. Separándose de él con ambas manos, la gatita le reclamó en todo juguetón.
“Doctor estamos en pasillo!”
“Tienes razón, ven pequeña vamos a la habitación!”
“Jajaja”
Tomándola de la mano con sus dedos entrelazados, caminaron en busca de su cuarto. La distancia que los separaba de la habitación parecieron kms, cuando finalmente llegaron, Sesshoumaru deslizó la llave electrónica pero la puerta no se abrió.
Junto a él, Rin soltó una risita y deslizó su mano hasta la cintura y sobre el zipper de Sesshoumaru. Acariciando sugestivamente, le pidió que se apartara para ser ella quien abriera la puerta. El doctor se atragantó al sentir los dedos de Rin y en ese momento supo que la personalidad alegre y juguetona de su gatita, llegaba hasta la intimidad.
“Déjame abrir la puerta!”
Sesshoumaru la rodeó por la cintura y sumergió su cara en el cuello de Rin, mientras que ella abría la puerta, besó su delicado cuello deslizando la punta de la lengua por la sedosa piel. La gatita soltó una risita de placer y empujó la puerta para que se abriera. En el instante que la puerta se cerró, Sesshoumaru movió sus manos desesperado para acariciarla y refunfuño cuando ella lo detuvo con cariño.
“Pero Rin???”
“Ay que si que lindo, crees que te voy a dejar así tan fácil después que me torturaste…no doctor, te toca sufrir!”
“P-pero…sufrir como?”
Rin hizo una cara fingiendo inocencia y Sesshoumaru tragó grueso mientras su conciencia gritaba que se dejaran hacer de todo. Rin lo guió hasta la cama, lo hizo apoyar la espalda en el respaldar, y le acarició el cabello con los dedos, deslizando ambas manos con suavidad fuera de su cabeza.
Sesshoumaru la miraba literalmente babeando, porque aquella faceta sexy de Rin, era totalmente desconocida para él, aún cuando había soñado con eso un millón de veces. Ella se mordió el labio inferior presa de los nervios y la emoción.
Sentándose sobre él, comenzó a desabrochar cada botón muy despacio, una vez que la camisa estuvo abierta, la deslizó con ambas manos fuera de los fuertes hombros. El doctor sentía el corazón en la garganta, todo su cuerpo pedía a gritos acariciarla por lo que verla tomarse su tiempo para desvestirlo y admirarlo, era la más deliciosa de las torturas.
Dejando que su voz fuera una extensión de su agitación física, Sesshoumaru llamó a la gatita por su nombre preguntándole si ya la tortura había acabado. Al escucharlo, Rin soltó una burbujeante carcajada y acarició sus pectorales con el dedo índice.
“No puedes usar tus manos hasta que yo te diga!”
“Pero Gatita!”
“Gatita nada, te vas a portar bien o quieres que pare?”
“Me porto bien!”
“Así me gusta!...”
Ella se lo quedo viendo un segundo y una idea se le vino a la mente. Con una sonrisa irresistible, le preguntó a Sesshoumaru si estaba dispuesto a todo por ella, sin titubear y para felicidad de Rin, el Grandulón contestó que si. Dando un chillido de felicidad, bajó de la cama y regresó con algo que había sacado del closet, un par de medias de rayitas que usaba para dormir.
Extrañado, Sesshoumaru le preguntó que pretendía hacer con las medias, ella no le contesto y volvió a sentarse sobre él asegurándose de moverse para que la pudiera sentir. En el fondo de sus pensamientos, casi podía ver a su conciencia rezando para que la fantasía de estar atado a una cama y a merced de la gatita se hiciera realidad.
“Vamos jugar Grandulón, yo te amarro y tu te dejas torturar por mi!”
Como única respuesta, Sesshoumaru sonrió mientras extendía las manos para que lo pudiera atar sin problemas. Erizada de pies a cabeza, la gatita lo besó apasionadamente antes de sujetar sus muñecas. Luego, la vio deshacerse de su blusa, se veía tan sensual decidida a torturarlo, que su cuerpo empezó a calentarse con la idea de hacerle el amor.
Tomándose su tiempo, Rin ató a Sesshoumaru de manera firme. Una vez que estuvo satisfecha, se levantó, se puso de pie en la cama y ante la mirada lasciva de su doctor, se deshizo del jeans quedando en ropa interior. Estaba decidida a atormentarlo muy a pesar de sus propios deseos de desvestirse y dejar que le hiciera el amor.
Sentándose nuevamente sobre él, se dedicó a cubrir de besos todo el pecho haciendo que Sesshoumaru gruñera de placer, durante largos y maravillosos minutos. Luego se abrazó a él para poder besarlo a sus anchas, como había soñado tantas veces en los últimos días.
