Yu-Gi-Oh! Fan Fiction ❯ Show me Love ❯ Chappy 13 ( Chapter 13 )
El rayos del sol pasaron por la ventana de la habitación alumbrando la cama y las sábanas que brillaron ante la luz. Dos cuerpos yacían en ella, tapados con violetas sábanas, uno abrazando a su compañero y el otro acurrucado en los brazos de su amante, contra su pecho. Bakura fue el primero en despertar. Sentía todo su cuerpo adolorido. Abrió sus ojos y vio el rostro dormido de su pequeño que tenía una sonrisa leve. El espíritu rió y comenzó a jugar con el cabello de Ryo, que poco después despertó. El menor miró a su compañero y se sonrojó bajando la mirada, mientras se acercaba aún más al cuerpo de Bakura, que lo abrazó fuertemente, frotando su mejilla en el cabello de Ryo.
-¿Kura?
-¿Si?
-Te amo.
-Yo también, mi pequeño.
-Ahora recuerdo...-dijo mientras se separaba del cuerpo de su compañero y se colocaba boca arriba.-¿Recuerdas el invierno pasado?
-Si. ¿Por qué?-dijo el espíritu colocándose en la misma posición que Ryo, tomando su mano que se encontraba debajo de las sábanas.
-Verás...
-FlashBack-
(Narración en 3° Persona) /Intervención de Ryo/ //Intervención de Bakura//
-Papá...
-¿Si hijo?
-¿Por qué el hogar no enciende? Se supone que es a gas.
-No tengo idea. Déjame ver.
Ryo se encontraba sentado con sus piernas cruzadas delante de un hogar a gas. Tenía troncos hechos de hierro, que simulaban ser reales. El padre de Ryo se arrodilló junto a él y comenzó a abrir la llave. Se sorprendió al no oír el silbido. Fue hasta la cocina y encendió unas de las hornallas, pero no oyó el silbido. Ryo se acercó a su padre y este se encogió de hombros.
-¡Es cierto! ¡Olvidé pagar la cuenta de gas! ¡Soy un tonto!
-No eres un tonto, papá. Sólo lo olvidaste. Estuviste viajando mucho últimamente. Era natural que lo olvidaras.
-Y tú con la escuela, lo mismo.
-¿Cuándo irás?
-Creo que ahora no.-dijo mientras miraba al reloj.-Ryo...
-¿Si?
-¿Podrías ir mañana tú a pagarla?
-¡¿Y por qué yo?!-preguntó el albino enojado.
-Recuerda. Yo tengo que viajar temprano. Muy temprano.
-Bueno.
-Duerme con algo muy abrigado. No tendremos calefacción hoy. Bien. Yo ya
me voy a la casa de mi compañero.
-Cuídate. Te extrañaré.
-Yo a ti, hijo.
El padre besó a su hijo en la frente y, tomando sus valijas y bolsos, salió de la casa, dirigiéndole una última mirada a su hijo que le sonrió. Cuando pasaron ya veinte minutos desde que su padre se había ido, Ryo se dirigió a la cocina para preparar algo que no requiriera gas. Hurgó en la nevera esperando encontrar algo, y para su suerte, halló un bol lleno de arroz del día anterior. Afortunadamente, alcanzaba para él y su espíritu. Encontró unos huevos duros y sacó la mayonesa. Llevó todas las cosas hasta la mesada, cerrando la puerta de la nevera con su pie. Le sacó la cáscara a los huevos y los cortó en trozos para luego colocarlos dentro del bol con arroz. Luego comenzó a mezclar todo con la mayonesa con dos cucharas. Cuando terminó, puso dos platos, dos vasos y las dos cucharas en la mesa. Colocó el bol entre ambos platos que se encontraban uno en cada punta. Luego, se dirigió hacía el pie de las escaleras, deteniéndose antes de poner un pie en el primer escalón. Suspiró y comenzó a subir lentamente, dirigiéndose hacía su habitación. Tocó la puerta suavemente, y su espíritu la abrió con cara de pocos amigos.
-¿Qué quieres, niño?-preguntó molesto.
-¿Te encontrabas durmiendo? Lo siento.-dijo al ver como Bakura le asentía.-
La cena ya está servida y otra cosa.
-¿Qué?-dijo, más molesto.
-Hoy no tendremos el calor en la casa. Mi padre se olvi-
-Genial...
-Lo siento...
-Deja de disculparte, niño torpe...Dijiste que fue tu padre el que se olvidó y
no tú.
-Si pero, yo también me olvidé de hacérselo recordar. Tenía mucho que estudiar y...
