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Capítulo 26

El primer beso

……………………… ……

Sesshoumaru había pasado la noche en vela solo en su habitación, lo único en su mente era Rin y sus nuevos sentimientos. Lo que su corazón sentía no se comparaba con nada que hubiera experimentado antes. Era algo maravilloso e intangible, que lo llenaba y lo hacía olvidar todos sus años de soledad.

Ahora estaba recostado en el lomo de A-UN viéndola dormir, se sentía bien poder admirarla de cerca. Lo suficiente como para jugar con su cabello entre sus garras, jugar con el cabello de Rin, el youkai jamás pudo imaginar que algo tan simple pudiera darle tanta satisfacción.

Pero él sabía que aún faltaba mucha felicidad por experimentar con Rin, y lo haría tal y como le había prometido un paso a la vez; en cuanto se despertara la besaría haciendo realidad el primero de sus muchos deseos.

Se distrajo un instante para darle los buenos días a Moru que traía el desayuno. Quería alimentarla él mismo y a solas sin ningún par de ojos poniéndola nerviosa o distrayéndola de los placeres que él quería darle. Sesshoumaru torció los labios al ver la reacción del joven youkai a su efusivo saludo matutino.

"Buenos días Moru!"

"…buenos días Amo!"

"Déjalo aquí!"

"Hai!"

Moru se retiró con una sonrisa al contemplar cuan apacible dormía Rin. Después de un rato Sesshoumaru se deleitó al verla despertar. Aún dormida, Rin movió las piernas haciendo que la yukata se abriera para dejando sus piernas expuestas a la mirada del youkai. El príncipe entreabrió los labios cuando vio las piernas descubiertas, estaban llenas de moretes y raspones. No era muy difícil adivinar que el resto de su cuerpo estaba en igual condición, todo por su culpa.

Ahogó ese sentimiento con la seguridad que de ahora en adelante ella era su pareja y eso significaba que nunca más se sentiría sola, o asustado o desprotegida. Su misión de ahora en adelante era hacerla feliz.

Rin no quería despertar porque estaba soñando que su amo la besaba apasionadamente, pero la luz del día le impedía mantener los ojos cerrados; por lo que se estiró y abrió los ojos poco a poco hasta reconocer a su amado Amo frente a ella, le sonrió antes de darle los buenos días, ruborizada pero feliz.

"Bueno días!"

"Hola Princesa!"

Rin se apoyó en una mano y se incorporó hasta estar sentada frente a él. Podía adivinar que tenía el cabello lleno de paja por la forma como él la miraba. Se pasó la mano por la cabeza y lo miró como pidiéndole ayuda. Sesshoumaru alargó la mano hasta ella y con una tenue sonrisa empezó a limpiar su cabello, mientras los ojos de Rin se movían sobre él.

Con el deseo hirviendo en su piel, Rin se acercó cerrando el espacio entre ellos, de alguna forma su pequeña actuaba con una seguridad pasmosa que Sesshoumaru estaba seguro era motivada por el amor que sentía por él.

El corazón de la princesa latía precipitado por la expectativa de que la besara, sería su primer beso, un beso de amor que había esperado toda su vida. Una vez que terminó, el youkai le alisó el cabello y puso la mano sobre la mejilla caliente de su pareja.

Podía sentir la excitación y deseo en el aire, el pulso acelerado le alborotaba la sangre y desataba su instinto animal. Sin poder controlarse un instante más la tomó por la muñeca y la atrajo hacia él.

La miró un segundo y las palabras `eres mía' llegaron a los oídos incrédulos de una Rin que sentía que le faltaba el aire para respirar. Aquella frase resumía toda su existencia y su razón de ser feliz, era una caricia invisible seguida de una sacudida de placer, Sesshoumaru la besaba en los labios por primera vez.

La sintió fundirse entre sus brazos y mientras disfrutaba aquel sentimiento saboreó los labios moviendo su lengua con suavidad, obligándola a abrir la boca para poder profundizar el beso.

Besaba a Rin perdido en una nube de amor y placer. Saliendo de su mareo inicial ella se aferró a Sesshoumaru con ambos brazos embelezada, parecía que el resto del mundo desaparecía dejándolos solos para poder besarse.

Sin dejar de besarla Sesshoumaru la acostó sobre la paja y empezó a mordisquear su boca, esa boca que era suya, que había esperado por él durante 26 años, tan suave y delicada, deseosa por él. Acostados sobre la paja, besándose apasionadamente con toda una vida de estar juntos, eso era felicidad.

Se besaron largamente como si de alguna forma recuperaran tiempo perdido. Eran besos intensos, llenos de pasión y ternura. Sesshoumaru no parecía saciarse con los labios de Rin, estaba embriagado.

Con cada beso Rin experimentaba un hormigueo por toda su piel y rápidamente su cuerpo se iba acostumbrando al contacto del príncipe, creando una conexión invisible y poderosa entre ellos. Finalmente y después de minutos eternos de éxtasis, Sesshoumaru se separó un poco para verla.

Su princesa lo veía con la emoción e incredulidad reflejadas en sus pupilas, aquellos ojos le gritaban mil cosas a la vez que su dueña era incapaz de vocalizar pero resumía en una sonrisa.