Después de un beso apasionado y sensual, ella se irguió y empezó a quitarse su brassier muy lentamente, para que sus jugosos senos quedaran al descubierto y así los ojos dorados se regocijaran en su belleza, redondez y abundancia. Rin soltó una risita al ver como Sesshoumaru movía las muñecas tratando de liberarse, luego con toda la calma del mundo, se pegó a él, y el doctor gimió al sentir el roce de aquellas curvas que tanto deseaba.
Dándole un beso tibio le dijo que no se soltara, porque su tortura ya casi terminaba. Nuevamente Rin se esmeró en besarlo en el pecho, a medida que lo hacía, el roce de sus senos desnudos, trastornaba al doctor que estaba a punto de romper el respaldar de la cama. Rin detuvo sus besos justo en la cintura, se abrazó a él, y con una mirada seductora le prometió que solo faltaba un detalle muy importante para dejarlo en libertad. Con la piel literalmente ardiendo, el doctor le suplicó que lo soltara para poder acariciarla. La voz masculina era ronca, sensual y con un dejo de desesperación que fascinaron a Rin.
“Anda pequeña suéltame!”
“No te desesperes doctor, todo esto será tuyo en un momento!”
Cuando ella dijo `todo esto' se pasó las manos por su cuerpo sensualmente, dejándolo sin argumentos para negarse. Separándose solo lo necesario, Rin le quitó el cabello fuera de la cara y lo miró un instante, soltando una risita al ver que estaba completamente inmóvil. La imagen del Grandulón amarrado a la cama con un par de medias suyas, le pareció un sueño imposible de creer. Aclarándose la garganta, le anunció que venía la parte final de su tortura por ser tan malo.
“Bueno ahora vamos a pasar a la última faceta de tu tortura!”
“Pero Rin…me va a gustar?”
“Jejeje, verdad que a partir de ahora eres todo para mi solita?”
“Claro!”
“Siiii!, entonces quiero conocerlo!”
“Conocer a quien?…ahh!”
Como una niña traviesa, Rin se recostó en el regazo masculino, procurando quedar muy cerca del zipper del jeans. Con la mano extendida, empezó a acariciarlo. Al sentir los dedos rozarlo tan suavemente, solo un gruñido se escuchó en toda la habitación. Rin le dio un par de besitos sobre el jeans y luego empezó a hablar como si se tratara de un niño.
“Hola!! Soy tu nueva Mami, te voy a cuidar mucho. Dándote besitos, bañándome contigo y jugando juntos…que te parece?”
Sesshoumaru apenas pudo contener la risa, estaba completamente erecto y si Rin continuaba como hasta ahora, en cualquier momento mancharía su pantalón. Después de darle más besitos por encima del jeans, tomó el zipper y lo bajó con cuidado.
Volcando su atención a Sesshoumaru, que la miraba con los ojos chispeantes; lo besó con la boca entreabierta y jugueteando con sus labios. Sentirla abrazada a él, dándole aquel tórrido beso y sabiendo que pronto estaría libre para deleitarse con ella, era una sensación maravillosa y electrizante, que nunca antes había experimentado.
Se separaron con suavidad y entonces ella pudo deslizar el pantalón fuera de la cintura, para dejar la anatomía masculina, completamente al descubierto. Excitada, los ojos de Rin corrieron a encontrarse con los atributos del doctor. Dando un chillido de felicidad, ella expresó su emoción con naturalidad, haciendo las delicias de Sesshoumaru.
“Ay! Pero si es el bebé mas grande y bello que he visto en toda mi vida!”
Sesshoumaru sintió tal felicidad y satisfacción que forcejeó con fuerza una vez más, haciendo que la cama crujiera y provocando las risas de la gatita. Alargando la mano, empezó aflojar los nudos de sus medias, hasta que finalmente Sesshoumaru quedó libre para acariciarla. Antes de que la rozara, Rin estiró la mano y tomó al doctor suavemente entre sus dedos, quería ver la expresión masculina, cuando lo hiciera. Al sentir la mano sobre su piel, Sesshoumaru respiró hondo, ensanchando su pecho a todo lo que daba.
En su mirada había tanta emoción y felicidad, que Rin se erizo de pies a cabeza. Emocionada y sin retirar su mano, la gatita se inclinó para besarlo. A medida que ella lo acariciaba con su boca, Sesshoumaru sentía su resistencia desvanecerse y pensó que estaba bien disfrutar del clímax, gracias a los suaves y carnosos labios de su gatita. Después de todo, esa sería la primera de muchas veces esa noche. Al notar que Sesshoumaru se dejaba llevar, Rin se sintió satisfecha y se esmeró en darle todo el placer posible. Era una forma de cobrárselas y de demostrarle lo mucho que lo deseaba como hombre.
