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Capítulo 24
 
Giro
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Rin se estaba despidiendo de su hermano para irse a la casa, cuando sintió que alguien la miraba insistentemente. Con el corazón acelerado, se volvió topándose con Sesshoumaru, viéndola de pie en el pasillo. Inmediatamente sintió un hueco en el estómago y con una media sonrisa, lo saludó secamente.
 
“Hola!”
 
Sesshoumaru no dijo nada, solo la admiró y dejó que el escalofrío se esparciera por todo su cuerpo. Durante los últimos días, había tratado de evadir la voz de su conciencia, que le gritaba y suplicaba volver con la gatita. Era como si después de verla y hablar con ella sin pensar que lo había dejado solo, algo dentro suyo se hubiera resquebrajado o suavizado y ahora era él quien deseaba encontrársela para poder conversar.
 
“Hola Rin! Como estás?”
 
“Bien gracias, ya me iba!”
 
Rin aferró su bolso y cerró el puño, por el rabillo del ojo vio a Sayo acercarse con una mirada asesina y no estaba dispuesta a tolerar otra escena. Sayo no tenía dudas que estaba perdiendo a Sesshoumaru por culpa de Rin y estaba decidida a pelear por él hasta lo último.
 
Conteniéndose lo más que pudo, Sayo caminó hacia ellos con el rostro desfigurado. Lo que mas rabia le daba, era ver que Rin dibujaba una sonrisa en él y lograba con solo estar cerca, que los ojos de su amado Sesshoumaru, brillaran con una intensidad única. Sin ganas de protagonizar otro escándalo o permitirse una humillación más, la gatita se apresuró a despedirse.
 
“No quiero escenas, así que me voy!”
 
“No te vallas Rin!”
 
Sesshoumaru la tomó del brazo impidiéndole marcharse, con el pasar de los días y viéndola ocasionalmente a la hora de la comida, todas y cada una de sus memorias con ella habían regresado para recordarle lo que era la verdadera felicidad; haciendo que su corazón y su conciencia le pidieran a gritos volver con ella. Furiosa, Sayo los siguió, diciéndole `mi amor' en un tono meloso y desafiante, que se le metió a Rin bajo la piel y la hizo rabiar.
 
“Mi amor necesito hablar contigo!”
 
El ni se inmutó, necesitaba hablar con ella aunque fuera solo un instante. Estaba a punto de decirle algo, cuando Sayo les dio alcance. Como una fiera enloquecida, la doctora zarandeó a la gatita por un brazo con furia y de un solo empujón la apartó del doctor.
 
“Aléjate de mi novio zorra!”
 
Con la mirada teñida de celos, y antes de que Rin pudiera reaccionar, Sayo levantó la mano soltándole una brutal cachetada. En ese momento, tanto Sesshoumaru como Kai vieron todo en cámara lenta. Loca de rabia y azuzada por el dolor en su mejilla, Rin tomó a Sayo por el cabello y la hizo arrodillarse.
 
“A quien le dices zorra? Ya me cansaste, no te atrevas a tocarme otra vez o limpiaré el piso contigo entendiste?!”
 
Antes de que Sayo pudiera hacer algo, Rin la tomó de una mano doblando todos sus dedos hacia atrás. Era una simple pero dolorosa maniobra que había aprendido en sus clases de defensa personal, que paralizaba hasta el más fiero atacante. Con el rostro desfigurado más por la humillación que por el dolor, Sayo sacó su repertorio de palabrotas y se las dedicó a Rin, que las recibió con una sonrisa burlona.
 
“Hablare con él cuando me de la gana, después de todo yo tuve el placer de tenerlo primero, que no se te olvide eso!”
 
“Tu lo dejaste solo ahora es mío!”
 
“Esto duele verdad?”
 
“Maldita!”
 
“Déjame tranquila o la próxima vez te romperé todos los dedos, entendiste loca?”
 
Sayo sintió que Rin ponía mas presión sobre su mano y apretando los dientes hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Paralizados como estatuas, Sesshoumaru y Kai observaban a la gatita transformada en una feroz leona. Algo dentro del doctor se agitó, jamás se había visto envuelto en una situación como esa antes, dos mujeres peleándose su atención. Junto a él, Kai se echó una risita de ver a su hermana defenderse como una verdadera gatita furiosa.
 
Complacida con la respuesta de Sayo, Rin la soltó. La doctora no se atrevió a hacer nada porque sentía la mirada fija de Sesshoumaru sobre ella. Además en el fondo, se sentía amedrentada por Rin ya que su novio no era el mismo desde que ella había regresado. Sacudiéndose la gabacha, se adelantó hacia el Grandulón preguntándole porque no la había defendido.
 
Con la mejilla adolorida, la gatita se refugió en Kai. A tan solo un par de pasos, Sayo y Sesshoumaru se enfrascaban en una discusión embarazosa, donde el doctor le preguntaba si estaba loca atacando a Rin. Cegada por la cólera, Sayo le increpó porque la había saludado si le había prometido que nunca más le hablaría.
 
“Yo nunca te prometí eso, estas actuando irracionalmente. Ella no estaba haciendo nada, yo quería hablar con ella”
 
“Hablar? De que maldita sea?! Tu eres mi novio que no se te olvide Sesshoumaru!”
 