La había besado y fue todo lo que sus sueños le habían prometido y más, no podía ser más feliz que como en ese preciso momento. Tenía el amor y cariño de su amo, su vida era completa, la imagen de los bebés perritos fue un destello frente a sus ojos y Rin soltó la risa.

Sesshoumaru pensaba como había pasado toda su vida sin experimentar tal goce, tal bienestar y felicidad. Así era estar enamorado, sentir que todo lo que te rodea es hermoso, que has encontrado algo único. Al escucharla reír, Sesshoumaru enmarcó el juvenil rostro con una mano.

"De que te ríes preciosa?"

"…algo que acabo de recordar, una cosa que me dijo Kagome!"

"Y me vas a decir que es?"

Rin se atragantó y comenzó a reírse mas fuerte y con las mejillas como dos rosas.

"Es que todavía no ha sucedido…me da pena!"

"Ah sí? Y que es…yo tengo algo que ver?"

"Je je je…pues…si…pensaba en bebés!"

"Princesa… creí que habíamos acordado un paso a la vez!"

"Si claro lo que pasa es que…!"

"Es maravilloso! Ojalá tengan los ojos de su madre!"

Rin enmudeció de golpe y sus ojos se aguaron tan rápido que Sesshoumaru se sintió desubicado por un segundo. Con la voz transformada en un suspiro por la felicidad Rin acarició las marcas youkai de su rostro y le habló con los ojos llenos de lágrimas.

"…serán tan hermosos como tú…Sesshoumaru yo te amo con todas mis fuerzas, eres mi vida!"

"…Rin…yo…no soy nada sino te tengo!"

Incapaz de dominar sus emociones Rin dejó que sus lágrimas cayeran mejillas abajo ante la mirada estupefacta de Sesshoumaru. Dándole un beso primero en los labios y después en ambas mejillas, trató de tranquilizarla, pero el consuelo de Rin era aferrarse a él.

El youkai se sintió cautivado por la reacción de Rin y con dulzura presionó su cuerpo sobre ella y con los ojos cerrados comenzó a darle besitos en la nuca. Esperó a que ella se calmara un instante con los labios presionados sobre la piel, probándola con la punta de la lengua.

Al sentir aquella caricia en su cuello Rin tragó en silencio intentando sosegarse, al percibir que estaba más calmada Sesshoumaru movió la cabeza para hablarle directamente al oído.

"Porque lloras pequeña?"

"…es que…!"

Comprendiendo que Rin no sería la más ecuánime en aquel momento Sesshoumaru siguió hablándole al oído con ternura.

"Acaso son lágrimas de felicidad?"

Rin movió positivamente la cabeza y Sesshoumaru respiró aliviado, por un segundo al verla romper en llanto creyó que sus palabras la habían decepcionado pero se daba cuenta que ella comprendía mejor que nadie lo que eso significaba.

Decirle que no era nada sin ella, era declararle su amor incondicional. Esa era la magnitud del amor de Rin, tanto anhelaba ser su pareja y la madre de sus cachorros, que escuchar que él también la amaba la hacía llorar.

Sesshoumaru se movió quedando de espaldas en el piso y con Rin sobre su pecho, sentía como las lágrimas humedecían su kimono y sonrió mientras le acariciaba la espalda con movimientos suaves y relajantes.

Estuvieron así hasta que Rin respiró con tranquilidad y él percibió como olía el aire.

"Tu desayuno espera!"

Tímidamente Rin levantó la cara y se apoyó sobre el pecho de Sesshoumaru con la barbilla, tenía los ojos y la punta de la nariz roja. Al verla el youkai se transportó a la infancia de la pequeña que en las noches de tormenta llegaba llorando de miedo, buscando consuelo entre sus brazos. Con un solo dedo Sesshoumaru delineó la curvatura de los labios femeninos y sonrió.

"Tienes hambre?"

"Mas o menos, nos podemos quedar así un rato más…digamos todo el día?"

El príncipe soltó una risita y la estrujó con amor a su pecho antes de acomodarse en una posición que le permitiera alimentarla más cómodamente. Con Rin sentada entre sus piernas, tomó la bandeja con los alimentos, le dio un beso y empezó a poner pequeños trozos de comida en su boca.

Mientras masticaba ella le sonreía y enredaba sus dedos con los largos mechones plateados que adornaban los hombros de Sesshoumaru.

"No es necesario que me alimentes como un bebé!"

"Pero quiero hacerlo, si no te importa!"

"Siiii yo también quiero!"

"Rin porque viniste a dormir con tu mascota? No te gusta tu cuarto!"

"Si me gusta pero no me agrada dormir sola, me da miedo!"

"Ya veo entonces creo que tenemos que hacer algo para remediar eso Princesa!"

Rin tragó y abrió los ojos a todo lo que daban

"P-pero es que yo…tengo moretes y mis heridas…!"

Sesshoumaru levantó una ceja sorprendido y Rin dejó escapar una risa nerviosa ruborizándose en el proceso. Con una voz pausada y llena de picardía, el príncipe le repitió que todo a su tiempo. Si ella se apenaba por sus moretes él sería paciente, de igual forma le recordó que moretes o no, ella era la mujer más hermosa que había conocido.