El doctor cerró los ojos y disfrutó a plenitud de las caricias bajo su cintura, tanto que en menos de lo que ella esperaba, pudo degustar la cremosa esencia de Sesshoumaru en su boca. Satisfecha, se acurrucó a su lado con una sonrisa de oreja a oreja. Una vez que la sensación de éxtasis se desvaneció lo suficiente para poder hablar coherentemente, Sesshoumaru se volvió hacia ella y la estrechó entre sus brazos como si quisiera partirla en dos.
“Eso fue mejor que en mis sueños!”
“Ja ja ja en serio te gustó?”
“Ajá!”
“Verdad que tenemos toda la noche para jugar…tu quieres jugar conmigo?”
“Tu que crees? Ven acá gatita!”
“No espera, más besitos para el bebé!”
“Jajaja tienes que decirle así?”
“Sip!”
Sesshoumaru no pudo responder coherentemente porque Rin estaba otra vez besándolo y su mente se vio inundada por la sensación de placer. Esta vez como tenía las manos libres, el doctor la sujetó por la cintura, y en un solo movimiento, la puso de espaldas, era su turno de comérsela a besos. Sesshoumaru deslizó las manos hasta llegar a la suavidad de los senos femeninos, curvas rellenas y abundantes de deliciosa piel blanca, coronadas por círculos rosados; que al contacto con sus labios, se endurecieron amoldándose a sus boca, y cediendo a las caricias de su lengua.
Con los ojos cerrados, y la voz quebrada, Rin disfrutó de aquella caricia que la electrizaba de pies a cabeza. Dominada por la sensación de tener a Sesshoumaru sobre ella, perdido al placer de saborear su curvilíneo pecho. El doctor la sostenía por la espalda con ambas manos extendidas, queriendo cubrir la mayor parte de piel posible, no deseaba dejar pasar ninguna sensación. Había pasado muchos meses de tortura, deseándola en silencio, para ahora, que la tenía entre sus brazos perderse de algo.
Estar con ella era un paraíso de placer y amor, donde podía saciarse con la mujer que lo hacia feliz. La escuchó gemir y reírse con sus besos. Sobre ella y sin detener sus labios, se echó una risa de satisfacción grave y seductora.
“Que pasa gatita?”
“Se siente taan rico!”
“Sabes rico!”
“Jajaja duremos toda la noche!”
“No te prometo nada, eres demasiado deliciosa y `el bebé' está inquieto!”
Rin se retorció de felicidad y estiró las manos acariciando a Sesshoumaru en el pecho y más abajo de la cintura. Sentía pulsaciones de energía por todo el cuerpo, sus besos se hicieron más intensos, y como adivinando sus deseos, Sesshoumaru deslizó la mano sobre sus piernas para deshacerse de la única pieza que ropa que le quedaba.
Sesshoumaru la sujetó por la cintura con ambas manos, y viéndola de arriba abajo, le dijo que era hermosa, que desde su encuentro en el baño, la recordaba constantemente. Ella se echó una risita consentida mientras deslizaba sus dedos por la espesa y suave cabellera dorada.
Con una gran sonrisa, el doctor recorrió cada parte de piel con besos, deteniéndose en el tatuaje de dragón, provocando las risas de Rin. Entre besos le confesó que sus tatuajes lo volvían loco, como única respuesta, la gatita gimió calladamente, dejándole al doctor aquel sonido grabado en la mente.
Después de literalmente cubrirla con besos, Sesshoumaru se movió hasta besarla en los labios, dejándola prácticamente sin aliento. Rin se sentía tibia al calor masculino y su mente se despejó de cualquier pensamiento que no incluyera disfrutar aquel momento. Sin dejar de besarla, el doctor deslizó su mano suavemente desde el hombro, sobre los muslos y finalmente entre sus piernas separándolas con suavidad y firmeza.
Era electrizante percibir el movimiento de los dedos de su roommate sobre su piel, buscando el espacio entre sus piernas, que se encontraba tibio en espera de él. Al aventurarse dentro de ella y darse cuenta que estaba húmeda, Sesshoumaru expresó su complacencia con un sonido grave y sexy mientras la llamaba por su nombre emocionado, provocando una ola de calor que la sacudió desde la punta de los pies hasta la nuca.
Rin cerró los ojos al sentir que nuevamente movía la cabeza hacia su pecho, Sesshoumaru jugaba con su pezón entre los labios, rozándolo con la lengua, mordisqueándolo, mientras sus dedos se perdían dentro de ella.
