InuYasha Fan Fiction ❯ Dr. Mounstro ❯ Nueva vida ( Chapter 25 )

[ Y - Young Adult: Not suitable for readers under 16 ]

Todos los personajes de Inuyasha, incluido el sexy Sessh y la tierna Rin son propiedad de Rumiko-sama.
 
Un saludo especial para Angie que alucina con Sesshoumaru a todas horas de su vida.
 
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Capítulo 25
 
Nueva vida
 
………………………&# 8230;…
 
En un momento que tuvo libre después de ver un paciente, Sesshoumaru se dirigió hasta la cocina, quería verla y de paso hablar con Yako, para reclutar ayuda como había dicho Jaken. Cuando entró a la cocina no vio a Rin pero si a Yako y decidió hablar con él de una vez. El corpulento hombre escuchó sin interrumpir y al terminar le estrechó la mano con una sonrisa, asegurándole que la cuidaría muy bien.
 
“Pierda cuidado Doctor Youkai, estaré pendiente!”
 
“Gracias, donde esta?”
 
“Por allá!!”
 
Rin estaba concentrada trabajando, tanto que no se dio cuenta que Sesshoumaru estaba a su lado. Al aproximarse, pudo ver que guardaba un pastel de queso completo en un recipiente. Tosiendo para hacerse notar, esperó que ella levantara la vista. Al verlo, una gran sonrisa iluminó completamente su rostro y sin esconder su emoción le dijo que estaba guardando aquel pastel para ellos.
 
“Pero me lo tienes que dar como antes!”
 
“Jejeje lo que tu digas doctor. Para que sepas, hoy salgo temprano y voy a ir de compras con Kagome, luego nos vamos al apartamento nuevo, la voy ayudar a desempacar. Vas hablar con Sayo verdad que si?”
 
“Sí!”
 
Se despidieron con un beso y un abrazo, Rin estuvo un rato más en la cocina y cuando Kagome fue por ella, salieron tomadas del brazo. Disimuladamente, Yako las siguió hasta el estacionamiento, asegurándose que Sayo no fuera aparecerse de la nada para agredir a Rin.
 
……………….
 
Rin y Kagome tomaban un descanso sentadas en el piso, cuando Sesshoumaru entró regañándolas por dejar la puerta abierta de par en par. Emocionada de verlo, Rin esperó que estuviera frente a ella para tirársele encima y besarlo como desesperada, sin importarle que Kagome estuviera cerca. Sobre él y sin dejar de besarlo, escurrió las manos dentro del pantalón para acariciarlo; en el acto, Sesshoumaru se retorció y trató de detenerla, pero se sentía tan rico, que entre dientes le dijo que parara. Consciente que la presencia de Kagome lo incomodaba, Rin movió lo dedos para hacerle cosquillas sin llegar acariciarlo. Incapaz de aguantar la risa, Sesshoumaru soltó una carcajada.
 
“Basta Rin!!”
 
“No puedo, quiero estar contigo!”
 
La voz de Rin era una sensual súplica, tanto que Sesshoumaru cerró los ojos y volvió a besarla dejando que la juguetona lengua de Rin explorara el interior de su boca. Junto a ellos, Kagome se echó una risita y poniéndose de pie les dijo que estaría en la cocina. Al saberse solos, Sesshoumaru se tomó la libertar de acariciarle el trasero, pellizcándolo con suavidad, provocando las risas de Rin. Separándose lo necesario, le preguntó si pasarían el fin de semana juntos.
 
“Si, en cuanto termines aquí nos vamos!”
 
“Hablaste con Sayo, terminaron?”
 
“Ajá, pero no fue como esperaba!”
 
Con horror, Rin vio como Sesshoumaru descubría su antebrazo, arañado salvajemente; al ver las marcas, se puso histérica y empezó a vociferar que la iba matar. Temiendo que fuera a buscarla en ese preciso momento, la retuvo a su lado aferrándose a sus caderas. Al tener su atención, la besó en el cuello con los labios entreabiertos, pidiéndole que no se preocupara, porque lo más importante era que estaban juntos otra vez. Dando un resoplido, Rin puso a Sayo de lado y se abrazó a él con una risa juguetona. Separándose tan solo un poco, se abrió la camisa para mostrarle la ropa interior que había comprado para impresionarlo. Emocionado, sus ojos se iluminaron y como un niño se asomó en el escote y la besó con los ojos cerrados.
 
“Te gusta?”
 
“Tu que crees…que más compraste?”
 
“Que bueno que lo pregunta Doctor Youkai, que me dice de esto?”
 
Rin alargó la mano y de una bolsa que estaba en el suelo sacó un sombrerito de enfermera y se lo puso como jugando. Intrigado, le preguntó que significaba y Rin le mostró un traje diminuto de enfermera, con medias, ligero y un juego de bikini y brassier blanco con corazoncitos rojos. La expresión de felicidad iluminó el rostro masculino y Rin soltó una carcajada.
 
“Es un disfraz de enfermera sexy para que juguemos al doctor!”
 
Nuevamente la risa masculina inundó el apartamento, en la cocina, Kagome se carcajeó al comprender que Rin le estaba mostrando las compras de esa tarde. Ella tampoco se había quedado atrás y como su amiga, un trajecito sexy esperaba por Inuyasha. Estimulado y olvidándose completamente del escabroso rompimiento con Sayo, se dedicó a besarla en el pecho, haciéndola retorcerse de la risa. Kagome no se atrevió a salir y se distrajo acomodando la vajilla con una sonrisa. Rin gimió extasiada al sentir las manos escurrirse bajo su blusa porque deseaba pasar el fin de semana haciendo el amor. Dándole un apasionado beso, Rin alargó los dedos para acariciarlo y alabar sus atributos físicos.
 
“Doctor me encanta cuando me besas así, mira que bebé más grande y tan feliz de verme, como siempre!”
 