Esta vez Rin se carcajeo a todo lo que su pecho le permitía, cada vez que abría la boca sonaba como una pervertida insaciable y todas las veces Sesshoumaru la miraba como devorándola con la mirada.

Una vez que terminó de desayunar puso la bandeja aparte y se acurrucó en brazos de Sesshoumaru que con naturalidad puso la barbilla sobre su cabeza con los ojos cerrados. No fue mucho tiempo para que ambos escucharan pasos acercarse, Van y Kali la estaban buscando.

Rin no se movió de donde estaba y se preparó a recibirlos con una sonrisa, en cuanto los vieron los dos niños gritaron exaltados. Van se volvió hacia Kali y le dijo con tono de autoridad.

"Ves te dije que mi tío iba a estar con ella…el plan funcionó!"

Los dos pequeños se aproximaron y le dieron los buenos días con un beso, bajo la mirada atenta del youkai. Sesshoumaru se paralizó cuando ambos niños le dieron el mismo saludo a él; tímidamente Kali se acercó y lo besó musitando un `buenos días amo', Van fue menos recatado, lo tomó con ambas manos por el rostro y con una sonrisa lo felicitó.

"Bien hecho tío, yo sabía que tu podías conquistarla!"

"…"

No hubo respuesta, ni siquiera un gruñido o suspiro, nada. El youkai se encontraba en una realidad muy distinta a la que jamás hubiera imaginado, una vida donde recibía felicitaciones y besos infantiles como la cosa más natural del mundo. Ese sería su mundo a partir de ahora.

A su lado, Rin prácticamente babeaba de verlo tan sereno ante las demostraciones de cariño de los niños, en su mente era como si se preparara para ser así tierno y amoroso con los bebés que algún día iban a tener.

Los dos niños se quedaron en el establo saludando a A-UN, Rin seguía acurrucada a Sesshoumaru flotando en una plácida nube, abrió los ojos cuando Kali le preguntó si iba a tomar un baño.

"Princesa tomarás tu baño? Sukime dice que ya está listo!"

"Mmm! si un baño suena genial!"

Sesshoumaru se incorporó y tomándola en brazos salió del establo en dirección al cuarto de baño. Entrecerró los ojos al contemplar con que felicidad los miraban Van y Kali, los dos salieron corriendo y gritando que los príncipes ya no estaban peleando. Con Rin recostada en su hombro Sesshoumaru suspiró.

"Tienes muchos admiradores pero recuerda, tu eres mía!!"

"…"

Rin tragó en seco pasando sus dedos por la nuca del youkai, provocándole escalofríos que burbujeaban en su piel. Salieron del establo en silencio y seguros que todos los esperaban para verlos. Al salir todos los miraban sin poder ocultar su felicidad o asombro.

La condujo hasta el cuarto del baño donde Sukime la esperaba con una gran sonrisa.

"Buenos días princesa…otra vez dormiste con ese dragón apestoso?"

"Nana no es apestoso, es que no quería dormir sola, tu sabes que no me gusta!"

"Pues no veo porque tienes que ir a dormir con ese animal ya no tienes excusa!"

"NANA!!"

"Ay bueno señorita a bañarse y ponerse hermosa porque la princesa del castillo debe lucir impecable!"

Rin volvió a ver a Sesshoumaru sonrojada, él la veía con los ojos entrecerrados y algo parecido a una sonrisa en sus labios. Tenía deseos de quedarse ahí y meterse con Rin al agua, pero la nana se encargó de correrlo del sitio porque sabía que la princesa se avergonzaba de sus moretes.

"Nana no lo eches sin despedirse de mí!"

Sesshoumaru se aproximó a ella esta vez con una sonrisa completa y bien formada, la sujetó por la barbilla y se despidió con un tierno beso de labios entreabiertos y aliento tibio. Al salir pudo escuchar los regaños de la youkai por irse a dormir con el dragón, mientras estaba con su nana Rin irremediablemente se comportaba como una niña consentida.

"Porque te gusta tanto ir a dormir con el cabezón, te queda el cabello lleno de paja y hueles a dragón"

"Nana! Me lavo el cabello y ya…que pasa porque me miras con esa cara tan rara?"

La youkai sostenía la yukata mientras observaba como Rin se metía al agua, la espalda cubierta por cicatrices le hacía un nudo en la garganta. El aspecto de Rin era frágil y delicado pero la realidad era que era muy fuerte y de un espíritu que nunca perdía su dulzura e inocencia.

Sukime dejó la yukata aparte, tomó los utensilios de baño y se aproximó hasta donde estaba Rin aún esperando por una respuesta.

"Nana que pasó te me quedaste viendo raro!"

"Eres muy fuerte princesa, de cuerpo y alma. Nadie más que tu merece ser la pareja del Amo!"

Rin se quedó de una pieza, su nana siempre la elogiaba pero en ese instante era algo más que un elogio, era una muestra profunda y sincera de amor, que Rin guardó en su corazón emocionada.

"Nana gracias! Eres la mejor nana del mundo!"

"Ay mi niña…que aburrida hubiera sido mi vida sin ti!"

"Suki-nana ya no sigas me vas hacer llorar!"

