Yu-Gi-Oh! Fan Fiction ❯ Show me Love ❯ Chappy 4 ( Chapter 4 )

[ T - Teen: Not suitable for readers under 13 ]

El lugar era como el Reino de las Sombras que había visto anteriormente. Él se encontraba con los demás, pero faltaban Yugi, Ryo y Malik. Todos estaban dentro de un circulo con una estrella de cinco puntas. Sobre ellos se alzaba una criatura que cubría su identidad con una capa. A cada lado de la criatura se encontraba, a su izquierda, un ángel con sus alas emplumadas color blanco al igual que su túnica, con sus ojos rojos. El otro, a su derecha, era igual al primero, salvo que sus alas eran más parecidas a las de un dragón, su túnica negra y sus ojos plateados. Joey pudo ver que se encontraba delante de ellos una esfera no más grande que un balón de fútbol. Los ángeles sostenían en sus manos, cada uno dos extraños símbolos, que a Joey se le hicieron familiares. Eran los símbolos que regían al mundo.

-Bien...-dijo la criatura sin tono en su voz.-Aún no me han contestado la pregunta que les he impuesto.

-¿Qué pregunta?-dijo el rubio alarmado.

-¿Qué no la oíste?-dijo Tea, enojada.-Nos preguntó qué sentimientos compartían la luz y la oscuridad.

-Pues, uno es el amor.-dijo Joey.

-Pero el restante no lo sabemos.-acotó Tristán.

-¡Si no lo sabemos es porque no hay otro!-gritó desesperado el rubio.

-Claro que lo hay...-dijo una voz familiar.-El otro sentimiento que comparten la luz y la oscuridad, es la amistad. El amor causa felicidad como dolor. La amistad es igual.-dijo Ryo, bajando por una escalera que había aparecido de la nada, seguido de Malik y Yugi.

-En la amistad, también hay traición.-dijo Yugi, casi sin ningún remordimiento.

-Estos dos sentimientos causan la tristeza y el dolor.-acotó Malik.

Los tres se fueron acercando lentamente, hasta una superficie que parecía ser cristal, que hizo aparecer la criatura. Ryo colocó una extraña baraja sobre ella. Las cartas eran más grandes de lo normal, como si fueran cartas del Tarot. Comenzó a mezclarlas lentamente. Colocó cinco cartas boca abajo. Tres horizontales y las otras dos abajo y arriba de la carta del medio. Miró a la criatura y esta le asintió.

-Veamos...-dijo Ryo.-Hay algo que quiero saber, respecto a Yugi y sus "amigos".

-¿Qué somos sus mejores amigos, psicópata?-dijo Joey, enfrentándolo.

-¿Qué dirías si Yugi dijera que ya no los soporta? ¿Qué dirías si Yugi, dijera que ya no los quiere, que se siente mejor identificado con Malik y conmigo? ¿Cómo reaccionarías si supieras que Yugi te traicionó a ti y a los demás?

-¡Ten por seguro que...!

-¿Qué nunca pasará?-terminó de decir Yugi, con una mirada maligna, cosa que no era típico en él, pensaron sus "amigos", en esos momentos.-Yo no estaría tan seguro. ¿Por qué no le preguntamos a las cartas? Ellas sabrán la respuesta a esta pregunta.

-Me parece buena idea.-dijo Malik.

-Bien, revelemos la primera carta.-dio vuelta la última carta contando desde la derecha.-¡AH! ¡Pero si es El Carro! Pero esta invertida. Esto me dice que, en su niñez, cuando estaban con Yugi y sabían sobre su articulo del milenio, los llevó a la envidia, cosa que sigue pasando y creo, que Yugi se dio cuenta.-los otros vieron como el chico asentía, sin vacilación.-¿Qué tal la segunda? La Fuerza, pero invertida. Mmmmm...-miró la carta un largo rato y dijo.-Vanidad y lujuria.