Al desviar la mirada, Sesshoumaru vio con horror como todos los ojos estaban sobre ellos. La expresión en el rostro de Rin era de total asombro, como si fuera un completo desconocido para ella. Lo que era peor, todas las enfermeras y algunos pacientes estaban ahí con los ojos desorbitados presenciando la escena.
 
En ese instante, el doctor sintió que toda la sangre le bajaba de golpe a sus pies y se sintió humillado de sostener una discusión con su posesiva e irracional novia en pleno pasillo. Para completar el drama, como una completa desquiciada, había abofeteado a Rin y todos sabían quien era su padre. Ver la mejilla roja de la gatita lanzó al doctor al plano mas gélido de toda su vida y con voz cavernosa le dijo a su novia un simple `basta'.
 
Sayo sintió la sangre hervir y estaba a punto de perder la calma otra vez, pero Sesshoumaru se volteó a verla con los ojos encendidos. No tuvo que decir nada para que se quedara inmóvil. Resoplando con furia, la doctora dio media vuelta y se fue, antes de alejarse, le lanzó una mirada asesina a su rival y entre dientes le dijo que se cuidara.
 
Rin se mofó restándole importancia a la amenaza y le pidió a Kai un poco de hielo. Sin siquiera mirar a Sesshoumaru, ambos se alejaron en busca de una camilla y una compresa fría. De pie en el pasillo, Sesshoumaru se quedó un par de segundos de pie, con la cabeza a punto de estallar. A sus espaldas, una de las enfermeras veteranas se le acercó y le puso la mano en el hombro.
 
“Doctor Youkai se encuentra bien?”
 
“Si gracias!”
 
“Que bueno!”
 
La mujer se alejó y todos los demás espectadores volvieron a sus labores como si nada hubiera pasado, sin embargo, Sesshoumaru sabía que la noticia de aquella escena se iba regar como pólvora y decidió que antes de cualquier cosa, hablaría con el Sensei.
 
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Cuando Folken vio a Sesshoumaru entrar a su despacho, supo que algo lo preocupaba y solo espero que no se tratara de Rin, aunque en el fondo sabía que era exactamente eso. El papá gato escuchó con atención y sin interrumpir al que deseaba fuera su yerno. Cuando terminó le aseguró que no intervendría en aquel asunto, porque esperaba que fuera él mismo que lo resolviera.
 
“Mira muchacho sé que tu y Sayo son novios pero confío en que no harás nada que perjudique a mi princesa. Ella es una muchacha buena y aunque todavía te…el punto es que ella respeta tu noviazgo. Sobre Sayo…bueno eso es algo que solo tu puedes resolver…- El Sensei hizo una pausa y se quitó los anteojos para seguir hablando… - me han llegado quejas de la agresividad de esa muchacha y todo es desde que la princesa regresó. Rin me jura que ella no la ha provocado y yo le creo, así que como comprenderás no me hace feliz que una de las doctoras de mi hospital, por mas brillante que sea, le ande soltando cachetadas a mi hija.”
 
Sesshoumaru sintió su cuerpo flácido por un segundo al escuchar a su Sensei tropezar con sus propias palabras y no terminaba la frase sobre Rin. Tenía sospechas que Rin aún lo amaba pero necesitaba escucharlo en concreto. Saber que le habían llegado quejas por las escenas que montaba su novia, simplemente lo ponía del peor humor imaginable.
 
“La gatita…perdón, Rin le dijo la verdad ella no la ha provocado. Lamento mucho que por mi culpa le hayan llegado quejas!...Sensei?”
 
“Dime Sesshoumaru!”
 
“Ella estuvo con alguien mientras vivió en Francia?”
 
Folken torció la boca en una sonrisa pícara, igual a la de Rin y le dijo que había tenido un novio por un par de meses.
 
“Nadie de peso muchacho, por el contrario, tenía muchas fotos de su doctor favorito, decía que era para no olvidar!”
 
Sesshoumaru sintió como una corriente eléctrica sacudiera todo su cuerpo y se atrevió a preguntarle al Sensei si su hija seguía enamorada de él. Soltando una risita, Folken le respondió con una evasiva.
 
“Ahh eso es algo que tienes que preguntarle a la gatita, suerte!”
 
“Gracias la voy a necesitar!”
 
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1 hora después…
 
Rin estaba recostada en un rincón de la cocina con la mirada fija en el piso y una expresión desolada en el rostro. Al entrar a la cocina, todos vieron a Sesshoumaru con mal modo, el rumor de la pelea entre la doctora y la chef se había regado como pólvora y era claro quien era la más popular de las dos.
 
En cuanto Sesshoumaru empezó a caminar hacia ella, Yako lo interceptó pidiéndole que no causara más problemas, porque suficientes molestias le habían dado a Rin por su culpa. Sin entender muy bien lo que el hombre trataba de decirle, Sesshoumaru le dijo que se explicara. Mientras, su ruidosa conciencia exigía dejar a Sayo y volver con Rin.
 
“Hazme caso infeliz, deja a la doctora y volvamos ya con la gatita!”
 
“Quieres callarte? Quiero escuchar lo que este hombre tiene que decir!”
 
“Puras cosas malas de la loca esa novia tuya!”
 