El doctor no pensaba, estaba entregado al placer de acariciarla, cada beso y caricia le provocaba una sensación que parecía quemarle la piel y se sentía intoxicado con el olor de su propio cuerpo mezclado con el de Rin. Jamás se había sentido de esa forma, cada parte de su cuerpo temblaba al acariciarla, como queriendo arrancarle la piel.
Oírla jadear y sentirla acariciarlo era maravilloso, como un murmullo lejano, se escuchaba a si mismo gruñir, lo que encendía aún más a Rin, que estaba abandonada al placer de finalmente estar juntos, dominados por el amor y deseo.
Tenía semanas de considerarla como suya pero ahora que era una realidad, el sentimiento parecía tan intenso que sentía el corazón enardecido en su pecho. Por momentos creía ser un animal en celo, disfrutando su pareja, en un rincón de su mente, la voz de su conciencia le aseguraba que nadie más que él podía tocar, besar o tener el placer de hacerle el amor.
Finalmente y después de mil besos y caricias, Rin sintió como Sesshoumaru se abría paso dentro de ella y dejó escapar un gemido refrescante. Todo su cuerpo cedió al peso de aquel hombre musculoso y apasionado que se movía entre sus piernas, haciéndole el amor.
La sensación de sus cuerpos unidos y moviéndose al unísono era intoxicante, ambos jadeaban de placer, y la voz de Sesshoumaru en su oído diciéndole que la amaba era grave y sensual. Aferrada a él, Rin tenía las piernas entrelazadas sobre su cintura, con fuerza, tanto que por un instante el doctor pensó que podría quebrarlo en dos como a una astilla.
Al acercarse a su punto máximo, los movimientos se volvieron más enérgicos y desesperados. Abrumada, Rin dejó escapar un grito de excitación mientras disfrutaban juntos de la descarga de adrenalina. Estaba segura que jamás había llegado al clímax como ahora, feliz, enamorada, temblando y empapada en sudor.
La energía y sentimiento con que le había hecho el amor, sorprendió a la gatita que ahora lo acariciaba suavemente en la espalda. Se quedaron abrazados y sin separarse un rato largo, disfrutando la sensación de haber hecho el amor sin restricciones.
Renuente a salir de ella, Sesshoumaru se movió un poco y Rin pareció despertar de su suave y apacible aletargamiento. Con los ojos entrecerrados y aferrada a él, le impidió moverse, con una sonrisa, Sesshoumaru se separó de ella y se acomodó de forma que pudiera tenerla acurrucada sobre su pecho. Con una sonrisa tierna y visiblemente feliz le habló con suavidad.
“Eso fue mejor que en mis sueños…de verdad te amo Rin…me encantaste desde el primer día, cuando nos tropezamos en el aeropuerto!”
Al escucharlo, a Rin se le aguaron los ojos y por un par de segundos, no pudo decir nada. Luego de respirar profundo, le delineó el rostro con las manos y le dijo en un susurro que ella también lo amaba.
“Yo también te amo, me perdonas por ser tan grosera ese día del aeropuerto?”
“Umm pues no sé, la verdad es que fuiste muy agresiva. Creo que tienes que ganarte mi perdón gatita!”
Rin soltó una carcajada y le preguntó como podría lograr semejante hazaña. En un despliegue juguetón, Sesshoumaru le dijo que eso tenía que hablarlo con `el bebé'. Cautivada y emocionada, la gatita se abrazó a él asegurándole que no habría problema.
“El bebé te quiere mucho!”
“Jajaja me di cuenta!... - Rin notó una mirada extraña en el doctor, como una duda, con una sonrisa le aseguró que lo que había dicho antes, de ser el bebé mas grande y bello de toda su vida, era cierto -…eres un Grandulón en todo el sentido de la palabra!”
Sesshoumaru se la quedo viendo extasiado, ahora que la tenía a su lado, era como si todas las demás mujeres que habían pasado por su vida se hubieran evaporado en un instante. No solo era su belleza y ternura, mezcladas con aquella sensualidad tan estimulante, parecía saber lo que él necesitaba en todos los aspectos de su vida para ser feliz.
Soltando una carcajada gruesa, Sesshoumaru la estrechó entre sus brazos y se inclinó para besarla largamente disfrutando la sensación de libertad que ahora tenían. Dominada por el cansancio de haber estado tan tensa durante el día, Rin se fue quedando dormida al calor de las caricias del doctor que jugaba con su cabello ensimismado.