-Yugi, tus amigos si que son una mala influencia para ti.-dijo el moreno.

-Mi abuelo a veces me decía lo mismo y pienso igual.-dijo Yugi.

-¡Pero Yugi! ¡Somos nosotros!-dijo Tea, sin esperanza.-¡¿Acaso no nos reconoces?!

-¿Cómo poder reconocer a aquellos quienes una vez intentaron robarme mi rompecabezas?-todos guardaron silencio.-Prosigue Ryo, y veamos cual es la que depara el destino de ellos.

-Bien, como quieras.-dio vuelta la última carta-Miren...-tomó la carta y la mostró a todo el mundo.-La carta Tarot número trece. La Muerte.

-O sea que su destino será...-dijo Yugi, sin emoción alguna.

-La muerte.-concluyó la criatura.

-Pero aún debo voltear una carta más.-dijo Ryo.-La que nos dirá si realmente fueron sinceros sus "amigos" y veo que no. La carta de La Luna, invertida. Mmmmm...lo siento Yugi, pero tus amigos no son tan amigos del alma como creías.

-No me importa. Yo he sabido toda mi vida, que nunca fueron mis amigos. Si mueren, tal vez esté mucho mejor con ustedes dos, y con nuestros espíritus. Me siento más conforme con ustedes que con ellos.

La criatura hizo brillar su mano y un agujero se abrió a los pies de la pandilla. Todos comenzaron a caer lentamente, mientras oían las carcajadas diabólicas de Malik, Ryo y Yugi. Pero, no parecían ser la de ellos, parecían las carcajadas de sus espíritus, sin embargo, eran ellos.

Joey despertó dando un grito y jadeando. Se tocó la cara y vio que estaba todo sudado. Lentamente su respiración se fue normalizando hasta que respiraba normalmente. Seto se despertó y lo miró preocupado. El rubio le dijo que no quería hablar hasta el lunes, para poder contárselos a todos. Ojos azules asintió y se recostó junto con su cachorrito, acurrucándolo a su cuerpo intentando que dejara de temblar, aunque fuera inútil.

El rompecabezas dejó de brillar, al igual que la sortija y el cetro. Sus respectivos dueños, hicieron una sonrisa perversa, y rieron a carcajadas malévolas.

A la mañana, Joey le contó su sueño, o pesadilla, a Seto. Este lo escuchó con atención, sin interrumpir. Le pidió a Ojos Azules que telefoneara a los demás para decírselos, pero el negó. Joey le preguntó y Seto le contestó que era mejor que primero se clamara, y luego hablara. Le pareció una buena idea, y prefirió dejarlo para el lunes, donde todos estarían presentes.

Yugi se levantó a eso de las once de la mañana, pero como no tenía ganas de levantarse, prefirió seguir durmiendo hasta las doce, siempre y cuando su espíritu no lo molestara. Yami salió del rompecabezas y se sentó en la cama al lado de Yugi, viendo como hacía fiaca. El espíritu comenzó a acariciar el cabello de él y tocarle sus mejillas. Luego se inclinó y comenzó a darle besos en los labios, mejillas y frente, para despertarlo. Yugi gruñó y se dio media vuelta, pero su Yami no se iba a dar por vencido. Siguió con sus mimos hasta que su hikari se sentó en la cama, molesto.

Malik escuchó el timbre de su casa y bajó de su habitación hacía la puerta de entrada. Al abrirla, vio que su hermana traía una caja con un pastel. Al moreno le brillaron los ojos y quiso arrebatársela pero, Rashid, lo tomó por el cuello de sus ropas de dormir apartándolo. Este dejó escapar un gruñido enfadado. "Cámbiate junto con Marik y les daremos una buena porción" dijo el mayor de los tres. Malik dio un grito de felicidad y se soltó de la mano de Rashid, dirigiéndose rápidamente a las escaleras y subiéndolas hacía su habitación. Los otros dos oyeron como Malik despertaba a su espíritu y, prácticamente, lo obligaba a levantarse.