"Je je je tan sentimental como siempre, pero ahora no es momento de tristezas, te voy a quitar eso olor a establo del cabello!"

"Y dale con eso! No huele tan feo!"

"Rin ya no eres una niña tienes que dormir en tu cama no con tu mascota!"

Recostado a la pared con los ojos cerrados Sesshoumaru sonrió al imaginarse que en un par de días el cabello de Rin iba a oler a él, porque no tenía pensado privarse por más tiempo del placer de dormir juntos. Aprovechando que Rin seguramente tardaría mucho en el baño se dirigió para ver como les iba a Folken y Jaken con los preparativos.

……………

Una hora más tarde cuando Rin salió destilando limpieza y perfume, Sesshoumaru la esperaba de pie con la vista al cielo. Ella se le acercó tratando de no hacer mucho ruido y lo tomó de la mano. Fue recibida por un beso y un firme apretón alrededor de su cintura. Aprovechando que estaban abrazados Sesshoumaru deslizó su nariz por su cuello como una caricia. Rin le habló fascinada por la demostración de cariño.

"Soy muy feliz!"

"Eso me complace mucho!"

Ella se separó lo suficiente para verlo con el ceño fruncido, Sesshoumaru resopló divertido y se apresuró a decirle que como ella, él también experimentaba felicidad. Como si todavía fuera una niña Rin se acurrucó entre sus brazos metiendo las manos bajo la tela del kimono. Sesshoumaru simplemente cerró los ojos disfrutando del la sensación de las manos de Rin sobre su piel.

Disfrutaron de un día en el castillo sentados a la sombra de un árbol con Rin recostada de espaldas a su pecho. A la hora del almuerzo todos se retiraron dejándolos solos para que como en el desayuno, el príncipe alimentara a la princesa del castillo.

Que Rin no pudiera verlos no le impidió a Sesshoumaru darse cuenta que todos los espiaban por las ventanas o rendijas de las puertas, indudablemente todos querían ser participes de su amor, aunque fuera a la distancia.

Después de que Rin terminara con su almuerzo se acurrucó rodeada por los brazos fuertes y protectores de su amo, la princesa ignoró la punzada de emoción que sintió. Sukime le había dicho que poco a poco se acostumbraría a la cercanía de Sesshoumaru sin sentir náuseas.

…………

La rutina diaria del castillo había cambiado radicalmente. Los gritos, risas y juegos infantiles inundaban el castillo, llenándolo de vida. Parecía que nada malo hubiera pasado y Sokoe fuera producto de la imaginación. Con Sesshoumaru a su lado todo parecía un sueño; Rin abrió la boca porque se había olvidado por completo del sueño…el que había tenido muchas veces mientras estaba inconsciente. Era un sueño donde veía a Sesshoumaru a la orilla de un río completamente embelezado.

Pero el sueño era borroso y por eso no podía ver a la persona en el río, pero estaba segura que era una mujer. Estaba a punto de contarle a Sesshoumaru cuando Kali y Van le pidieron que se les uniera en un juego. Rin se levantó y salió corriendo dejando a Sesshoumaru con la palabra en la boca.

Sesshoumaru se recostó en el árbol para poder vigilar a Rin, junto a los niños ella no parecía mayor, al contrario su actitud dejaba ver que ella conservaba su actitud infantil. Eso probablemente la convertiría en una excelente y dedicada madre para lo hijos que iban a tener.

Jugaron toda la tarde a las escondidas, cada vez que la encontraban Rin gritaba emocionada y se carcajeaba feliz. No había rastro de dolor o angustia en su rostro, solo felicidad y amor. Sesshoumaru notó que Shippou miraba a Rin desde el resguardo de un árbol que estaba alejado, la expresión del youkai era resignada, al darse cuenta que era observado, Shippou bajó del árbol y tomó el camino hacia el ala sur.

Pronto empezó a oscurecer y decidieron jugar una vez más antes de ir a cenar. Los niños se despidieron de Rin con un beso y echaron a correr. Cuando ella se volvió para buscar a Sesshoumaru se dio cuenta que no estaba y decidió ir a descansar a su cuarto.

……………………

Se quedó dormida y como no hubo nadie que la despertara, la hora de la cena había pasado. Se cepilló el cabello, alisó sus ropas y salió de su habitación, en ese momento las luces del castillo se encendieron por etapas como por arte de magia.

Rin caminó en silencio preguntándose donde estaría Sesshoumaru, como no lo vio decidió ver a Folken y a Kali. Al llegar no vio a nadie pero un agradable olor a hierbas perfumaba el ambiente. El fuego en el centro de la habitación calentaba todo.

Se disponía a llamar a la pequeña youkai cuando Kali le salió al encuentro con una sonrisa.

"Hola Princesa me buscabas?"

"Claro, quería verte antes de que te fueras a la cama!"

"Te quedaste dormida verdad?"

"Je je je me cansé jugando con ustedes!"

"Quieres comer algo?"

"Que tienes?"

"De todo!"

Rin siguió a Kali y esperó pacientemente a que la pequeña le trajera el plato de comida. La adorable niña decía que quería consentirla por ser la princesa del castillo y Rin no tuvo el valor para contradecirla. Comió feliz escuchando las interminables anécdotas de Kali y sus días en la aldea de Inuyasha.