Bakura lo apartó bruscamente y fue escaleras abajo, seguido de Ryo. Ambos comieron en silencio. El menor comió muy poco y Bakura la mayor parte. Una vez que terminaron, Ryo tomó todas las cosas y las puso en el fregadero, para comenzar a lavarlas. Bakura se quedó en su sitio, con sus brazos cruzados, ojos cerrados y actitud pasiva, levemente inclinado con la silla. El ruido del teléfono hizo que se cayera de espaldas ante la sorpresa. Ryo se secó rápidamente las manos y se dirigió hacía él, arrodillándose.
-Kura, ¿Estas...?-Su frase fue interrumpida por un fuerte puñetazo de su espíritu.
-¡TE HE DICHO QUE NO ME LLAMES DE ESA MANERA IMBECIL! ¡Ahora, APAGA ESE MALDITO APARATO ANTES DE QUE YO MISMO LO DESTRUYA!
-Si..
Ryo se levantó y fue corriendo para contestarlo, con sus lagrimas corriendo por su rostro. Tomó el tubo y preguntó quién era. Su padre lo saludó y le dijo que volverían de su expedición en dos meses. Hablaron durante unos minutos, y Ryo cortó la llamada. Volvió a la cocina y se sorprendió al ver a su espíritu terminando de lavar los platos que quedaban. Una vez que terminó, se secó las manos y se volvió. Sus ojos se encontraron sólo unos segundos, antes de que Bakura saliera y se fuera hacía la habitación de Ryo. Este lo siguió, apagando todas las luces del primer piso. Ambos entraron en la habitación, y Ryo se dirigió hacía su armario para sacar las frazadas.
-¿Qué haces?
-Saco las frazadas. Para poder calentarnos.
-No nos servirán.-ignoró la mirada de su hikari y continuó.-Quítate la ropa.
-¿Qué?
-Ya me oíste, niño. Desnúdate.
Ryo apretó las frazadas junto con sus manos en su pecho, muerto de miedo. Permaneció inmóvil por unos segundos, para reaccionar con la voz furiosa de su espíritu que le exigía que se quitara la ropa. Como el menor seguía con miedo, Bakura le arrebató las frazadas y, tomándolo de la muñeca, lo arrojó a la cama, dónde quedó prácticamente recostado. "Parece que no entiendes lo que te digo, idiota. ¿No me oíste?" Ryo no sabía que hacer, por lo que se limitó a asentirle.
-Entonces, ¿Por qué demonios no te quitas la maldita ropa?
-Yo...
-¡¿Tengo que hacerlo todo yo!?-El espíritu se dirigió hacía su contraparte, y
de un tiró le quitó su remera, dejando su torso desnudo. El menor cruzó sus brazos sobre su pecho, al sentir el frío del ambiente.-El pantalón, también. Vamos, apúrate. Me estoy muriendo de frío, y debo suponer que tú también.
Ryo comenzó a desabotonar su pantalón, a la vez que comenzaba a llorar. Bakura se quitó su propia remera y pantalón rápidamente, quedando sólo en ropa interior. Al ver que su hikari tardaba, le sacó la vestimenta de un jalón, haciendo que salieran más lagrimas de los ojos de Ryo, quién comenzó a quitarse lentamente sus bóxers.
-Quédatelos. No es necesario que te quedes completamente desnudo, baka.
-Si...
/Pensé que irías a abusar de mí. Realmente me asusté/
//Era natural. No te había dicho lo que iríamos a hacer.//
Bakura apagó las luces y se acercó a la cama, dónde Ryo se acurrucó lo más que pudo para no sentir tanto frío. El espíritu se puso en cuatro patas sobre él, mirándolo como este lo miraba aterrado. Dio un gruñido y murmuró algo, antes de dejarse caer al lado de su hikari, para atraerlo a su cuerpo y abrazarlo fuertemente.
-En las noches de Egipto, que son muy frías, lo único que nos mantenía calientes, a mi y a mis compañeros, era esto. Aunque no lo creas, es mucho mejor que esas cosas que sacaste.
Ryo se encontraba totalmente sonrojado. No había oído nada de lo que había dicho su espíritu. El sentir el pecho y abrazo cálido de su espíritu, lo embriagaba. Sin pensarlo, se acurrucó en esos cálidos brazos, descansando su cabeza en el pecho de Bakura, sintiendo el aroma que su cuerpo producía. Este no ponía atención si tenía frío o no, solamente quería sentir el calor que emanaba Ryo. Cuando sintió que su hikari se había dormido, comenzó a acariciar la espalda de este, y acomodar su cabeza en la melena plateada de Ryo.
-Fin del FlashBack-
-Realmente me había embriagado con todo el calor que me estabas dando.