Dejando de lado aquella discusión mental, Sesshoumaru escuchó a Yako con la mandíbula apretada. Cada palabra que Yako pronunciaba, solo servía para convencerse un poco más de lo equivocado que estaba
 
“Mire doctor voy a ser franco, suficiente con las insolencias de su novia. Rin viene a trabajar tranquila sin molestar a nadie; así que no me parece justo que también venga usted atormentarla, mire como le dejó la cara la loca esa…”
 
“Yako! Gracias por defenderme pero no es necesario. La doctora no volverá a importunarnos!”
 
Al escuchar a Rin detrás suyo, Yako le hizo una reverencia a Sesshoumaru y se concentró en sus deberes, dándoles privacidad, igual que el resto del personal. Con una expresión endurecida y los ojos llorosos, Rin le habló al doctor con tono hueco.
 
“Si vienes a reclamarme no pienso retractarme, esta vez se pasó de la raya! Yo no hice nada!”
 
“Tienes razón. La verdad vine a ver como estabas? Y si es posible para que hablemos”
 
“Estoy bien gracias, pero no tengo nada que hablar contigo!”
 
Sesshoumaru se la quedó viendo mientras se palpaba la mejilla y hacia un gesto de dolor. Acercándose sigilosamente, la obligó a que lo dejara revisar el golpe, se sintió mareado al ver la fuerza con su novia la había golpeado.
 
“Porque no quieres hablar?”
 
“Porque no! Déjame tranquila por favor, ya Kai me revisó!”
 
El doctor sintió la amargura y despecho en la actitud de Rin como un cuchillo caliente en el pecho y su desesperación se hizo aún mayor. Tenía que recuperar algo de su pasada relación aunque solo fueran amigos.
 
“Lamento mucho el comportamiento de Sayo!”
 
“Como sea. Ahora, si no es mucha molestia doctor Youkai, quisiera volver a trabajar!”
 
Tomándola por el brazo con suavidad, la obligó a mirarlo y hablarle, pidiéndole que no fuera tan arisca. Con los ojos aguados y el ceño fruncido, Rin soltó una risa amarga y le preguntó como no quería que fuera arisca sino no estaban juntos y él la había cambiado por otra mujer. Impactado por tanta sinceridad, Sesshoumaru se quedó mudo pero tampoco la soltó. Luego le dijo que quería que fueran amigos.
 
“Yo no quiero ser tu amiga…quiero que seas mío como antes. Tenerte en mi cama diciéndome que me amas, sentirte entre mis piernas haciéndome el amor, besando todo mi cuerpo, cocinar para ti, ver películas abrazados en el sofá…estar juntos. Sino puedo tener eso, no quiero nada tuyo!”
 
Ante aquellas palabras, Sesshoumaru se sintió inundado por una agradable tibieza que le nublaba la vista. Levantando la otra mano la sostuvo por un segundo, con la mirada perdida en las profundidades de sus hermosos y expresivos ojos verdes, pero sin poder pronunciar una sola palabra. Completamente expuesta, de alma y corazón, Rin esperó en vano que él reaccionara, cuando los minutos pasaron y Sesshoumaru siguió sin decir nada, se soltó y en un susurro le pidió nuevamente que se fuera, lo que él hizo sin chistar.
 
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1 semana después…
 
Rin terminó de darle instrucciones a Yako y le dijo que volvería en una hora, después que le sacaran sangre. Había aplazado aquel examen suficientes días y ahora su padre quería estar seguro que estaba bien.
 
“Estas bien Rin?”
 
“Si, es un examen de rutina. Hace unos meses tuve un poco de anemia y mi papá dice que estoy delgada y se preocupa. Estoy bien!”
 
“Claro!”
 
Yako sonrió y mentalmente estuvo de acuerdo con el Sensei, Rin estaba delgada y había días que llegaba ojerosa y con ojos de haber llorado toda la noche. Mientras caminaba hacia donde iban a sacarle la muestra, la gatita deseó poder ver al doctor por casualidad. No lo había vuelto a ver desde su `conversación' en la cocina y le hacia falta. Con el pasar de los días la idea de haber perdido a Sesshoumaru se hacia cada vez mas una realidad, y sin embargo, siempre se descubría con ganas de encontrárselo o escuchar su voz.
 
Al llegar al laboratorio, una enfermera la recibió con una gran sonrisa y le dijo que pasara a la salita contigua porque en cualquier momento la atenderían. Sin decir nada, Rin entró a la estancia, se sentó en la camilla y empezó a enrollarse la manga. Podía distinguir una bata blanca a través de una fina cortina y supuso que le tocaría algún estudiante de medicina, que necesitaba practicar.
 
“Buenos días, ya estoy lista!”
 
Como no obtuvo respuesta, decidió recostarse en la camilla a esperar que saliera, acabar con ese martirio y así complacer a su padre. Los minutos pasaron y como estaba en ayunas, Rin sintió la necesidad de cerrar los ojos y pensar en cosas lindas, ósea sus recuerdos de cuando Sesshoumaru la amaba.
 
Se sumergió tanto en sus pensamientos, que no escuchó cuando la cortina se corrió y Sesshoumaru estaba de pie viéndola con la jeringa en la mano y una sonrisa que le iluminaba las facciones. Sabía perfectamente que la gatita era una miedosa y supuso que tenía los ojos cerrados para no ver la aguja.
 