Esa noche Sesshoumaru casi no pudo dormir por estar admirándola, simplemente era tanto lo que sentía por ella, que su mente y su cuerpo estaban en un estado de euforia. Al intentar despertarla en la madrugada para hacerle nuevamente el amor, Rin se rió pretendiendo estar súper dormida.
“Jajaja déjame doctor estoy descansando!”
“Descansas después, el bebé necesita a su nueva Mami!”
Carcajeándose como toda una pequeña, la gatita abrió los ojos y se entregó a los placeres de su doctor.
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Rin supo que era de mañana porque sentía la claridad del día en su rostro, lo que la hacía sonreír era que la estaba despertando con delicados y sugestivos besos en la nuca. Sesshoumaru le pasaba la mano por la espalda mientras la besaba y mordisqueaba, diciéndole gatita preciosa. El recuerdo de la noche anterior, estaba grabado con fuego y las palabras de amor que se habían dicho, parecían un disco rallado en su mente.
Parecía un sueño finalmente estuvieran juntos, que tuvieran la libertad para amarse como parecía ser su destino. Con la cabeza apoyada sobre en el pecho de Sesshoumaru, para poder escuchar los latidos de su corazón, el doctor le preguntó por que sonreía.
“Cómo sabes que estoy sonriendo Doctor?”
“Puedo sentirlo!!”
“Jajaja es que tu me haces feliz!”
“Igual tú pequeña!. Ya me perdonaste por no decirte antes que era un hombre soltero?”
“Eres un malvado y además eres muy fuerte, mientras yo me moría de nervios y amor, tu estabas gozando!”
Sesshoumaru no pudo hacer otra cosa que reírse a todo pulmón, la forma trágica e infantil de poner las cosas, lo enternecía y era una de las cualidades que le gustaba de su pequeña. Verlo reírse tan sinceramente le quitó el aliento por un instante, porque se sentía afortunada que le mostrara aquella faceta tan jovial.
Sin embargo, cuando los minutos pasaron y el doctor siguió riéndose, Rin torció la boca y sentándose sobre él, empezó a hacerle cosquillas, exigiéndole que no se burlara de ella.
“Ya doctor deja de burlarte!”
Con un movimiento la hizo girar, quedando debajo de él, sujetándola con las rodillas, la mantuvo quieta para hacerle cosquillas. Ambos estaban desnudos y todas las sábanas de la cama estaban en el suelo. Eran una pareja hermosa que irradiaba amor y felicidad. En medio de las risas, Rin le suplicó que se detuviera.
“Me rindo por favor, no se vale tú eres mas fuerte y grande que yo!”
“Eres tan linda Rin!”
“Gracias!”
La gatita se acurrucó a Sesshoumaru y dejó que la acariciara suavemente, recorriendo sus curvas con la punta de los dedos, mientras pensaba en lo feliz que se iba a poner Kagome. De pronto, el recuerdo de Susan la hizo dar un suspiro que alertó al Grandulón y buscando sus ojos, le preguntó si todo estaba bien.
“Cuéntame como fue que terminaron tu y Susan!”
“Mas bien fue ella la que terminó. Conoció a un hombre, Mathew. Dice que es como tu, siempre con una sonrisa y de personalidad divertida…ella sabía que yo estaba enamorado…!”
Un poco insegura, Rin le preguntó si no estaba arrepentido de romper su compromiso, porque sabía que le gustaban las mujeres rubias. Conmovido, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso por de mas tierno, atrayéndola mas hacia él en un abrazo posesivo y electrizante.
“Quiero estar contigo, te amo como a nadie…ahora no pienses tonterías y dime, quieres desayunar?”
“Siiii”
Sesshoumaru tomó el teléfono y pidió servicio a la habitación, una que vez que colgó, se acurrucó con Rin bajo las sábanas, jugueteando y besándose. El jueguito se hizo tan intenso, que sus cuerpos volvieron a unirse en una entrega de amor y pasión matutina. El doctor estaba ensimismado besando a Rin, cuando llamaron a la puerta con el desayuno.
Como un resorte, Rin se levantó de la cama dispuesta a abrir la puerta. Sesshoumaru la sujetó por la cintura, la acostó de nuevo en la cama y luego la besó, mientras su mano se movía en círculos sobre su vientre. La gatita se revolvió feliz bajo sus caricias y se aferró a su amante por el cuello.
“Se puede saber adonde crees que vas?”
“Tengo hambre!”
“Yo me ocuparé de eso pequeña!”
“Como tu digas Grandulón!”
Rin se acomodó bajo la sábana a esperar que llegara la comida. Sesshoumaru se puso el pantalón de seda negra de su pijama que estaba en el closet, y salió de la habitación. Un par de minutos mas tarde, regresó con una bandeja.