Ryo y su espíritu se habían abrazado nuevamente, al recordar aquello, en especial Ryo, que abrazaba con demasiada fuerza a Bakura, a quién no le importó en lo absoluto. Comenzaron a besarse nuevamente, con pasión, hasta que oyeron que alguien abría la puerta, y llamaba a Ryo.
-¿Quién demonios es a estas horas de la mañana?
-¿Ryo?-volvió a llamar la voz, y el menor la reconoció.
-Es mi padre.-dijo completamente sorprendido.
-Me dijiste que volvería dentro de dos días.-dijo Bakura mientras juntaba
toda su ropa.
-Se suponía que vendría en dos días.
-¿No te vestirás?
-Es la habitación de mi padre. He dormido muchas veces aquí. No creo que me mate por dormir aquí una vez más.
-Si pero el no sabe que nosotros dos hicimos el amor en ella.
-Vístete y escóndete. Mientras que no te vea, mejor.-comenzó a buscar su ropa interior y olvidó que no tenía.-¡Demonios!
-¿Y ahora qué?
-Olvidé que no tengo mi ropa interior.
-Ten. Toma la mía.-dijo mientras se la lanzaba.
-Gracias. Espero que no me vayan grandes.
El padre de Ryo revisó en la habitación de su hijo y se sorprendió al ver unas cosas sobre la cama de su hijo. Primero, un peluche de cambio de corazón, y segundo, la Daga de Ra. Supuestamente, esa daga se la había vendido al dueño de la tiendo cerca de su casa. "Si hubiera sabido que a Ryo le gustaría, no la hubiera vendido a ese anciano decrepito" El último lugar en el que fue a buscar, fue su propia habitación. Se dirigió hacía la puerta y entró.
-¿Qué demonios haces aquí?
-¿Yo? Estaba durmiendo.
-Si, me di cuenta.
Ryo se levantó y se puso sus jeans. Salió de la habitación con su padre y bajaron las escaleras. Bakura salió de debajo de la cama y suspiró. Ahí debajo no había mucho aire que digamos.
-Dime hijo, ¿Qué hacían ese peluche y la Daga de Ra en tu habitación?
-Dreigon me obsequió dos peluches. Uno era ese y el otro lo tengo guardado y en cuanto a la daga, Malik me la obsequió también.
-¿Y por qué recibiste tantos regalos? ¿Alguna ocasión especial?
-Son mis amigos. Tienen todo el derecho de regalarme cosas.
-Si...Bueno. ¿Cuánto te debo?
-Bien, déjame ver. Te fuiste dos meses y medio...Ahora, lavé la ropa, pagué las cuentas, limpié la casa, fui de compras, estudié y aprobé los exámenes,...
Ryo comenzó a enumerar con sus dedos todas las cosas que había hecho en esos dos meses y medio, y su padre estaba por desmayarse.
-...Creo que en total me debes...-Ryo miró hacía arriba, calculando y luego le dijo a su padre.-...Mil...Supongo...Si hice los cálculos correctos...No. Espera.
Estudié y aprobé los exámenes con lo cual, sería el doble...Dos mil.
-Rayos...Dos mil es lo que me quedó de dinero sólo para mí.
-Lo siento. Pero tendrás que pagarme.-su padre dio un gruñido y este rió.-No es mi culpa. Tu propusiste el trato.
-Y a ti como te favorece, lo aceptaste. Toma.
-Gracias.-dijo sonriente Ryo y abanicando los billetes en frente del rostro de su padre.
-¿Cuánto tienes?
-Con esto...Supongo que...unos...Siete mil.
-¡¿Tanto?!
-YO ahorro, no GASTO como otros.
-...¬¬
-¡Es la cosa más graciosa que he oído!-le dijo Malik a su amigo, muriéndose de la risa.
-No lo fue. Mi padre casi nos descubre.
-Pero...-Malik se ríe a carcajadas, junto con Yugi.
-No se para que se los dije.-gruñó Ryo, mirando hacía la ventana del local.
-Para que nos riéramos un poco.-acotó Yugi, tratando de beber algo de su malteada pero no podía por su risa.
-¡CLARO QUE NO!
/Ryo.../
//¿Qué ocurre, Kura?//
/Algo muy poderoso, se esta acercando. Diles a los demás que salgan de este lugar. Puede ser peligroso./
//Lo que digas/ -Mmmm...Chicos...
-Si. Marik y Yami también nos lo dijeron. Vayámonos de aquí.
Estaban a punto de levantarse, cuando el mozo les dijo "Nadie se va de aquí sin pagar la cuenta" Los otros dos miraron a Malik. Este gruñó y le entregó al camarero el dinero y le dio propina. Los tres salieron, caminando alerta, sin saber que sería un día bastante agitado.