Acercándose procurando no hacer ruido, Sesshoumaru se detuvo junto a la camilla y puso su mano sobre la de ella con suavidad. Sacada de sus agradables pensamientos, por la tibieza de una mano fuerte, Rin abrió los ojos de golpe. La expresión de tranquilidad se transformó en asombro cuando se vio reflejada en los ojos dorados de sus sueños.
 
“Buenos días gatita, estas lista?”
 
“B-buenos días…me dijiste gatita?!”
 
“Ajá, algún problema?”
 
“Pues…sí, tu ya no me quieres!”
 
“Mmm hablamos de eso en un momento, ahora cierra los ojos!”
 
“Pero…!”
 
El reproche de Rin se evaporó al sentir la aguja penetrar su piel. Sin atreverse a mirarlo, desvió sus ojos a un punto fijo en la pared, tratando de dar sentido a la actitud de Sesshoumaru. Desde su regreso, ni una sola vez la había llamado gatita y al hacerlo era como si volvieran a ser una pareja. Además, que la tratara como a una niña le recordaba la forma atenta en que acostumbraba cuidarla.
 
Una vez que el tubo estuvo lleno con el preciado líquido rojo, Sesshoumaru le dijo en un tono pausado que permaneciera acostada. Con los ojos clavados en él como dos dagas, Rin no dijo nada y se quedó quieta en la camilla. Sesshoumaru desapareció tras la puerta y volvió un minuto después llevando entre los dedos un caramelo rojo.
 
Al acercarse a la camilla le entregó el caramelo, diciéndole que eran sus favoritos. Con el ceño fruncido y pensando que probablemente estaba en un plano de realidad ajeno al suyo. Rin le quitó el papel al dulce y se lo metió a la boca, todo sin perder al doctor de vista. Luego, Sesshoumaru hizo algo inesperado y acercó una silla como dispuesto a conversar. Sin decir nada y con los ojos muy abiertos, ella esperó a ver que le decía.
 
“Ahora gatita hay algo que he querido preguntarte!”
 
“Preguntarme, estas seguro?”
 
“Muy seguro, mientras estuviste en Francia, tuviste novio?”
 
“Disculpa? Que rayos te pasa?”
 
“A mi nada, puedes contestar la pregunta?”
 
Haciendo un puchero por no entender que estaba sucediendo, Rin le volvió a preguntar si se sentía bien o por casualidad se había tomado los calmantes de alguno de los pacientes del hospital, porque no comprendía porque la repentina amabilidad si él ya no la quería.
 
Después de asegurarle que se sentía de lo mejor, le pidió nuevamente que le respondiera si había tenido novio en Francia. Desubicada por la ecuanimidad del Grandulón, Rin se resignó a responderle, haciendo una nota mental de que si estaba jugando con ella buscaría la forma de vengarse.
 
“Si es tanto el afán por saber, si tuve algo parecido a un novio pero no funcionó!”
 
“Porque?”
 
“Porque no!”
 
“Eso no es una respuesta Rin!”
 
“Que raro estas, si esto es alguna clase de broma pesada ya vas a ver!”
 
“Quiero saber porque no funcionaron las cosas con tu novio francés?”
 
Al borde de la histeria, Rin apretó los dientes y finalmente le dio algo parecido a una respuesta. Las palabras femeninas eran para Sesshoumaru, como música.
 
“Rayos! Jean no era mi novio salimos solo un mes y si tanto te interesa, estaba acostumbrada a algo muy distinto de lo que él me daba…eran muchas cosas…”
 
“Dime una!”
 
“Disculpa?”
 
“Puedes decirme una cosa de las que estabas acostumbrada y tu novio no te daba?”
 
Rin se lo quedó viendo como si no lo reconociera y decidió dejarlo callado de un solo plumazo. Empezó hablar mientras se acomodaba en la camilla y se bajaba la manga, dispuesta a irse de ahí una vez que Sesshoumaru dejara de jugar con ella.
 
“Si tanto insistes…El no me despertaba de madrugada con sus labios entre mis piernas!”
 
Sesshoumaru entrecerró los ojos cuando la escuchó. Consciente de lo directa que estaba siendo, Rin se encogió de hombros y le dijo que él le había preguntado.
 
“Porque pones esos ojos? Tu me preguntaste, que, ya no te acuerdas de esas madrugadas? Ay si no me digas! seguro que la Dra. sicótica es una fiera en la cama, apuesto que no me llega ni a los talones…es que no puedo creer que ya no me quieras y estés con esa loca celosa…ósea yo nunca te hice semejantes escenas ni nada, estas tan cambiado…y yo que pase tres años pensando en ti como una idiota!”
 
Rin dijo todo eso sin esperar ninguna respuesta y sin verlo. Al terminar de hablar, se atrevió hacer contacto visual y su corazón se paralizó al notar que la forma como la miraba. En ese momento, reconoció al hombre que amaba y los últimos días entre ellos se esfumaron por arte de magia. De pronto era como si el tiempo no existiera y la nostalgia y un amor aún latente los envolviera.
 
Acercándose a ella con los ojos chispeantes, Sesshoumaru le dijo que nunca podría olvidar esas madrugadas, su risa, sus mimos o su cuerpo tibio en las mañanas de fin de semana. Temblando de pies a cabeza, Rin parpadeó en shock, mientras se aferraba a la camilla para controlar el impulso de tirársele encima y besarlo. Justo ahí, el localizador en la cintura de Sesshoumaru empezó a vibrar.
 