Sentándose junto a ella, puso la bandeja en la cama y juntos disfrutaron del desayuno. Después de comer, se volvieron acostar sin mostrar la mínima intención de abandonar la cama.
Rin se estaba con los ojos cerrados, disfrutando tener a Sesshoumaru abrazado a ella por detrás. La respiración sobre su nuca la arrullaba, y al mismo tiempo sentía escalofríos que le subían por la espalda. Cuando el doctor abrió los ojos, sonrió al ver el tatuaje de serpiente, estrechándola aún más, se dedicó besar la serpiente.
Rin se estremeció, relajándose completamente para que pudiera `saborearla' a sus anchas, Sesshoumaru le mordisqueaba los hombros y gruñía en una actitud total y completamente posesiva, que la hacía abandonar cualquier pensamiento coherente
“Grrr! podría comerte!”
“Jejeje ya lo hiciste anoche!”
“Sí...te dije que tienes un cuerpo delicioso?!”
“Como siete veces, tu también eres un delicioso!!”
Con una gran sonrisa, la tomó por la barbilla para besarla, al unir sus labios, le pareció que Rin se derretía entre sus brazos. En silencio le acaricio las mejillas con suavidad y le preguntó si le apetecía un baño.
“Rin quieres tomar un baño?”
“Yo solita?”
Sesshoumaru levantó una ceja y con una sonrisa arrogante le dijo que se sacrificaría, bañándose juntos. Rin le dió un golpe con el puño cerrado en el pecho, feliz, tomó la pequeña mano entre las suyas y se la llevó a los labios
“Por supuesto que juntos, gatita tonta!!”
En ese momento, alguien llamó a la puerta y Sesshoumaru le avisó que venían a preparar el baño. Un par de segundos mas tarde, una mujer con kimono azul pasó con una cesta llena de cosas y al ver a Rin le sonrío amablemente.
“Buenos días señora!”
“Buenos días!”
Rin siguió con al mirada a la mujer que desapareció tras la puerta. Sesshoumaru regresó con los maletines de ambos y los puso en el suelo para luego sentarse junto a ella, rodeándola con sus brazos. Acurrucada le dijo que la mujer la había llamado señora, con una sonrisa a medias, el Grandulón asintió con la cabeza.
“Como? Dime porque esa joven me dijo señora?”
Rin le hablaba muy quedo para que la mujer no escuchara, la sonrisa de Sesshoumaru no se hizo esperar y le confesó que para el hotel ellos eran el Sr. y la Sra. Youkai, para evitar cualquier comentario ofensivo hacia ella. Conmovida, Rin se volvió a abrazar a el, dándole un beso jugoso y apasionado.
Cuando la mujer salió, para avisarles que el baño estaba listo, se quedó de una pieza viendo a la pareja de enamorados besándose. Rin continuaba desnuda y la sábana que se había puesto para cubrirse, había resbalado hasta amontonarse en su cintura, perdido en el beso, Sesshoumaru la acariciaba suavemente.
La mujer abrió la boca en un suspiro, era electrizante percibir todo el amor y sensualidad que ambos destilaban. Pestañeando y cerrando la boca, la mujer giró sobre sus talones y salió de la habitación, con una sonrisa en los labios.
Cuando se separaron, Sesshoumaru se puso de pie para comprobar que estaban solos. Rin estaba como descifrando su nueva realidad, cuando sintió como Sesshoumaru la tomaba en su brazos, cargándola hasta el baño de burbujas que los esperaba.
Con cuidado la puso en el suelo y sin que se lo pidiera, Rin lo ayudó a quitarse el pantalón del pijama para que pudiera meterse al baño con ella. Una vez en el agua, Sesshoumaru se entretuvo delineando los senos con el dedo y besándola en el cuello, mientras la gatita lo enjabonaba, tomándose su tarea de bañarlo muy en serio.
Con una sonrisa, Sesshoumaru una vez que estuvo limpio, se dio a la tarea de hacer lo mismo con ella. Mientras la enjabonaba le decía como había disfrutado de sus noches juntos y la gatita no pudo mas que sonrojarse y confesarle que no podía dormir tranquila sin él.
“Eso ya no será un problema pequeña!”
“Que dicha!”
Después de un baño excesivamente largo, Sesshoumaru salio de la tina primero, se secó y luego se cubrió con la toalla atada a la cintura. Estirando ambas manos, invitó a la gatita a salir, una vez fuera la besó cubriéndola con la bata del hotel.
Cargándola en brazos la llevó hasta la habitación y le alcanzó el maletín para que pudiera cambiarse. Fingiendo que el haría lo mismo, se apartó para verla mientras se vestía. Completamente distraída, Rin escogió su ropa, un jeans y una camisa celeste de punto, con una estrella anaranjada en el pecho. Agachándose, tomó los zapatos rosados y los puso junto a la cama.