Sesshoumaru soltó una sonora carcajada y le dijo al oído que la había extrañado mucho. En ese momento escucharon como la puerta se abría, era Inuyasha que al verlos sonrió con malicia.
 
“Vaya! Por fin reaccionaste, eres un imbécil lo sabías?”
 
“Quien demonios quiere saber tu opinión?!”
 
Inuyasha saludó a Rin con una cálida sonrisa y preguntó donde estaba Kagome. En cuanto volvieron a estar solos, Sesshoumaru la acarició estrujando sus senos suavemente mientras sus lenguas jugueteaban entre sus labios. Estaba a punto de dejar que su mano se perdiera en los pliegues de la ropa interior masculina, cuando escucharon las voces de Inuyasha y Kagome acercándose. Antes de separarse por completo, Sesshoumaru le acomodó la camisa y le dio un besito en la frente con ternura.
 
“Vamos a comer quieren venir?”
 
“Si, ven Rin. Deja las bolsas aquí regresamos luego!”
 
Tomándola de la mano la ayudó a levantarse y los cuatro fueron a cenar a un restaurante cercano. Cuando regresaron, el doctor tomó las bolsas y se despidieron de Inuyasha y Kagome. No más Kagome cerró la puerta, Sesshoumaru le dijo a Rin, que le tenía una sorpresa.
 
“Una sorpresa, donde está?”
 
“Cerca, cierra los ojos!”
 
Sin perder tiempo, Rin cerró los ojos y esperó. Sesshoumaru la abrazó por la cintura, hablándole al oído, le confesó que no se había podido concentrar durante el día pensando en su encuentro en el baño. Retorciéndose de las cosquillas, se pegó a él suplicándole que fueran a cualquier lugar para poder estar juntos. Pidiéndole paciencia, sacó un juego de llaves y abrió la puerta del apartamento vecino, luego la tomó de la mano y después de un par de pasos y le dijo que podía abrir los ojos.
 
Rin miró a su alrededor extrañada de estar en un apartamento vacío, pero al recorrer el lugar con la mirada, reconoció el sillón que tenían en el apartamento tres años atrás. También estaba la mesa de la cocina y televisión. Sorprendida, lo miró sin saber que decir. Con una sonrisa, Sesshoumaru la condujo hasta la habitación principal, donde los esperaba la cama que tantas veces habían compartido. Dejando que la emoción la dominara, Rin lo llenó de besos y abrazada a él, dio rienda suelta a sus lágrimas.
 
“Porque lloras?”
 
“Te odio, guardaste todo esto y aún así me hiciste la vida de cuadritos haciéndome pensar que ya no me querías!”
 
Sesshoumaru se burló de ella, asegurándole que tres años separados agriaba a cualquiera, además, dejarlo solo ameritaba un castigo severo. Rin abrió la boca sin poder creer lo que escuchaba y le dijo que ya no iba estrenar su disfraz de enfermera con él. Tomándola en brazos la lanzó a la cama, desnudándola mientras la besaba como enloquecido. Con una carcajada, Rin hizo lo suyo y le quitó, primero la camisa y luego el jeans, deslizando ambas manos sobre las caderas masculinas, susurrándole que le encantaba cuando se ponía tan salvaje, aquellas palabras eran música para sus oídos y Sesshoumaru le delineó la oreja con la punta de la lengua para luego lamérsela como un si fuera animal salvaje. Rin cerró los ojos y dejó escapar un grito de felicidad. Incorporándose para poder arrodillarse sobre el colchón, la sostuvo por la cintura y acomodándole las piernas sobre sus muslos la penetró utilizando todo su peso y energía.
 
En el momento que lo sintió estar dentro de ella con tanta fuerza, soltó una risa diciéndole lo delicioso que se sentía tener semejante hombre entre sus piernas. El doctor sonrió sin dejar de moverse, disfrutando la expresión de éxtasis que iluminaba su cara, no pasó mucho tiempo para que Rin sintiera la presión de Sesshoumaru sobre su cuerpo mientras sus adentros se llenaban con su cremosa descarga. Pasando los dedos por la rubia cabellera, Rin lo recibió con la boca entreabierta mientras se perdían en un ardiente beso, cuando se separaron, Rin le dijo que le encantaba el apartamento.
 
“Entonces no tienes inconveniente en mudarte”
 
“Para nada, lo que mas me gusta es que lo compraste para nosotros, yo sabia…!”
 
“Tu sabias que, porque sonríes?”
 
“Tu me amas y no puedes vivir sin mi jajaja, estamos parejos Grandulón!”
 
Sesshoumaru hizo una mueca, como tratando de no sonreír demasiado, y la atrajo a la comodidad de su pecho, arropándola con la sábana, Rin se aferró a él, pero tenía mucho frío y no podía dejar de temblar. Después de darle un beso, se puso el pantalón diciendo que ya volvía.
 
“Adonde vas doctor?”
 
“Enfrente, ellos deben tener cobijas!”
 
Los labios femeninos se abrieron como para decir algo pero se detuvo. Con una sonrisa, Sesshoumaru le puso su camisa y salió de la habitación. Dejando la puerta del apartamento abierta, tocó el timbre varias veces antes que su hermano le abriera la puerta vociferando, pero al verlo de pie con el pecho descubierto y el cabello revuelto, Inuyasha balbuceó pero no dijo nada comprensible.
 
“Necesito una cobija!”
 
“Ahh? Que haces aquí y que te pasó en el cabello?”
 
Sesshoumaru entrecerró los ojos como dos rendijas y le dijo que era su nuevo vecino. Desde adentró se escuchó la voz de Kagome llamándolo, pero como Inuyasha no contestó salió para ver quien estaba en el pasillo. Los ojos castaños se abrieron a todo lo que daban y soltó una risita al verlo con el pelo revuelto.
 
“Sesshoumaru? Todo bien? Que haces aquí?”
 