Resoplando con desesperación y maldiciendo a quien lo llamaba, Sesshoumaru se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla con los labios entreabiertos, rozándola con la punta de la lengua. Completamente erizada, Rin movió su mano para mezclarse con la creciente melena rubia y sentir la cabeza de Sesshoumaru bajo sus dedos. Al contacto, el doctor cerró los ojos y le habló como cuando eran novios.
 
“Eso se siente delicioso gatita!”
 
Rin sintió el corazón en la boca al escucharlo y nerviosa, tragó saliva. Completamente motivada, movió sus manos hasta acariciar el rostro directamente con los dedos. Conteniendo el aliento, el doctor sonrió y le dijo que tenían mucho que conversar.
 
“Conversar? Ya sabes lo que yo quiero y a menos que quieras dármelo no tengo nada que hablar contigo!”
 
Sosteniéndole el rostro con ambas manos, Sesshoumaru la besó en los labios con ternura, diciéndole que conversar podía pasar al último puesto de la lista de cosas pendientes entre ellos. Sin poder creer que la hubiera besado o que todo eso estaba pasando, Rin deslizó sus manos bajo la camiseta para sentirlo y convencerse de que no estaba soñando. Luego se apoyó en él suavemente, preguntándole si eso era un sueño.
 
“No gatita, no estás soñando!”
 
Sesshoumaru la sintió sonreírse contra su pecho y en un segundo su ropa se humedeció por las lágrimas. Sujetándola por la barbilla, le dijo que tenía que darle la oportunidad de reivindicarse por haberla hecho sufrir todos esos días.
 
“Estas siendo sincero verdad que sí Grandulón?”
 
“Si pequeña!”
 
Rin se volvió acurrucar en él, en ese momento el localizador vibró por segunda vez y la enfermera entró a la estancia, diciendo que era una emergencia y lo necesitaban. Al verlos, la mujer sonrió y salió del cuarto feliz. Separándose de él como si hacerlo le doliera, Rin le dijo que se iba a trabajar.
 
“Me voy doctor, gracias por sacarme sangre. Nos vemos mas tarde!”
 
El Grandulón permaneció en silencio y sonriente, estaba recordando las veces que la había despertado con la cabeza entre sus muslos. Jamás había hecho algo semejante con Susan, menos con Sayo. Solo su amada gatita despertaba en él semejante pasión y deseo. Una vez que Rin se perdió por el corredor, se apresuró en atender la llamada.
 
Estaba seguro que la gatita iría a visitar a su padre, y si se apresuraba, podría seguir con aquella conversación ese mismo día. Su mente y su corazón finalmente se habían sincronizado para dejar a Sayo y volver a los brazos de Rin. Una vez que tuvo al paciente controlado, se dispuso a buscarla.
 
………………………
 
Rin llegó a la oficina de su padre con el estómago en la boca de la emoción, después de todo su doctor la amaba. Al verla entrar, su padre la recibió con un gran abrazo y un beso.
 
“Hola Angel ya te hiciste el examen de sangre?”
 
“Si papi, lo mandaste a él, gracias!”
 
“El me lo pidió yo solo ayudé un poco…y bien, como te fue?”
 
“Estoy segura que me quiere pero…no sé…!”
 
“Te preocupa la reacción de Sayo?”
 
“Claro, realmente no me importa si se me tira encima yo me puedo defender, pero me da miedo que no nos deje ser felices. Papá yo se que Sesshoumaru es para mí, pero y si ella no lo entiende?”
 
“Estoy seguro que Sesshoumaru se encargará de eso!”
 
“Si creo que tienes razón!”
 
Rin sonrió sinceramente, como no lo había hecho desde su regreso, se notaba que la felicidad le venía de adentro. Aliviado, su padre la rodeó en un cariñoso abrazo y le dijo que solo tuviera cuidado con Sayo. No pasó mucho tiempo para que la asistente anunciara que el doctor Youkai estaba fuera en el despacho. Folken sonrió picándole el ojo a la gatita y le dijo a su asistente que lo hiciera pasar.
 
Rin dio un gran suspiro y esperó que la puerta se abriera. La puerta se movió y Sesshoumaru entró la oficina con una mirada vivaz. Luego de saludar al papá Gato, se volvió hacia Rin y le preguntó casualmente si podían hablar en privado. Fingiendo indiferencia, Folken fijó la mirada en la pantalla de su computadora y se despidió de su ángel.
 
“Nos vemos más tarde Papi”
 
“Sé una buena niña!”
 
“Siempre!”
 
Rin siguió a Sesshoumaru fuera de la oficina en silencio. Tan pronto estuvieron en el pasillo, la tomó de la mano y la condujo a un salón de espera desierto. Mientras caminaban, la miró un par de veces y lo único que la gatita hizo fue sonreír inocentemente. Al llegar a la sala, Sesshoumaru la sentó frente a él, mirándola como si quisiera comérsela a besos. Consciente de aquella mirada, la gatita no pudo evitar una risita nerviosa. Sujetándola por la barbilla, le dijo que tenía prohibido reírse.
 
“Porque no me puedo reír doctor?”
 
“Porque no, me desconcentras. Eres una gatita muy atrevida, que tal que hubiera entrado la enfermera en el momento que me decías semejante intimidad?”
 
