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Capítulo Séptimo
Dark Storm

La guerra dio comienzo corto tiempo después de mi primer muerte. No voy a hablar mucho de eso, porque ya todo el mundo sabe, al menos un poco que es lo que sucedió. Los hechos históricos de esa guerra, solo ocultan una batalla egoísta entre dos especies, que peleaban por obtener la supremacía en el mundo, tal y como sucede ahora. Muchos intereses personales estuvieron envueltos en eso, pero esa es otra historia. Yo me voy a concentrar mas bien en las consecuencias que tuvo ese suceso en mi vida.

Mi relación con Arashi se volvió más turbulenta cuando estalló la guerra. Era imposible entenderlo, salía temprano por las mañanas, y devastaba alguna ciudad, por las tardes se dedicaba a observar los movimientos de los ejércitos en un mapa de la biblioteca, y por la noche no decía palabra, mientras se dedicaba a leer algún libro. Dejó de escuchar a Dolphin totalmente, no le hacía caso en nada, y ya ni siquiera discutía con ella, irónicamente eso me preocupaba más que nada.
Probablemente lo más extraño de todo fue verlo dirigirse furtivamente a presenciar la pelea de Dolphin con Langourt, el dragón del cielo. Le perdí de vista por horas, y lo vi volver varias horas después, con el rostro manchado de sangre. Juro que nunca antes lo había visto tan satisfecho como cuando mama se encargó del dragón.
Luego de eso, Arashi regresó a su régimen, matanzas en las mañanas, estrategia en las tardes, descanso en la noche.
Parecía tener alguna extraña conexión con su espada. Era extraño verlo usar algún hechizo, pero fuera a donde fuera, lo seguía la tormenta, tormentas venidas del mar, aquellas que el podía controlar, aquellas mismas que por años habían sido mi mayor temor.
A veces parecía hartarse de devastar pueblos porque si, y se detenía para jugar con los humanos. Parecía tener una extraña preferencia por aquellos que le miraban desafiantes, no distinguía sexo, raza o edad. Le gustaba asustarlos hasta que corrían, a veces llegaba a hacer cosas que jamás me habría imaginado, y pocos eran los que no corrían cuando le veían acercarse, pero aquellos que no escapaban parecían agradarle, y con una reverencia y un único gesto imperioso detenía el ataque sobre la ciudad, y se marchaba con el ejército a otra parte.

Recuerdo claramente el día en que Arashi dejó de salir a matar, porque fue el día después de que Karyuu-ou Vulabazard fuera vencida. Quedé perpleja, y no logré comprender claramente porque el haría algo así, el no parecía querer responder, simplemente se quedaba encerrado en la biblioteca, mientras miraba obsesivamente sus mapas, y murmuraba estrategias de ataque que dejaba escritas en papeles, que Dolphin recogía y usaba mas tarde.

La guerra continuó, tal y como la historia lo predica, y durante ese tiempo mis labores como sacerdotisa me mantuvieron sumamente ocupada. Incluso ayudé a Dolphin en algunas reclutaciones para su ejército, pero mi trabajo era mas que nada interior.

Fue una tarde, casi al final de la guerra, en que mama me llamó, para notificarme algo que ciertamente cambiaría mi vida.
- Aoi-chan... Que tal...?
- Bien... - Era extraño que Dolphin anduviera con vueltas de ese tipo sin una intención oculta, así que debía ser algo sumamente serio, probablemente algo de lo que no quería que Arashi se enterara. Hablamos por un rato de tonterías antes de que llegara al tema.
- Sabes que si hay algo que odio es que me traicionen... - Me pregunté si lo decía por mi. - Y siento que alguien lo hará pronto... Confío en ti para evitarlo mi niña...
Asentí.
- Y quien diría que los sirvientes más cercanos deberían ser los más fieles...
Até los cabos y me quedé estupefacta. Arashi? Por eso no lo quería oyendo...?
- Puedes hacer lo que sea necesario para detenerle... Incluso matarle...
Eso nunca me lo había imaginado. Acababa acaso, de darme vía libre para matar a Arashi? Era extraño, pero su sonrisa me confirmó lo que sospechaba, Arashi la traicionaría, y era mi deber detenerlo.
- Muy bien Aoi-chan, gracias...
Asentí y me retiré. Sabía que no sería fácil, sabía que el estaba mucho mas preparado que yo, por lo tanto no podía apresurarme, tenía que planearlo. Ahora era mi turno, de traicionar al traidor.