Antes que pudiera contestar, Inuyasha vociferó histérico. Sesshoumaru lo veía como si quisiera arrancarle la cabeza y Kagome dejo escapar un suspiro.
 
“Este infeliz dice que es nuestro vecino! Maldición, de todos los apartamentos tenías que comprar justamente el que esta frente mío, eres un maldito, lo hiciste solo para fastidiarme no es cierto?!!”
 
“Imbécil! No lo compré para seguirte, sino para complacerla, para que tenga a su mejor amiga cerca y este feliz…ahora dame la maldita cobija para que no se muera de frío!”
 
Sesshoumaru extendió la mano en espera de la cobija, Inuyasha lo miraba sin decir nada, como si no lo conociera. Kagome sonrió y girando sobre sus talones entró al apartamento trayendo consigo un par de almohadas y dos cobijas; al entregárselas le dio un beso en la mejilla.
 
“Gracias Kagome…adiós animal!!”
 
Antes de cerrar la puerta Sesshoumaru miró a su hermano y se echó una risita maliciosa, como si planeara hacerle la vida imposible ahora que eran vecinos. Inuyasha se volvió hacia Kagome asegurándole que conocía esa risa y significaba solo problemas. Con una sonrisa, Kagome lo tomó del brazo y le pidió que entraran para no enfermarse. Cuando Sesshoumaru regresó a la habitación, encontró a Rin sentada en la cama vistiendo el atuendo de enfermera con una mirada peligrosa.
 
“Hola Grandulón”
 
“Pensé que tenías frío!”
 
“Así es, que piensas hacer al respecto doctor?”
 
“Lo que me pidas!”
 
“Jajaja, siéntate en la silla por favor!”
 
Sesshoumaru se sentó sin decir nada, solo viéndola hipnotizado, el disfraz le quedaba tan sexy que sentía cosquillas en el vientre y le provocaba arrancárselo de un solo tirón, pero era mas excitante esperar que ella desplegara sus habilidades de gatita sexy. Sentado sin moverse esperó que ella se parara frente a él y cuando lo hizo se levantó la falda coquetamente, Sesshoumaru dejó caer la quijada en un suspiro porque no llevaba ropa interior. Al preguntarle si le gustaba el atuendo, el doctor estiró ambas manos y la acercó prácticamente pegándose a ella. Cuando Rin quiso acomodarse en su regazo, Sesshoumaru la detuvo con una sonrisa mientras deslizaba los dedos entre sus muslos para acariciarla, ella dejó escapar un gemido y se quedó como estaba, solo se inclinó para besarlo, sintiendo los dedos masculinos llegar a lo mas profundo de sus entrañas, haciéndola ver borroso. Aferrándose a sus hombros, Rin le suplicó que la dejara sentarse para tenerlo adentro, pero no se lo permitió confesándole que lo volvía loco cuandtsuplicaba porque su voz se oía sexy y su cuerpo se humedecía.
 
“Ten paciencia gatita!”
 
Rin se estremeció y cerró los ojos para seguir disfrutando de aquella deliciosa tortura, con una gran sonrisa, Sesshoumaru siguió estimulándola. Luego, con la mano que tenía libre, abrió la parte de arriba del atuendo y sostuvo un seno en su mano antes de llevárselo a la boca, Rin gimió de placer y le pidió que no se detuviera, aferrándose a él mientras sus besos iban de un lado a otro de su pecho desnudo.
 
“Sesshoumaru, se siente delicioso!!”
 
El doctor intensificó los movimientos de su mano para acercarla a clímax lo más posible y cuando estaba al borde de su resistencia, retiró los dedos con suavidad y sujetándola por la cintura se la sentó encima. Rin soltó un grito emocionado y empezó a moverse con desesperación buscando su clímax, dejando que la sensación de tener aquel hombre robusto y enamorado la llenara completamente. Sesshoumaru la sujetó por la cintura y vio estrellitas dos segundos después, sin separarse se quedaron abrazados disfrutando estar juntos de nuevo. Acariciándole el cuello, Rin le dijo que estaba cansada.
 
“Grandulón llévame a la cama porfa!”
 
“Tienes sueño gatita?”
 
“Claro, estar contigo es agotador, eres lo máximo!”
 
Sesshoumaru soltó una carcajada y levantándola en brazos la depositó con amor sobre el colchón llenándola de besitos, ella se acurrucó y de inmediato enroscó sus piernas en las de él. Por primera vez en tres años, dormiría como un bebé, sin despertarse a media noche extrañándola, por lo que cerró los ojos relajando todo su cuerpo.
 
El resto de los días se la pasaron jugueteando entre las sábanas, a excepción de un par de horas que salieron para comprar comida y algunos utensilios. Sesshoumaru se sentía revitalizado y feliz, tanto que no pensó en su ex novia hasta que fue domingo en la noche y tuvo que ir a su antiguo apartamento para recoger sus cosas. Al abrir la puerta, vio a Sayo en la cocina, regadas por el piso estaban todas sus cosas.
 
“Hola!”
 
“Vienes de estar con la zorra?!”
 
Sesshoumaru apretó los labios y aclarándose la garganta caminó hasta la cocina, tomó una bolsa de basura y se puso a recoger. Casi toda su ropa estaba hecha jirones y sus libros yacían en el piso con claras señales de haber sido pisoteados. Mientras recogía todo, Sayo lo siguió hablando sin parar, en una montaña rusa de emociones, furia, culpa, angustia pero más que todo dolor de haber perdido la batalla contra alguien que consideraba una intrusa, después de estar juntos tres años. Sesshoumaru no quiso contestarle para no empeorar las cosas, pero la doctora necesitaba alguna reacción sin importar cual fuera y se lanzó sobre él en estado de histeria.
 
“Maldito contéstame porque la prefieres a ella, desde que regresó cambiaste…quiero saber si alguna vez me amaste, contesta desgraciado me lo debes, te di 3 años de mi vida, mientras esa maldita zorra estaba en París!”
 