“Tu me preguntaste yo solo te respondí!”
 
“No te pases de lista gatita!”
 
“Jejeje!”
 
Mientras se reía sintiendo burbujas en el estómago, Rin estiró ambas manos para acariciarlo por el cuello; incapaz de resistir las caricias, el doctor dejó escapar una bocanada de aire. Era tan fácil quererla que no tenía sentido seguir negándolo y privarse de aquella mujer maravillosa. Le encantaba que con una sola mirada, pudiera comprender que aún la amaba y fuera capaz de convertirse en la gatita sensual y amorosa que tanto extrañaba.
 
“Porque me dejaste solo?”
 
Rin soltó una suave carcajada porque sabía que eso era todo el problema entre ellos, el resentimiento que Sesshoumaru sentía de haberse quedado solo.
 
“Necesitabas estar solo!”
 
“Tu que sabes gatita?”
 
“Me encanta como se iluminan tus ojos cuando me dices gatita. Te he extrañado tanto, le peor de todo fue dormir sola, me hace falta tu olor en mis sábanas, el calorcito de tus brazotes, tus besos y mimos…”
 
“Mmm con que si?”
 
Con una sonrisa que le iluminaba el rostro, la gatita se movió acomodándose en el regazo masculino con soltura. Sesshoumaru no decía nada, solo la miraba sin pestañear, disfrutando sentir las manos de Rin masajear su cabeza. Bajando sus manos hasta el pecho, le dijo que se veía muy atractivo con su bata de doctor y su estetoscopio.
 
“Gracias, también estoy estrenando reloj!”
 
Carcajeándose, Rin deslizó sus manos bajo la camiseta como había hecho antes, solo que esta vez se tomó el tiempo para acariciarlo y delinearle cada músculo del pecho.
 
“Lo único que no me gusta es que tienes el cabello muy corto, extraño mi melena rubia es que tienes un pelo demasiado lindo y suave para estar tan corto!”
 
“Tu melena rubia?”
 
“Claro, tu eres mío es que te acabas de dar cuenta por eso te perdono!”
 
“Tu me perdonas a mi? Eres una atrevida, me dejaste solo tres años y regresaste esperando que yo me tirara a tus brazos!”
 
Rin se carcajeó y le preguntó hasta cuando pensaba reclamarle por eso, soltando la risa gruesa que Rin encontraba tan sexy, le dijo que se las iba cobrar en pequeñas cantidades todo el tiempo que había estado solo.
 
“Jejeje me parece bien, cuando empiezas a `cobrarme'?...pero cuando vas a decirle a ella?”
 
“Las cosas entre nosotros están tensas desde que apareciste…te soy sincero, siento lástima por ella porque en el fondo sabe como me siento. Desde el día en la cocina no hemos parado de pelear, dice que estoy cambiado y es que no he podido dejar de pensar en ti y lo que me dijiste”
 
“Tu quieres lo mismo verdad?”
 
Sesshoumaru sonrió mientras dejaba que su mano la rodeara por la cintura. Quería besarla pero le parecía mas excitante hacerla esperar y que fuera ella quien lo besara a él.
 
“Puede ser…!”
 
“No mientas, tus ojitos te delatan…por cierto, como esta `mi bebé', le hago falta?”
 
Sesshoumaru entrecerró los ojos porque era imposible resistirse a los encantos de Rin y menos cuando tocaba aquel tema. El extrañaba todo de ella y aunque Sayo era apasionada, nunca como la gatita. Viendo el brillo en los ojos masculinos y luciendo una sonrisa traviesa, Rin estiró la mano rozando a Sesshoumaru por la cintura. El no se movió pero sus ojos se iluminaron un poco más.
 
“Pórtate bien pequeña!”
 
“Yo creo que si me extraña, es más, me parece que está despierto!”
 
Sesshoumaru apretó los dientes y no hizo ningún intento por negar que el bebé estaba despierto y deseoso de estar dentro de Rin. Al ver la expresión de felicidad femenina, levantó una ceja como si quisiera reclamarle por ser tan atrevida y hostigarlo.
 
“Tu papá te dijo que fueras una buena niña recuerdas?”
 
“Jejejeje yo me estoy portando súper bien”
 
Al verla sonreír, Sesshoumaru se sintió embelezado y apretó un poco mas la mano alrededor de la cintura. Pegándose más, Rin le acarició el rostro jugando con sus labios.
 
“Te extrañé tanto!...Doctor te acuerdas de Kure?”
 
“Vagamente!”
 
“No digas mentiras!”
 
Esta vez Sesshoumaru soltó una sonora carcajada y la estrechó contra él con desesperación, no sabía cuanto mas podría soportar sin besarla y Kure era un recuerdo excitante. Perdida en los profundos ojos frente a ella, Rin suspiró y en un susurro le dijo que lo amaba.
Sesshoumaru saboreó aquellas palabras porque ero era lo único que necesitaba saber. El la amaba y estaba listo para ser feliz otra vez. Cediendo a sus sentimientos, enredó los dedos en la melena oscura y sedosa. Rin sonrió y segura, se inclinó dándole un besito, mordisqueándole el labio y deslizando la lengua dentro suavemente.
 
