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Capítulo 12
Abandonando el Castillo
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Era un día hermoso y Kali sonreía feliz. Rin estaba sentada bajo un árbol recibiendo los rayos del sol matutino, aquel calor parecía llevarse cualquier sentimiento de tristeza. Ya no tenía dudas era fuerte para ser feliz.
Junto a ellas Jaken disfrutaba con los juegos infantiles, Kali le recordaba a Rin. Trataba de no pensar en eso porque al hacerlo lo atacaban sentimientos de tristeza y quería que Rin estuviera feliz.
Sesshoumaru los observaba resguardado por las sombras de su castillo, nadie podía ver la tristeza y ansiedad en sus ojos por no saber si este sería el último día que vería a Rin en el castillo. Vió como Kali y Jaken intercambiaban miradas sospechosas, soltó una risa al ver que se trataba de un almuerzo al aire libre.
"Rin debes cerrar los ojos!"
"Para que?"
"Ojos cerrados chiquilla!"
"Pero…ay está bien, quien soy yo para oponerme al gran Jaken"
"Quédate aquí sentada un momento"
"Kali, Jaken que sucede?"
"No puedes abrirlos!"
"Muy bien ustedes mandan!"
Kali agitaba la mano frente a Rin para asegurarse que los ojos estuvieran bien cerrados. Con una rapidez poco común y con Folken como cómplice los dos demonios prepararon el almuerzo frente a ella.
"Ahora puedes abrir los ojos"
"Muy bien!"
"Y qué te parece?"
Rin no decía nada rápidamente los ojos se le llenaron de lágrimas pero se contuvo y como pudo sonrió, la emoción fue tal que tuvo que bajar la cabeza escondiendo su tristeza de los dos amigos frente a ella.
"Chiquilla que pasa no te gustó?"
"…es maravilloso…"
Comprendiendo el momento tan emotivo que Rin atravesaba Kali la abrazó con ternura mientras Jaken le entregaba un ramo de flores silvestres. Después disfrutaron del almuerzo y se quedaron el resto de la tarde en el jardín. Sesshoumaru no perdió de vista ni un solo momento de la amena tarde, por un instante Rin miró en dirección hacia donde él estaba, pero Sesshoumaru se escondió aún más entre las sombras.
Al caer la noche recogieron todo y Rin entró al castillo de la mano con Kali.
"La pasamos muy bien, verdad que te gustó mucho?"
"Kali…fue inolvidable muchísimas gracias!"
"Si quieres podemos hacerlo mañana otra vez!"
"Eso me encantaría, ahora voy a recostarme un rato antes de cenar!"
"Que descanses Rin"
"Igual tú, hasta mañana"
Rin se arrodilló para darle un beso y le dio tal abrazo que la pequeña niña se sintió abrumada por el sentimiento que Rin le transmitía y eso le dio miedo, porque recordó que en cualquier momento su amiga se iría para siempre. Sin embargo, le sonrió cándidamente y tomó el rostro entre sus pequeñas manos mirando a Rin a los ojos.
"Te quiero Rin, no te olvides de mí nunca!"
"Jamás!"
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Rin subió las escaleras de memoria porque tenía los ojos vidriosos, se arrastró hasta su cuarto y una vez dentro se dejó caer sobre su cama llorando sin reserva. Lloró tanto que después de un rato se quedó dormida. Al despertar se sintió renovada y lista para emprender su nueva vida.
Se sentó sobre su cama y revisando todo para no olvidar nada importante, luego se cambió su kimono por la comodidad de un atuendo con pantalones negros y una camisa violeta, sobre su vestimenta se colocó la armadura, atándola con firmeza, luego aseguró su espada a su cintura y se quedó de pie con la mirada fija en el piso.
Sabía lo que debía hacer pero todos los recuerdos de su vida, incluida su propia muerte y la muerte de sus padres y hermano desfilaban frente a sus ojos resquebrajando su fortaleza. Pasaron los minutos y sus piernas no parecían obedecer sus deseos de movimiento. Pero cuando cerró los ojos y sostuvo la flor que Jaken le había dado, la fortaleza para finalmente abandonar el castillo que era su casa palpitó en su corazón como una ola de energía.
Se sentó y esperó que el atardecer se tiñera con un manto de oscuridad, se puso de pie, sujetó su espada, respiró profundo y abrió la puerta.
Al empezar a caminar lo hizo tímidamente pero al llegar a las escaleras las bajó con mucho sigilo, cruzó el patio corriendo y sin hacer ruido. Todos en el castillo estaban preparándose para cenar y no notarían su ausencia hasta dentro de un rato, suficiente para alejarse del castillo.
Cuando llegó a la puerta que debía atravesar titubeó, de pronto no se sentía tan fuerte, tenía palpitaciones y le sudaban las manos, cerró los ojos con determinación y se obligó a pensar en Van, el recuerdo de su sonrisa y ternura le devolvieron la fortaleza mientras su mano empujaba la puerta que pronto estuvo abierta.