Deshaciéndose de la bata, quedó desnuda y con tranquilidad empezó a ponerse la ropa interior, un juego de color rosa pálido. Sesshoumaru estaba sentado en una butaca diagonal a la cama, completamente en silencio y con los ojos muy abiertos
Ella estaba por ponerse el brassier, cuando se percató de su admirador, con una sonrisa y las mejillas coloreadas, le preguntó que hacia ahí sentado.
“Estoy admirando el paisaje!”
“Jejeje!”
La gatita terminó de vestirse coqueteándole, una vez que se puso los zapatos, fue a sentarse en las piernas del doctor, que se había vestido en un abrir y cerrar de ojos. Acariciándola por la espalda, Sesshoumaru le sugirió que fueran a pasear por el pueblo, el resto del día.
“Genial! Así te enseño todas los lugares donde iba con mi Mami!”
“Ahh casi lo olvido!”
Sesshoumaru sacó su billetera y de uno de los compartimientos, tomó una tarjeta de crédito platino y se la entregó a Rin con una sonrisa. Asombrada, la pequeña sostuvo el plástico en sus dedos y le pregunto que significaba eso.
“Y esto? Tiene mi nombre!”
“Es un regalo!”
“Pero Sesshoumaru estas seguro?”
“Claro, cómprate cosas lindas para poder quitártelas!”
“Jejejeje!”
Rin le dio las gracias plantándole un sonoro beso, mientras pensaba en todo lo que podría comprarse para que el doctor se lo quitara muy despacio o de un solo tirón. Inspeccionando más de cerca el plástico, notó un número de cuenta y le preguntó al doctor por eso. Con una mirada intensa, le dijo que era su cuenta personal.
“Oh wow! Tu si que sabes conquistar a una mujer!”
Sesshoumaru se echó la risa ronca y sexy que tanto le gustaba a Rin, y ella se lo hizo saber abrazándolo por el cuelo y dándole un beso en la mejilla.
“Me encanta cuando te ríes así, te ves tan sexy y varonil!”
Sesshoumaru la tomó de la mano, y así salieron de la habitación. Ese día pasearon por todo Kure tomados de la mano, el doctor disfrutó verla volverse loca comprando cuanta cosa bonita se encontraba, todo con su nueva tarjeta.
Era todo un elixir estar juntos, con la libertad de poder besarse y abrazarse frente a cualquier persona que quisiera verlos. Cuando ya fue tiempo de comer, Rin lo condujo al lugar favorito de su madre, un restaurante hermoso y con un ambiente tranquilo.
Sentados uno al lado del otro, Rin le describió con detalle todo lo que recordaba de sus viajes a Kure. Con una sonrisa le dijo que a partir de ahora, aquel pueblo tendría un significado muy especial gracias a él. El doctor estaba tan embelezado con ella, que prácticamente no pronunciaba palabra.
“Doctor que tienes porque no me dices nada?”
“Rin…estoy feliz!”
A la gatita se le cayo la expresión, y sintió un escalofrió en la espalda, era tan raro ver al doctor ser tan comunicativo que no pudo controlarse y le dio un abrazo cálido y emocionado.
Dándole un besito en la sien, Sesshoumaru se dejó envolver por su ternura, dándole las gracias en un susurro. Emocionada, la gatita le dijo que era un placer y le aseguró que su compañía, amistad y ahora amor, eran la razón por la que era una mujer feliz.
Terminaron de comer y la gatita sugirió que fueran a dar un paseo que durara hasta la noche, porque el cielo estrellado de Kure era un espectáculo digno de ver. Sesshoumaru la tomó de la mano y la condujo hasta el mismo lugar donde le había confesado su amor el día anterior.
Rin se sentó de espaldas a él, para que pudiera rodearla con ambos brazos protectoramente. Fue un atardecer hermoso y cuando las estrellas asomaron su brillante rostro en el firmamento, fue un espectáculo maravilloso, que de alguna forma reflejaba los sentimientos de completa felicidad, que le daba saber que Rin era suya.
……………………… 8230;…………………
Sesshoumaru procuró no moverse demasiado para no despertarla. Estaba despierto hacia media hora contemplándola, varias veces sucumbió a la tentación de levantar la sábana, para ver aquella figura desnuda.
El sentimiento que le daba sentirse dueño de su cuerpo era algo que nunca había experimentado con tanta intensidad como ahora. Todos esos interminables meses de admirarla y desearla en silencio, no eran nada comparado a lo que sentía saber que como él, su gatita lo amaba.