Transformándose en una pareja instantáneamente, el doctor subió ambas manos y acarició la suave piel bajo la blusa. Sin dejar de besarse, Rin escurrió los dedos bajo el pantalón y dentro de la ropa interior para acariciarlo. Fascinado, el doctor soltó una carcajada y entre dientes le dijo que fuera una buena niña.
 
Siguieron besándose hasta que necesitaron tomar aire, estrechándola con firmeza y hablándole al oído, le dijo que la amaba y le prometiera no dejarlo solo nunca más. Conmovida, y con la voz quebrada, le dijo que no iría a ningún lado a menos que él la acompañara.
 
“Me parece justo!”
 
“Te vas a tener que casar conmigo doctor!”
 
“Que inteligente eres Gatita!”
 
“Siiiii!”
 
Esta vez el beso fue profundo, apasionado y Rin sintió las manos de Sesshoumaru acariciar su pecho, haciéndola revivir las noches de amor a manos de aquel hombre intenso. Dominada por el deseo, le dio rienda suelta a su mano y tomó al doctor con los dedos, estaba completamente erecto y la intensidad del beso se estaba volviendo deliciosamente salvaje.
 
Gimiendo de desesperación, Rin le dijo que lo deseaba pero que mejor esperaran a estar solos y sin posibilidades de que los descubrieran. Haciendo caso omiso de aquellas palabras, Sesshoumaru desabrochó la ropa interior y empezó a masajearle los senos, completamente extasiado. Con la voz quebrada, Rin jadeó y se aferró a él pidiéndole que no se detuviera, porque había soñado con eso por tres años.
 
Tomándola en brazos, Sesshoumaru se levantó y la llevó hasta uno de los baños que había en la sala de estar, cerrando la puerta. Antes de que él pudiera hacer algo, Rin le desabrochó el pantalón y empezó acariciarlo besándolo desesperada. Con destreza, Sesshoumaru levantó la falda, se deshizo de la ropa interior y en minutos, sus dedos se perdieron dentro de ella.
 
En el momento que sus dedos la penetraron, Sesshoumaru gruñó de placer porque Rin estaba completamente húmeda, como esperando por él. Rodeándolo por la cintura con ambas piernas, ella le dijo que no soportaba un minuto más sin que le hiciera el amor. Con una gran sonrisa, Sesshoumaru desabrochó la blusa dejando al descubierto el pecho femenino. Viéndolo a los ojos y rebosante de felicidad, se dejó desvestir y simplemente se perdió en el placer de tener a su doctor favorito acariciándola con los labios.
 
Mientras se saciaba con el suave sabor del pecho de Rin, se erizó de escucharla jadear totalmente sumergida en el deseo y la pasión. Los minutos pasaron y ninguno de los dos pudo soportar no estar unidos, por lo que la sujetó por el trasero para entrar en ella con lentitud, haciendo las delicias de Rin.
 
Como si no existiera nadie más, Sesshoumaru empezó a moverse vigorosamente dentro de ella, sintiendo como si al hacerlo, el alma le volviera al cuerpo, después de un largo y pesado sueño. Era tanta la energía entre ellos, que al llegar al punto máximo de aquella inesperada entrega, Rin dejó escapar un grito y el doctor soltó la risa, mientras dejaba que su esencia corriera dentro de ella libremente.
 
“No grites gatita nos van a descubrir…por cierto, estas más deliciosa que nunca!
“Jejeje gracias, tu sigues siendo tan increíble como siempre. Viste que el bebé extrañaba a su Mami?!”
 
“Jajaja que graciosa!”
 
Con la sensación de haberlo recuperado, se abrazó a él dándole besitos en el cuello. Disfrutando de tenerla otra vez en su vida, Sesshoumaru armaba en su mente lo que le iba a decir a Sayo para terminar definitivamente con ella. Sabía que para evitar cualquier enfrentamiento que la perjudicara, debería mudarse del apartamento que hasta ahora había compartido con la doctora.
 
De pronto todo calzó a la perfección, porque ya tenia el lugar perfecto. El apartamento frente al de Kagome e Inuyasha. Su hermano había comprado un lujoso condominio cerca del hospital. Por inversión, el decidió comprar el apartamento que estaba justo enfrente. Ahora, aquella compra era perfecta para iniciar su nueva vida con Rin.
 
En todo aquel torrente de ideas, ya estaba pensando que tipo de anillo de compromiso comprarle. Una vez que entre besos y mimos, Rin se dejó vestir de nuevo, Sesshoumaru hizo lo mismo y abrió la puerta para comprobar que no hubiera nadie.
 
Con la sala desierta, Sesshoumaru la tomó de la mano y la condujo fuera del baño. Antes de salir al pasillo, se detuvo para revisar la apariencia de Rin. Con una sonrisa, le alisó el cabello y acomodó la camisa sobre los hombros.
 
“Estas algo despeinada pequeña!”
 
“Gracias tu también!”
 
Rin dio un suspiro saboreando aquel momento. Estar de nuevo al cuidado de su doctor era el mejor sueño hecho realidad. De pronto, recordó a Sayo y la expresión de felicidad se esfumó de su rostro. Notando el brusco cambio y adivinando lo que la preocupaba, Sesshoumaru la tranquilizó abrazándola estrechamente.
 
“Tranquila todo va salir bien, Sayo tendrá que comprender que no puedo estar separado de ti!”
 