Sujetándola por la muñeca con suficiente fuerza para hacerle entender que no estaba jugando, Sesshoumaru le dijo que dejara de referirse a ella en tono tan despectivo. Cuando la soltó, le dijo que si la había querido sin ningún rastro de duda en su voz; con los ojos desorbitados, Sayo dio un par de pasos apartándose de él, riendo con una mezcla de locura y lástima.
 
“Estas mintiendo!”
 
“Claro que te quise alguna vez! No soy un desalmado”
 
“Entonces?”
 
“Ella es todo lo que necesito para ser feliz”
 
“Te odio tanto, todos los hombres son iguales, que te hace pensar que no volverá a irse un día cualquiera?”
 
“No lo hará y si eso sucede iré con ella!”
 
Con las lágrimas nublando sus ojos, Sayo quiso saber que tenía de especial aquella mujer, y la única respuesta de Sesshoumaru fue decirle que todo.
 
“No pretendo que lo entiendas o que lo aceptes, pero no puedo vivir sin Rin…!”
 
Presa de la impotencia, Sayo se abalanzó sobre él tratando de besarlo pero él se la quitó de encima con firmeza, procurando no hacerle daño y hablándole con serenidad para no herirla más.
 
“No Sayo, perdóname pero no puedo hacer esto!”
 
“Yo te amo, que, acaso eso no cuenta?”
 
“Lo siento de verdad!”
 
“Imbécil!”
 
Sesshoumaru cerró los ojos cuando Sayo descargó toda su furia en una cachetada que le dejó los dedos marcados sobre la mejilla. Poniendo las cosas que no estaban inservibles en un par de maletas, recogió todo y salió de apartamento sin decir nada. Rin lo esperaba en el automóvil y al verlo regresar con la mejilla enrojecida, se puso como una leona y quiso encarar a Sayo, pero él no la dejó rodeándola con ambos brazos.
 
“Tranquila gatita, no fue nada!”
 
“Déjame ponerla en su lugar, mira como te dejó!”
 
Resguardada por el abrazo masculino, Rin rozó sus dedos sobre la mejilla roja y torció la boca en un puchero.
 
“La verdad es que creo entenderla, si yo supiera que me dejas por otra te saco los ojos!”
 
Sesshoumaru soltó una risa y le dio un beso con los ojos cerrados, proponiéndole pasar por algo de comida de camino al apartamento. Con una sonrisa pícara, se acurrucó en él aspirando su varonil perfume. Así los encontró Sayo, que había bajado solo para comprobar que Rin estaba ahí.
 
“Zorra inmunda!”
 
Dominada por la rabia, la doctora se lanzó sobre ellos como una fiera y Sesshoumaru casi no tuvo tiempo de reaccionar, apartando a Rin hacia un lado con tanta fuerza que la hizo perder el equilibrio. Como un resorte, Rin se puso de pie y le gritó que no le tenía miedo, estaban a punto de rodar por el suelo, cuando Sesshoumaru se interpuso entre ellas, pidiéndoles que se calmaran, se quedó helado cuando Rin le pidió que no se atravesara.
 
“Hazte a un lado Sesshoumaru, vamos arreglar esto de una buena vez!”
 
“Lo único bueno que has dicho zorra!”
 
“Ya te dije que no me digas así!”
 
“El era mío hasta que tu regresaste!”
 
“Nunca fue tuyo!”
 
Sesshoumaru le pareció que todo se movía muy lento cuando Rin se le tiró a Sayo dispuesta a barrer el piso con ella, pero en el acto reaccionó y usando su cuerpo como un obstáculo logró separarlas, aunque con mucha dificultad, porque las dos parecían tener fuerza sobrehumana.
 
“Están locas o que? Rin nos vamos ya y tu…por favor regresa al apartamento, no dejaré que por mi culpa se hagan daño!”
 
Rin zapateó intentando zafarse pero no pudo, entrecerrando los ojos como dos rendijas, Sayo se soltó y giró sobre sus talones para irse, antes, le lanzó una mirada asesina a Rin y le dijo que eso no se había acabado.
 
“No te tengo miedo!”
 
Cuando Sayo desapareció por la puerta, Rin hizo el intento de subirse al automóvil, pero Sesshoumaru la sujetó por un brazo con una mirada extraña.
 
“Que? Porque me miras así? No me regañes yo te dije que peleo por lo que es mío con uñas y dientes, me hubieras dejado cogerla del pelo!”
 
“Estas loca!”
 
Rin iba defenderse pero Sesshoumaru la estrujó, besándola emocionado, admitiéndole entre besos que era muy estimulante verla pelear como todo una gatita salvaje. Sacando la lengua coquetamente, le dijo que él lo valía y se acurrucó en su pecho.
 
“Vámonos ya a la casa, por cierto Grandulón porque no le dejas este apartamento a ella?!”

“Eso quieres?!”
 
“Bueno es que imagínate! Sin novio y sin casa, ósea tampoco así!”
 
“Que linda!”
 
“Jejeje, ahora vamos a comprar comida!”
 
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Lunes…
 
Había sido un día ajetreado y estaba cansada, lo único que quería era dejar el hospital e irse a cenar con su familia y Sesshoumaru. Ahora estaba en baño refrescándose antes de irse, poniéndose brillo en los labios, cerró su bolso y salio del baño. No había dado ni tres pasos cuando sintió un golpe seco en la espalda que la hizo perder el equilibrio y la estrelló contra el piso, golpeándose la boca tan fuerte que inmediatamente sintió el sabor de la sangre entre sus dientes. Aún aturdida por el empujón, logró ponerse de pie para encarar a Sayo, que se le fue encima tirando a matar. Como dos fieras rodaron por el suelo, arañándose, golpeándose y jalándose el pelo. Mas allá del dolor, estar así liberaba la rabia que ambas sentían. Por un momento, Sayo pensó que podría ganarle, pero Rin era más fuerte de lo que aparentaba y con una agilidad envidiable. Rodando por el suelo, chocaron contra la pared y Rin se abrió la frente gritando de dolor.
 