Retiró la sábana una vez mas, la miró un instante y luego se inclinó sobre ella, recorriendo la espalda con tiernos besos, a los que Rin solo reaccionaba con leves gemidos en estado de semi somnolencia.
Siguió besándola con lentitud y dedicación, mordisqueándola juguetonamente y gruñendo como si fuera un perrito. Cuando la mordió y gruño por tercera vez, Rin no pudo contener la risa por más tiempo, y se puso boca arriba para poder ver a su atacante.
“Oye doctor!”
“Hola pequeña, dormiste bien?”
“Claro, dormí contigo!”
Sesshoumaru se acostó de lado junto a ella jugando con un mechón de cabello entre sus dedos. Sus ojos estaban llenos de un brillo que a Rin le daba escalofríos, él quería decirle tantas cosas pero las palabras se desvanecían en sus labios, cautivado por la belleza de Rin.
Delineándole el rostro con el dedo, le recordó que regresarían a Tokio en la tarde. Al escucharlo, Rin torció la boca y se acurrucó él acariciándole el pecho con la mano.
“Que pereza, quiero quedarme aquí!”
“Jajaja igual yo, pero tenemos clases. Además, tienes una madrastra y una mejor amiga que se mueren por hablar contigo!”
Rin soltó la risa al imaginarse la ansiedad y conjeturas que Deborah y Kagome estarían haciendo de su fin de semana de amor. Como era temprano, la gatita se volvió acomodar junto a él y le pidió que tomaran el último tren hacia Tokio para poder disfrutar lo que les quedaba de ese día.
“Lo que tu digas pequeña!”
“Jejeje me gusta que me digas así!”
“Lo suponía!”
“Cuando me llamas así, me siento protegida y muy querida!”
Sesshoumaru la sostuvo por la mejilla y le dijo que no tuviera dudas de eso, porque para él, ella era como un tesoro. Al escucharlo, Rin se lanzó sobre él con una sonrisa, le dio un besito en los labios y luego, se puso a brincar en la cama gritando `el doctor me quiere' como si fuera una canción.
El Grandulón la miraba maravillado, estaba completamente desnuda y con un ataque de felicidad contagioso. Cerrando brevemente los ojos, dirigió la mirada más allá de su cintura, solo para comprobar lo que sentía, estaba completamente erecto y deseando a Rin mas que nunca.
Con un suave movimiento, sostuvo a su gatita por un brazo y la atrajo hacia él, Rin se dejó caer con una sonrisa y antes de que Sesshoumaru pudiera decir algo, se acomodó para tomarlo entre sus manos y acariciarlo con suavidad.
“Mmmm…que `fuerte' eres doctor!”
Haciendo un despliegue de coquetería totalmente inesperado, Sesshoumaru le guiñó un ojo y deslizó el dedo índice, desde el cuello de Rin, entre sus senos hasta llegar al ombligo.
“Estoy para servirte gatita!”
Rin abrió la boca y soltó una burbujeante carcajada y empezó a besarlo con amor, pegándose a él, en una insinuación silenciosa. Aquella actitud tan sensual y provocadora, mandaba todo pensamiento coherente a volar por los aires, lo único en que podía pensar era en hacerle el amor.
Empujándola de espaldas a la cama, Sesshoumaru siguió besándola y acariciándola con pasión y luego con agilidad se deslizó dentro de ella. Una vez con sus cuerpos unidos, el doctor empezó a moverse lentamente, entrando y saliendo de ella con suavidad, Rin solo gemía de placer, aferrándose a él por la espalda.
Hacer el amor con Sesshoumaru era todo lo que Rin había soñado y mas, porque era un amante dedicado y atento a las necesidades de su pareja, sin embargo era tan apasionado que la dejaba exhausta y sin fuerzas para corresponderle las `atenciones'.
Feliz con la expresividad física de Rin, el doctor le susurró al oído que tenía una voz muy sexy y sensual. La gatita se retorció ante aquellas palabras y balbuceó su nombre suavemente. No pasó mucho tiempo para que la descarga de adrenalina inundara sus cuerpos y se entregaran abrazados a un sueño reparador, hasta media mañana.
Cuando despertaron, volvieron a compartir el baño y disfrutaron del resto del día con una sonrisa. De regreso a Tokio, Rin se quedó dormida en brazos de Sesshoumaru, que tuvo todo ese tiempo para pensar en el futuro que deseaba, futuro que incluía a Rin en todo.
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A/N: Espero que la espera haya valido la pena!
Las quiero a todas, gracias por sus reviews que son el sueño de cualquier escritor de fics!!
Gracias por leer!
Besitos y abrazos, Z