“Pero no lo va aceptar tan fácil!”
 
“Ya veremos, no te preocupes por eso y vete a trabajar. Yo te busco mas tarde!”
 
“Esta bien, pero hasta que le digas fingimos amistad verdad?!”
 
“Es mejor, no quiero que se te tire a sacarte los ojos!”
 
“Yo me puedo defender solita de esa loca!”
 
Sesshoumaru iba a decir algo pero se detuvo, era absurdo dudar de aquellas palabras. Tomándola en brazos la besó apasionadamente con los ojos cerrados, antes de salir al pasillo como si nada. Cuando Rin regresó a la cocina, Yako le preguntó si estaba bien.
 
“Porque me lo preguntas?”
 
“Estás sonriente…que bueno verte así”
 
“Estoy feliz!”
 
En el primer momento que tuvo libre, Rin tomó el teléfono y llamó a Kagome para contarle lo que había sucedido, se rieron como dos niñas cuando su amiga dio gracias al cielo que su cuñado finalmente hubiera reaccionado.
 
“Pero y la loca?”
 
“No lo sabe, tengo miedo de ella Kagome!”
 
“Tu te puedes defender!”
 
“No es eso, me refería a que no nos deje ser felices que no acepte que Sesshoumaru no la quiere! Ay Kagome fue tan apasionado, romántico, sexy y delicioso como lo recordaba”
 
“Quien lo iba decir de Sesshoumaru, en el baño del hospital, son unos salvajes!”
 
“Jejejejeje! Tres años lejos de él, ojalá pudiéramos irnos todo un fin de semana para tenerlo todo para mí. Tengo que esperar a que le diga a la sicotica!”
 
“Llegas a la casa hoy y me ayudas a pasar las últimas cosas?”
 
“Claro así me distraigo, todavía no sabes quien compró el apartamento de enfrente?”
 
“No, espero que sea alguien agradable!”
 
“Seguro que si!”
 
Una vez que se despidieron, Rin se dedicó a su trabajo con una sonrisa de absoluta felicidad. Todos notaron su radical cambio y pensaron que algo muy bueno le había sucedido al ir a sacarse sangre. Yako por su parte, estaba seguro que aquella mirada brillante y sonrisa encantadora era por culpa de alguien y sospechaba que era Sesshoumaru. Si estaba en lo correcto, vendrían problemas con bata blanca y forma de mujer enloquecida, por lo que hizo una nota mental de no dejar a la chef sola.
 
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A partir de ese momento, el semblante de Sesshoumaru se suavizó por completo y aunque todos a su alrededor lo notaron, ninguno sabía con exactitud la razón de aquel repentino cambio de actitud. En uno de sus descansos, Sesshoumaru salió a los jardines del hospital para poder recordar su delicioso encuentro con Rin. Sospechando que algo raro pasaba, Jaken se escabulló y siguió a su amigo. El doctor estaba sumergido en sus pensamientos, cuando escuchó la voz de Jaken junto a él.
 
“Tu a mí no me engañas!”
 
“De que hablas?”
 
“Estas feliz por algo o alguien!”
 
Sinceramente impresionado, Sesshoumaru lo miró tratando de averiguar como rayos sabía que se sentía en las nubes.
 
“Estas hablando disparates!”
 
“Di lo que quieras, pero tu estás feliz y si mis cálculos son correctos hay una gatita involucrada en esto!”
 
Sesshoumaru se tragó la risa, era exasperante lo bien que Jaken lo conocía, fijando la mirada al frente, siguió pensando en Rin. Riéndose como si acabara de descubrir un gran secreto, Jaken le preguntó si se habían reconciliado.
 
“Porque crees que ella tiene algo que ver?”
 
“Fácil, tu amas a esa mujer más que a nada en este mundo y tienes la suerte que el sentimiento es mutuo. Ustedes son el uno para el otro. Entonces?”
 
“Entonces que?”
 
“Volvieron si o no?”
 
Sesshoumaru solo sonrió de medio lado y Jaken dejó escapar un suspiro diciendo `por fin'
 
“Hasta que reaccionaste y Sayo?”
 
“Tengo que decirle!”
 
“Se va poner como loca, ella daba por hecho que le ibas a pedir matrimonio!”
 
Con cara de desconcierto, Sesshoumaru frunció el ceño y hablando en voz alta, dijo que no tenía idea de donde Sayo sacaba semejantes conclusiones.
 
“Pues no sé, pero tienes que cuidar a la pequeña, una vez que le des la noticia a la sicotica!”
 
“Tienes razón, que se te ocurre?”
 
“Reclutar ayuda. El gorila que trabaja con ella, la quiere mucho y me dijo que la última vez que tu noviecita trató de armar una escena en la cocina la sacó del brazo!”
 
“Yako, tienes razón!”
 
“Obvio, guapo e inteligente, la combinación perfecta, por eso Kira está loca por mí!”
 
Sesshoumaru lo miró de soslayo, se rió y en voz baja le dijo que si no era al revés y él no podía vivir sin Kira. Con una gran sonrisa, Jaken le dijo que no más de lo que él podía vivir sin la gatita.
 
“Ay como fastidias!”
 
“La verdad duele, por cierto cuando le cuente a Kira te va querer otra vez! Y si necesitas ayuda nos avisas”
 
“Gracias amigo, por todo!!”
 
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