"Kali donde está Folken-sama?"

"Se fue con Sukime a las bodegas, me dijo que tenía que buscar algo. Yo cené en el ala sur!"

"Te cae bien Van no es verdad?"

"Si somos muy buenos amigos, tal y como dijiste!"

"Eso me alegra muchísimo!"

"Ya estamos haciendo planes para cuando tengamos que cuidar a tus cachorros, vas a tener muchos bebes verdad que sí!"

Rin se carcajeó al ver la expresión emocionada de la niña y solo podía imaginar los planes que tenían esos dos. Por momentos le costaba creer que tanta felicidad fuera posible.

"Que suerte tengo de tener amigos como ustedes. Espero tener muchos bebés perritos, todos los que pueda!"

"Siiii!"

Una vez que Rin terminó de cenar recogieron todo y ayudó a su pequeña amiga a prepararse para dormir. La princesa besó y abrazó a la niña y la acompañó hasta que se durmió. Después de cobijarla salió del cuarto, cerró la puerta tras de sí con la mirada baja y al levantar la vista tenía a Sesshoumaru frente a ella.

"Hola!! Estaba durmiendo a Kali!"

"Aja…ahora es mi turno!"

"Tu turno…?!"

Sin darle tiempo de reaccionar, Sesshoumaru tomó a Rin en brazos y empezó a caminar en dirección a la sorpresa que le tenía preparada. En brazos de su príncipe se sentía liviana y consentida y se daba cuenta que no estaba soñando. El amor entre ellos era una electrizante verdad.

Cargándola el aroma de su pareja se le metía por los poros seduciéndolo en silencio, fortaleciendo los sentimientos placenteros que ella despertaba con su sonrisa y ternura. Rin se aferró al cuello de Sesshoumaru y rozando sus mejillas con la boca, le preguntó adonde la llevaba.

"Adonde vamos?"

"…"

"Sesshoumaru!"

El youkai la miró de medio lado pero no le dijo nada para avivar la curiosidad femenina.

"Es una sorpresa?…Sesshoumaru dime!"

"Algo así!"

"Siiiiii!! Me encantan las sorpresas!"

Con su cuerpo temblando por la expectativa de la sorpresa Rin se puso a darle besitos en la mejilla, uno detrás de otro hasta que Sesshoumaru dejó que una carcajada escapara de sus labios. Subieron las escaleras que daban a una parte del castillo que casi no se usaba. Al avanzar por el extenso y elegante corredor Rin pudo distinguir el olor a incienso que salía de uno de los cuartos.

Esperándolos en la puerta estaban Folken y Sukime, Rin miró a Sesshoumaru pero lo único que obtuvo fue una mueca arrogante. El príncipe avanzó entrando al cuarto que estaba a oscuras. Una vez dentro puso a Rin en el piso y la tomó de la mano.

"Jaken!"

En ese momento Rin vio una llamarada en medio de la oscuridad que encendía el fuego para alumbrar toda la habitación. Era un cuarto enorme y muy majestuoso. Las paredes a su alrededor estaban cubiertas por pinturas a mano de paisajes silvestres, llenos de flores y árboles y pájaros. En cada esquina había un enorme jarrón lleno de flores recién cortadas.

Contra una de las paredes estaba el baúl de Sesshoumaru con los regalos que le había dado durante toda su infancia. También había un armario con el mismo tallado del baúl, flores, espadas y espinas. Rin nunca había visto muebles tan bellos en el castillo y en ese momento recordó las palabras de Kali.

En la pared opuesta había un espejo con una butaca y varios utensilios de cuidado personal en la mesa que sostenía el espejo. Rin reconoció cepillos, peines y unos cuantos frascos de vidrio que adivinaba eran perfumes.

El ambiente estaba aromatizado por hierbas. Frente al fuego Rin vio una pared por la que se colaba la luz, dio unos cuantos pasos y pudo ver que tenía dos paredes a cada lado, formando una U que mantenía el futón doble oculto de ojos curiosos.

Un futón doble…ese era su cuarto y el de Sesshoumaru, ahí dormirían juntos. En ese lugar resguardado por tres paredes despertaría junto al hombre que amaba desde siempre.

Rin no podía articular palabra, miraba incrédula todos los muebles a su alrededor, al estar frente al espejo vio su reflejo y se llevó la mano a sus mejillas, disfrutando la tibieza de su piel ruborizada. Con cuidado se acercó al ropero y pasó los dedos por el tallado de las puertas.

No había duda que era un juego de dormitorio, pero Rin estaba segura que no eran de Sokoe, porque se notaba el paso de los años a pesar de que lo habían limpiado muy bien no más de dos días atrás. Al ver aquella demostración de amor Rin sentía que el corazón se le iba salir del pecho, porque frente a sus ojos Sesshoumaru se transformaba en un compañero amoroso y entregado.

El youkai la miraba concentrado en lo acelerado de sus latidos, definitivamente Rin estaba emocionada por su sorpresa. Se encontraba tan absorta admirando todo que no se percató de la presencia de Jaken junto a ella.

"Rin…Rin!! Princesa!!"