Dos semanas después, Arashi me citó en las cercanías de mi pueblo.
Sonriendo me expuso su plan de deshacerse de Dolphin ahora que estaba débil. Era extraño, no lo veía actuando como siempre, se lo veía prácticamente desganado y parecía ser totalmente intencional.
- Traicionar a Mama?! Nunca! - Le dije, intentando hacer tiempo.
- Piensa en el poder... Sería simple! Y podríamos gobernar en su lugar! Vamos Aoi-chan! Decide ahora!
Pensé lo más rápido que pude y formé un plan.
- Decidir? Ahora? Yo... yo... - sonreí con una sonrisa suavemente siniestra y cerré el espacio que había entre nosotros - Adivina!
Estaba nerviosa, como nuca antes, cuando me puse en puntas de pie y lo besé.
Dentro del beso puse toda mi concentración en el hechizo que murmuraba, sabía que sería más fuerte ahora que una parte de Shabranigdo estaba despierta. Oré a L-sama, probablemente la única que me oiría, para que Arashi no sintiera la energía del hechizo, ni las palabras. Junté mis manos tras su espalda, y terminé el beso.
- Y eso que significa? - Me dijo, noté la desconfianza en su voz, me había descubierto.
- No - le susurré mientras terminaba mi hechizo - Ruby Eye Blade!
Al extenderse la espada de energía, atravesó su espalda. El dolor nos atravesó a ambos, y tengo la seguridad de que gritamos al mimo tiempo. Me separé de él lo más rápido que me fue posible, y él sonrió.
- Lo sabía...
- Nunca traicionaré a mama!! Déjame en paz!
- Entonces tendrás que morir... - no tenía emoción alguna en la voz cuando me lo dijo. Pero me atacó rápidamente, y lo vi usar magia por primera vez en mi vida. Me asombró con la facilidad que bloqueaba cada uno de mis hechizos, con hechizos defensivos que yo desconocía, hechizos cuya energía parecía venir de una fuente totalmente distinta de mis hechizos ofensivos, me asombró ver que la sonrisa irónica que siempre lucía había desaparecido, que sus helados ojos verdes estaban completamente vacíos, y que su elegancia y soberbia características no parecían pertenecer a él, era como estar enfrentándome a otro ser, y en ese momento sentí la tormenta comenzar.
Lo vi hacer un gesto, un único y simple gesto acompañado de dos palabras "Dark Storm", y por un momento pareció ser el nuevamente, antes de retornar a el estado de segundos atrás, y que el dolor atravesara hasta la última fibra de mi cuerpo. Me puse de pie con trabajo mientras las gotas de lluvia golpeaban mi cuerpo como si fueran agujas, y preparé una vez mas la espada carmesí. Arashi sonrió y preparó un hechizo. Un hechizo que llamaba su poder en el mar, en mi dominio. Corrí hacia el, atravesando el hechizo ilesa, y de un único movimiento atravesé su cuello con la espada.
Estaba sonriendo, lo vi por un momento fugaz antes de que finalmente su cuerpo se desintegrara, y caí al piso gritando de dolor. Estaba muerto, y la lluvia se detuvo. Permanecí allí en silencio. Sentía el dolor de haberlo matado, algo que no me había sucedido ninguna de las otras veces, lo sentía en cada nervio de mi cuerpo, en cada milímetro de mi mente, y sin embargo entendía que el no me había odiado por ello. No podía levantarme, con lo que volver a Demon Sea no era una elección. La propia Dolphin apareció frente a mi, y me llevó de regreso en persona.
- Aoi-chan... - Fue lo primero que me dijo al llegar a Demon Sea, su mirada preocupada.
- Mama-chan... yo... - Temía que me hubiese equivocado, o quizá era simplemente la confusión.
- Nadie tiene porqué saberlo... podemos decir que fue un desafortunado accidente... - Sonrió suavemente, y me acompañó hasta mi habitación, ayudándome a acostarme.
- Gracias - Le dije en un susurro, y dejé que el agotamiento me llevara a un sueño vacío.