Cuando la cerró sintió un gran peso fuera de si. Primero empezó caminando lento, casi como si las piernas no respondieran, pero al pasar los minutos sus pasos se hicieron más ligeros adentrándose en el bosque.
Con cada paso que daba se sentía mejor, con mayor entereza para estar sola y empezar una nueva etapa en su vida. Caminó por el bosque hasta que se sintió cansada y se detuvo para descansar, prendió una fogata y probó un bocado. Estuvo un rato observando como hipnotizada el fuego, con la espalda apoyada en un árbol tratando de dormir un poco, pero sus pensamientos eran para una sola persona.
Cada pensamiento se fue desvaneciendo a medida que el sueño la dominaba, pronto todo a su alrededor era silencioso y su respiración pausada era lo único audible en el bosque.
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Sesshoumaru estaba tan distraído con sus propios pensamientos, que no se percató que su aroma favorito se alejaba con rapidez del castillo, saliendo de su vida para siempre. Al llegar al comedor no le extrañó que no hubiera nadie, pensó que estaría con Kali y pronto aparecería por la puerta.
Se acomodó y miró sin demasiado interés la mesa servida. Sentado junto a él Jaken parecía dormir.
"Jaken, ve a buscarla!"
"Hai!"
Al ver como la puerta se abría agudizó sus sentidos, después de unos segundos cerró los ojos con amargura, no podía percibir su delicado aroma. Jaken no regresaba y todo el ambiente pareció enmudecer de golpe, como si el castillo y todos sus ocupantes cayeran en cuenta que ella los había dejado.
Sus ojos se posaron en el puesto de Rin tratando de comprender y asimilar que a partir de ese momento, ya nunca más tendría a Rin frente a él. Una tristeza se apoderó de él, finalmente estaban separados, después de tantos años la pequeña niña no era parte de su vida.
Quiso pensar en su próxima familia para sentirse mejor pero lo pareció una traición. Un agudo dolor le laceraba el corazón con un hierro candente. La puerta se abrió y Jaken la atravesó con el rostro lívido casi llorando, se notaba que trataba de hablar pero no escuchaba sonido alguno. Se detuvo junto a su Amo con la cabeza baja.
"Amo…ella ya…"
"Lo sé, ya no percibo su aroma"
Estuvieron ahí uno junto al otro con la compañía de los recuerdos de toda una vida juntos desfilando frente a sus ojos. Después de un rato Jaken se retiró silenciosamente, dejando a su Amo sentado, tan ensimismado en sus recuerdos que daba la impresión de estar suspendido en el tiempo.
*Ya nunca más volveré a verla, puedo estar feliz y tranquilo, sin embargo, por que me siento extraño jamás me detuve a pensar en como sería estar sin ella*
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Folken terminaba de acostar a Kali cuando sus sentidos registraron la ausencia de Rin. El viejo youkai suspiró apesadumbrado, Kali reparó en la expresión de su padre.
"Papa ya se fue verdad que si?"
"Si pequeña ya no está…como lo sabes?!"
"Es que me abrazó muy fuerte esta tarde, me hizo sentir extraña y tenía los ojos con lágrimas, yo le prometí ser fuerte"
"Que buena eres ella se pondría feliz si te escuchara"
"Papá pero vas a dejar que se vaya sola a la aldea de Inuyasha-sama?"
"Tienes razón, quédate aquí volveré pronto!"
"Hai, si me da miedo iré con A-UN!"
"Buena niña!"
Al salir del cuarto Folken se tropezó con Jaken.
"Folken-sama adonde vas?"
"La acompañaré hasta la aldea no debe estar muy lejos. Me harías el gran favor de vigilar a Kali!"
"Claro que sí, apúrate!"
"Hai"
El pequeño demonio se quedó de pie con Kali a su lado mientras observaba como el youkai atravesaba el jardín con una rapidez poco común.
Luego ya no lo vieron más, era una gran figura alada recortada contra la oscuridad, fue visible solo unos instantes sobre el muro del castillo antes de perderse entre las sombras de la noche. La gran envergadura era una sombra que oscurecía el bosque en busca de Rin. Desde su habitación Sesshoumaru también lo observaba aliviado.
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El ruido sobre su cabeza la despertó asustándola. Se quedó quieta tratando de descifrar que sucedía, al ver las alas color azul sonrió.
El gran pájaro estaba en un claro delante de ella. Era un demonio imponente y espectacular, sus alas eran azules, violeta y verde intenso. Los ojos rojos dejaban en evidencia una esencia youkai que se remontaba a muchas generaciones de fuertes demonios.
Rin recogió sus cosas y salió corriendo a su encuentro. Se aferró a su cuello con fuerza.
"Folken-sama viniste a acompañarme muchas gracias!"
Rin montó el enorme pájaro con una gran sonrisa, pronto se halló viendo el suelo desaparecer bajo las alas azules a gran velocidad.