“Jajaja te lo mereces por quitármelo!”
 
“Idiota!”
 
Como pudo, Rin subió la pierna y se la quitó encima de un rodillazo. Estaba lista para cogerla por el pelo, cuando por el pasillo apareció Yako. Había ido a buscarla cuando no regresó para despedirse. El fornido Chef no tuvo problemas para evitar que siguieran peleando y las ayudó a ponerse de pie.
 
“Debemos ir a que las curen, Doctora si es tan amable de ir adelante!”
 
Las dos se miraron con fuego en la mirada y encogiéndose de hombros, Rin le dijo que no era necesario porque ya habían terminado y se alejó cojeando. Sayo se la quedó viendo y no pudo menos que admirar su fortaleza. Acomodándose la bata como quien se arregla para salir, Sayo empezó a caminar detrás de Rin sintiendo un dolor en el torso donde le había clavado la rodilla. Yako soltó una risita y las siguió muy de cerca. Cuando llegaron a la estación de enfermeras, las dos mujeres que estaban ahí no reaccionaron al principio, pero después preguntaron que había sucedido.
 
“El piso estaba resbaloso, verdad Doctora?!”
 
“Exacto!”
 
“Puede curarme? No me gusta mucho la sangre y menos goteando de mi frente!”
 
“Claro señorita Ikegami!”
 
“Muy amable!”
 
Sentada en la camilla mientras la enfermera la atendía Rin cerró los ojos feliz de haber cerrado ese capítulo tan penoso de su vida, ahora lo que quedaba era enfrentar la reacción de Sesshoumaru. Por supuesto, el chisme del enfrentamiento se regó como pólvora y pronto llegó a oídos de Folken, que llamó a la central de enfermeras dando órdenes que ambas fueran a verlo en cuanto estuvieran curadas. Las dos caminaron en silencio y cuando la asistente las vio, suspiró adivinando lo agrio que se iba poner el doctor cuando las viera, sobre todo a Rin.
 
“Las está esperando!”
 
Rin se inclinó sobre el escritorio de la mujer y le preguntó que tan molesto estaba su padre.
 
“Muy molesto Rin!”
 
“Ya veo!”
 
Rin entró cabizbaja y cuando su padre la vio sintió como un dolor de cabeza le llegaba de golpe. Con voz hueca les dijo que se sentaran.
 
“Estoy impresionado señoritas, peleándose como animales, debería darles vergüenza, fue por Sesshoumaru verdad?!”
 
Ninguna dijo nada y Folken tuvo la oportunidad de preguntarle a Sayo si consideraba su comportamiento propio de un doctor.
 
“Por supuesto que no Sensei!”
 
“Entonces tengo su promesa que no volverá a ocurrir?”
 
“Hai!”
 
Rin estaba tratando de imaginar lo que su padre le diría cuando lo escuchó decirle que era una molestia tener que verlas en ese estado.
 
“Pero ella empezó papá!”
 
“Srta. Ikegami!”
 
“Si señor!”
 
Rin frunció el ceño y se contrajo en la silla haciendo un puchero. Odiaba que su padre la regañara así frente a Sayo, que la miraba por el rabillo del ojo con una sonrisa escondida en la comisura de sus labios.
 
“Que diría tu madre si estuviera viva?”
 
Rin mantuvo la cabeza baja y escuchó sin chistar mientras su padre descargaba su enojo. Con cada palabra que decía, sentía una punzada y comenzó a llorar en silencio.
 
“No jovencita, esas lágrimas están de más. Es el colmo, peleándote como una persona sin educación y por un hombre. Ahora todos comentaran que tengo una hija que se revuelca por el piso, acaso pensaste en eso? Ah? Contesta!”
 
“No señor!”
 
“Voy a ser el hazme reír del hospital!”
 
Rin apretó los ojos deseando que la tierra se abriera y la tragara para no escuchar más. A su lado, la sonrisa de Sayo se había esfumado, aquellas palabras eran tan hirientes que se compadeció de ella. En el instante que el doctor hizo una pausa, Rin balbuceó una disculpa, que lejos de calmar los ánimos, encendió mas la rabia paterna.
 
“Claro, ahora me pides disculpas, cuando el daño ya esta hecho, estoy tan avergonzado! Si por mi fuera te suspendería por una semana pero no me corresponde”
 
Rin se mordió el labio y en el acto una punzada de dolor le bajó por el cuerpo. Tragándose el quejido, se movió hacia Sayo y le pidió una disculpa, quería salir de ahí para no tener que escuchar a su padre. Folken paró de hablar en el instante que la escuchó; Sayo abrió los ojos incrédula.
 
“Que dijiste?”
 
“Lo siento Sayo, siento mucho que por mi culpa te haya dejado, pero no puedo renunciar a él, lo amo con toda mi alma, es mi vida. Aunque lo que hice avergüence a mi familia, no me arrepiento de pelear por su amor!”
 
Sayo la escudriñó un instante, como tratando de entender semejante devoción, sabía que aquella disculpa era sincera, y satisfecha, le dijo que entendía y las cosas entre ellas estaban resueltas; tomaría su frente y labio partido como pago. Con una sonrisa chueca, Rin le extendió la mano y después de estrechársela se levantó, dejando a su padre con la palabra en la boca. Al quedarse solos Sayo le pidió disculpas por haber iniciado la pelea y le preguntó cual sería su castigo. Folken parpadeó y mas calmado le dijo que no había castigo.
 
“Y para ella?”
 
“Tampoco!”
 
“Puedo irme?!”
 
“Si que te vaya bien!”
 
“Gracias Sensei!”
 