"Ah? Jaken-sama hola!"

"Y bien que te parece chiquilla?!"

"Es tan…es perfecto. Nunca había visto muebles más hermosos. Muchas gracias a todos, se nota que trabajaron mucho!"

"Si fue agotador pero valió la pena. Mira chiquilla debes estar muy orgullosa que el Amo te haya dado…!"

"JAKEN!"

"Si Amo bonito!"

Rin se aproximó hasta Sukime, Folken y Jaken, a cada uno le dio un beso de agradecimiento. Los tres se retiraron con una sensación placentera por ayudar a su Amo y hacer feliz a Rin en el proceso. Una vez que estuvieron solos Rin se lanzó a los brazos de Sesshoumaru tan emocionada que le costó pronunciar las palabras de agradecimiento.

"M-muchas gracias, me encanta!"

"Pequeña no me digas que vas a llorar otra vez?"

"…"

Rin no dijo nada pero él la sintió ponerse tensa y soltarse del abrazo, el youkai la dejó ir divertido. Al apartarse ella escondió su rostro y disimuladamente se llevó la manga de su kimono para limpiar las insipientes lágrimas. Sintiéndose como una niña llorona y tonta se sentó dándole la espalda a Sesshoumaru y de cara al fuego.

De pie Sesshoumaru tuvo un sentimiento de ternura y arrepentimiento por haberla puesto en evidencia.

(Sukime tiene razón, es tan sentimental…)

Se sentó junto a ella, quería aprovechar para preguntarle si se sentía distinta. Había hablado con Folken sobre que efecto podría tener en Rin su sangre.

Según su mayordomo, la respuesta a tal interrogante era Kagome. Ella conservaba el mismo aspecto juvenil de siempre a pesar de los años. Era lógico pensar que a Rin le sucedería algo similar, sino mejor, dado que la sangre que había recibido era pura. El mayordomo le había asegurado que indudablemente la salud de Rin mejoraría, haciéndola más fuerte de lo que ya era.

Aquella plática con su sirviente lo había tranquilizado en cuanto a la salud de Rin, pero despertaba su curiosidad. Además del contacto íntimo que planeaba tener con su pequeña; había una gran diferencia entre Kagome y Rin, sangre youkai de lobo. Sesshoumaru estaba convencido de que indudablemente Sokoe había dejado su huella.

"Rin!"

"Debes pensar que soy una llorona!"

Sesshoumaru no le contestó, prefirió abrazarla y darle un beso en la mejilla, movió su boca para besarla en los labios pero ella lo miraba con el ceño fruncido.

"Entonces si crees que soy una llorona?"

"No era mi intención ofenderte!"

"Soy una llorona si o no?"

El youkai parpadeó y abrazándola le dio un beso con los ojos cerrados luego se acomodó detrás de ella rodeándola con ambas piernas.

"Eres una mujer sentimental y muy expresiva, eso es una de las cosas que más me gusta de ti!"

Rin dejó escapar una risita, era imposible permanecer molesta o separada de él por más de cinco minutos cuando se comportaba como todo un caballero enamorado y galán.

"Me puedes decir que más te gusta de mí? Yo adoro todo lo tuyo!"

Fue el turno de reír de Sesshoumaru, estaba seguro que nunca llegaría a adquirir tal grado de espontaneidad; pero sabía que no podía vivir sin la de Rin.

"Gracias! Me gustan tus ojos y tu sonrisa…!"

"Supongo que te gustaría más que fuera una youkai de sangre pura y no una simple humana verdad? Si Sokoe no hubiera sido mala probablemente…!"

Las palabras se desvanecieron en sus labios al notar el silencio a sus espaldas, se viró un poco y vio a Sesshoumaru con una fría expresión.

"Ya terminaste de hacer conjeturas? Los sentimientos que tengo por ti son únicos y te agradeceré que a partir de ahora no los vuelvas a poner en tela de duda!"

"Si Amo!"

"RIN!!!"

"Ja ja ja disculpa, se me salió!"

Rin se acomodó de espaldas a él y continuó viendo el fuego arder.

"Ahora, ya que mencionas tu condición humana. Quiero preguntarte si no te sientes diferente?"

"Diferente?"

"Es por algo que conversé con Folken. Has notado que Kagome está igual que siempre?"

"Igual que siempre…mmm! entiendo Kagome es la misma que yo recuerdo y han pasado veinte años. Pero…y eso que tiene que ver conmigo? Yo me siento muy bien"

"Ese es mi punto, Rin te mordió una youkai con poderes mentales y algo de mi sangre está dentro de ti. Con solo esa mordida cualquier ser humano hubiera quedado muy mal!"

"Pero quedé muy mal…claro que me recuperé muy rápido pero eso fue porque tu me regalaste sangre, je je a lo mejor la loba me hizo bien sin darse cuenta!"

"Entonces no notas ningún cambio?"

"Además de los ojos rojos? Pues no, crees que me voy a transformar o algo parecido?"

"Lo dudo, Folken estaba en lo correcto, ahora tu sangre no es completamente humana y eso significa que tu salud será mucho mejor. Además conservarás tu belleza y juventud por más tiempo que cualquier otra humana!"