-No hay forma de cambiarlo.-dijo Isis.

-Sigue siendo un glotón.-acotó Rashid.

-¿Igual que tú, hermano?-dijo Isis, con una mueca divertida dejando a su hermano mayor sudando una gotita en la frente.

Ryo se levantó de su cama, sin despertar a Bakura. Bajó a la cocina y se encontró con su baraja de Tarot sobre la mesa. Sonrió maliciosamente y tomó la baraja, dejándola sobre la mesita del teléfono, al lado del sofá. Ya era medio día y decidió preparar el almuerzo. Bakura se despertó al oler el aroma a comida que venía desde abajo. Se levantó dando un bostezo y, colocándose las pantuflas, bajó las escaleras dirigiéndose a la cocina. Allí vio como su hikari preparaba el almuerzo. Se acercó a él, silenciosamente, pero Ryo, lo percibió y riéndose por lo bajo, se dio la vuelta asustando a Bakura.

-¡Te asusté!-dijo riéndose.

-Bien, bien...lo admito.-lo abrazó por la cintura y, dándole un beso, comenzó a recorrer su espalda con sus manos.-No creo poder resistir tanto tiempo, mi pequeño.

-Trata hasta que esté listo. Yo te lo diré o te lo haré saber.

-Prefiero que me lo HAGAS saber...-agregó besando el cuello de Ryo haciendo que se sonrojara.

-Bien. Te lo haré saber pero no te emociones...déjame terminar el almuerzo.

-Claro.

Al terminar de comer, Ryo decidió terminar con toda su tarea pendiente. Lo único que le faltaba era la de matemáticas. No era muy bueno en esa materia, pero podía sacarse notas muy altas. Algunas cosas no eran tan difíciles como él creía. Logró acabar a las tres de la tarde. (N/A: ¡Cuanta tarea!) Se desperezó en la silla y se levantó para ver dónde estaría su Yami. Este se encontraba en su habitación mirando las cartas de duelo de Ryo. Miró hacía la puerta para encontrarse con la mirada divertida de su hikari. Bakura lo invitó a entrar y Ryo se fue acercando a la cama, sentándose al lado de su espíritu.

-¿Quieres que te enseñe a invocar monstruos?-dijo el espíritu.

-¿No será muy difícil o si?-preguntó el menor, preocupado.

-Lo será si no te concentras lo suficiente.-dijo Bakura besándolo.-Lo mejor será comenzar con una carta de monstruo de nivel bajo o una carta mágica. Tu eliges.

-Mmmmm...¿Puede ser...?-dijo Ryo tomando a Cambio de Corazón y mostrándosela a Bakura.

-Si...Es tu favorita.-dijo besándolo de nuevo.

-Lo sé. Por eso quiero intentarlo con esta.

-Bien. Será algo difícil, pero lo lograrás.-añadió, besándolo otra vez.

-Deja de hacer eso. Me pones un poco nervioso...-dijo sonrojándose.

-Perdón...Tus labios son tan finos y dulces, que no puedo parar de probarlos.-Bakura lamió la boca de Ryo lentamente, haciendo que el rostro de su hikari adquiriera un tono rojo fuerte.-Tienen un sabor delicioso...

Recostó a Ryo en la cama, acostándose sobre el cuerpo de su pequeño. Su hikari se dejó llevar por las caricias y, soltando la carta que cayó al suelo, abrazó a su espíritu del cuello, acomodándose mutuamente al cuerpo del otro. Bakura deslizó una mano debajo de la remera de Ryo, acariciando todo su pecho, haciendo que un gemido desde el fondo de la garganta de su hikari se hiciera audible. Le levantó la remera dejando su pecho al descubierto y comenzó a besar el cuello de él. Luego bajó a su torso desnudo, dándole roces con sus labios. Ryo supo que era lo que su espíritu quería y, apartándolo de su cuerpo, se sentó en la cama, acomodando su ropa, mientras le dedicaba una mirada a su contraparte, que claramente decía que aún no.