Sayo salió del despacho preguntándose si el doctor estaba consciente que se había pasado con el regaño para su hija, que después de todo había sido una rival digna. Aunque quería a Sesshoumaru era claro que jamás podría igualar el amor que ellos sentían y estaba tranquila; ya tendría oportunidad de enamorarse otra vez. Cuando Rin llegó a la cocina Yako la esperaba preocupado, ella le sonrió y le dio un beso en la mejilla.
 
“Eres muy bueno conmigo!”
 
“Estas bien?”
 
“Hai! No tienes que acompañarme, tu familia te espera!”
 
Yako se puso el abrigo y salió cabizbajo, en el corredor se encontró con Kai y le dijo que su hermana estaba en la cocina. Rin entró a la despensa, se sentó en el piso y con la cabeza entre las rodillas, lloró desconsolada. Un par de minutos después la puerta se abrió y escuchó la voz de su hermano llamándola.
 
“Aquí estoy!”
 
Kai se sentó junto a ella ofreciéndole consuelo entre sus brazos.
 
“Porque estas tan llorona?!”
 
“Otosan me dijo que se avergonzaba de mi, que lo había hecho el hazme reír del hospital, me llamo `srta. Ikegami'…”
 
Kai hizo una mueca, llamarla de así era la peor ofensa y su padre lo sabia. Dándole un beso en la cabeza, le dijo que no se preocupara.
 
“Cuéntame como fue?
 
“Iba saliendo del baño cuando se me tiró encima, que se suponía que hiciera dialogar? No Kai, no quiero volver a separarme del doctor. Papá exagera, siempre lo hace!”
 
“Se preocupa porque tu eres su hijita, pero estoy seguro que unos días todo estará bien!”
 
“El quiere suspenderme así que le voy a facilitar las cosas renunciando, puedo encontrar trabajo en otro lugar!”
 
“No hagas eso, además no tienes un contrato?”
 
“Tiene que haber una forma, Kai hubieras visto su expresión era otra persona, me dijo que Mama estaría avergonzada y que todos esos años de escuelas caras se habían ido al caño, lo único que le faltó decirme fue criminal, y por supuesto a Sayo no le dijo nada porque es doctora y los doctores se cubren las espaldas! Seguro piensa que yo empecé, ni me dejó hablar como siempre…lo que mas me duele es saber lo que realmente siente”
 
“Rin!”
 
“Era como si lo hubiera estado conteniendo todos estos años, me di cuenta que soy un dolor de cabeza, una mancha en su perfecta vida…”
 
Rin contuvo las lágrimas y se aferró a su hermano, que la estrechó con firmeza y le pidió que reconsiderara dejar su trabajo; pero ella le dijo que era la solución para que la gente no chismeara. Kai se quedó pensativo recordando los castigos que su hermana había tenido que soportar en su niñez, al pelearse para defenderlo. Separándose de su hermano para ponerse de pie, le dedicó una gran sonrisa mientras se ponía el abrigo.
 
“Eres el hermano de mis sueños. Ahora que lo pienso, siempre que me peleo es por un hombre, pero sabes que? Los dos lo valen!”
 
“Gracias!”
 
“De nada, me voy, si ves al doctor dile que estoy en el apartamento!”
 
“Espera, te acompaño!”
 
……………………
 
Sesshoumaru había dejado el hospital sin enterarse de lo sucedido, cuando llego a la casa de los Ikegami no le preocupo que ella no estuviera y se puso a conversar con Deborah en la sala de estar. Cuando llegó Folken seguido por Kai, ambos con cara de miseria, tanto Sesshoumaru como Deborah supieron que algo había pasado. Concentrándose en su esposa, Folken le dio un beso y luego se fijo en Sesshoumaru; al verlo recordó que por su causa su hija estaba golpeada y el estomago se le revolvió.
 
Sin imaginar lo que su presencia le causaba a su mentor, el Grandulón se aproximó para saludarlo, extendiéndole la mano como siempre, solo que esta vez se topó con una mirada llena de enojo y su saludo quedo en el aire. En el acto, Sesshoumaru se echó para atrás y preguntó que sucedía.
 
“Sucede algo malo Sensei?”
 
“Sesshoumaru podemos hablar en privado?”
 
“Por supuesto!”
 
Folken lo condujo al estudio y le pidió que tomara asiento, inquieto, se sentó y esperó. Rascándose la cabeza pensativo, el doctor tomó una fotografía de Rin que estaba en uno de los estantes de la biblioteca y la estudió un segundo, recordando cuando era una pequeña y decía que no le gustaban los niños. Sin quitar la vista del retrato, le preguntó que sentía por su hija. Sesshoumaru entrecerró los ojos, no muy seguro a que se debía aquel interrogatorio pero igual contestó sin titubear.
 
“La amo!”
 
“Y tus intenciones con ella? Nunca antes te lo he preguntado pero quisiera saber!”
 
“No tengo inconveniente, mi intención es casarme con ella!”
 
“Le pedirías que cambie?”
 
“Se refiere a algo de su personalidad?”
 
“Si”
 
“Por supuesto que no!”
 
“Porque? No te parece que es muy ruidosa y demasiado espontánea…siempre habla sin parar, nunca se guarda nada y es agresiva cuando se siente acorralada”
 
Sesshoumaru tomó aire ensanchando el pecho, aquellas palabras estaban llenas de rabia y le molestaba que enumerara lo que consideraba cualidades maravillosas como defectos horribles.
 
“No se que le pasa señor Ikegami o porque de repente me interroga, pero me enamoré de ella así y déjeme decirle que yo no soy un santo ni mucho menos perfecto, pero tengo la suerte que ella me acepta como soy. Quiero que me diga si tiene algún problema con que estemos juntos?”
 
“Y que si lo tuviera? Acaso no tengo derecho a opinar? Soy su padre”
 
Los ojos dorados relampaguearon y Sesshoumaru se puso de pie con una expresión de furia contenida, Folken se lo quedó viendo sin parpadear, esperando no equivocarse con él.
 