Rin lo miraba con los ojos muy abiertos y sonriente, Sesshoumaru solo podía adivinar la bien que ella se sentía con aquel descubrimiento.

"Así que soy algo así como un híbrido, ja ja ja ya no soy una humana común y corriente…tu crees que yo soy bonita?"

"Eres preciosa!"

Sesshoumaru le dio un beso en la mejilla con la mirada fija en el fuego. La princesa se volteó un momento solo para comprobar que los youkais necesitaban muchos años para mostrar señales de envejecimiento. Ni siquiera quería sacar cuentas de todos los años de diferencia entre ellos dos.

"Entonces Kagome no ha envejecido pero estás seguro que me va a suceder lo mismo?"

"Eso creo!"

"Y cuando exactamente dejó Kagome de envejecer?"

Sesshoumaru no pudo evitar sonreír maliciosamente ante la oportunidad de recordarle una vez más a Rin que pronto la haría suya.

"Déjame ver…si eso pasó desde que están juntos!"

"Juntos? Pero yo he estado toda mi vida contigo y yo crecí, eso seguro le pasó a Kagome-chan porque es una miko poderosa…Sesshoumaru me voy a poner viejita algún día?"

Sesshoumaru apretó los labios conteniendo la risa. La inocencia de Rin le parecía adorable y estimulante. Deslizando ambas manos por su cintura la estrechó contra su pecho y le dio un beso en la nuca. Luego le habló con los labios rozando su oído.

"No. Yo quise decir `juntos'!"

"…aaaah!"

Con un escalofrío que la sacudía de pies a cabeza, Rin comprendió la insinuación de su Amo y cerró los ojos tratando de contener la risa nerviosa. Sentir el aliento tibio sobre su piel la hacía vibrar. Sesshoumaru continuó besándola en el cuello con suavidad para luego apoyar su barbilla en el hombro de Rin.

"Rin te gusta nuestra habitación?"

"…s-sí mucho, nuestra habitación es hermosa!"

"Y tus muebles?"

"Mis muebles?"

"Si, estos muebles son para que guardes tus cosas, solo el baúl de allá es mío!"

"Pero y tus cosas…que tienes en ese baúl, puedo ver?"

"Otro día te muestro que tengo ahí. Mis cosas están detrás de esa puerta. No puedes verlo pero el baño está ahí atrás!"

Sesshoumaru le señalaba la pared que resguardaba el futón doble y una puerta en junto al baúl que no había notado antes. Estar ahí en esa amplia habitación que no solo era bella sino que era compartida, la elevaba a un nivel de felicidad supremo.

"Aahh! Un baño solo para nosotros…que romántico…ahem! Esos muebles son muy antiguos verdad que sí?"

"Que princesa tan observadora. Este es el juego de dormitorio de mi madre!"

Rin juntó los labios en un intento fallido por hablar, emocionada observó otra vez los muebles y giró sobre sí misma para estar frente a frente con su príncipe.

"De tu madre…son preciosos…pero, estás seguro que yo los puedo usar?"

"Por supuesto, eso me haría muy feliz!"

"mmm! haces tantas cosas hermosas por mí que quisiera que supieras lo mucho que eso significa para mí, pero me temo que me transformaría en una niña llorona!"

"Me gustas llorona!"

"Je je je!"

Deslizando sus brazos por los hombros anchos y fuertes de Sesshoumaru, Rin se entregó al placer de sus besos. Los labios experimentados y tiernos, recorrían su boca, rostro y cuello con tal delicadeza y desesperación que ella no podía evitar gemir de placer.

Para Sesshoumaru la boca delicada y juvenil de su niña llorona era como un manjar que entre más lo probaba más quería, transformándose en una placentera y adictiva droga. Después de un rato de adorables besos y jugar con su melena Rin comenzó a bostezar. El youkai la miró con una sonrisa, la ayudó a levantarse del suelo y la condujo hasta el baño.

"Vamos a dormir, te puedes cambiar aquí pequeña!"

"Hai!"

Sesshoumaru desapareció por la puerta dejándola a solas para que se cambiara. Rin buscó con la mirada y encontró su yukata doblada en el piso. El baño era enorme y tenía dos armarios y un espacio para sentarse, así como un mueble donde guardaban, paños, sales de baño y demás utensilios de baño.

Estaba tan distraída soñando despierta, recordando todo el día; que no se dio cuenta que Sesshoumaru estaba detrás de ella. Completamente desnuda y con la llama alumbrando su figura, el youkai pudo ver la espalda curtida por los latigazos y sus piernas moreteadas con cegadora claridad.

Rin se volvió horrorizada y al verlo se dejó caer de rodillas en el suelo hablando frenéticamente y con la yukata apretada entre sus manos.

"No, no…por favor mis cicatrices son horribles!"

Sesshoumaru se arrodilló junto a ella, le quitó la yukata de las manos y le puso una azul claro que traía en su mano. Por eso estaba ahí, para darle a Rin una yukata nueva que era más o menos parecida a la que él llevaba puesta. Eran hechas de la seda más fina y él quería que su primera noche juntos, aunque solo durmieran, fuera con las vestimentas dignas de una pareja.

Se inclinó sobre ella con suavidad y le habló al oído pidiéndole que se tranquilizara.