-¡¿Otra vez me dejarán solo?!-gritó Malik, molesto con sus hermanos.

-¿Qué esperabas? Uno de nosotros tres tendría que quedarse a cuidar la casa los fines de semana.-le dijo Isis a su hermano menor.-Además, no estarás solo. Tienes a Marik que te acompaña todo el tiempo.

-Si, ya lo sé. Pero no es lo mismo. No tengo a un hermano con el cual pelear.

-¿Sólo nos quieres porque peleas con nosotros?-dijo Rashid.

-Yo los quiero. Pero algunas veces es bueno pelear con tus hermanos mayores. ¿No lo creen?

-Como quieras.-dijeron a la vez Isis y Rashid.

-Ahora bien. Quiero repasarlo otra vez. Ustedes los viernes se irán hasta allá...-los dos le asienten.-Vuelven el sábado a la mañana y a las seis de la tarde se van...-le vuelven a asentir.-Y finalmente, vuelven el domingo a las tres de la mañana. ¿No creen que trabajan mucho?

-¿Quién es el qué come mucho en esta casa?-dijo Isis, con un tono de irritación.

-Marik, no yo.-dijo el menor, defendiéndose.

-O.O I...-Marik miró a los demás con nerviosismo.

El menor decidió irse a tomar una pequeña siesta antes de ir a dar un paseo por la ciudad. La pequeña siesta se hizo grande. Sus hermanos se habían ido y ya eran las seis y media. Marik quiso darle a su hikari un poco de, diversión. Se rió perversamente y salió del cetro. Ya estaba oscuro, y la habitación, prácticamente esta más oscura que la noche. Encendió la lámpara a una luz muy tenue, para dar un toque de sensualidad. Colocó boca arriba a Malik con todo el cuidado que le fue posible, y separó las piernas de él. Se recostó en la otra punta de la cama, colocando su pie en la entrepierna de su hikari. Comenzó a darle pequeños masajes con la punta de sus dedos. Pasados varios minutos, comenzó a suspirar con un poco de fuerza. Ligeros quejidos parecían quererse escuchar. El rostro del espíritu reflejó gran felicidad en especial porque veía como el cuerpo de su hikari seguía sus movimientos inconscientemente.

-Ahhhh...mmm...Marik...-dijo el menor, entre abriendo sus ojos, al sentir como su espíritu lo masajeaba con más fuerza.

Luego los abrió completamente, mostrando miedo. Se sentó en la cama y sacó con brusquedad el pie de su Yami de su entrepierna, a la vez que cerraba sus piernas fuertemente. Las flexionó y las atrajo a su cuerpo, abrazándolas. Miró a su espíritu, con unos ojos que expresaban temor. Marik se sintió dolido por lo ocurrido. Se acercó a su hikari y lo abrazó dulcemente, a la vez que le susurraba al oído "Lo siento". Todavía es un niño, pensó el espíritu. Tendrá la condición física de un adolescente, pero su mente seguía siendo infantil, pensó nuevamente para sí. Se fue desvaneciendo poco a poco para entrar al cetro. Malik se quedó donde estaba, pensando. Cuando supo que su espíritu no podía oír ni percibir sus pensamientos, comenzó a hablar en voz alta.

-El quería, y yo también...pero.-abrazó fuertemente sus piernas.-Yo estaba dormido. Lo peor de todo es que había tenido una pesadilla...Marik se volvía malo nuevamente, e intentaba abusar de mí...y tuvo que pasar esto. Me confundí, y sentí miedo. Ahora lo más probable, sea que piense que tengo una mentalidad infantil, y no es verdad. Tendré que hacerle saber que soy tan maduro física como mentalmente. Esto costará, y llevará mucho tiempo.