“Ella ya es una mujer y aunque lamentaría mucho enemistarme con usted me importa un rábano lo que piense. Cometí el error de separarme de ella una vez, pero ahora no voy a dejar que nada ni nadie se interponga entre nosotros, solamente ella puede poner fin a nuestra relación…”
 
De pronto la expresión severa de Sesshoumaru se esfumó y le preguntó si algo le había pasado a Rin. Con una mueca Folken le dijo que por su culpa ella y Sayo habían peleado en un pasillo del hospital. La expresión del Grandulón palideció y el color se le fue del rostro, luego empezó a hablar alterado.
 
“Donde está, que la pasó, porque nadie me avisó antes?”
 
“Fueron solo unas cortadas, quiero que me digas porque no previniste algo así?!”
 
“No puedo estar en cinco lugares a la vez, así que cúlpeme si quiere pero yo terminé con Sayo, solo que ella no lo entendió!”
 
“Que te hace tan especial que tienes a dos mujeres peleándose por ti?”
 
“No tengo idea, yo no les pedí que se pelearan por mi!”
 
Folken apartó la mirada y pasó los dedos por la fotografía recordando todo lo que le había dicho a su hija esa tarde, sin levantar la vista le dijo que la había regañado por su conducta. Amargado, Sesshoumaru le pidió que se explicara.
 
“No tolero que se pelee como un animal, simplemente no lo soporto!”
 
El Grandulón entrecerró los ojos y quiso decirle cuatro cosas pero se contuvo, era más importante ir con Rin, que quedarse a conversar. Al salir se despidió de Deborah que no entendió nada, por lo que inmediatamente se volvió hacia Kai.
 
“Dime que sucedió?”
 
“El mounstro y Sayo tuvieron una pelea en uno de los pasillos del hospital!”
 
Como lo más natural, Deborah dijo que no le extrañaba porque era algo que tenía que pasar tarde o temprano, Kai sonrió al escucharla porque era exactamente lo que hubiera dicho su madre. Tomando un refresco le explicó que su padre tenía cero tolerancia con Rin cuando ella se peleaba. Con los ojos muy abiertos, Deborah le pidió que se explicara.
 
“Tu conoces a Rin, ella es tan…bueno es como dice Sesshoumaru es una gatita y pelea por lo que considera suyo como una leona, pero a mi papá no le gusta, dice que es de salvajes. Era peor cuando estábamos en la escuela porque yo era muy pequeño y siempre había alguien molestándome, pero ella siempre me defendía. Una vez le abrió la cabeza a un niño de una pedrada y mi papá la castigó un mes!”
 
“Que te hizo ese niño?”
 
“Me clavó un lápiz en el brazo, tenía una punta muy afilada! Mira, todavía tengo la cicatriz!”
 
Con expresión sombría Deborah le preguntó que hacia su madre en esas situaciones; con una sonrisa, Kai le dijo que siempre defendía a Rin a capa y espada porque su hermana nunca se peleaba sin tener una razón de peso.
 
“Claro, es lo lógico…Kai quieres que cenemos?”
 
“Pero y mi papá?”
 
“Vamos a comer primero, tuviste un día muy cansado?”
 
“Pues algo si, en serio no quieres que le avise a mi papá para que nos acompañe!”
 
“No! Quiero comer contigo!”
 
“Lo que tu digas!”
 
Kai se aguantó la risa porque era obvio que su padre estaba en problemas, igual que cuando su madre estaba viva. Tomándolo del brazo, Deborah le dijo a la mucama que tomarían la cena solo ellos dos en la cocina y que recogiera la mesa del comedor.
 
“Y Folken-sama?”
 
“En el estudio pero no lo vamos a esperar, Kai tiene mucha hambre!”
 
“Como usted diga señora!”
 
Folken permaneció en el estudio hasta que la mucama abrió la puerta para ofrecerle algo de cenar. Sorprendido se fijó en el reloj y le preguntó donde estaba su esposa.
 
“La señora y Kai ya cenaron!”
 
No dijo nada y poniendo la foto en su lugar, salió del estudio directo a su habitación pero Deborah no estaba ahí, estaba en la terraza tomando una taza de té. Llamándola por su nombre se le acercó con toda la intención de besarla, pero al verla de frente supo que algo malo pasaba.
 
“Que sucede porque tienes esa cara?”
 
“Que pasó con Rin?”
 
Folken hizo una mueca de descontento y le dijo que se había peleado con Sayo por culpa de Sesshoumaru.
 
“Y eso que tiene de malo?”
 
“Como que? No debería comportarse así, yo tengo una reputación en el hospital y ella es una muchacha de buena familia que no tiene porque pelearse y menos por un hombre!”
 
“Me quieres decir que tu reputación es mas importante que tu hija?”
 
“Es impropio para una mujer revolcarse por el piso!”
 
“Contéstame la pregunta Folken!”
 
El doctor hizo una mueca y balbuceó algo inteligible. Extrañada por el errático comportamiento, Deborah analizó a su esposo y en un instante comprendió que todo su rabia era por culpa de los celos. El sabía muy bien que Sesshoumaru era el hombre que había conquistado el corazón de su hija y a su forma de ver era lo mismo que robársela. Con Sesshoumaru en su vida, Rin ya tenía quien la cuidaba y protegía, haciéndolo a él a un lado.
 
“Mi amor estas celoso de Sesshoumaru?”
 
“Que dices, yo celoso? Como se te ocurre si ella es feliz con él, no le importa lo que yo piense o diga, se fue de la oficina dando un portazo sin siquiera despedirse!”
 
“Pero le dijiste que te avergonzabas de ella?”
 
“Como sabes eso?”
 
“Kai me lo dijo, que vas hacer ahora?”
 
“Hacer, a que te refieres?”

“Cuando vas arreglar las cosas entre ustedes?”
 
“Ha! Yo no…tengo sueño me voy acostar!”
 