"Discúlpame por asustarte, quería darte esto!"

Con amor la ayudo a ponerse bien la yukata nueva, pasando sus manos por las cicatrices en una delicada y comprensiva caricia. Eran tantas marcas! Solo podía imaginar lo mucho que le había dolido. De pronto la sangre que le había dado parecía muy poca.

Una vez que ella se puso la prenda Sesshoumaru la levantó en brazos para llevarla hasta el futón. Rin se acostó dándole la espalda, recogiendo su cuerpo lo más pequeño que pudo. Sentado a su lado el príncipe la observaba angustiado, con la imagen de su cuerpo desnudo y cicatrizado dando vueltas en su mente.

Rin quería que la tierra se abriera en dos y la tragara. Respiraba sonoramente y estaba segura que sus ojos eran tan rojos como la sangre; solo esperaba la reacción del youkai a su lado.

"Te duele?"

"Ya no!"

"…"

"Te parezco repugnante?"

"Claro que no!"

"Seguro?!"

"SI!"

Al oler las lágrimas Sesshoumaru se recostó junto a ella pasando su mano por la cintura y acariciando su cabello en un intento por tranquilizarla.

"Sesshoumaru yo…!"

"Duérmete Rin. Olvídate de tus marcas. Tu piel tiene la misma tersura y suavidad como cuando eras una niña!"

El príncipe la sintió relajarse y acomodarse totalmente pegada de espaldas a él. Rápidamente y después de una dosis de besitos en el cuello, Rin se quedó dormida dejándolo a solas con su deseo. Sesshoumaru podía sentir las suaves curvas en contacto directo con su cuerpo, solo separados por la seda de sus yukatas.

Era gratificante sentir sus aromas mezclarse con el intenso contacto corporal, haciendo volar su imaginación y anticipando y deseando aún más que nunca poder hacerla suya.

Su mente creaba imágenes de los dos haciendo el amor toda la noche y hasta el amanecer. Impulsado por el estimulante aroma de Rin, Sesshoumaru acarició a su princesa sugestivamente sin quitar la yukata.

Tocar su cuerpo sobre la tela lo hacía aún más tentador y deseable. Delinear sus piernas ocultas por la suave tela, era como una deliciosa tortura que tenía su recompensa al escuchar a Rin gemir de placer, completamente dormida.

Durante la noche memorizó cada cabello, cada gesto, cada sonido y cada expresión que Rin hacía dormida. Y contemplándola su corazón latía motivado por un sentimiento de felicidad que era único y especial.

…………………

El sueño siempre era el mismo. Sesshoumaru estaba en un árbol con la mirada fija en el río frente a él. Veía a la mujer bañándose, completamente desnuda y sin advertir que alguien más estaba ahí. Aquella mujer tomaba su baño con tal calma y goce que era reconfortante. Tenía el pelo azabache y muy largo y visitaba a Rin en sueños, pero por más que trataba, nunca era capaz de reconocer su rostro para saber porque soñaba con ella una y otra vez.

Aún sumida en sus sueños Rin se preguntaba porque veía a Sesshoumaru tan embelezado. Sabía que sentir celos era ridículo porque se trataba de un sueño, pero la curiosidad era mucha.

Rin medio abrió los ojos y se sintió desubicada por un instante, luego comprendió porque estaba tan cómoda. A sus espaldas, Sesshoumaru dormía placidamente aferrado a su cintura. Estaban tan juntos que su cabello se mezclaba en una cascada bicolor de negro y blanco. Dando un suspiro acomodó la cabeza en la almohada y cerró los ojos tratando de dormir.

(Otra vez soñé con esa mujer, pero quien será? Y porque Sesshoumaru la mira hipnotizado…quisiera averiguarlo…mmm! mejor no quiero saber! Y si fue alguna novia o algo parecido? No, no, ignorancia es felicidad!)

Sus pensamientos se cortaron con la voz del youkai detrás suyo.

"Rin…que pasa, no puedes dormir?"

"…no, no solo estaba soñando!"

"Duérmete ya pequeña!"

"Hai!"

El estómago se le hizo un nudo, la forma de decirle pequeña la emocionaba al punto de la euforia pero se contuvo. Aquella voz masculina y grave era su sonido favorito y escucharlo hablar semi dormido y abrazándola por la cintura, era su sueño de amor más romántico y perfecto.

Con los ojos cerrados el príncipe disfrutaba la reacción de Rin que parecía derretirse entre sus brazos. Eso lo hacía apreciar aún más a Rin. El había conocido tantas mujeres dispuestas a darle placer, pero ninguna era como ella. Ninguna lo descontrolaba tanto, ni despertaba su deseo tan ferozmente como su pequeña.

Una vez dormida, Sesshoumaru se dedicó a cubrir de besos su cuello, rozando con sus colmillos la suave piel, disfrutando y saboreando cada gemido y manifestación de placer que salía de sus jóvenes y vírgenes labios.

……………………… …

A/N: Hola! Espero no haber decepcionado a nadie, por eso me tarde tanto, solo espero haber logrado mi cometido. Les agradezco su paciencia y de hecho estoy trabajando en el próximo que es un hecho será lemon…(finalmente!!)