Deborah no intentó seguirlo o convencerlo, se tomó su té tranquilamente y cuando caminó de regreso a la habitación, vio la luz del despacho encendida. Sin hacer ruido, empujó la puerta y vio a su esposo contemplando con una sonrisa un álbum de fotos; acercándose alcanzó a ver que todas las fotografías eran de Rin pequeña.
 
“Es normal que tengas celos, pero es un hombre maravilloso, ella tiene muy buen ejemplo!”
 
“No le importa nada mas que ella, quiere casarse y me dijo que nada ni nadie se interpondrá en sus planes, supongo que quería golpearme pero se contuvo porque soy su suegro!”
 
“Ya veo, mi amor quieres llevarte esas fotografías y las vemos juntos en la cama!”
 
“Bueno!”
 
El Doctor tomó el álbum y caminó con su esposa de vuelta a la habitación, antes de dormirse, Deborah le aseguró que para arreglar esa situación, le tocaba dar el primero paso, porque era casi seguro que le había roto el corazón a su hija. El doctor se quedó contemplando el techo un rato, tratando de dormir pero después de muchas vueltas no pudo y se levantó. Caminó a la cocina movido por el hambre sin poder apartar a su hija de sus pensamientos.
 
………………………&# 8230;…
 
En cuanto salió del ascensor, Sesshoumaru tocó donde Kagome e Inuyasha, al abrirle, su hermano le dijo que acababa de irse.
 
“Les dijo algo?”
 
“Solo que se peleó con Sayo!”
 
Al abrir la puerta el apartamento estaba a oscuras y Rin se encontraba en la cama hecha un puñito. Acostándose junto a ella, la abrazó por la cintura y le dio un besito en la nuca.
 
“Hola gatita!”
 
“Hola!”
 
Rin se volteó y pegándose a él le dio un beso susurrándole que se había peleado con Sayo. Alargando el brazo, encendió la lámpara para ver como estaba, al instante cerró los ojos y se cubrió el rostro con las manos. Quitándole las manos con cariño, Sesshoumaru le dio un beso en cada cortada preguntándole si tenía mucho dolor.
 
“Estoy bien, ya me tomé algo para el dolor!”
 
“Cuéntame que sucedió!”
 
“Pues yo estaba de lo mas tranquila saliendo del baño cuando ella se me tiró encima y yo me defendí, pero llego Yako, fuimos a curarnos y luego tuvimos que ir al despacho de mi papá, me dijo que estaba avergonzado de mi, que parecía un animal y que lo había hecho el hazmerreír del hospital…yo pensé que me quería!”
 
“Pero si te quiere!”
 
“No es verdad, no se puede querer a una persona de la que te avergüenzas…sabes que? hubiera preferido no saber!”
 
Sesshoumaru no supo que decirle para animarla, se sentía impotente de verla tan desconsolada y con una mirada tan triste. Como saliendo de su letargo Rin le dijo que le había pedido disculpas.
 
“A tu papá?”
 
“No, a Sayo!”
 
“En serio?”
 
“Aja, le dije que lamentaba que por mi culpa estuviera sola, pero que no podía renunciar a ti porque te amo! Estas muy molesto porque me pelee?”
 
“No digas locuras, de hecho es muy estimulante!”
 
Rin soltó una risa y se acurrucó en su pecho contándole su idea de renunciar, pero él le dijo que no lo hiciera solo para complacer a su padre, porque era la peor excusa.
 
“Pero Sesshoumaru y si de verdad lo convierto en el hazmerreír del hospital? Y si dicen cosas de él también hablaran de ti, no te preocupa?”
 
“Claro que no, que digan lo que les de la gana, lo único que importa somos tu y yo! Ahora dime que quieres, tienes hambre, sed?”
 
“No, Grandulón quedémonos así!”
 
Cuando la estrechó ella rompió en llanto como una niña, aunque quiso decirle que no llorara, sabía que era lo que necesitaba para tranquilizarse. Pacientemente esperó que se desahogara y cuando estuvo más calmada le dio un beso y le quitó los tirantes de la pijama. Extrañada, le preguntó que estaba haciendo; muy serio, Sesshoumaru estiró la mano para tomar el estetoscopio que había dejado sobre la mesa de noche y se lo puso para escuchar sus latidos.
 
“Necesito revisarla señorita, me contaron que fue una pelea sangrienta!”
 
“Pero solo me golpee la cara y cabeza!”
 
“Hay que estar seguros!”
 
“Que buen doctor es usted!”
 
“Eso me han dicho!”
 
El siguió `examinandola' besando su cuello y hombros, soltando una risita, Rin se pegó a él suspirando profundamente, porque aquellos besos era lo único que lograría distraerla y cuando el doctor hizo una pausa, aprovechó para quitarle la camisa. Sesshoumaru tragó grueso y sintió escalofríos cuando ella se lo quedó viendo fijamente mientras se desnudaba, en una invitación irrechazable para que le hiciera el amor.
 
“Que sexy eres doctor…justo lo que necesito!”
 
“A tus órdenes gatita!”
 
Rin se rió calladamente y se sumergió en el placer de hacer el amor, olvidándose de ese horrible día que finalmente mejoraba. Cuando terminaron y ella se abrazó a él con los ojos cerrados, Sesshoumaru le delineó el trasero con suavidad y le aseguró que contaba con él para cualquier cosa.
 
“Gracias Grandulón!”
 
“Pero tienes que prometerme algo?”
 
“Que?”
 
“Cuando él te busque pórtate bien!”
 
“No lo va hacer, la última vez que se molesto conmigo estuvimos 3 semanas sin hablarnos, y cuando quise hablar con él me ignoró, esperaré sentada pero te prometo ser buena niña!”
 
Sesshoumaru se carcajeó divertido y le dándole un beso húmedo le dijo que lo esperara para traer algo de comida porque estaba hambriento. En cuanto estuvo sola, se hizo un puñito bajo la sábana pensando en su padre, completamente desanimada.
 
 
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